Deep Blue
El amor en la distancia, y otros cuentos
Otra noche más que me voy a la cama tras apagar el ordenador. Otra noche más que se me han hecho las mil de la madrugada... ¡Uffff, y mañana toca estar en pie a primera hora! Esto no puede ser bueno. Espero poder coger el sueño con la misma agilidad con que la pantalla del ordenador se apaga...
Otra noche más que según apago el ordenador, me quedo unos momentos abstraída, viendo mi reflejo en la pantalla apagada; mirando sin ver, la sonrisa bobalicona que se me queda cada vez que hablo contigo... ¡Las 3 de la mañana! ¡Qué horror! Mañana tengo un cliente importante a eso de las 9:30, y necesito estar descansada, despejada y fresca para poder conseguir el contrato.
Me dirijo tambaleándome a la cama; parece que el cansancio ahora me puede. Me dejo caer poco ceremoniosamente sobre las sábanas de mi cama desecha, mientras pienso que esto no me hace ningún bien; el cuerpo humano necesita de unas horas de descanso, las cuales le estoy negando.
Fuera llueve a cántaros; parece que el otoño ha decidido instalarse definitivamente en mi ciudad. El cielo está tan anegado de nubes, que el resplandor de la luna no se puede ver; ha quedado totalmente oculto. No sé qué me impulsa a ello, pero a pesar de que debiera estar durmiendo, no puedo evitar quedarme absorta viendo la lluvia caer a través de los cristales; es hipnótico. No puedo creerlo, pero descubro que no tengo sueño; ahora mismo no se me ocurre nada más apasionante que hacer que mirar la lluvia caer, y preguntarme si en tu ciudad también llueve.
Doy vueltas en la cama sin lograr dormirme. No sé por qué, pero no logro que desaparezcas de mi cabeza. ¿Cómo puede ser esto? Si lo analizo fríamente, en realidad, apenas te conozco, apenas sé nada de ti. Si me ciño a los hechos, ni siquiera nos hemos visto cara a cara; tal vez podrías ser una invención, y sin embargo...
...sigo sin poder separarme de la ventana. Al final, una oleada de sentido común me hace despegarme del cristal y recorrer a oscuras el pasillo que me lleva a mi habitación. No sé por qué, pero últimamente, mi cama se me antoja gigantesca y vacía, a pesar de llevar años teniéndola para mí sola. Desde que te conozco, siento que me falta algo, incluso en un espacio tan mío como este.
¡Mierda! Sigo sin poder dormir. Lo peor es que en menos de tres horas tengo que estar en pie. Descansar, necesito descansar. ¿Por qué no logro dormir? ¿Por qué mi corazón no para de golpear con esta violencia mi pecho? Hace ya media hora que dejamos de hablar y apagué el ordenador. ¿Por qué me afecta esto tanto?
Me introduzco en le suave y frío abrazo de las sábanas. La seda del camisón hace más sencillo el que mi cuerpo se deslice dentro.
¡Aaggh! Detesto cuando hace frío fuera y las sábanas están aún frías. Me va a costar coger el sueño, al menos hasta que logre aclimatar mi lecho con mi temperatura corporal. No pienses en nada, Mercè, por que irremediablemente, pensaré en él.
Sé que es lo que está sucediendo, y no me gusta nada... Miento, en el fondo me gusta, pero sé que no debería ser así. Me duele, me fastidia, me jode, pero me estoy enamorando. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? No lo buscaba, de hecho, era lo último que buscaba; y sin embargo, aquí estoy, sintiendo cosas que me dije que jamás sentiría; abriéndole las puertas a sensaciones a las que les cerré la puerta hace años.
Soy una idiota, una idiota rematada. ¿Cómo he podido enamorarme de alguien así? Lo sé, en el fondo lo sé; pero me da mucha rabia reconocerlo. Al fin y al cabo, ¿quien me dice que no me ha mentido? ¿Y si lo que conozco de él es sólo una fachada, una máscara que él se ha creado para, cual canto de sirena, atraer a una incauta como yo? Todo lo que me ha dicho podría ser mentira; a lo mejor ni siquiera el nombre que me ha dado es real. ¿Y la foto? ¿Quién me dice que no se trata de un familiar suyo, de un amigo, o que tal vez no haya cogido la foto al azar de internet? Me revuelvo nerviosa en las sábanas cavilando estas dudas. El temor a ser herida de nuevo se hace latente, y si le dejo... acabará recorriendo mi mente, no dejándome disfrutar de esto. ¿Quiero que el temor y la inquietud sean más poderosos que esto tan bonito que estoy viviendo? ¿Le daría la misma importancia y valor si supiera que es ficticio, o que ha nacido de un puñado de mentiras?
Y es que aunque sé muy bien cómo empezó todo, aún no sé en qué momento la historia tomó esta senda. Una tarde aburrida, una sala de chat llena de personas insulsas y superficiales que no merecen la pena, y en medio de ellos, allí estabas tú. Ya tu nick me llamó la atención: "Deep Blue". Pensé que se trataría de una persona adicta al ajedrez; ni se me pasó por la cabeza siquiera que fueses una mujer. Demandabas una conversación interesante, o que al menos no se quedase en la superficialidad. Creo que eso fue lo que me atrajo como una polilla a la llama. Cuando me quise dar cuenta, hablábamos de la vida, de nuestros trabajos, de nuestros entornos. ¿Qué dije? No lo sé; tal vez fue alguna broma subida de tono, tal vez deba creerme de verdad lo que me dijiste de que tengo una personalidad encantadora... el caso es que acabamos tonteando como dos colegiales que empiezan a descubrir que se gustan, pero no quieren reconocerlo.
Un escalofrío me recorre el cuerpo ¿habré dejado abierta alguna ventana? Un golpeteo me confirma la sospecha. ¡Maldita sea, justo cuando empezaba a dormirme! Me levanto y me dirijo al salón, donde veo que me había dejado una de las puertas del balcón entreabiertas. Debería cerrarla y volver a la cama, pero algo me impulsa a salir al balcón; tal vez la necesidad de que la lluvia ayude a bajar la temperatura corporal tan elevada que ahora tengo. ¿Es real? ¿Estaré incubando algo? ¿O estos calores son sólo emocionales y creo que los siento físicamente?... Idiota, Mercè, idiota rematada ¿Ya dudas hasta de tus sensaciones? El agua me ha refrescado ya, y cuando voy a volver adentro, el agua del pavimento me hace resbalar, cayendo de culo y quedándome completamente dolorida y empapada.
Me dirijo a la terraza a fumarme un cigarro. El otoño empieza a dejarse notar, y con él, llegan las bajas temperaturas. Espero que no haya levantado nadie a estas horas; de lo contrario, voy a dar un espectáculo fumando en calzoncillos en la terraza. Nada, todas las luces del vecindario están apagadas; todo el mundo duerme. Miro al cielo despejado de nubes, con ese azul marino que caracteriza a los cielos nocturnos. Ese azul profundo; ese "Deep Blue"...
Tirada en el suelo, calada hasta los huesos, lloro. Lloro de rabia, de dolor... siento que todo esto me supera. Me siento tonta, estúpida, cobarde, patética... Tonta por enamorarme así, como una quinceañera de alguien a quien en realidad no conozco; Estúpida por esta situación, por salir al balcón con la tormenta que hay, y sabiendo que este suelo mojado resbala, salir igualmente; Cobarde, por que si realmente tuviera el valor que correspondiera a mis sentimientos, buscaría la más mínima excusa para poder coger un avión, un ave, un autobús, taxi o lo que fuera, para destruir los kilómetros que nos separan y poder ir a tu lado; y Patética, por la imagen que debo dar aquí, caída de culo en el suelo mojado del balcón, empapada de pies a cabeza, y sin poder dejar de llorar
Miro el cielo, y recuerdo el motivo de tu nick: "Deep Blue", Azul profundo... te pusiste ese seudónimo por el color de tus ojos. ¡Lo que daría por poder verlos en persona! Algo me dice que supondría mi perdición, que terminaría de enamorarme sin remedio de ti. ¿No quiero enamorarme de ti? No debiera. yo tengo aquí mi vida hecha; mi trabajo, mi vivienda, mi familia, mis amigos... mi pareja... No, esto no está bien. Quiero hacerlo; mandarlo todo al carajo y recomenzar, y no se me ocurre mejor compañía que la tuya para ello. Y ardo en deseos de poder verte, mirarte y admirarte, poder sumergirme en tu mirada como si nada más en este mundo importase; quiero que mis labios recorran el mapa de tu piel, besarte por todo el cuerpo hasta que no quede zona alguna de tu anatomía que mi boca no haya visitado; quiero estrecharte entre mis brazos tan fuerte que acabes formando parte de mí; quiero que mis dedos se entretengan y enmarañen en tu pelo; y sobre todo, quiero oír tu voz susurrando en mi oído...
"T'stimo , el meu nen. No sé com he pogut viure fins ara sense conèixer- El meu cel, el meu adorable amant en la llunyania" ¡Cómo me gustaría poder decirte estas palabras bajito al oído, mientras me pierdo entre tus brazos, buscando un refugio de este mundo cruel! Si la vida fuera justa, la máxima separación que habría entre nosotros ahora mismo sería el tabique que separa el salón del balcón en cuyo suelo todavía permanezco tirada; y no estos más de 500 kilómetros de separación. En un mundo justo, estarías esperándome con una toalla en el salón, dispuesto a secarme, consolarme, darme calor... ese mismo calor que he intentado sofocar con el agua de lluvia. Si estiguessis aquí, vida meva, no buscaria defugir la calor, sinó que uniria el meu ardor al teu, fins que inflamessim els llençols del llit.
El sueño empieza a aletargarme al fin. ¡Vaya! una hora para ponerme en pie. Supongo que es el precio que tengo que pagar por este amor en la distancia que jamás busqué, y que aún no sé hasta que punto es verdadero y realmente correspondido, pero... ¿qué más da? Lo que estoy viviendo internamente es demasiado bonito como para dejarlo desaparecer, o pararme a dudar de ello. Puedo dudar de la otra persona, pero los sentimientos no se fingen, y yo los siento... Buenas noches, mi pequeña Deep Blue
Al final, temblorosa y tambaleante, enjugándome las lágrimas, he conseguido volver al interior de la casa. Nada más poner un pie en el salón, me he despojado del empapado camisón, y lo he arrojado con furia hacia el otro extremo, volcando en ese lanzamiento toda mi frustración y rabia. Me he dirigido al cuarto de baño, y me he dado una ducha caliente, buscando espantar este frío que ha invadido mi cuerpo, buscando una similitud entre el agua hirviendo, y el calor que desprenderían tus brazos rodeándome. Dejo que el agua recorra mi anatomía imaginando que eres tú.
Salgo de la ducha sintiéndome renovada, me pongo un camisón limpio y me dirijo al salón. Los primeros rayos de sol me indican la llegada de un nuevo día, una nueva vida que comienza. No he dormido nada, y aún así, me siento nueva. ¡Hay que ver lo bien que te deja el poder soltar todo eso que una lleva dentro! La próxima vez, el meu nen, espero poder hacerlo en tu presencia. Bon dia, amor meu amor, allà on siguis