Decubriendo cosas nuevas
Siendo estudiante descubrí una forma nueva de disfrutar el sexo
Después de aquella aventura fugaz que tuve en la fiesta en el colegio mayor con un chico disfrazado que ya conté en esta web de relatos, me sentía culpable y de alguna manera, sucio, pero por otra parte no podía engañarme a mi mismo y reconocer que había disfrutado como nunca y que el morbo que había despertado en mi, no podía sino crecer.
Aquel episodio quedo grabado pero no volví a tener ninguna oportunidad de repetir algo parecido hasta bastante tiempo después. En alguna de las noches en que salía con mis amigos, cuando ya terminaba la noche y nos íbamos a casa con las manos vacías, pero con los testículos repletos, una casa de citas con cierta fama de la ciudad, la verdad es que yo no solía acompañarles, en parte porque en un principio el sexo de pago no me motivaba mucho y además porque mis posibilidades económicas no me permitían esa clase de dispendios.
Sin embargo alguna vez me convencían y terminaba subiendo con ellos. Allí les conocían y les trataban muy bien, eran clientes habituales y por lo que parecía la mayoría de las chicas preferían prestar sus servicios a tios como nosotros que a clientes mayores o de otras características físiscas, no es que fuésemos unos adonis, pero éramos jóvenes, nos manteníamos en aceptable buena forma y éramos educados y se ve que eran características que no abundaban entre el resto de visitantes del piso.
Yo había subido dos veces ya con ellos, el proceso era el habitual nos presentaban a las chicas y nosotros elegíamos a la meretriz que queríamos llevarnos cada uno a la habitación. Estuve con dos chicas, en una ocasión me decanté por una chica mulata, brasileña que me encantó, la siguiente no elegí con tanto tino y me tocó una chica española con la que no conecté demasiado y que no me dejó con muy buen sabor de boca, de hecho me fui del piso sin correrme. Eso provocó que tardase tiempo en dejarme convencer para volver a subir, pero una noche de viernes que nos habíamos bebido hasta el agua de los floreros, accedí a volver a subir al piso en cuestión en parte porque estábamos solo dos y mi amigo me pidió encarecidamente que le acompañase…
Subimos y nos sentamos en la salita de siempre y las chicas comenzaron a salir, una tras otra, presentadas por la señora que dirigía el tema, después de presentarnos a varias de las chicas, la verdad que todas con muy buena pinta, nos dijo, “y hoy también tenemos a una travesti, Marta” de repente mi corazón dio un respingo mientras salía una belleza morena escultural, con unas plataformas que la hacía más alta que mis 1,82, con un corpiño y ligueros, muy guapa, probablemente si me hubiosen dicho que era una chica natural, lo hubiese creido. Mi colega se apresuró a decir algo así como “nada de Manolos, que nosotros no somos maricones” a lo que la chica en cuestión respondió con un “que te follan”, en un acento que se intuía portugués-brasileiro…
De repente, todo el morbo que me había dado la experiencia pasada aquella noche, y las miles de veces que me había masturbado como un loco recordándolo se agolparon en mi cabeza y por supuesto, también en mi entrepierna….
“Venga elije ya” interpeló mi amigo, me di cuenta que me había quedado mirando embobado a ese pedazo de bombón.
De ganas hubiese dicho MARTA, pero no quería enfrentarme al rechazo de mi colega al pensar que yo era homosexual, pese a que yo no me lo consideraba y solté algo así como “la rubia que ha entrado la primera” y me fui con ella a la habitación, hicimos los deberes y me salí a esperar a mi colega abajo en el portal, como hacía siempre el que primero terminaba, nos fuimos cada uno a su casa y yo no podía parar de pensar en Marta, imaginándomela desnuda, era tanto el morbo que a pesar de tener los deberes ya hechos, tuve que hacerme una paja para poder conciliar el sueño.
Al día siguiente estuve liado y prácticamente no pensé en nada de la noche anterior, pero quiso el destino que me llamasen unos amigos para salir a tomar algo y al final me lié, terminando cerca de las 3 de la mañana y con unas cuantas copas encima. Iba camino de casa, pero en mi cabeza solo estaba Marta, sin saber ni como encaminé mis pasos de nuevo al piso donde habíamos estado la noche anterior, llamé al timbre y subí los escalones de tres en tres, me abrió la puerta la mujer de siempre, con una sonrisa de complicidad, me dijo que me pusiera cómodo que ahora llamaba a las chicas, entonces la interrumpí y la dije,
“no, quería estar con Marta, la travesti que me presentaste ayer”, me sonrió y me dirigió a uno de los cuartos, “¿cuánto quieres estar” me dio las tarifas y me dijo que si era mi primera vez mejor estuviera al menos una hora para estar un poco más tranquilo. Conté mi dinero y vi que me daba para una hora y eso pactamos, me indicó que me pusiera cómodo y cerró la puerta tras de sí. Entonces me di cuenta de que estaba nerviosísimo, el corazón me iba a mil por hora, empecé a desnudarme aunque por mi cabeza se me pasaba el salir corriendo de aquella habitación, me quedé vestido solo con el bóxer y me quedé allí, de pie. Al lado de la cama esperando, debieron ser solo unos segundos, pero a mi se me hizo una eternidad.
Entonces, comencé a escuchar un ruido de tacones aproximándose, y después el pomo de la puerta y ahí estaba, igual que la noche anterior, con un corpiño negro, con medias y ligueros, me parecía aún más alta que el otro día, unas piernas eternas, unos pechos que parecía que iban a reventar la ropa interior, se aproximo a mi saludándome muy simpática y me plantó un morreo que me hizo perder la noción del tiempo, a mi se me salía el corazón de la boca, ella se dio cuenta de mis nervios y me tranquilizó, me preguntó si era la primera vez que estaba con una chica como ella, a lo que asentí, y continuó calmándome mientras me decía que no haríamos nada que yo no quisiera… y besándome profundo, taladrando mi boca con su lengua, joder, me estaba a poniendo a mil por hora, comencé a besar su cuello mientras ella desabrochaba su corpiño, dejando a la vista dos tetas perfectas, con unos pezones durísimos que no tardé en empezar a lamer, ella mientras empezaba a acariciar mi verga, primero por encima del bóxer, luego metió su mano, la bajaba hasta mis testículos y luego volvía a subirla hasta la misma punta de mi pene…
Yo me dejaba hacer por sus expertas manos, ella me tumbó en la cama, retiro mi calzoncillo por completo y empezó lamiendo mi pecho, mis pezones, yo estaba a mil mientras ella bajaba hasta mi pene, rodeaba mi glande con su lengua, y se introducía todo mi pene en su boca, me estaba dando la mejor mamada de mi vida, mientras con su otra mano jugaba con mis pelotas, se la tragaba entera y después volvía a sacarla, de repente bajo su mano un poco más, por mi perineo hasta llegar al ano, al sentir su dedo en mi ojete pequé un pequeño respingo , ella me tranquilizó y empezó a masajear mi abertura primero con su dedo, luego con su lengua mientras me masturbaba, joder, yo estaba en una nube, de vez en cuando hacía como un intento de introducir uno de sus dedos en mi culo a lo que mi esfínter respondía negativamente arqueando mi espalda.
Entonces comenzó a subir, de nuevo hasta besarme con auténtica lujuria, yo ya había perdido los pocos miedos que tenía y estaba desatado como loco, más excitado de lo que podía imaginar, en ese momento, ella agarró mi mano, y la llevó hasta su braguita, empecé a acariciar por encima de la misma, sentía algo duro y muy grande, es verdad es que yo no calzo un número muy grande, pero aquello que estaba tocando me parecía simplemente monstruoso.
Ella se incorporó para quitarse la braguita, quedándose solo con el liguero y las medias y entonces pude verla en toda su extensión, era una polla enorme, la tenía dura como la roca, me excitaba muchísimo ver ese cuerpo y esa cara femenino, con aquel pedazo de carne con las venas marcadas y sin un solo pelo, mientras ella me decía que la había puesto cachondísima, me hizo incorporarme y me pegó a su cuerpo, nos besábamos como salvajes mientras nuestras dos pollas se frotaban la una con la otra, yo la tocaba, masturbaba, ella gemía posesa, y entonces di el paso… empecé a lamer su cuerpo, sus pezones, su ombligo me puse de rodillas, con mi cabeza a la altura de su miembro y acerqué mis labios, primero rozándola, luego lamiendo su capullo, metiéndomelo en la boca antes de que me diese cuenta me estaba comiendo una polla por primera vez en mi vida y me gustaba, estaba limpia y su sabor empezó a llegarme poco a poco, era indescriptible, pero me estaba encantando, ella apoyaba sus manos en mi pelo y movía mi cabeza cada vez con más violencia, casi sin yo percatarme, me estaba follando la boca, en algún momento me daba una arcada, y sacaba aquel tremendo aparato de mi boca, pero ella agarraba mi cabeza y volvía a hacerlo.
Entonces ella paró y me hizo tumbarme en la cama, abrió mis piernas y empezó a lamer nuevamente mi entrada trasera, mientras que me preguntaba si quería que me follase, yo balbuceaba que era virgen y que tenía miedo que me doliese y cosas así, a lo que me contestaba que no me preocupase, que lo haría con sumo cuidado, en fin, yo ya estaba en una espiral de la que no podía salir y ella se puso un condón, untó un poco de gel frío en mi abertura y noté como algo grande se apoyaba en ella, he de decir que la situación me parecía tremendamente morbosa, pero aquello se estaba adentrando poco a poco en mi culo y empezaba a dolerme un montón, ella trataba de tranquilizarme con susurros mientras clavaba cada vez más dentro su herramienta, hasta que llego un momento que me dijo que ya estaba toda dentro de mi, y empezó a moverse, pero yo no aguantaba más y me la saqué, la pedí perdón, ella me tranquilizó y me dijo que no pasaba nada, pero que mi culo estaba muy prieto y que le había encantado, que la había puesto muy cachonda y que no me preocupase, mientras decía esto se ponía de rodillas sobre la cama, se quitaba el condón y volvía a poner su polla a escasos centímetros de mi cara, invitándome a volver a chupar su miembro, yo quise resarcirla por no haber dejado que me follara, y me la metí entera en la boca, mientras ella bajaba su mano por mi pecho hasta llegar de nuevo a mi agujero, donde empezó a jugar con su dedo, me conminó además a masturbarme, quién me lo iba a decir a mi, estaba allí tirado, haciéndome una paja, con un dedo en el culo y un pedazo de carne en la boca, pero la verdad es que me estaba encantando, ella gemía y se movía además como si estuviera poseída, hasta que de repente, sus jadeos se intensificaron mientras su cuerpo se arqueaba, yo sabía lo que venía, pero aun así el primer chorro me pillo casi de improviso y se me metió hasta la garganta, en ese momento me corrí a pesar de que había dejado de tocarme, me la saqué mientras ella terminaba de vaciar su leche en mi lengua, mis labios, mi mejilla y yo me vaciaba sobre mi ombligo, ella me hacía meterme su polla de nuevo en la boca, para que limpiase hasta la última gota, cogió unas toallitas de papel y me empezó a limpiar delicadamente, una vez completamente aseado, se tumbó a mi lado apoyando su larguísima pierna por encima de mí, preguntándome qué me había parecido mi primera vez…, a lo que la respondí que me había encantado, ella me dijo que había disfrutado un montón conmigo, pero que le había encantado mi culo y que quería ser la primera que lo follase… Yo me reía pero ella insistía,que la fuese a ver otro día y que me lo haría con sumo cuidado, la dije la verdad, que me había dolido, pero además que yo era estudiante y no tenía capacidad económica para poder hacer muchos dispendios, que ese mes ya había agotado mi capacidad de gasto y que me tocaba pasar el resto del mes sin salir del piso, porque no tenía un pavo.
Estuvo haciéndome preguntas, si tenía novia (en aquel momento de mi vida era uno de los pocos donde estaba soltero…) que cuantos años tenía, que con quién vivía, que qué estudiaba,… en ese momento llamaron a la puerta diciendo que el tiempo había terminado, me dio rabia porque estaba muy a gusto tumbado con ella los dos desnudos, como si fuésemos amigos que se acostaban juntos, amantes o algo así…
Comenzamos a vestirnos y entonces me preguntó si no estaba nunca solo en mi piso, yo contesté que todas las mañanas, porque yo estaba en turno de tarde y mis compañeros se pasaban toda la mañana fuera, y me hizo una proposición:
Mira, yo voy a tu casa un día por la mañana, gratis, pero a cambio tu me tienes que dejar tu culito, te va encantar…
Por un lado la oferta me parecía muy atractiva, pero por otro, me daba un poco de respeto llevar una chica como ella a casa, por un lado todos hemos oído historias donde se presenta una prostituta con su chulo o algo así y les roban y tal, por otro no quería ni pensar que pasaría si uno de mis compañeros de piso llegase de improviso y la viese…
Ante mi duda ella me dijo, toma apunta mi móvil, si quieres me llamas, en aquella época no era tan habitual que la gente tuviera móvil, no estaba tan extendido su uso, de hecho de mis amigos prácticamente ninguno lo tenía.
Lo apunté en un papel que me dio y salí de allí, por un lado me podía la culpa, el sentimiento de haber hecho algo malo, empecé escupir para tratar de sacar de mi boca aquel sabor agrio, por el otro la sensación de haber disfrutado muchísimo y de llevar en mi bolsillo la llave a un mundo sexual por descubrir…