Decisiones - 11
Las cosas se le van de las manos a Tony, las decisiones tomadas durante el último año en su intento de alejar a Belen, empiezan a pasarle factura
Decisiones - 11
Cuando llegamos a Barajas por la tarde a última hora, estaba esperándonos mi madre, que nos dio un abrazo a ambos y luego a mí una gran ración de besos con muchos "cariño", "que fuerte que estas", etc... Lo cierto es que esos mesecitos dedicados a la escalada me habían mejorado sensiblemente el aspecto físico, supongo que si bien para mí o Anna no habría apreciación visible, para alguien como mi "madre" que no me había visto el pelo en cuatro meses, este si sería apreciable.
Cuando llegamos a casa me encontré con la "sorpresa" de que ninguna de mis dos primas se encontraba allí para recibirme, ambas habían salido por ahí con sus amigas, aunque mi "madre" si me dijo que el día de nochebuena estarían con nosotros para cenar, incluso añadió riéndose que también habría alguna otra sorpresita... Esa noche Anna y yo desde luego no quisimos movernos de allí, el avión mas el cambio horario nos tenía un poco descentrados, aunque la parte buena es que gracias a este último, casi habíamos llegado antes de la hora en que salimos de Estados Unidos.
Estuvimos viendo la tele junto a mi "madre" mientras conversábamos, en un momento dado, Anna se quedó dormida apoyada contra mí, sin darme cuenta, de forma instintiva me moví para acomodarme mejor y que Anna quedase más cómoda. En ese instante no me percaté de que mi madre nos miró de un modo un tanto "peculiar", al final yo también termine por quedarme dormido. Desde luego esta no era la primera vez que pasaba, en nuestro apartamento de EEUU era una situación digamos que... "habitual". Cuando mi "madre" nos despertó para que nos acostásemos, al mover la cabeza hacia todos lados intentando orientarme, me fije en que también se encontraban presentes Laura y Belén.
Les sonreí a ambas, saludándolas con una mano, luego le dije un "perdonad un momento" y me dispuse a despertar a Anna…
- ¡¡¡Ehhh!!!, venga... despierta, ehhh, dormilona... -la zarandee con suavidad...
- ¡¡Uhmmmm!!... dejameeeee... -resopló.
- De eso nada, venga, a dormir... pero ya... -me reincorpore un poco, haciendo que quedase en una postura incomoda, lo que hizo que protestara-, ¡¡¡Ayyyy!!!, estate quieto....
- No, venga a la cama...
Soltó un gruñido de protesta por mi movimiento, luego se aferró con su brazos con fuerza a mi cuello, moviéndose luego por inercia contra mi pecho para hacer su abrazo más cercano. Sonreí con cierta ternura, porque siempre me hacía lo mismo y era una de las cosas que más me sorprendieron en ella… más parecía una niña pequeña que una mujer hecha y derecha…
- Venga… llévame tu en brazos a la cama, anda… -me susurro lo bastante alto para que se escuchase perfectamente.
- De eso nada… tira andando que tienes dos preciosas piernas…
- No seas malo… -puso voz de niña caprichosa-, además así me las tocas a placer un rato… ¡¡¡Joooo!!!, ¡¡venga porfi!!
- Te recuerdo que estamos en mi casa, en este momento nos están mirando sorprendidas mi madre y mis primas… -le susurré.
Fue instantáneo, se despertó de golpe abriendo los ojos como platos, poniéndose ella misma de pie en el acto, arrancándome a mí un auténtico ataque de risa por el susto. Fue instantáneo, se disculpó tartamudeando con mi madre y mis primas para luego salir corriendo a la habitación que la indicamos al principio que sería la suya. Que conste que era consciente de que con Anna tendría bronca por mis risas en cuanto me pillara a solas, sabía que lo mejor que podía hacer era aprovecha ese mismo momento para ir a su habitación a disculparme… o me arrepentiría.
- Perdonadme, voy a ir a disculparme con ella por este susto, no quiero que mañana me mate en cuanto me pille a solas.
- Veo que os lleváis muy buen tú y… y esa… -dijo Belén.
- Si, la verdad es que si, nos hemos apoyado mucho estos meses, la verdad es que congeniamos los dos mejor de lo que yo creí que seria. Disculpadme, voy a hablar con ella antes de que reaccione y quiera matarme… -me marche soltando una risita.
Cuando llegue a la habitación de Anna no me di cuenta de que Belén venía detrás, ni evidentemente de la cara que puso cuando me vio entrar y cerrar la puerta tras de mí. Cuando entré ya tenía a Anna en pie de guerra por mi “gracia”, me costó, lo cierto es que me costó lo mío que me perdonase o por lo menos que no me las hiciese pagar. Durante estos meses, había dado un cursillo de masajes, no fue gran cosa, pero uno de mis compañeros de universidad que tenía treinta y cuatro años, era masajista profesional, dado que le había echado más de una mano, cuando se enteró de lo del cursillo a que me apunte, el por su lado estuvo enseñándome cosas muy básicas para un profesional, pero que para un neófito eran “la hostia”.
Para hacerme perdonar le di un suave masaje en los hombros a Anna. El mes anterior había tenido una pequeña contractura en un hombro, le ayude a recuperarse con mis masajes, por lo que sabía que le encantaban y me aproveche. El problema con Anna es que no sé porque coño, cuando recibe el masaje le da por gemir, si, como escucháis, gemir, que más que parecer que le estas dando un masaje lo que parece es que le estas dando con otra cosa… ya me entendéis. Mi problema es que como estaba acostumbrado a ello, no le di la menor importancia al hecho en cuestión, es lo típico que ves todos los días y no notas na especial en ello, pero para alguien que lo ve la primera vez, es sorprendente. Tras el masaje me largue a dormir a mi habitación…
Al día siguiente cuando nos levantamos, solo estaban en casa Laura y mi madre, Belén por lo que me comentaron se había marchado temprano a casa de unas amigas… volvería para la cena de nochebuena y después estaría de viaje con ellas… Lo cierto es que me jodío un poco, porque tenía pensado hablar con ella y de este modo solo tendría para ello nochebuena, lo que quizá no fuese la mejor de las ocasiones, pero no iba a tener otra opción… Estaba pensando en ello cuando Laura me tiro una pregunta…
- ¿Qué hacíais anoche Anna y tú?, parecía que os lo pasabais bien… -dijo maliciosa Laura.
- Jajajajaja –me eche a reír-, nada, solo que me saco un masaje por no vengarse del susto que la di cuando le dije que nos estabais mirando.
- ¿Siempre es así cuando estáis solos? –pregunto como de pasada mi madre.
- ¿Siempre cómo? –pregunte un tanto perplejo, algo de lo que ambas se dieron cuenta.
- No sé, así, que la lleves en brazos, lo de los masajes… el ruidito de anoche en su habitación, esas cosas –dijo mi madre con clara intención.
- Oye mamá, te aseguro que entre Anna y yo solo existe una buena amistad. Llevamos viviendo juntos unos meses, no ha ocurrido nada entre nosotros, y cuando digo nada, me refiero a nada de nada. ¿Qué nos tenemos muchísima confianza?, si, desde luego que sí, ¿Qué cuando la doy un masaje gime que parece que este echando un polvo?, si, también… Pero repito, no ha ocurrido entre ambos nada de nada, ni ha pasado, ni va a pasar, y los dos lo tenemos muy claro, no queremos joder el buen rollo que llevamos –terminé, poniéndome muy serio con ambas.
- Entonces, ¿entre los dos no hay nada?
- No, siento si anoche di otra impresión –entro Anna-. Estaba dormida y supongo que no me ubiqué donde estábamos, sino os aseguro que no hubiese dado ese espectáculo, lo siento.
- Tranquila –dijo Laura haciendo un gesto con la mano, luego sonrió-, pero la verdad es que estuviste muy divertida, sobre todo el verte salir corriendo roja como la grana.
- Eso fue por culpa de tu puñetero primo, sabe que cuando me despierto no me entero de nada, soy como un zombi, tardo en situarme… El día menos pensado, en casa, con esas bromas, le parto la crisma… “Lo encuentra divertido”… -termino con voz sarcástica.
Anna se fue ese mismo día a su casa, resulto que al final la sorpresa seria que cenaríamos Nochebuena con su familia, pero al final no pudo ser. Uno de los tíos de Anna en Italia tuvo un accidente de tráfico, le ingresaron de gravedad y le dijeron a la familia que no tenían muchas esperanzas de que pasase de esa noche, por lo que como es evidente, todos ellos cogieron el primer vuelo que salía y en el que tuvieron plaza. Laura y yo fuimos a llevar a Anna al aeropuerto, mientras esperábamos con ellos a que cogiesen su avión, yo estuve con Anna y Romy, más cerca de la primera que de la segunda. Cuando regresábamos Laura y yo…
- Bueno, y dime, ¿te aclaraste ya con lo de Belén?
- Si, lo cierto es que si, especialmente gracias a Anna, me ayudó mucho con ello.
- ¡¡Ahhh!!, te “ayudo” Anna, vale… -dijo en tono neutro.
- Si, bueno en realidad nos ayudamos mutuamente, ella también tenía mucho que pensar sobre su relación con su “ex”, así que supongo que simplemente nos apoyamos y fuimos una especie de confidente del otro, como no conocíamos a nadie más…
- Supongo que por eso sois “tan cercanos” los dos…
- Si, supongo que sí, lo cierto es que hemos cogido mucha confianza me reí.
- Me di cuenta de ello en alguna de nuestras conferencias por Skipe, ya vi como “vestía”… de fresquita.
- Si ya, bueno, sobre eso tuvimos nuestros más y nuestros menos al principio. En un inicio iba más… “provocativa”, pero tuvimos unas cuantas palabritas y conseguí que se cubriese un poquito más –riéndome añadí-, le argumente que no era de piedra, y ella, la muy cabrona, me respondió que ya se daba cuenta de todas las empalmadas que me pegaba al verla.
- ¡Que divertido! –dijo sarcástica Laura, esta vez sí que me di cuenta de cómo sonaba todo esto.
- Oye Laura, se cómo te puede sonar, pero soy sincero, tenemos mucha confianza, posiblemente en ese aspecto mucho más de la que me tenéis vosotras dos –me di cuenta en el acto que eso había sido un error, intente rectificar-. A lo que me refiero, es que estamos allí los dos solos, alejados de todo el mundo, somos dos amigos, no un hombre y una mujer. Además, yo quiero a Belén, y hasta tú me tendrás que admitir que sabiendo como soy, cuando tengo una cosa clara, y con Belén ya lo tengo claro, no me desvió de ello… y te aseguro que mi meta en este momento es Belén.
- Lo sé –gruñó-. Y por eso me jode, porque si fuese otro diría en el acto que tras ver todo lo que he visto que esta liado con ella, con Anna, pero siendo tu aun pareciendo lo que parece, no estoy nada segura de ello.
- Oye, te juro que… -me cortó seca.
- Deja de jurar, pero habla cuanto antes con Belén, no lo dejes pasar ni un minuto más, poned las cosas claras entre ambos de una vez.
- O.K., eso pensaba hacer.
- Eso espero yo también… -remachó Laura.
Lo malo, es que el querer hacer algo, no significa poder hacerlo, y el tener las cosas muy claras, no significa que siempre se vea claramente esa realidad, especialmente por otras personas, y más cuando estas realmente ven lo que quieren, o quizá más bien, lo que están temiendo ver. Luego también está la suerte, la suerte de que las cosas te ocurran en el mejor o el peor momento posible, uno te lleva a la gloria, y el otro te baja a los infiernos, todo eso podríamos definirlo quizá, como “el karma” o “el destino”.
El día de nochebuena, cuando regreso Belén, lo hizo acompañada del grupo de amigas de ella y Laura, entre las que por supuesto estaban Eva, Clara y Nuria. A Eva y a Clara las vi venir, por lo que pude impedir que me plantasen un beso en los labios, poniéndoles en ambos casos la mejilla, pero a Nuria no, y me sorprendió metiéndome un beso de tornillo de los que hacen época, tarde mucho en reaccionar al cogerme totalmente por sorpresa, y si lo hice al final fue porque intento meterme mano a la polla, que fue cuando le pare los pies en seco. Pero para las amigas, que conocían muy bien a Nuria, entre las que estaban Belén y Laura, solo les hizo falta ver esa “efusividad” en ella para saber al instante lo que sí o sí había pasado entre ambos en algún momento antes de irme yo a estudiar fuera. Vi a Laura menear la cabeza consternada y a Belén ponerse un poco bastante pálida, también la cara de pocos amigos de Eva y Clara… de mi “madre” prefiero no hablar… ella os juro que me daba miedo.
Sin embargo hay cosas en las mujeres que no entenderé nunca, evidentemente me di cuenta enseguida de que tenía un serio problema con ella, y uno gordísimo con mis dos primas, especialmente con Belén. Con Laura pude hablar esa noche en casa tras la cena, me toco explicarle de pe a pa todo lo ocurrido con Nuria, como fue y que ocurrió exactamente, eso sí, únicamente la primera vez que pasó. La verdad es que se llevó una buena sorpresa porque os aseguro que lo que le conté no era algo que se pudiese esperar de una “mosquita muerta” como su amiga, y ese sobrenombre salió de sus labios, no de los míos. Con Belén sin embargo no hubo forma de poder hablar, no quiso ni dirigirme la palabra, al punto llego “mi acoso” que mi madre intervino poniéndome las pilas, obligándome a dejarla en paz, por lo que cuando se marchó a dormir casa de una de sus amigas según dijo, fue un palo para mí, ya que no pude aclarar nada de nada con ella.
Intente recurrir a Laura, ver de que ella intercediese con Belén para que accediera a hablar conmigo antes de que se fuese, pero se negó en redondo, me dijo que no pensaba hacer nada por un cerdo como yo, que lo mejor para su hermana es que se mantuviese lejos de un hombre de mi calaña, toco con un tono de voz de cabreo que no os cuento. Tenía claro que todo esto era por lo de Nuria, pero no sabía por qué este caso resultaba ser tan especial para ellas que además solo sabían que había sido una única vez, cuando había ocurrido lo mismo con Eva y Clara sin que fuesen tan drásticas en sus reacciones contra mí. Por muchas vueltas que le estuve dando no veía que era lo que tan “criminal” había hecho contra ellas… excepto que supiesen que fueron más y me lo estaba callando, pero era algo que dudaba mucho…
Al día siguiente, pensando en poder hacer algo antes de que Belén se marchase, recurrí a mi ultimísimo cartucho, a mi madre, y de nuevo me lleve otro coscorrón.
- Mama por favor, habla con Belén… que me deje explicarle…
- ¡¡¡No!!! –su voz fue tajante.
- Pero mamá, es que…
- Pero nada Tony, te dije que dejases tranquilas a las amigas de tus hermanas, no lo hiciste y… -la interrumpí.
- ¡¡Joder mamá!!, que no fui yo, te lo juro, que yo no busque a Nuria, que… -esta vez me cortó ella a mí.
- Mira Tony, hablando en plata, dos no follan si uno no quiere, por lo que deduzco que tú quisiste y además supongo que no lo pasarías nada mal con ella. Te lo advertí y no me hiciste ningún caso, sabes que no fueron solo Eva, Clara y Nuria, aunque con esta última desde luego te cubriste de gloria majo, ahora, y siento decírtelo así, pero te jodes y apechugas con las consecuencias de tus actos. Tú tomaste las decisiones que te parecieron bien, ahora, sufre las consecuencias de ello…
- ¡¡¡Mamá!!!
- Ni mamá ni leches, lo siento por ti, pero estas solo, yo lamentándolo mucho, en esto le doy la razón a tus primas y en especial a Belén. Si de verdad deseas arreglarlo, ya puedes empezar con los encajes de bolillos y los milagros porque créeme que te van a hacer muchísima falta.
- Pero…
- Se terminó esta conversación, te advertí y no me hiciste caso, ya te lo he dicho, estas solo, ahora arregla tu solito lo que has jodido por no saber tener guardada la polla dentro del pantalón –el tono fue seco y cortante-.
Conocía a mi madre, y no me esperaba eso de ella ni en un millón de años, empezando por su lenguaje, pero al menos este cerrojazo por su parte si me indico muy a las claras hasta qué punto la había jodido con Belén, tanto mi madre como Laura habían cerrado filas con ella. Lo malo, es que como ya dije antes, de verdad que no comprendía, ni comprendo aun hoy en día, qué coño fue lo que hice tan, tan, tan, tan grave al follar con Nuria para llegar a esos extremos, cuando se positivamente que no saben ninguna de ellas las veces que pasó, pues piensan que únicamente ocurrió la primera, la de los probadores.
Lo único que se me ocurrió para que se montase semejante lio por ello, es que hubiese pasado algo muy serio entre ellas que yo desconociese y ahora estuviese pagando yo el pato por ello… Pero eran muy amigas, del grupo de lazos más estrecho entre ellas, por lo que eso no parecía una opción, y si lo era, para mí, al ser tan cercanas, seguía sin tener sentido. Incluso rumie el confesar que en realidad con Nuria había follado unas cuantas veces, no fuese ese el problema real, pero sinceramente no me atreví, no había nada que me hiciese sospechar que podían saber más de lo que yo mismo conté y no creía que Nuria fuese por ahí contando sus hazañas… tenía muy claro que no era de esa clase de chicas. Creo que podréis entender el estado de confusión y nervios en que me encontraba…
No seguiré contando más de las navidades, puesto que fui incapaz de poder hablar con Belén, no pude sacarle de su ostracismo voluntario, no me dirigió la palabra ni cuando me despedí para coger el avión. De hecho, mi madre y Laura fueron conmigo al aeropuerto a despedirse, de Belén… bueno, ni se inmuto cuando intente despedirme, solo me miró, se puso los auriculares de su Mp3 continuando con lo que estaba haciendo, que era ver una revista tumbada en el sofá, ignorándome completamente… Eso me dolió como no os hacéis una idea.
En el avión coincidí con Anna, que como no consiguió otro billete, no tuvo otra que volar hasta Madrid para coger el avión que inicialmente teníamos previsto para regresar. Sentados juntos, durante el viaje me puso al día de lo de su tío, por lo visto logro salir adelante, y yo le explique lo de Belén, lo único que me dijo es que ya podía empezar a rezar porque me perdonas lo suficiente como para aceptar que le hablase y poder explicarme, porque mi prima posiblemente me odiase con toda su alma en esos momentos. Le pedí que me explicase, y solo me indico que evidentemente algo tenía que pasar con esa tal Nuria para que hubiese reaccionado de ese modo, sumado a lo que sospechaba por lo dicho por mi madre sobre las otras tres amigas. Pero que sobretodo, el quid según ella, estaba en Nuria, que puede que fuese algo muy serio para mi prima, o bien, que con ella había rebosado el vaso del aguante de Belén y derramado toda el agua.
El caso es que volví de nuevo a las clases, no por ello sin dejar de intentar hablar con Belén, pero no hubo forma, ni de hablar con ella, ni de que Laura o mi madre me dijesen nada de nada al respecto, en cuanto mencionaba a Belén las dos sistemáticamente me respondían que o dejaba ese tema o cortaban la comunicación, que si quería saber algo era a ella y con ella con quien debía de hablar. La cosa tenía su miga, porque ni cogía el teléfono, ni contestaba whassap, ni correos electrónicos, incluso cartas normales le envié sin resultado. Lo cierto es que descubrí que lo de Belén me había pegado fortísimo, gracias al apoyo de Anna fue que no me derrumbé y mis estudios lo pagasen.
Confieso que incluso estuve meditando la decisión de dejarlos aparcados momentáneamente y regresar a casa para aclarar las cosas con ella, fue Anna quien me hizo entender la majadería que eso suponía. Me ayudó a organizarme de modo que pudiese tomarme unos días por semana santa o incluso un poco antes, y regresar por sorpresa a casa. Hizo sus averiguaciones y supimos por mediación de Romy que Laura y mi madre no estarían en las fiestas, que solo quedaría Belén en casa en esos días, por lo que sería ideal para llegar de sopetón y forzar el encuentro entre ambos para hablar por cojones. Tenía claro que no le pensaba dejar opciones de ningún tipo, en esta ocasión tendría que hablar conmigo sí o sí.
Evidentemente procure que el tema de las fiestas no saliese en mis conversaciones con Laura o mi madre, no quería tener que mentirles, ni que ellas me dijeran nada respecto a donde irían o no. Especialmente quería evitar a toda costa a mi madre, era consciente que si me preguntaba me pillaría seguro la idea, y la opción de mentirla descaradamente no es que entrase en mis planes precisamente, mi gran baza con ella era nuestra sinceridad, algo que no estaba por la labor de perder y que además lograr mentirle no estaba tampoco muy seguro de conseguir de intentarlo. Ni ella me mencionó ni una sola vez las fiestas y que pensaba hacer en ellas en EEUU, ni yo lo hice tampoco en como pensaba pasarlas ella.
Conseguimos vuelo para llegar el jueves santo por la noche y regresar el sábado a domingo hora de EEUU de madrugada, así que imaginad la paliza solo para poder hablar con mi prima. El viaje de ida fue divertidísimo, pensaba dormir en el para llegar lo más fresco posible, pero los bandazos que pegaba el avión por las turbulencias eran… de espanto en el mejor de los casos, y para hacerse las cosas encima de miedo en el peor. Yo siempre había pensado que los grandes aviones volaban por encima de las tormentas en estos viajes, pero resulta que eso no es así siempre, como pude aprender por experiencia. El resultado es que llegue cansado, agotado y más espeso que el hormigón armado.
El avión encima llegó con retraso, con bastante retraso, en lugar de llegar a las once de la noche, llego a la una de la madrugada. Tome un taxi, le di la dirección de casa y de seguido me quede completamente dormido, y no, no me estafó, el precio que me cobró era poco más o menos el de siempre cuando había tomado uno, eso sí, algo más caro por las tarifas aeroportuarias, pero vamos, normal. Lo primero que hice al llegar a casa fue entrar por la parte de atrás, por la cocina, para evitar despertar a Belén en caso de que estuviese en casa durmiendo, por lo que no vi el coche, con lo que no sabía si estaba o no. Deje sobre la mesa los regalos que había llevado para ellas, la ventaja de ir a Yale, es que de New Haven a New York “solo” eran dos horas de tren, por lo que me costaba poco encontrar algún detallito que llevar, amén de que el avión lo tomaba desde allí directamente.
Como digo, entre con muchísimo cuidado de no hacer ruido, deje los regalos en la mesa de la cocina, y me dispuse a ir a mi habitación. Fui despacito, mirando detenidamente en la penumbra para evitar chocar con algo, en un momento dado, empezando a subir la escalera, escuche ruidos procedente del piso de arriba, por lo que deje con cuidado mi bolsa en el suelo y descalzándome empecé a subir. Sabía que solo estaba Belén, aunque no si en casa o no, por lo que lo más lógico por mi parte seria suponer que era ella, el motivo de ir con tanto cuidado era evitar cagarla de nuevo y meter la pata.
Los ruidos eran muy claros, los gemidos los podía escuchar perfectamente, me parecieron de una peli porno, pero como comprenderéis, la mejor forma de empezar con ella e intentar arreglar la situación, si me equivocaba, no era precisamente el sorprenderla en plena masturbación viendo una peli. Todo estaba a oscuras, salvo la luz que entraba por las ventanas de los pequeños faroles del jardín, su puerta se encontraba entreabierta, por lo que me apresure a pegar un ojo para ver si estaba liada o solo viéndola, vamos, si podía hacer ruido y que se arreglase o no. Me lleve una buena y muy desagradable sorpresa con la escena que vi…
Belén estaba a cuatro patas sobre la cama, mientras un tío moreno, con tatuajes en los brazos, estaba dándole nalgadas a la vez que se la follaba mientras ella gemía. No eran ruidos de una peli, era mi prima follando con un tío… Con todo, lo peor no fue ver a la chica de la que estás enamorado follando con otro tío y gozándolo como una puta, sino escuchar las palabras que ambos se dirigían, amén de los típicos zorra, cabrón, etc… había multitud de “cariño”, “amor”, “te quiero”, “soy toda tuya”… El tiempo se congelo para mí, los ojos se me llenaron de lágrimas que pronto arrasaron la presa que intentaba contenerlas, corriendo por mis mejillas libremente… El corazón se me hizo trizas, no sé, creo que en mi vida había sentido un dolor igual, excepto el que sentí con la muerte de mis padres.
No dije nada, no hice absolutamente nada, me fui de allí en silencio, completamente destruido, y lo peor de todo es que era…, realmente… fui plenamente consciente de que toda la culpa fue mía, yo me lie con todas las amigas de Belén que pude, al principio no supe rechazarlas e incluso al final fui yo voluntariamente a ponerme a tiro precisamente para alejarla de mi, y era evidente que mi plan había funcionado a las mil maravillas aunque excesivamente tarde, ya que eso me había costado a la chica que amaba… En conciencia y aunque lo hiciese en ese momento, aunque mentalmente la insultase de todas las formas posibles que se me ocurrieron, sabía que no podía culparla de no querer nada conmigo y pasar página, que la culpa de todo esto había sido únicamente mía, yo fui quien tomo las decisiones que me habían llevado a esto… Hice lo único que pude en esos instantes, lo único que se me ocurrió, escapar de aquella pesadilla… Saque el recibo que el taxista me había dado, en el venia el teléfono, llame y enseguida se comprometieron a mandarme otro vehículo.
Cuando el Taxi llegó, le pedí que me llevase al aeropuerto de nuevo, al llegar me acople a dormir donde pude en él, por la mañana cambie el billete para esa misma mañana en el primer hueco que pillé. De hecho regrese de nuevo a New York en el mismo avión en el que había viajado a Madrid… Afortunadamente hice todo el viaje dormido, nada más despegar el agotamiento me venció… Al llegar a New York tuve ciertos problemas con las autoridades, digamos que querían saber el motivo de mi “veloz” viaje a España… Dije la verdad, no tenía ni fuerzas para intentar disimular lo patético que me sentía, conté al agente que había viajado en secreto para darle una sorpresa a la chica que amaba y me la había encontrado en la cama con otro… Supongo que el ver mi cara, las huellas en mis ojos de haber estado llorando, como nuevamente las lágrimas empezaban a aflorar, eso más mi estado de ánimo le convenció, porque solo me dijo un “lo siento mucho chaval” y me selló la entrada al país, dejándome marchar.
Cuando llegué a nuestro apartamento en New Haven, fue mirarme un segundo y con eso basto para que Anna acudiese corriendo a abrazarme. Fue sentir sus brazos en torno a mi cuello y echarme a llorar en sus brazos, realmente creo que solo fui consciente de lo que quería a Belén cuando la perdí, cuando vi que ya no tenía ninguna oportunidad, porque si algo sabia conociéndola como la conocía, es que mis oportunidades con ella eran del 0%.
CONTINUARA