Decision donde te busco...7

7º Cap.

Salí al pasillo desierto y llegué a ver como Paula  entraba al baño. Creo que por una vez mi cabeza y mi corazón se rigieron por la misma decisión…la que llevaba a mis piernas a andar tras ella. Entré al baño sin hacer ruido y sabiendo que estaba en unos de los cubículos me apoyé en el lavamanos que había justo enfrente del que estaba cerrado. Mi corazón latía rápido, mi respiración lo acompañaba junto con el nerviosismo que hacía que mis piernas temblaran al ver como la puerta se abría y ella, tan guapa, se me quedaba mirando con una cara entre sorprendida y divertida. No me lo pensé. Me acerqué, la bese y la metí de nuevo en el cubículo del que acababa de salir aprisionándola contra una de las paredes y cerrando la puerta tras de mí. La locura iba ganando terreno en mi cabeza, mis manos ya exploraban su abdomen, su espalda, sus brazos, su pecho.   Mi boca ardía sobre la suya, sus manos quemaban mi piel, esa que habían descubierto debajo de mi camiseta. Dejó mi boca para besarme el cuello  y cerró mas el abrazo paseando sus manos por mi espalda. Corrientes eléctricas subían y bajaban por mi columna haciendo que mi respiración fuera más rápida que la luz y consiguiendo por momentos nublarme la vista. Cambió la posición y ahora era ella la que me arrinconaba contra la pared. Yo solo podía cerrar los ojos y dejarme hacer porque eso era lo que quería desde la primera vez que la vi. Sentirla como la estaba sintiendo. Dejó mi cuello para volver a besarme de la manera que mas me encendía, su lengua luchaba a perder con la mía la batalla de a ver quien tenía más ganas de besar a la otra. Sus manos seguían volando por dentro de mi camiseta. Ya acariciaba mi pecho con la avaricia de quien lo cree suyo haciendo que yo perdiera la poca cordura que aquella situación me dejaba tener. Si no fuera porque las salas estaban insonorizadas seguro estarían oyendo el espectáculo de jadeos que salían de su boca y de la mía. Sentí que una de sus manos abandonaba uno de mis senos para bajar por mi abdomen. Sabía perfectamente dónde irían a morir esos dedos y justo antes de que se colaran por dentro de mi pantalón la paré agarrándola.

Dejó de besarme y me miró, tenía los ojos de un verde oscuro que nunca le había visto y me encantaron más aun si cabian. Antes de que dijera nada la callé con un beso…

Tania – Vámonos pero ya… - me sonrió, nos acomodamos un poco la ropa y agarrándola de la mano me la llevé hasta el coche, arranqué y emprendí el camino hasta mi casa.

El “vámonos pero ya” le había dado alas para hacer y deshacer conmigo a su antojo….casi hace que nos estrellemos un par de veces porque aunque no tocara mi pantalón el resto de mi cuerpo estaba muy accesible para ella según lo que le dejaba el cinturón de seguridad….hasta que se lo quitó.

Besaba y mordía mi cuello haciendo que apretara el volante casi hasta desgastarlo. Su mano volvía a estar dentro de mi camiseta acariciando alternativamente mis senos y mis pezones que amenazaban con rasgar la tela.

Llegamos en un abrir y cerrar de ojos hasta el garaje. Bajamos del coche como si estuviéramos en una carrera para volvernos a juntar y reventándonos la boca subimos al ascensor. Como pude apreté el número de mi casa y mientras subía, bajaba, o yo que sé que hacia el ascensor no sé cómo no nos empezamos a desnudar…La temperatura era de unos 1000º y hasta se estaba empañando  el espejo.

Llegamos al 3º  y la lleve hasta mi puerta, saqué la llave y no sé como abrí a la primera…esas cosas que solo pasan una vez en la vida…la pared de la entrada fue testigo de lo que tardaron su camisa y mi camiseta en quedar abandonadas en el suelo. Mis manos empezaron a explorar su pecho mientras que mi boca iba directa a su yugular, mis pulgares se adueñaron de sus pezones que ya estaban por estallar. Una mano suya bajó hasta abrir mi pantalón y otra de las mías hizo lo propio con el suyo.  Cuando sentí su humedad y ella la mía  nos miramos sabiendo lo que teníamos y queríamos hacer. Empezamos a mover nuestras manos al compas de la respiración de cada una mientras nos desgastábamos los labios con besos que excitarían a cualquiera que nos viera.  Su urgencia se convirtió en la mía y apurando mas nuestros movimientos llegamos las dos, juntas, al primer orgasmo de la noche.

Su cabeza reposó en mi hombro mientras que su respiración aun agitada se colaba en mi oído. No sabía que palabras ponerle a todo aquello que sentía por la mujer que se acababa de correr apoyada en la pared de la entrada de mi casa y lo más importante de todo, que había conseguido despojarme del miedo a perder junto con la ropa.

No nos habíamos recompuesto aun, o por lo menos yo, cuando ya me estaba volviendo a besar el cuello, a acariciar mi espalda desnuda, a meter sus manos por detrás de mis pantalones. No aguanté mucho y la alcé rodeando mi cintura con sus piernas, ahora nuestras bocas estaban en la lucha de a ver quien ahogaba a quien. El sofá era lo que más cerca estaba y me dirigí a él, a la cama ya habría tiempo de llegar… la dejé en él y al hacerlo se activó el “play” del mando del equipo. Empezó a sonar “alive” de P.O.D, banda sonora inmejorable para ese momento de locura que estábamos viviendo.

No sé si fue la canción o las ganas que le estábamos poniendo pero el resto de la ropa empezaba a sobrar, a quemar. Me cambio la postura de “tú mandas” a “yo mando” y dejando mi boca emprendió el camino que ya había dejado una vez  a medias. Sus besos por mi cuello, mi hombro, mi clavícula me provocaban pequeños escalofríos que acompañados con leves gemidos hacían subir mi temperatura si cabía aun mas. Llegó a mis senos con un hambre palpable hasta en el aire y colmó de atenciones a esos pezones que la llamaban a gritos. Yo estaba que me faltaba un suspiro para tocar el cielo de nuevo  y la apuré rogándole un “por favor no pares” que me salió del alma. Ella, como buena amante, no se hizo derogar en hacer que su boca abandonara mis senos para seguir investigando por mi vientre hasta llegar a mis caderas. Siguió bajando,  yo ya sentía que mi entrepierna tenia corazón propio, solo podía agarrarme del sofá esperando el momento en el que su lengua tocara mi parte más intima. Se entretuvo adrede subiendo y bajando su lengua por mi ingle mientras me miraba con esos ojos verde oscurecidos por la pasión del momento. “Sigue!” le espeté y sintiendo como su aliento se escapaba de su boca por la sonrisa que tenía por fin la sentí besarme primero para luego lamer o más bien devorar  mis otros labios ya hinchados por la excitación.  Yo no podía controlar los gemidos que salían por mi boca y menos cuando sentí que buscaba mi punto de placer más grande. Cuando lo encontró estaba que no podía más y en el momento que empezó a succionarlo me vine en el orgasmo más grande que había tenido en mucho pero que mucho tiempo.

Eran las 6 de la tarde cuando salimos del cine….las 12 de la noche cuando por fin llegamos a la cama. No es que su casa fuera grande, sino que nos paramos demasiadas veces en el camino…

Bien entrada la madrugada y ya habiendo perdido la cuenta,  el ruido de nuestros estómagos nos obligó a salir un rato de la cama….

Tania – tienes un león escondido….

Paula – y tú a su hermano – nos reímos las dos mientras íbamos a la cocina a prepararnos algo de comer.

…….

Lucía

Arrancó y se fue directa a la gasolinera. La acababa de ver con la cocinera, esa que vio la última vez que fue al restaurante salir echando ruedas del parking. Tenía claro lo que iba a hacer, con ella no jugaba nadie.

Al llegar sacó un bidón del maletero y se lo entregó al chico para que lo llenara de gasolina, pagó y se fue directa a ejecutar su primera jugada…incendiar el restaurante.

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Gracias de nuevo por los comentarios, no me esperaba tener tan buen resultado escribiendo. M