Decision donde te busco...
1er capitulo
La música sonaba, todos los cuerpos al unísono se movían, extasiados por ser la última noche del año, por el alcohol, el ambiente estaba cargado de una energía sensual que a nadie le era indiferente, mas miradas furtivas que de costumbre, bromas mostrando la llave del coche –cuando quieras! Le dije y ella solo me guiño un ojo riendo.
Fui a por una copa, el camarero, puro musculo, me puso mi brugal cola y mientras bebía noté como se pegaba a mi espalda, no me hacía falta adivinar quién era, riendo me giré:
Yo -tanta broma y al final no te vienes conmigo al coche eh?
Lucia -A ver dónde termina la noche, a lo mejor cambio tu coche por una cama…
Yo -Umm, me está interesando mas tu propuesta que la mía jajaja
El tonteo era descarado, no me podía aguantar, la miraba de arriba abajo igual que ella a mí, nos acercábamos hasta quedar a centímetros, sentía su respiración tan cerca…. miraba sus labios y acto seguido, a punto de besarla, me distanciaba para seguir moviendo mi cuerpo muy cerca de ella, me acompañaba con el movimiento, reíamos, nos mirábamos y vuelta a empezar ese rollo que solo ella y yo sabíamos cómo iba a acabar.
En cierto momento, no se a que altura de la noche, ni cuantas copas llevábamos ya, se le acercaron dos amigas para saludarla, me las presentó gritando sus nombres y el mío a ellas por la música:
Lucia - Tania, estas son Carolina y Laura, chicas, esta es Tania
Un par de besos en la mejilla, lo normal, me preguntan que donde nos conocimos, les digo que en un bar, que tenemos gente en común y caigo de que nunca nos han presentado debidamente…
Tania - Por cierto, no te me presentaron, yo soy Tania y tú?
Lucia – jajajaja yo Isa
Me acerco a ella para darle un beso en la mejilla y justo cuando mi cara cruza por delante de la suya para darle el segundo nos enredamos en un beso que me hizo olvidarme de donde estaba, de sus amigas, de la gente, de todo menos de ella y de la canción que empezó a sonar, que subió el éxtasis de todos, recuerdo notar como la gente subía sus manos y gritaba a la vez que ella me besaba, o yo a ella, porque no sé quien empezó a jugar enserio.
Mis manos volaban por su cuerpo con descaro mientras mi boca devoraba la suya, o era al revés?.... de su cuello a sus pechos, pequeños pero justos para mis manos, a su cintura, a su espalda, a su cintura de nuevo, sentía como ella hacía lo mismo, como me apretaba contra su cuerpo, metió sus manos por dentro de mi camisa y ahí es cuando supe que en el coche, en una cama o allí en el mismo suelo! Me daba igual, pero tenía que hacerla mía.
Me separé como pude, la miré a los ojos y no pude más que reírme, estábamos muy subidas de tono entre una multitud que poco nos importaba, desde hacía días nos teníamos ganas y esa noche era idónea para saciarlas.
Yo – Coche? Cama? Baño? Qué prefieres?
Lucia – mmmm vámonos!
No nos despedimos de las demás, solo desaparecimos de la disco, subimos a mi coche y empecé a conducir hacia las afueras de la cuidad, ella tenía una casa de campo allí perfecta para nuestras intenciones.
Llegamos y apenas a unos pasos de la puerta volvieron los besos con hambre de carne, la ropa sobraba y nuestras manos no saciaban en el empeño de deshacernos de ella, me arrancó la camisa a la vez que yo le sacaba la suya por encima mientras nos acercábamos al sofá, la recosté conmigo encima, dejé su boca para que la mía sustituyera mis manos que ya estaban en su pecho, sus suspiros eran incontrolados al igual que mis ganas de besar y lamer cada rincón de su cuerpo, bajé por su cuello lamiendo cada parte de su piel, seguí bajando formando un camino con mi saliva hasta tener delante esos senos ya liberados del sostén, agarré uno con mi mano y empecé a succionar ese pezón rosado que pedía a gritos atenciones mientras con mi mano derecha bajé hasta meterme por debajo de su falda.
Estaba tan o más húmeda que yo, acariciaba de arriba abajo sobre su culot mientras cambiaba de un seno al otro.
Lucia – No aguanto mas! Te quiero dentro…mmmm
Le subí la falda, le saqué el culot y acaricie su entrada que estaba ya esperándome ansiosa, salí del encierro que mi boca tenía en su pecho para, a la vez que la besaba introducirle dos dedos. Ella suspiraba y me arañaba la espalda, volví a su cuello, retomé el camino de saliva que dejé desde ahí hasta su pecho, seguí bajando hasta su vientre, no paraba de penetrarla haciendo pequeños círculos mientras pedia mas y mas. Llegué hasta su monte de Venus, la perspectiva que tenía desde allí al mirarla a la cara hizo que me mojara más de lo que ya estaba, con los ojos cerrados suspiraba, se retorcía, agarraba la tela del sofá como si fuera a arrancarla
Lucia – sigue, ahhhh sigue!
Mientras la seguía penetrando, lento pero insistente rocé con mi lengua su ingle, soltó un gemido al sentirme allí, cosa que me hizo apresurar mas mis caricias, sin aguantar mas quise apoderarme de su clítoris, ya hinchado, que sobresalía llamándome a gritos y así lo hice, empecé a lamerlo profundamente mientras que apuraba el ritmo con mi mano, subió el tono de los gemidos, sabía que le faltaba poco para correrse, empecé a succionar su mayor punto de placer mientras que le introducía un tercer dedo apurando más aun el movimiento y de repente la vi quedarse sin aliento, arqueo su espalda y sentí como los espasmos en su vagina apretaban mis dedos que aun se movían, soltó un gran gemido y se desplomó, sudorosa y jadeante en el sofá, testigo del gran orgasmo que le acababa de dar.
Subí para besarla y me incorporé buscando mi camisa
Lucia – A dónde vas?
Yo – casi amanece, me voy a mi casa
Lucia – como? Ven anda – dijo agarrándome la mano
Yo – no, me voy, estoy indispuesta y prefiero quitarme el calentón con el aire de la calle
Lucia – Pero….
Ya salía por la puerta guiñándole un ojo….me subí a mi coche y a toda velocidad enfilé para la playa, estaba a un buen rato pero me daba igual, los primeros rayos de sol ya asomaban por el horizonte y esa desazón de siempre volvía a apoderarse de mí, no sabía desde hace cuanto tiempo una mujer no me tocaban pero lo prefería así, en estas situaciones solo quería creer que era el cuerpo de ella el que estaba bajo el mío pero al acabar y ver que otra vez era una cara distinta, un cuerpo distinto, la melancolía se adueñaba de mi y salía por la puerta sin decir, casi siempre, ni un adiós, esta vez, lucia, tenia suerte, me había visto ir…