Decision
Ok, no soy buena con el resumen, pero el titulo es de una de las casas, lo entenderán cuando lo lean.
Las paredes parecían moverse a mí alrededor, podía sentir mi sangre recorriendo mi cuerpo y mi corazón latiendo a una velocidad descomunal. Respire hondo varias veces y exhale todo el aire que pude agudizando mis oídos. El corte del aire llego del lado izquierdo y rápidamente me moví por instinto y antes de rodar completamente por la nieve visualice a mi contrincante; estaba camuflada con ropa y hacha blanca. Me quede parada de nuevo y cerré los ojos respirando tranquilamente; volviendo a prestar atención a cualquier sonido. Mis manos comenzaron a temblar y abriendo los ojos escuche los pasos a ambos costados de mí, me prepare y dando un último respiro sonreí. Salte hacia atrás y bloque el hacha, con un codazo le rompí la nariz a Letal que escupió un poco de sangre y giro el arma, mi corazón di un bombeo fuerte y rápido que hizo alejarme antes de sentir el filo cerca de mi abdomen. Su rodillas se doblaron a causa de mi patada y antes de que algo más haga le quite el hacha aplicándole una estocada en su espala logrando que su cuerpo se desplome en la nieve.
El cielo se mostraba orgulloso sobre mí y la nieve en mi espalda quemaba después de caer por una barrida a los pies. Estaba con poca ropa. Moví la cabeza antes de que dos Sai se clavaran en mí y patee el pecho de Incisión con ambas piernas para alejarla y retomar estabilidad. Me posicione lo más rápido posible y vi su sonrisa abarcar toda su cara en el momento en que con un rápido movimiento de su mano hizo volar la Sai directamente a mi cabeza. Rodé y suspire; me había salvado por segundos, ella tenía una puntería exacta. Corrí hacia ella esquive varios golpes, su otra arma voló y en el momento de golpear su cabeza algo frio sentí en mi brazo izquierdo. Su cuerpo callo sonriendo y al bajar la vista vi la sangre derramándose. Había fallado mi último entrenamiento con la casa de Encanto.
- Lo siento Vicky, pero vamos a tener que seguir trabajando en tus reflejos – dijo una voz a mi espalda y al instante me gire. El pelo alborotado rojo me dio la bienvenida junto con la sonrisa de Dulce enmarcando esa cara angelical
- Esto me está llevando más tiempo de lo planeado – estire mi brazo y ayude a levantarse a Incisión que nos saludó ante de irse a la trinidad para poder hacerse ver
- Este es el primer entrenamiento definitivo, no te alteres. La señora Justicia lo logro en su tercer o cuarto entrenamiento – su risa traviesa me saco del enojo interno – aparte te curas más rápido – inspeccione mi herida que se estaba cerrando – vas a ser una buena directora en un futuro – ella beso mi mejilla y me arrastro de nuevo a las instalaciones
Mi vida solo se basó en estudiar pero solo para esto, mi única vida fue destinada a ser la que controle a las 4 casas. Estaba en mi sangre, la marca de nacimiento que llevaba lo remarcaba. Fuimos destinadas a ser unos seres diferentes al resto de la humanidad y aunque los grandes gobiernos sabían nuestra existencia – ya que ellos en verdad tienen la culpa – nos mantenían en secreto, para los trabajos sucios de ellos y para mantener el equilibrio y orden en el planeta. Básicamente éramos un experimento fallido, cuando jugaron con las hermanas Vultur – nuestras primeras madres – jamás pensaron que la fusión de sangre diera resultado… bueno no el resultado esperado y por eso descartaron a las familia Vultur. Las cinco hermanas fueron abandonas bajo la suerte de la muerte como ellos pensaron. Las semanas pasaron y los efectos fueron dando resultados hasta que cada una tenía un don desarrollado. La primera hermana desarrollo el conocimiento a un nivel inhumano con el don de la astucia. La segunda hermana había tenido un incremento en sus reflejos y fuerza física. La tercera hermana tenía una capacidad de poder detectar fallas motoras y el don de curar. La cuarta hermana era extraña, podía hacer explotar algo con solo mirar y desearlo. La quinta y última hermana, era más especial; había desarrollado todo el don de sus hermanas.
Cuando las hermanas tomaron conocimiento de lo que eran, destruyeron la base científica en donde experimentaron con ellas. La que más gozo de todo ese momento, fue Fuerza – la cuarta hermana – que apenas había recordado en donde la tenían atada, había hecho estallar la sala. Nuestras madres nos contaron de como sucedió y a pesar de querer tomar represalias, Justicia dijo que ya todo estaba aclarado con el pacto de paz que hubo con las naciones.
Yo descendía de la quinta hermana; su verdadero nombre era Micaela Vultur, pero después solo fue remplazado por Decisión Vultur. Todas las hermanas fueron guiadas por ella y con el tiempo tuvieron descendientes. Luna descendía de la primer hermana – Encanto Vultur – Sol descendía de la segunda hermana – Agilidad Vultur – Maia descendía de la tercer hermana – Pandora Vultur – Dominio descendía de la cuarta – Fuerza Vultur – y Justicia descendía de la quinta hermana. Ellas cinco eran las que ahora mantenían – según todos – el equilibrio entre la paz y el orden.
Caminaba por las instalaciones junto a Dulce, ella era de la casa de Agilidad Vultur, por lo cual ahora me ayudaba a poder manejar bien mis reflejos y como pelear mejor. Ambas teníamos casi 21 años, hasta hace un tiempo solo nos dedicábamos a realizar algunas misiones y estudiar como personas normales…bueno casi normales porque estudiábamos a un nivel más exigente y alto. Cuando cumplimos los 20 años fue cuando comenzaron los entrenamientos reales. Cada chica se preparaba para la casa que estaba destinada, por mala suerte a mí me tocaba entrenar cuatro veces más que las demás.
- Dentro de nada seremos las siguientes en mandar nuestras casas y capaz dejaremos de tener misiones – un suspiro me hizo observarla – vamos a poder estar en paz
- ¿Te alegra poder mandar a otras compañeras a morir? ¿a realizar el trabajo sucio de los gobiernos? – cuestione mientras caminábamos por el pasillo
- Es para el orden y la paz – ella se detuvo y me miro – no me alegra matar ni me alegra mandar a otras a morir, pero me alegra no tener que estar en peligro constante, aunque sea para salvar al resto de la humanidad que no son como nosotras – corrí la vista de ella y volví a caminar
- Lo siento – susurre viendo mis botas – tienes razón – su mano apretó la mía y la mire, su sonrisa me hizo volver a sonreír
- A mí me entristece… no podré volver a matar tanto como antes – dijo Destrucción, pasando por nuestro costado
- El hecho de que seas de Fuerza Vultur no quiere decir que tengas que ser así – contesto asqueada Dulce
- No me hagas desear Dulcecita – una risa resonó por todo el pasillo mientras se adentraba a su casa
- No puedo creer que compartiremos obligaciones con ella – sonreí viendo su mueca de disgusto y cuando se dio cuenta beso mi mejilla – es aterrador saber que de acá a como 40 años habrán otras como nosotras
- Me vas a tener a mi durante toda la vida… eso es aterrador – dije riendo y ella me miro seria – retiro lo dicho – levante las manos a forma de disculpa y otro beso cayo en mi mejilla haciéndome sonrojar – me tengo que ir – solté el aire y retrocedí un paso
La salude con un movimiento de muñeca antes de que su cuerpo se perdió por la puerta de su casa y yo me encamine al cuarto que compartía con mi soledad, privilegio de ser la siguiente señora de las cuatro casas. Las cuatro hermanas Sol, Luna, Maia y Dominio podían tener relaciones varias veces durante el tiempo que querían pero solo después de 40 años daban una heredera. Las hijas antes nacidas no desarrollaban del todo los mismos dones. La casa Encanto es muy astutas con sus contrincantes, tenían el conocimiento necesario para manejar armas a nada de practicar como también para armarlas en cosas inusuales. La casa Agilidad es muy fuerte y agiles, pero Dulce era la más rápida fuerte y ágil, ella podía anticiparse antes a los movimientos de los otros. La casa Pandora era conocida por su forma de curar, eran muy buenas con respecto a eso, la siguiente heredera era Pura quien se curaba sin necesidad de nada. La casa Fuerza estaba llena de mujeres que adoraban destruir cosas, eran buenas manejando y construyendo bombas o cualquier cosa que haga destruir inmuebles. Pero mi casa, mi casa era vacía, yo era la única que la habitaba y la única heredera siguiente. Eso me entristecía un poco, no el hecho de no poder embarazarme varias veces a futuro, ya que eso no me interesaba, sino que era la única y ninguna podía comprenderme.
El comedor estaba lleno de bullicio ya que cada casa tenían 40 mujeres, sin contar a las herederas. La gran mesa estaba ocupada por las 5 señoras que desayunaban siempre con nosotras, así que al entrar al comedor me incline en forma de saludo y me senté junto a Pura, Dulce, Destrucción e Incisión. Una vez que todas estaban en el gran comedor comenzaron a desayunar.
- ¿No vas a comer eso? – pregunto Destrucción. Mire el tazón de leche con cereal y frutas. Negué – ¿me lo darías? – una sonrisa tímida asomo en su cara
- Toma lo que quieras – dije sin ganas al levantarme
Antes de salir del comedor salude nuevamente a las madres pero no me inmute en verlas. Hoy no estaba de ánimo. En dos meses asumiría una gran responsabilidad que no quería y ninguna de ellas podía entenderme. Por qué teníamos que seguir órdenes de quienes nos malograron, por qué teníamos que ir a morir por sus mandatos, por qué debíamos vivir escondidas. Por qué era mi constante. Me adentre al bosque hasta llegar al borde de la tierra, al bajar la vista se podía ver a unos más de 100 metros como el agua golpeaba ferozmente contra las piedras. Si yo faltara alguien podría tomar mi lugar, alguna de las cuatro herederas ¿verdad? Quién era yo para decidir por todas ellas, porque la gran responsabilidad debía caer en mí. Me quite el saco y lo tire a unos metros de distancia, la bota izquierda y la derecha junto con las medias también las removí. La yerba bajo mis pies me acariciaba de forma áspera. Le sonreí a toda la vista frente a mí antes de impulsarme para saltar directamente.
- ¿Pero qué coño haces? – la voz ronca junto con unos brazos fornidos en mi estómago me saco de mi estupor y deje de sonreír
- Yo…. – mire a sus ojos increíblemente negros y me sonroje – la vista es asombrosa – dije soltándome de su agarre
- Y como es asombrosa decidiste ver qué tan fuerte serian esas rocas y cuánto tiempo aguantarías la respiración bajo el agua ¿no? – su tono sarcástico me hizo sonreír. Decidí sentarme
- ¿Qué haces aquí Destrucción?
- Eso mismo te pregunto yo – su cuerpo se puso a mi lado y dando un rápido vistazo la vi observando el horizonte – ¿qué te pasa? – pregunto sin mirarme y suspirando volví a mirar a esa agua tan azul que se perdía más allá de mi vista
- ¿Qué nos pasó? – conteste al cobo unos segundos y pude sentir su mirada sobre mí. Busque su mirada
- ¿Por qué no contestas a mis preguntas? – su ojos esquivaron los míos y volvió a mirar al mar
- Tu tampoco me contestas – un gruñido salió de su boca y me sonroje – iba a saltar, no pensaba en la dureza de las rocas ni si podría batir un record aguantando la respiración. Necesitaba estar acá para alejarme de…no lo sé – gemí – Quería saltar para librarme de estos sentimientos confusos que tengo en mi interior, para querer librarme de toda la carga que tengo y la futura carga que tendré – abrace mis piernas y sentí mis rodillas presionar mi pecho
- Apenas me dejaste comer tu desayuno lo hice y como vi que te ibas teniendo esa misma mirada de cuando… – negó con su cabeza – me levante y te seguí. No podía dejarte sola, lo sentía en mi interior, jamás podría dejarte sola – un brazo paso por mis hombros haciéndome soltar mis piernas. Gire mi cabeza y la encontré mirándome – no sé qué nos pasó, todo sucedió tan rápido cuando te fuiste. Esa mirada que me diste después de volver de la misión – podía sentir la dificultad en su garganta al hablar y la forma tensa que se puso – todo fue tan rápido – volvió a repetir y dejo de abrazarme para volver a perderse en el horizonte
- Des – susurre y antes de llegar a tomar su mano ella volvió a mirarme – no me dejes sola de nuevo – justo como termine de decirlo sus manos me envolvieron fuertemente – si me dejas vas a destruirme
- Fui hecha para destruir – confesó antes de apoyar su frente en mi hombro – destruí el auto en donde te secuestraron, destruí el cuartel en donde te tuvieron encerrada, destruí a las personas que estuvieron involucradas… y casi te destruyo a ti también – sentí la humedad sobre mi piel y presione su cuerpo – Dulce no fue hecha para lo mismo
- Yo si – conteste rápidamente viendo cómo se levantaba y tomando de su mano tire haciéndola caer sobre mí – fuimos hechas para destruir – busque su mirada pero me esquivaba y agarrando su mentón la obligue a mirarme – nuestros nombres….dilos – ordene
- No – intento levantarse pero teniendo más fuerza la hice dar vuelta y dejarla bajo mi cuerpo
- Sabes que me encanta esto – sonreí ante su cara de enojo – podría estar siempre así y no me cansaría – comenzó a forcejear y riéndome bloquee ambas manos y sus piernas
- Eres la Victoria después de la Destrucción – levante una ceja confundida mientras una de sus manos logro salir de mi agarre y acaricio mi mejilla – siempre serás la Victoria y… siempre seré la Destrucción – su cabeza golpeo mi frente haciéndome tambalear. Al levantarse su cuerpo comenzó a alejarse – deja de pensar en idioteces y asume las responsabilidades heredera
Qué fue eso me pregunte mientras seguía mirando en la dirección en que Des se había ido. Los recuerdos vinieron a mí en forma de avalancha. Los primeros años éramos inseparables, solo nos despedíamos en las noches frente a todas las demás pero dormíamos a escondidas. Ella era mi mejor amiga, siempre lo fue. Nos hacíamos llamar Hipólita y Pentesilea, las reinas amazonas y las mejores guerreras. Siempre juntas, pero eso finalizo después de nuestra misión a los 14 años. Una niña se cruzó con nosotras y por salvarla me habían atrapado. Me terminaron secuestrando durante una semana en la cual me torturaban para querer saber más sobre mí, hasta que mi Pentesilea me salvo, pero mato a todos los que se entrometieron…hasta a la niña y por poco a mí también. Después de volver ella simplemente se alejó y yo estaba tan confundida, enojada y triste que no tuve tiempo a quejarme, la única que pudo sacarme de toda la tristeza y decepción que tuve de mi misma fue Dulce, ella me había ayudado hasta ahora, jamás soltó mi mano a pesar de las complicaciones.
Suspire mirando el cielo y comencé a calzarme las botas y la chaqueta, me quede unas horas más sentada ya sin recordar solo tratando de encontrar las respuestas a las preguntas anteriores. “Es para el orden y la paz. No me alegra matar ni me alegra mandar a otras a morir, pero me alegra no tener que estar en peligro constante, aunque sea para salvar al resto de la humanidad que no son como nosotras”- para el orden y la paz. Para salvar al resto de la humanidad que no son como nosotras – repetí suspirando. Para esos nos crearon y eso hacemos ahora. Limpie mi ropa de los posibles restos del suelo y volví adentrarme al bosque.
- ¿Qué contiene el maletín? – la voz ronca resonó por todo el salón justo cuando entraba, así que ni me notaron
- Algunos datos necesarios – respondió Dominio. Ella era una mujer bien formada, ya con su gran saco se podía notar su musculatura, tenía el pelo corto negro que se ajustaba bien a su cara algo redonda. Media 1.70mts y sus ojos producían miedo con solo mirarla, sin mencionar que siempre tenía un puro en sus labios el cual disfrutaba como si fuera el ultimo
- Yo no hago misiones sin saber las razones y todo sobre ellas – replico Des desafiando a su madre
- No me hagas desear, pequeña – su mirada se posó con ira sobre su heredera
- Estoy a un pestañeo de desear – dio un paso posicionándose desafiante. Ser la hija de Dominio la hace parecerse mucho, esto me da miedo
- ¡Suficiente! – ordeno Dominio y yo me posicione frente a Dulce pero ni se dio cuenta – por lo que fuimos informadas, creemos que el maletín contiene los datos e información necesaria para un gran atentado
- ¿Y por qué no lo arrestan antes de mandar a Destrucción a realizar el trabajo sucio? – pregunte haciéndome presente en la reunión. Todos los ojos se posicionaron en mi rápidamente
- Solo sospechan y Destrucción no va a ir – Justicia se acercó a mí – tu eres la encargada de realizar la misión
- ¡Oh! – fue todo lo que pude decir, de repente me había quedado sin palabras
- Mañana a primera hora deberás salir del país, tenemos todos tus documentos necesarios para que lo hagas – voy a ir sola…esto es nuevo – esperamos que logres el objetivo eficazmente – Justicia me dio una rápida mirada antes de volver al frente de la mesa – si no hay nada más que decir – sus ojos recorrieron a las nueve personas que estaban frente a ella – se pueden marchar
Salí del salón algo confundida, por qué estaban haciendo la reunión sin mí si yo era la encargada de llevar acabo la misión. Una mano me detuvo antes de seguir caminando y al encontrarme con los ojos más azules que había visto en mi vida, pero extrañamente hoy me observaban con algo de tristeza. Negué dejando a Dulce clavada en el pasillo para retomar mi rumbo a la habitación. Al llegar me saque el saco y lo colgué en la percha. La cama se sentía incomoda y algo espaciosa. Me quede bastante tiempo mirando el techo tratando de darle sentido a mi día. Unos leves toques en la puerta me saco de mi mundo, inspeccione el reloj de mi muñeca corroborando que ya era hora de la cena
- No voy a cenar
Fue todo lo que dije y los pasos se alejaron perdiéndose al instante. Me levante y en un pequeño bolso guarde una remera blanca con una camisa, un pantalón negro y una muda de ropa interior. Guarde la manopla de acero con navaja que me había regalado Incisión después de una misión que compartimos. Los Shuriken que obtuvimos con Dulce la semana anterior, sonreí recordando las veces que practicábamos esquivándolos y también lanzándoles a las moscas. Cerré el bolso y tomando una muda de ropa nueva me encamine a la ducha. Mientras me bañaba recordaba cosas de mis años anteriores y los momentos que compartimos con Dulce, Pura, Inci y Des… hoy era un día confuso y algo extraño. Sentía como que algo estaba dejando y a partir de mañana todo cambiaría. Estas malditas corazonadas jamás se equivocaban. Al dejar todo preparado y estar relajada, di una última mirada al techo y me dormí.
El auto negro con vidrios polarizados estaba estacionado frente a la puerta. Justicia me había entregado los documentos necesarios, después desapareció. Abrí el supuesto pasaporte con mi nueva identidad “Jane Becker. 21 años” mi cabello lucia rojo y tenía los ojos verdes. Todo concordaba a como estaba ahora. Respire hondo y guarde todo en el bolsillo. Subí al auto y sin hablar el chofer comenzó a conducir. Mire los árboles que se alzaban impetuosos por todo el camino y di un silencioso adiós pensando en que alguien podría remplazarme.
El avión privado del gobierno no era algo tan grande pero si ostentoso, sobre la mesa de mi asiento estaban todos los detalles que necesitaba para informarme: el lugar, la persona a quien debía enfrentar y algunos detalles de su seguridad. Todo era bastante fácil por así decirlo, esperaba no tener ningún altercado innecesario, esperaba salvar el maletín y después desaparecer. La azafata me sirvió un café cortado y algo de comida. Estudie todo y lo que quedaba de tiempo me lo pase durmiendo. Al llegar tome mi bolso y sin saludar baje encontrándome otro auto igual que el que tome al salir de Vultur. Todo era silencio, al llegar al hotel que me hospedaba esa noche otra carpeta con nueva información estaba sobre la mesa con una muda de ropa elegante que descansaba al lado.
Unas cien personas se desplegaban por el salón, cada uno con un secreto ilegal en su vida. Mi vestido rojo pegado al cuerpo atraía a cualquier delincuente poderoso. Hasta que los ojos de ese robusto hombre me observaron y se comenzó a encaminar hasta donde me encontraba. Se presentó dando una mirada lasciva que note al instante. Comenzamos a hablar de algunos asuntos que nos podrían interesar hasta que lo encamine a donde quería, su nuevo negocio, di a entender que lo sabía y quería participar. El dio una rápida mirada a todo el salón e inclinando su cabeza se puso a caminar entre la gente. Pasamos cerca de unos cuatro hombres al cual a solo a uno le dijo algo y después volvió a caminar hasta un pasillo. Llegamos a la puerta de una habitación y pasando su tarjeta me hizo ingresar.
- No todos saben sobre esto – varios hombres estaban por la amplia habitación en donde el sofá, la gran cama y una cómoda resaltaban – reconozco que al principio no sabía quién eras, pero algo de información obtuve durante este tiempo – uno de los 8 hombres que me rodeaban le alcanzo un maletín. Bingo, esto estaba siendo más fácil de lo que pensé – sabes…nunca esta demás tener ayuda – dijo haciéndome dejar de mirar el maletín – ¿no Victoria Vultur? – mis ojos se agrandaron y pude sentir mi sangre recorrer mi cuerpo
- ¿Qué? – susurre ante su maliciosa sonrisa
- Mi plan es ser alguien de mejor peso, no me interesa destruir a mi propio país para tener el poder que me corresponde – él se sentó en el sofá frente a mí – te suena el verbo destruir – flexionando su pierna, se tocó el mentón. Me habían mandado a una misión suicida y jamás me avisaron, pero es que si se querían deshacer de mi me hubieran dicho – o mejor dicho… ¿Te suena Destrucción? – no sentí el bombeo de mi corazón. Si antes sentía la circulación de mi sangre, ahora no sentía absolutamente nada
- Si – pude contestar casi gimiendo y una carcajada sonora salió de la boca de ese hombre
- Maravilloso – aplaudió eufórico levantándose y escuche unos pasos a mi costado. Gire encontrándome con esos ojos negros – ahora le dejaremos en claro quién manda acá – su brazo toco mi hombro – que lo disfruten – fue todo lo que escuche de él antes de que salga de la habitación
Me había quedado paralizada en el medio de la sala, rodeada de 8 hombres que me apuntaban con sus armas y frente a la que era mi hermana, mi mejor amiga, mi… – Pentesilea – murmure sintiendo un sabor amargo en todo mi paladar, ella esquivo mi mirada y en unos segundos tuve el golpe que confirmo la traición.
Rodé sobre el piso y sacando algunos de los shuriken que escondía en mi muslo, los lance a varios de los hombres justo impactando en sus frentes. El sonido de los disparos no se hizo esperar, estaba esquivando las balas y defendiéndome de los golpes de Destrucción o de esa extraña persona que se parecía mucho a ella. Los tres hombres que quedaban vivos me apuntaban y estaba tan alerta que moviéndome rápido logre posicionarme atrás de uno, el cual recibió todos los disparos por mí. Tome el arma de mi escudo y mate a los dos que quedaban. Tire el cuerpo y apunte directamente a la última persona que en mi vida creía poder tener en esta posición.
- Siempre serás la Destrucción – escupí antes de apoderarme del maletín manteniéndome a una distancia razonable de ella
- Hoy te dejo sola – respondió y de nuevo sentía el frio recorrerme. La pared exploto detrás de mí y mi pecho sintió el impacto de dos balas – hoy te destruyo Hipólita – fue lo último que escuche de ella
NA: Bien, después de tanto tiempo me decidí a volver a escribir. Hubo momentos en que me sentaba frente al ordenador y nada nacía de mí, cosa que era realmente frustrante y termine dejando de intentarlo. Hubo otros tiempos en que capaz una situación más una música o película me inspiraba y escribía sobre algún papel u hoja pero cuando deseaba pasar la idea se…esfumaba como por arte de magia y volvía a frustrarme.
Me di cuenta de que esa frustración nacía del simple hecho de que mi vida no tomaba el rumbo que quería, asique volví desde cero – no literalmente, jaja – y después de varios intentos creo estar encaminándola como quiero.
Capaz para algunos esto no tenga sentido, pero así como hubo varios intentos en mi vida, hay dos borradores de la antigua historia y un tercer borrador que puede ser el definitivo, pero está todavía a mitad. Sin embargo, después de una canción que rondó bastante mi cabeza, más una situación nació esta historia. Tiene continuación – ya que estoy volviendo a escribir – es algo extraña…creo, pero lo extraño me atrae, por eso espero no ser baleada con comentarios ofensivos. También es obvio que detrás de este primer cap hay una historia, pero todo a su tiempo, ah jajaja.
Ya sin más razones – excusas – que decir por la no continuación de la otra historia, los dejo por unos días – aclaro días y no meses, jaja.
PD: Lo siento si hay horrores ortográficos.