Decidida a jugar

Mi primer relato y mi primera experiencia con otro hombre ¿hasta que punto seré capaz de obedecer?

Allí estaba, vestida de negro con mis botas altas y una dirección en la mano. Mientras volvía a revisar que estuviese en el sitio correcto en mi cabeza repasaba la ultima conversación con mi marido.

  • Disfruta zorrita y déjate llevar por lo pase, no olvides que me tendrás que contar todo, absolutamente todo-  le sonreí y enseguida noto que ahora era yo la que dudaba

  • ¿Acaso ahora no lo tienes claro?" me dio un papel con algo escrito y un beso dulce,

  • pórtate bien"

¿Aquello era una broma? seguramente sí ... o no...

Estaba en la calle correcta y en el número, no era un hotel como había imaginado en mis fantasías así que me estire un poco el vestido y llame al piso que ponía en el papel. La puerta se abrió sin que nadie contestase y entré temblorosa hacia las escaleras.

  • ¿A donde va señorita?

Lo último que deseaba encontrarme en aquel momento, un portero al que ni siquiera había visto me miraba descaradamente

  • Voy al cuarto -respondí,

Él solo sonrío... en esos momentos sentí que aquel hombre sabia más que yo.

Al subir me encontré la puerta abierta, un pasillo que terminaba en un salón... dos sofás, alguna mesa con copas, un ordenador al fondo y poco más. La puerta se cerro a mis espaldas y los nervios se apoderaron de mi cuerpo.

A mis espaldas estaba el hombre con el llevaba tanto chateando, Pedro. No me di la vuelta, estaba temblando,  desde atrás me susurro al oído "bienvenida", notaba su aliento en la nuca y sus manos deslizando los tirantes de mi vestido... que rápidamente caía al suelo, dejando solo un minúsculo tanga negro. Se puso enfrente mía y me atreví a levantar la cabeza para mirar sus ojos, apenas me decidi a saludarle cuando poso su dedo índice en mis labios y con un shshhh me mando callar. Pedro, no era mi Amo, ese papel solo lo tenia mi marido, no obstante ambos jugábamos a los roles de dominante y sumisa con los que nos gustaba relacionarnos.

  • Zorra, dame el tanga - la vergüenza que me provocaba estar tan excitada me impedía mirarle, obedecí y retire mi tanga ofreciéndoselo. Pedro lo cogió,

  • oh putita esto esta muy mojado - dijo mientras lo olía detenidamente.

  • Joder muy rico -suspiro.

Me lo puso a mi en la nariz

-¿No te abras corrido ya en el tren?... recuerda zorra que solo te puedes correr cuando yo te lo diga.

Tiro el tanga al suelo y empezó a dar vueltas contemplándome como si de un objeto se tratase, yo miraba sumisa hacia abajo, sus pisadas, su traje, la elegancia que me había atraído de él desde el primer momento...

Sus manos empezaron a tocarme, suavemente por todo el cuerpo, entreteniéndose en mis pezones, en mi cuello y en mi culo. Levanto mi cabeza para lamer y morder mis labios, ufff yo cerraba los ojos y no podía evitar gemir; estaba a punto de correrme y apenas habíamos empezado.

Ahora me mordía y me besaba el cuello con violencia. Notaba que Pedro también estaba extasiado de placer y se deleitaba teniéndome a su disposición como a si fuera su putita.

Estuvo un tiempo lamiendo y mordiendo mis pezones, yo recordaba las veces que me había dicho que quería conocer su sabor y estaba encantada de ofrecérselos.

  • Abre las piernas zorra.

Obediente separe las piernas y sus dedos se hundieron en mi coño empapado, su lengua empezó a jugar con mi clítoris y yo sin parar de gemir mordiéndome los labios, evitando decir nada, conteniendo el orgasmo....

Subió y me miro, sonrío al ver mi expresión..

  • Te  voy a poner mas guapa todavía encanto.

Saco un collar de perrita que me abrocho al cuello y unas esposas con las que me sujeto las muñecas en la espalda...

-Solo es para que te portes bien, ¿perra, a que te gusta estar así?

Pedro desabrocho su pantalón y libero su polla q llevaba ya un rato pidiendo salir, me acaricio el cabello,

  • Arrodíllate zorra, y cómeme la polla que sé que tienes ganas.

De rodillas con las manos atadas acerque mi boca a su polla, empecé a lamerla despacio desde la base hasta el capullo, su olor y su sabor eran muy agradables, deliciosa, jugosa... después me entretuve lamiendo sus huevos mientras miraba sus ojos y oía sus gemidos hasta que con su mano apunto su polla a mi boca metiéndola todo lo dentro que pudo, me gustaba tener la boca llena, movía mi cabeza para que entrase y saliese, entrase y saliese, babeaba en cada envestida y me excitaba notar como tenia que parar para no llenármela de semen.

  • Mmmm, joder zorra harás que me corra, para un poco... ven

Me agarro del collar y me coloco en el sofá, seguía con las manos esposadas en la espalda así que me reclino la cabeza sobre el reposabrazos, subió mi culo y abrió mis piernas.

  • ¿Me ofreces tu culo perra?, veamos como se dilata.

Mojo su dedo en mi coño y luego lo introdujo en mi ano, ¡que placer! mmmm era delicioso, me follaba con el y no paraba de estremecerme, mi culo le dejaba espacio para más así que poco a poco iba introduciendo más dedos. Entraban y salían cuatro dedos con violencia cuando de repente paro y salió de la habitación. Volvió en segundos con una jarra y un consolador enorme de color negro ¿qué pretendía?,

  • mmm, ¿te gusta la leche?

Abrió mi ano con sus dedos y empezó a dejar caer algo de aquel liquido blanco de la jarra,  luego metió el dedo y me lo acerco a la boca, como suponía aquel liquido era leche "chúpalo, me gusta ver como lo chupas", obediente acataba sus ordenes. Repetía la operación, pero esta vez introduciendo aquel consolador que cada vez que entraba parecía que me iba a partir en dos, cuando lo sacaba me llenaba el agujerito de leche y volvía a introducir el consolador para evitar que se saliese. Los espasmos de mi culo provocaban que saliesen chorros pequeños a presión cada vez que metía el dildo. Aquello era demasiado para no correrme pero conseguía aguantar.

  • Ahora te quiero ver llenita.

Pedro dirigió su polla dura hacia mi coño y de forma rápida la clavo hasta adentro, ambos suspiramos de éxtasis. Me follo unos minutos antes de volver a introducir el consolador en mi culo, eso sí ahora con su polla en el coño. Le gustaba notar como daba un respingo cada vez que metía el consolador y como sentía en su polla como se apretaban las paredes de mi coño. Aquello era demasiado, rompí mi silencio

  • sigue, sigue, ohhh me corro- . Empezó a sentir como absorbía su polla, me contraía, el cuerpo me temblaba por aquel orgasmo y ante aquellas sensaciones él empezó a correrse llenándome el coño de esperma.

Primero me dio un beso, mi mirada dibujo una sonrisa, y acto seguido una bofetada cruzo mi cara,

  • Arrodíllate perra, límpialo todo... ¿quien te dio permiso para correrte? me obligas a pensar en un castigo para ti.

Me cogió fuerte del collar y llevo mi cabeza al suelo donde se mezclaban restos de leche y esperma que chorreaban por mis piernas. Confundida lamí y limpie todo el suelo, mientras el se sentaba en un sofá y se bebía una copa de licor.

  • Quédate de rodillas.

Tras unos minutos se sonrío, cogió el móvil y empezó a teclear... yo seguía en la misma posición. Se levanto para ponerme una venda en los ojos y luego aunque deje de ver intuí que volvía a sentarse en el sofá.

Paso bastante tiempo, o eso me pareció cuando sonó un pitido en el móvil y se levanto. Abrió la puerta por la que yo había entrado y por un momento me alegre muchísimo pensando que era mi marido, no sé porque. Pero había entrado otro hombre, lo sabía porque la voz era de un hombre mayor que no reconocía. Oí como se saludaban en la puerta y como entraban en el salón en el que me encontraba atada, de rodillas, vendada, desnuda.

  • Joder, ¿esta es la puta que me tienes preparada? ¿de donde la has sacado?

  • Ja, ja, ja... encanto, mi amigo lleva mucho sin estar con una mujer-  me dijo Pedro cerca de mi oído.

  • Pórtate bien...

Aquellas últimas palabras las acaba de oír hacia solo hace unas horas, pero aquello era demasiado,  esto no creo que le cuadre mi marido, no estaba planteado, además ¿quien era ese?. Rápidamente, noté el tacto de sus manos ásperas por mi cuerpo, me levanto y empezó a sobarme por todos los sitios, recordaba las palabras de mi marido "déjate llevar por lo que pase" ¿a esto se refería?. Aquel hombre me babeaba el cuerpo, lamiéndome de arriba a abajo. Supe que Pedro seguía en la habitación por que aquel hombre se dirigió a él:

  • Joder, menuda follada por el culo le has tenido que meter a esta golfa- me metía los dedos hasta los nudillos haciéndome un daño horrible, apretaba mis nalgas y de vez en cuando me azotaba.

Saco su polla y empezó a frotarla por mi culo. Pedro se dirigió a él serio:

  • Recuerda, lo que hemos hablado.

  • ¡Ostias tío, que más te da! -respondió el hombre mayor, pero se retiro y me coloco en el sofá boca arriba con la cabeza colgando

  • De acuerdo, sólo por la boca... a ver como la mamas...

El olor de su polla era fuerte, su olor en general era fuerte, no parecía un hombre que se cuidase, era tosco en sus movimientos, rudo, .. déjate llevar recordé.., metió sus dedos en mi boca y acto seguido su polla fuertemente hasta mi garganta. Con la brutalidad que lo hacia sentía como si me ahogase pero no podía con su peso y su fuerza. Se agarraba fuerte a mis pezones y estiraba hasta que desde mi garganta notaba que quería salir un grito de dolor. Entonces parecía ponerse más cachondo y me follaba la boca más rápido. Aunque jamás lo hubiese imaginado en un primer momento, empecé a disfrutar degustando la polla de aquel hombre deseando recibir su leche calentita. Empezó a golpear el clítoris con su mano, me esmeraba en acercarle el coño a aquel cerdo para que no parase de tocármelo,... como me excitaba que Pedro nos mirase ¿castigada? pensaba...

Rápidamente el hombre derramo su esperma, sentí las sacudidas de su polla y como sabia su esperma espeso, amargo y volví a sentir mi cuerpo vibrar, antes de que la sacase de mi boca me corría de nuevo.

Aquel hombre se vistió, se despidió de Pedro y se marcho. Yo mientras me había sentado en el sofá, aunque seguía con la venda y las esposas. Pedro regreso y me lo quito todo, mis muñecas y mis brazos sentían un gran descanso pero me molestaba la claridad en los ojos. No me atrevía a mirarle, porque todavía recordaba la bofetada. Fue él el que me levanto la barbilla y me beso en los labios. Su forma de expresarse cambió:

  • Lo hiciste muy bien, disfrute mucho más de lo que esperaba, ¿te gusto?, espero que tu marido también haya disfrutado con lo que ha visto...

-  ¿qué? -mi sorpresa fue mayúscula

El lanzo una mirada hacia el ordenador que había en el salón y encendió el monitor, una cámara apuntaba al lugar donde me encontraba.

  • Agradécele de mi parte que me haya dejado disfrutar de ti.

Cogió el vestido y me lo dio para que me vistiera. No me lo podía creer, todo aquello había sucedido mientras mi marido nos miraba... ¿esperaba que me comportase así? ¿le habría gustado? ¿estaría enfadado?. Me apresure a ponerme el vestido y a salir de allí, no obstante me acerque a Pedro y le di las gracias.

Estaba preocupada, decidí volver a casa en taxi porque me moría de ganas por saber que encontraría. Al llegar, todavía me quede mas estupefacta, mi marido dormía y eso sin duda no era buena señal. Sin hacer ruido me di una ducha, en mi cuerpo se mezclaban olores y fluidos pegajosos que fui cuidadosamente limpiando y me acosté en silencio a su lado. Pasaba el tiempo y yo era incapaz de dormir pero me mantenía en la cama intentando relajarme. No sé cuanto pase dando vueltas hasta que se desvelaron mis dudas, mi marido se dio la vuelta y me abrazo:

  • ¿duermes amor? sin duda tienes que estar muy cansada...  que sepas que no te dejare repetir, eres una golfa viciosa ... no sabes lo que he disfrutado viéndote, te quiero...