Decadencia VII: La Decadencia De Mi Vida (Final)

Patricia le cuenta a Skarlet lo que aconteció en su vida durante el tiempo que no tuvieron contacto. Ambas deciden seguir con sus vidas guiadas por sus Amos Juan y Tamara, quienes quiebran sus limites restantes para su propio beneficio, haciéndolas encontrar la felicidad en medio de tanta decadencia

¡HEY!

Se recomienda leer los capítulos anteriores para entender esta historia.

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Decadencia I: https://www.todorelatos.com/relato/176831/

Decadencia II: https://www.todorelatos.com/relato/177101/

Decadencia III: https://www.todorelatos.com/relato/177357/

Decadencia IV: https://www.todorelatos.com/relato/177604/

Decadencia V: https://www.todorelatos.com/relato/177827/

Decadencia VI: https://www.todorelatos.com/relato/178112/

Si ya los leíste, pues, sigue leyendo. Que lo disfrutes.

Decadencia VII: La Decadencia De Mi Vida (Final)

Entré a la sala con un vaso de agua fría en la mano y se lo di a Patricia, quien estaba sentada en la colchoneta vieja que había en la sala del rancho. Menos mal no la boté cuando remodelaron mi habitación, porque me servía de mueble y para dormir, ya que mi Amo, por medio de Tamara, me había dejado órdenes expresas de usar la habitación remodelada unos meses atrás únicamente para mis shows porno por cámara. La mantenía limpia y ordenada, pero él no quería que la usara para más nada. Me senté al lado de Patty en la vieja colchoneta, aún asombrada por su muy radical transformación.

-Si me sigues viendo así me vas a gastar jajaja -Me dijo ella.

-Chama perdóname...pero es que estás super cambiada. -Le dije. Era cierto, la mujer rellenita que despertaba pasiones con su enorme culazo y sus piernotas gruesas parecía ahora una muñeca bastante extravagante.

-¡Ja! Ni que me lo digas mi amor... -dijo.

-Pero...¿Como? -Le pregunté.

-Ideas de nuestro adorado Dios de ébano chama. Y de su reina todopoderosa Tamara.

-¿Ellos te ordenaron esto?

-Si. ¿Cuánto tiempo tenemos sin vernos? Como un año, o año y medio ¿no? -Me preguntó.

-Si, la verdad no recuerdo bien. -Le contesté.

-Bueno chama. Te cuento, esa última vez que nos vimos, me fui a la oficina. Raymundo no me prestó atención en todo el día, y las pocas veces que me vio, lo hizo con asco.

-¿Y no te dijo nada?

-No marica. No me dirigió la palabra. Me dejaba en visto en whatsapp. Intenté ir a su oficina, y su asistente no me dejaba verlo. Todo lo relacionado a lo laboral lo traté fue con ella, por cierto. Lo no laboral, lo traté con Karina.

-Vaya...¿y ella nunca te dijo por qué él tomó esa actitud? -Pregunté, curiosa.

-No era necesario que lo hiciera chama. Yo sé muy bien como es Raymundo. Le gusta tirar con todos los culos que pueda. Pero no le gusta compartirlos con otros hombres, le gusta la exclusividad. Claro, le encanta que sus amantes tiremos entre nosotras, y hacer tríos y orgias de varias mujeres con él, ¿pero que otro hombre nos coja? No le gusta. Y el que yo me fuera con ustedes esa noche, hacía que yo le diera asco. Además fue mi culpa, no pude ganarte en la competencia de mamar cuca.

-Bueno chama...¿Y qué hiciste?

-Chama me sentí muy mal...¿yo lo quería sabes? Pero el Amo Juan me consoló...y de muchas maneras que no pude dejar pasar desapercibidas.

-Si...mi Amo Juan tiene esa capacidad...No solo te coje el culo, sino también la mente...

-Y el alma chama. Ese negro hizo conmigo lo que le dio la gana...bueno, para muestra un botón. -Me dijo haciendo un gesto con sus manos para señalar todo su cuerpo cambiado.

-Marica pero esos cambios...esas tetas gigantes...¿Como....?

-Bueno chama. Yo seguí trabajando en la empresa de Raymundo, él no me botó ni nada, así que tuve la esperanza de que Raymundo volviera a aceptarme, pero me era imposible dejar de ver al Amo Juan. Tiene el güebo demasiado rico y las veces que me masturbaba solo podía pensar en él. Así que esa esperanza poco a poco se fue desvaneciendo y dándole paso a un deseo de estar con Juan, con quién no perdí comunicación. Desde esa noche que estuvimos, él me daba órdenes por whatsapp y eso, y yo las cumplía, en un principio con remordimientos porque quería estar con Raymundo, pero después de varios días y encuentros con el Amo Juan, esos remordimientos, esa confusión desapareció y ya obedecía de forma natural a nuestro amado y adorado negro.

-Te entiendo chama...pero eso no me explica cómo te convertiste en esta mujer que tengo frente a mí. -Le dije.

-Ya se, ya se, déjame echarte el cuento completo . -me dijo ella. - Más o menos un mes después, el Amo Juan me ordenó que amenazara a Raymundo con contarle a su esposa de sus andanzas sexuales, y de meterlo en un lio con la compañía usando el mismo tema, y así hice.

-¿Y qué pasó?

-Bueno chama, me concedió una visita. Ya para ese momento el güebo de Juan había sacado a Raymundo de mi mente y de mi corazón, aunque debo admitir que se me aguaron las pantaletas al verlo en donde acordamos la mencionada cita...pero se me pasó cuando me dijo, de frente y sin siquiera saludarme, que le dijera cuanto quería yo por mi silencio.

-¿De pana? Marica que bolas tiene ese tipo -Le dije.

-Si marica que arrechera me dio. Pero bueno, nada. Le dije que quería cinco mil dólares mensuales.

-¡Coño! -No pude evitar exclamar con sorpresa. Puede que a ustedes, queridos lectores, cinco mil dólares les parezca poco. Pero aquí en Venezuela esa es una cantidad alta de dinero, al menos para los simples mortales.

-Jajaja si chama...él también puso la misma cara que estás poniendo tu ahorita . -Dijo ella divertida.

-¿Y aceptó? ¿Qué dijo ese bastardo? ¿Y el Amo Juan te dijo que pidieras eso?

-Jajaja intentó regatearme. Me dijo y que 1500. Y yo le respondí seis mil. Y así, mientras él intentaba diciendo un número menor, yo le decía más jajaja -Me contó. Su risa era malvada. - En cuanto al Amo Juan...él me había ordenado pedirle mil dólares nada más...pero pedí más por la arrechera que me dio que me saliera con esas de una sola así, sin anestesia ni nada.

-Entiendo...¿en cuánto cerraron el trato al final?

-En cinco mil mensuales. Eso sí, lo hice rogar bastante para que aprenda, por puto malparido . -Dijo con odio.

-¿Y él tenía esa capacidad de pago?

-¡Uuuufff! Claro que si marica. Ese hijueputa se limpia el culo con dólares...tiene un montón de negocios y demás.

-¿Y no te da miedo? Es decir, esa gente así, adinerada, es peligrosa...y más en este país.

-Naaah marica...tranquila. Le dije que tenía gente con pruebas y que si me llegaba a pasar algo a mi o mis seres queridos, incluyéndote a ti, a Tamara y al Amo, estas personas iban a sacar a  la luz sus trapos sucios. Así que obedeció.

-Ya veo...¿y con ese dinero te operaste? -Pregunté.

-Pues...la verdad es que no, pero si... Ese dinero era propiedad del Amo Juan, era su plan, yo no podía disponer de esa plata...- Me dijo entre largos suspiros que yo conocía muy bien. Suspiros de amor.

-¿Y entonces? -Pregunté impaciente.

-Pues chama, a pesar de todo el lio, seguí trabajando en la empresa. Raymundo no era capaz de despedirme, y encima me hablaba siempre en tono bajo. Porque sí, ahora que lo tenía en mis manos, él si me dirigía la palabra. Lo tenía bajo mi completo control. Ya no le daba culo ni nada, y aún así lo tenía sometido a mis caprichos, que realmente eran los caprichos del Amo Juan...quien me ordenó hacer que me pagara todas las operaciones, además de darme los cinco mil dólares mensuales más mi salario.

-Vaya...Entonces el Amo Juan se hizo con muchísimo dinero...

-Si Marica. Percibía cinco mil dólares mensuales de parte de Raymundo. Mas tus ahorros hasta que éstos se agotaron, y luego comenzaste a trabajar limpiando casas, y luego el boom de tus shows cam...Además de eso tenía mi salario, el cual se lo di íntegramente...así como mi apartamento, el cual también le cedí por completo. Me contó lo que te hizo decirle a tu familia, que vendías el apartamento para irte del país con ese dinero porque te buscaban unas mafias, y me ordenó también decirle lo mismo a la mía, para mudarme, pero a la casa de Tamara.

-¿También le cediste tu apartamento por medio de una venta ficticia? ¿Y tu mamá? -Pregunté. Patty vivía con su madre, una señora jubilada y de edad algo avanzada.

-Le pedí a mi Amo que la dejara allí viviendo, a cambio de un alquiler. Sin embargo, como yo ya le daba todo el dinero que yo ganaba, pues él propuso que convenciera a mi madre para que se consiguiera un trabajo y que pagara el alquiler ella misma.

-¿En serio? Wow....poner a tu madre a trabajar de nuevo...- Dije con falsa pesadez. Lo cierto era que me parecía un acto de total entrega y humillación el hecho de poner a mi propia madre a pasar penurias para satisfacer a un degenerado que me tenía a sus pies. La sola idea me excitaba, más yo en mi caso no podía hacerlo, mis padres vivían juntos en su propia casa y no se me ocurría la manera de hacerlos caer en ese juego. Pero si me habría gustado hacerlo la verdad.

-Pues si chama. Ahora mi madre trabaja de lunes a viernes en una fábrica de telas. Gana una miseria, pero le alcanza para pagarle el alquiler al Amo y sobrevivir a la crisis del país...el Amo me hace mamarle el güebo mientras cuenta los billetes que mi madre le da como pago del alquiler...y me excita demasiado hacerlo. Nunca me imaginé que ser degradada a esos niveles me calentaría tanto.

-Te entiendo...yo siento lo mismo...¿Y te fuiste a vivir con él? Nunca te vi en su apartamento las veces que fui...

-No chama. Me fui a vivir a casa de Tamara. Allí comencé mi transformación, mientras era la sirvienta personal de ella y además les ayudaba a invertir en otros negocios todo el dinero que ganaban de nosotras. Tienen ahora una licorería y una panadería, que les da bastantes ganancias.

Nunca me esperé esto. La verdad yo pensaba que era con mis shows y la limpieza de casas lo que les daba dinero para sus lujos. Pero ahora veo que solo era una parte, y que Patricia además les ayudó a invertirlo y sacar negocios adelante. Una vez más, una punzada de celos me invadió por no ser yo la que ayudara al Amo. Y una vez más, poco me importó esa sensación. Mi Amo se merecía lo mejor y estaba ganando bien.

-Ya veo...que bueno que estabas ahí entonces...¿y qué tal la transformación con Tamara? -Pregunté.

-Bueno...ya me ves -Dijo, haciendo de nuevo un gesto con sus manos para enfatizar su cuerpo. - Toda una "Bimbo". Primero me hizo ponerme a dieta y en una rutina de ejercicios super exigente que comenzaba nada más llegar a su casa desde la oficina, hasta la hora de dormir, 3 veces a la semana. Luego un par de lipos, tinte para el cabello, y botox para los pómulos y los labios...luego vinieron 5 operaciones de tetas, hasta llegar al tamaño que tienen ahorita, con implantes de 1300 cc. Y por supuesto, me operé el culo, así como también los muslos. Todas las operaciones tuvieron un tiempo rápido de recuperación, ya estoy lista para más guerra.

-Ya veo...te ves.... -hice una pausa. No sabía bien que decirle con respecto a su apariencia. Las bimbos dan mucho morbo a mucha gente, yo incluida, desde hace un tiempo para acá. Pero al mismo tiempo, al menos a mí, me parecen estrambóticas. Extrañas. Ricas, pero extrañas. No sabía cómo decirle eso sin herirla.

-...¿Estrambótica?, ¿Vulgar?, ¿Fácil? -Me preguntó ella al ver que no lograba terminar la frase.

-Jajaja pues si...extravagante. Y cuéntame, ¿a qué se debe esta visita?

-Tamara me echó de su casa. La vendió y se fue a vivir con el Amo. Ellos quieren vivir solos, y que tu o yo vayamos a limpiar y a servirles cuando ellos así lo exijan. Dicen que así no nos entrometeremos tanto en sus planes del día a día. Nuestro deber es la servidumbre y darles dinero. De hecho, ya no quieren que los ayude a administrar los negocios.

-Entiendo...pero chama aquí solo tengo una cama. El box spring de la habitación es solo para los shows...ellos me prohibieron dormir allí.

-Lo se marica. Pero tranquila, que en esa camita individual cabemos las dos. Bien abrazaditas...desnuditas...podemos hacerlo en 69 como la última noche que pasamos juntas...

-¿Te acuerdas de esa noche? Fue rica... -Le dije con nostalgia

-Claro que la recuerdo...eso sí, espero que si vamos a dormir en 69 de ahora en adelante, te enfoques más en mamarme la cuca...que esa noche andabas algo perdida.

-Marica perdóname...es que me era difícil concentrarme, estaba celosa de Tamara, quien tuvo al Amo toda la noche para ella sola...

-Te entiendo marica...estabas enamorada...- Me dijo.

-Si...lo estaba...y lo sigo estando.

-Te entiendo chama...porque yo también lo estoy. No sé qué me hizo el Amo Juan. Pero estoy empepadísima con él...

El resto de esa noche transcurrió de forma normal. Cocinamos mientras charlábamos de mis shows, que ella más de una vez vio en vivo desde la casa del Amo o la de Tamara, y luego dormimos juntas. Patricia no había llevado equipaje alguno, lo que llevaba puesto era todo lo que tenía, pero eso no era problema, algunas de mis prendas le quedaban bien, aunque sus tetas si sufrieron bastante, ya que ahora ella era mucho más tetona que yo y mis franelitas y camisetitas le quedaban muy pequeñas. Sin embargo eso lo solucionamos en los siguientes días, ya que nuestros Amos nos ordenaron firmar un nuevo contrato, donde ahora dividían mi 30% de ganancias de limpieza entre Patty y yo. 15% para cada una. Si bien ahora mi paga era menor, la verdad era parecida a lo que percibía antes de la llegada de Patricia, ya que ambas trabajábamos por separado, mientras ella atedia una casa, yo atendía otra, y entre ambas compramos más ropita para ella.

Así estuvimos los siguientes 6 meses más, tiempo en el que con Patricia nuestros Amos decidieron replicar lo mismo que conmigo, abriéndole cuentas en redes sociales para que subiera material sexy. Su nombre era Puticia Minx y tuvo un gran boom en las redes gracias a que con mis cuentas logré impulsar las de ella con mucho éxito.

En esos 6 meses el Amo decidió hacer más pequeña la sala de estar del ranchito fabricando una pequeña habitación extra, acondicionándola de forma similar a la mía donde hacía mis shows, para Patri...perdón, para Puticia. Allí ella también haría sus propios shows en Cam5 y Masturchat, convirtiéndose así en otra gran sensación de esas plataformas, y por supuesto, llenando los bolsillos de los Amos Juan y Tamara aún más. Luego de un tiempo, ambas ostentábamos varios récords en las dos plataformas, y siempre estábamos en los primeros dos lugares de transmisión, a veces ella de primera y yo de segunda, o viceversa. Sin embargo, ambas plataformas explotaron cuando nuestros Amos nos ordenaron hacer el primer show juntas, rompiendo todos los récords personales de ambas por individual. Hicimos varios de estos shows juntas en los siguientes meses, sin embargo, no los hacíamos siempre, ya que éramos el equivalente a “Los Vengadores” en esas plataformas pornográficas en cuanto a crossovers se refiere. Por separado teníamos números exorbitantes, pero juntas, doblábamos o triplicábamos esos números y hacía que nuestros seguidores quisieran más, esperando ansiosos esos shows de nosotras juntas.

Sin embargo, aún faltaba una vuelta de tuerca más en nuestras vidas decadentes. Y esa vuelta de tuerca llegaría un día, cuando salíamos a las 7 de la mañana a trabajar. Al abrir la puerta del ranchito, ahí estaba nuestro Amo Juan de pie. Nos dio una bolsa de papel a cada una de nosotras, y nos dijo que luego de limpiar las casas de nuestros respectivos clientes, fuéramos a sus baños y nos vistiéramos con lo que había en esas bolsas, y que esperaba no recibir quejas de los clientes. Puticia le preguntó que debíamos hacer, a lo que nuestro Amo le respondió que debíamos intuirlo al ver el contenido de la bolsa. Cada quien tomó su respectivo paquete y nos pusimos en marcha a nuestros respectivos destinos.

Ese día me tocaba limpiar la casa de un señor mayor también, cuyo nombre era Julián. Era un viejo de casi 70 años de edad según su apariencia, blanco, cabello canoso, de piel flácida y arrugada, algo panzón, y bajito. En el camino no pude ver el contenido de la bolsa ya que los transportes que tomé iban repletos de personas, y por alguna razón no quería que la gente chismoseara lo que en ella había.

Llegué a casa del señor Julián unos minutos más tarde de lo normal, bastante agitada por el retraso. Toqué la puerta y él la abrió, viéndome de arriba a abajo. Ese día yo llevaba puesto una muy pequeña y ajustada licra negra que dejaba mis piernas casi completamente desnudas ya que esa licra parecías más un cachetero que otra cosa. Unos calcetines cortos blancos y unas zapatillas francesas. Arriba, una franela manga corta blanca, bastante ceñida para que dibujara bien mi figura. Llevaba el maquillaje bastante sexy y mi cabello amarrado en una cola de caballo. El viejo estaba vestido con una bata de baño y un par de chancletas de esas plásticas.

- Llegas tarde -Me dijo.

- Lo siento señor Julián -Dije. -no volverá a pasar.

-Más te vale. Pago por tu puntualidad también.

-Si señor perdóneme.

Pasé a la casa y fui directamente al lavandero, que era donde estaban los artículos de limpieza, y comencé mi rutina. Limpié minuciosamente la sala, el comedor, la cocina, los tres baños y las cuatro habitaciones de la casa, así como el patio que quedaba detrás de la misma. Julián era de esos viejos verdes que les gustaba verme limpiar, y además, era de los que les gustaba exigir, y de mala manera, señalando los defectos del trabajo que se realizaba. No importaba lo perfectamente limpio que algún mueble o zona de la casa quedaba, siempre decía cosas como "Vuelve a limpiar aquí, que te quedó mal", o "¿A esto llamas limpio? Vuelve a pasar el coleto aquí, no me hagas pensar que no vales lo que pago por tus servicios". Yo, preocupada, pedía perdón cortésmente y volvía a limpiar donde me indicaba. Preocupada no porque me importara el viejo, sino por mi Amo. No quería fallarle.

A eso de las 3 de la tarde había terminado la limpieza. Así que tomé la bolsa que me dio mi Amo en la mañana y me fui al baño a ver de que trataba todo esto. Saqué todo el contenido, se trataba de un disfraz de sirvienta porno, que consistía en un diminuto hilo negro que por delante tenía una telita triangular de dos dedos de ancho, con bordes delgados de encaje blanco y que apenas cubriría hasta el capuchón de mi clítoris. Mis labios vaginales y mis nalgas se tragarían el resto, ya que literalmente era un hilo ultradelgado. No tenía sujetador, en su lugar, un par de pezoneras circulares negras con bordes de encaje delgado blanco al igual que el hilo, cubrirían mis pezones. Para terminar, el conjunto era completado por la típica cofia blanca y un delantal pequeñito negro con bordes de encaje blancos iguales que los de las pezoneras y el hilo, unas sandalias tipo mula, de plataforma, altísimas, transparentes, y una nota que decía que el viejo había pagado un "extra" por una "pulida de verga", y que debía ser una sirvienta bastante complaciente.

Me senté en la poceta, en una especie de intento de reflexión. Ya no era solo el hecho de que más de treinta mil personas me hayan visto totalmente desnuda masturbándome y haciendo quien sabe cuántas guarradas, y además a dúo con Puticia en múltiples casos. Ya no era solo el hecho de haberle entregado mi vida en cuerpo y alma a un viejo degenerado, entregándole todos mis bienes y logros conseguidos, y que además le estoy pagando un carísimo alquiler, quedándose él con prácticamente todo el dinero que gano ahora. Ya no era solo el hecho de haberle mentido a mi familia y haber desaparecido del radar de todos ellos, solo para estar a los pies de este viejo degenerado.

Ahora era una prostituta más. Una "prepago" como decimos aquí en mi tierra. Sin derecho a ningún beneficio, porque seguramente ese viejo degenerado, mi Amo, se quedaría con todas las ganancias.

Pero realmente, lo peor de todo, o lo mejor, según se mire, era que yo al pensar en todo esto ahí sentadita en la poceta, me sentía feliz. Me sentía plena. Estaba cumpliéndole a ese viejo degenerado, mi Amo, mi Señor, mi Dueño. Estaba enriqueciéndolo. Él estaba ganando a costa de mí y eso me llenaba el corazón de calor. No pude evitar esbozar una sonrisa boba al pensar en esto. El hecho de saber de qué él, el hombre que amo con locura, ha surgido gracias a mi contribución, me llenaba de fuerzas y de ganas de darle más. Y no solo era fuerza lo que sentía, no me voy a engañar a estas alturas, todo esto me llenaba de morbo, me excitaba. Y era hora de continuar.

Me desnudé por completo y me coloqué el diminuto hilo. Tal como dije, la telita delantera solo cubrió mi clítoris, mis labios vaginales y mis nalgas se tragaron el resto. Me coloqué las pezoneras, y por último, los tacones, el delantal, y la cofia. Me vi en el espejo, y la piel se me puso de gallina al verme. Mi look era realmente morboso, vulgar, y lo hice aún más guarro al retocarme el maquillaje, me puse un poco más de rubor en los pómulos para resaltarlos, un labial rojo sangre, y me remarqué bien con delineador negro los ojos. Para terminar, tome de mi bolsito un aceite corporal aromatizado de coco, y me unté generosamente todo mi cuerpo, incluyendo mi espalda, para que mi piel quedara abrillantada dándome un look aún más putón, y un aroma delicioso. Mi cuca se hizo agua con el resultado final. Me tomé un par de fotos de cuerpo completo que subí a twitter, con el hashtag #HoraDeTrabajar y me dispuse a salir del baño.

A pesar de que tengo muchísima experiencia caminando con tacones altos, hacerlo con estas dos plataformas tipo mula que tenía puestas era realmente todo un reto. No podía dar pasos largos, ya que me tambaleaba con mucha facilidad y podía caerme, por lo que mis pasos eran cortos y algo lentos, pero muy, muy provocativos por la forma exagerada en que mi cuerpo se contoneaba automáticamente gracias a la altura de los mismos tacones, una altura que me hacía ver como una jirafa, aunque bastante imponente y muy, muy sexy.

Pensé en la forma más morbosa de iniciar todo este encuentro, ya que quería que fuera genial para que mi Amo no recibiera quejas de mí, así que fui al lavandero y tomé un trapito y un spray de limpieza sin olor, y Caminé hacia la sala de estar de la casa, donde escuché el tv encendido, por lo que supuse que mi cliente estaba allí y donde efectivamente lo ví desde la entrada a esta estancia, sin que él se diera cuenta.

El señor Julián estaba sentado en uno de los muebles frente al televisor con una bata de baño azul, descalzo. Se rascaba una de sus bolas por encima de la bata de la forma más vulgar y guarra. En una mesita había un blíster con unas pastillas y un vaso con agua. Una punzada de nervios excitantes me invadió el estómago, las tetas, la cuca y el culo. Respiré profundo y entré en la estancia, dirigiéndome al mueble sobre el cual estaba el televisor, rociando un poco de spray sobre la superficie y pasando el trapo con esmero. Hice esto inclinándome hacia delante sin flexionar mis piernas, de forma que mi culo quedara de cara a mi cliente. Podía sentir su mirada clavada en mis partes, así como también podía escuchar como su respiración se agitaba. Seguí limpiando el mueble con esmero, haciendo que mi culo se bamboleara de un lado a otro adrede.

-Eso...limpia bien...que hay varias cosas que dejaste sucias . -Me dijo.

-Si señor, dígame que quedó sucio y con muchísimo gusto lo limpiaré para usted. -Le dije con vocecita sumisa.

-Oh, claro que lo harás, no voy a dejar que te vayas con todo este trabajo mal hecho que dejaste . -Me dijo.

Lo que yo no me imaginé, era que me iba a poner a limpiar casi toda la casa de nuevo, bajo su atenta mirada. Yo traté de hacer todo como en la sala, adoptando las posiciones más morbosas posibles para que él pudiera ver bien mi cuerpo, mi cuca encharcada, mi culo ansioso. Eran ya las 8 de la noche cuando él se dio por satisfecho con la limpieza. Estábamos en el baño y yo terminaba de limpiar la poceta por segunda vez en el día.

-Bien niña. Agarra todas esas cosas y mételas en una bolsa -Me ordenó, señalando mi ropa y mi bolsito.

-Si señor -Le dije, y obedecí, metiendo todo en una bolsa.

-Bien. Ahora ve y bota la basura. -Me dijo. Yo no entendía a qué se refería, ya que no había basura que botar. -Esta, idiota, esta. -Me dijo al verme confundida, ofreciéndome la bolsa con mi ropa, mis zapatos, mi bolso con mi identificación, mi teléfono y dinero.

-Pero...- Intenté decir.

- Caaaaallate niña y bota la basura te dije. -Me interrumpió.

Titubeé, pero obedecí, insegura, aunque debo admitir que MUY excitada. Tomé la bolsa y me fui caminando con él detrás de mi hasta el cubo de basura grande que había en el pequeño patio de atrás de su casa. -Bien, ahora bótala. -Me ordenó. La casa quedaba en la parte alta de un cerro. Si bien no era un barrio como los que se suelen ver en Caracas, poco le faltaba para ser uno, ya que al ser una zona residencial vieja estaba carente de lujos y de bellos paisajes. Detrás del cerro en la parte baja de toda esa urbanización, había un botadero de basura, y todas las casas que colindaban los bordes de la parte alta del cerro, tenían detrás una especie de bajante metálico que daba hacia el botadero ubicado en las faldas de la pequeña montaña. Esto les permitía arrojar la basura sin tener que bajar al mismo. Él quería que botara todo por ese bajante metálico. Una vez más, la duda me invadía, aquí en Venezuela es muy difícil sacar documentos de identidad nuevos. Además tenía mi poco dinero allí. Lo vi con rostro de preocupación, de súplica, a pesar de estar en una situación que me excitaba muchísimo. Y fue por esta excitación, sumada a su mirada de sádica satisfacción al verme así tan degradada, que hice lo que me ordenó, boté todo por el bajante al botadero.

-Por fin. Eres una sirvienta insolente. Tu jefe se va a enterar de mis quejas. -Me dijo.

-No señor Julián, por favor, no lo haga...perdóneme -Le dije, con una excitación creciente en mis palabras.

-Shhh a callar. -Me dijo con una autoridad que sentí en mis genitales. Estaba claro que esa clase de actitudes dominantes me volvían loca. -Pásame la manguera, aún falta algo que limpiar -Me ordenó.

-Si señor -Le dije y obedecí, le di la manguera, la cual era bastante larga y tenía una pistola para regular la presión en la punta.

-Párate ahí, contra la pared -Me ordenó. Yo obedecí. Acto seguido el apuntó la manguera a mi cuerpo y comenzó a disparar agua fría a alta presión. Sentía como la piel me picaba al estrellarse el agua contra ella a presión alta, y como la misma quedaba también con marcas rojas por el impacto del chorro. Apuntó bien a mi cuca, cubierta aún por el delantal y a mis tetas, yendo las pezoneras a volar y dejar mis pezones al aire y a merced del chorro. Yo me retorcía entre grititos al ritmo de donde este viejo baboso apuntara la manguera, intentando ponerle especial esmero a mis tetas, cuca y culo. Debido al agua los tacones se pusieron muy resbalosos y en un momento dado terminé cayendo al piso, momento en que él se echó a reír a carcajadas, aprovechando también la ocasión para disparar el chorro de agua a mis partes más íntimas con mayor comodidad.

No sé cuánto tiempo estuvimos en mi proceso de "lavado", pero estoy segura de que fue más de media hora. Una vez se hartó de ducharme, tiró la manguera a un lado. Yo quedé tendida en el piso, agradeciendo para mis adentros que el suplicio terminara. Sentía casi toda mi piel palpitar, pude verme algunas marcas rojizas a lo largo y ancho de mi cuerpo, que seguramente desaparecerían rápido, pero escandalizaban la vista un poco. El viejo se acercó a mí, quedando de pie a mi lado.

-¿Te pegaste duro? -me preguntó.

-N-no se-señor...- Dije, temblorosa.

-Bien . -expresó, mientras se quitaba la bata de baño y me la arrojaba encima - Sécate -Dijo.

Pude apreciarlo desnudo, ya que bajo la bata no tenía ninguna otra prenda puesta. Era un viejo de piel pálida y con algunas manchas en su piel. Tenía bastante vello en su pecho, de color canoso. Su verga y bolas colgaban flácidas, deprimentes, a pesar de no verse pequeñas, ya que sobresalían de una densa mata de vellos amarillentos y canosos. Me sequé rápidamente y me traté de poner de pie, pero me resbalé de nuevo con los tacones.

-Esos tacones no te hacen la vida fácil. -Dijo. -Creo que te los estas poniendo donde no debes. Ven, ponte en cuatro. -Me ordenó. Yo obedecí y asumí la posición, arqueando bien la espalda y parando bien el culo, ustedes saben, la costumbre. Él se agachó y tomó ambos calzados, para luego meterme los tacones de ambos, uno en la cuca y el otro en el culo haciendo a un lado el hilo, quedando los dos zapatos colgando. - ¿Ves? Los estabas usando en las patas. Te quedan mejor ahí, en el culo y en el bollo jejeje. Y hablando de culo...hay que ver a la juventud de ahora, que le gusta mamar culo. ¿Has mamado culo alguna vez? Tienes cara de que sí.

-Si...si señor...he mamado culo . -Respondí.

-Bien. Vamos a ver qué tal lo haces -Dicho esto, se ubicó delante de mí, y me tomó la cabeza, haciendo que me irguiera ligeramente para poder meter mi cara en su culo, que también era algo velludo. El olor que me llegó no era muy agradable, pero, perdida en mi propio éxtasis y en el placer de mi propia humillación, me dejé llevar, y empecé a mamarle el nauseabundo culo a este asqueroso viejo verde. - Oooohhhh siiii jajajaja es verdad lo que dicen, se siente muy bien esa lengua juguetona -Dijo mientras me restregaba el culo en la cara a conciencia.

Duramos unos minutos así, no me dejo apartarme ni para respirar, mantenía con su mano en mi cabeza mi rostro bien hundido entre sus viejas nalgas flácidas. Y en un momento dado comenzó a caminar, llevándome a mí a cuatro patas como la perra asquerosa que era, con mi cara metida en su culo, sin dejar de atenderlo con mi hocico. Semejante acto me hacía sentir como el ser más asqueroso de todos, y como resultado, estaba en el cielo de la excitación sexual. Tan mojada estaba mi cuca que sentí como durante la caminata se me cayó el tacón que tenía metido en ella, lo que tanto a él como a mí no nos importó en lo más mínimo.

Para cuando por fin me permitió separar mi cara de su culo, caí en cuenta de que estábamos de nuevo en la sala. Él se sentó en el mismo sofá frente al televisor en el que estaba cuando me le aparecí vestida como sirvienta porno horas antes.

-Quítate ese estúpido delantal y ese hilo imbécil, yo no me excito tan fácilmente. Cosas de la edad, tú sabes . -Me dijo.

-Si señor -Obedecí su orden. Me puse de pie y me saqué dudosa el tacón del culo, pero al ver que él no decía nada, pues lo tiré a un lado con plena seguridad, lo mismo con el hilo y el delantal una vez que logré quitármelos. Quedé únicamente con la cofia en mi cabeza, que para mi sorpresa no se había desprendido de mí tras mi "ducha".

-Bien, bien...- Me dijo, reclinándose en el sofá y abriendo sus piernas famélicas. - Ponte en cuatro otra vez, y empieza a mamarme el güebo y las bolas. Hazlo con cariño y ternura -Me ordenó

-Si señor. -Respondí y me puse a cuatro patas de nuevo, para meterme entre sus piernas y acercar mi rostro hacia su viejo y flácido sexo.

Una vez más, me llegó un olorcito extraño. Pero mi excitación, seguía siendo mucho mayor y más fuerte que cualquier pensamiento racional. Debo admitir que durante este momento dudé por unos segundos si estaba haciendo esto por mi Amo, o si lo estaba haciendo más que todo porque la situación me daba un asqueroso morbo muy grande y me excitaba sobremanera.

Lancé un tierno y tímido lengüetazo a la punta de su verga, la cual se balanceó ligeramente por mi acción. Luego di dos más rápidos y seguidos, para luego abalanzarme a metérmela en la boca, aunque no completa, sino hasta la mitad más o menos. Era posible hacerle una garganta profunda de todas maneras, en tamaño no se comparaba a mi Amo, pero pensé que él disfrutaría más si lo hacía por partes, poco a poco, tomándome mi tiempo, dejando que sienta las caricias de mi hocico poco a poco mientras yo saboreaba toda la excitación que sentía, además de su verga, claro.

Chupé suavemente la mitad de su verga y la saqué para repetir la operación de lamiditas tiernas y rápidas en sus bolas peludas. Algunos vellitos se desprendieron y me quedaron en la lengua, cosa que le mostré abriendo mi boca y sacándola lo más que pude para que los viera. El me miró con gesto de extrañeza, y en ese momento metí mi lengua en la boca, salivé un poco y me los tragué como si fueran un rico manjar, volviendo a sacar la lengua para mostrarle que me los había tragado. -Jajajaja buen provecho perra -Me dijo entre risas. -Gracias señor -Respondí y me volví a meter entre sus piernas para seguir atendiendo su flácido miembro.

Mientras lo hacía extrañé a mi Amo un montón. Con una edad parecida a la de Julián, mi Amo se veía más conservado, aún se le paraba el güebo, y de qué manera. Si fuera él el que estuviera ahí sentado ya me tendría cabalgándolo hasta el hartazgo, sin duda. Pero con Julián no era así. Tenía más de 6 horas viéndome en un traje vulgarmente pornográfico, sometiéndome a humillaciones, me tuvo un rato mamándole el culo y ahora la verga y sus bolas...y no tenía una erección. No lo culpo, entiendo que es la edad, y eso hacía que admirara aún más a mi negro Juan, Amo y señor de mi vida.

Estuve un buen rato lamiendo y mamando su güebo y sus bolas, tragando vellos más que todo. De vez en cuando iba más allá de sus bolas y le lamía y chupaba el periné, y también su ano. Esto era bien recibido por él, aparentemente nunca le habían mamado el culo de esa forma, porque temblaba de cosquillas cuando mi lengua pasaba por allí. En un momento dado él saco una pastilla del blíster que tenía en la mesita de al lado y se la tomó junto con el vaso de agua completo. -Ya estoy viejo pa' estas vainas -Dijo mientras volvía a reclinarse en el sillón. - Ya mi machetico no es lo que era antes...tres polvos seguidos sin problema...con el chorrito bien potente y dejando bebés por doquier...ahora ni siquiera se para...¿Entiendes mija? -Me preguntó. -Mjum -Asentí sin dejar de mamar. - Yo no le pido ya que se pare, pero que por lo menos, salude. Que se siente al menos...- Prosiguió, con cierta jocosidad, ya que ese es un chiste de un humorista de mi país. No pude evitar una risita por ello, pero sin dejar de atenderlo.

Seguí lamiendo y mamando durante un buen rato más, hasta que de repente noté como ese pellejo flácido comenzaba a tomar forma y rigidez poco a poco. Se le fue parando lentamente hasta que alcanzó su máxima expresión. - Aaaaahhh jejeje...El viejo Ciro tenía razón, esas pastillas hacen milagros...amo a la ciencia -Dijo. Dándome a entender que era viagra lo que había tomado. - Prepárate niña...porque así me muera hoy de un ataque al corazón, te voy a echar una buena cojida. -Me dijo. Yo admiré la verga erecta del todo. Mal tamaño no tenía, aunque la de mi Amo era más grande y más gruesa, pero esta no estaba nada mal. Me pregunté si de verdad lo llegaría a sentir, porque entre la verga de mi Amo y los juguetes y objetos que me metía en mis shows, estaba ya acostumbrada a ser rellena con cosas grandes y gruesas, aunque la verdad, he conservado mi "estrechez" por decirlo de alguna manera. A mi Amo a día de hoy le sigo pareciendo apretadita de agujeros, y a mí me costaba también meterme todo lo que me metía en ellos, sufriendo un rico y delicioso dolor siempre que era invadida.

Él me tomó del cabello y me hizo subirme sobre él. Entendí lo que quería, así que tomé su güebo erecto y procedí a apuntarlo hacia mi cuca para luego comenzar a empalarme lentamente, bajando con cuidado. Mis tetas quedaron a la altura de su cara, lo que él aprovechó para soltarme el pelo y agarrarlas con sus huesudas manos, magreándolas a placer.

-Que bellas son tus tetas niña...- Dijo sin dejar de amasarlas con cierta fuerza.

-¿Si papi te gustan? -le dije en tono melosito y gimiendo entre cada palabra por la penetración. Al final si le sentía el güebo, y bastante rico de hecho, pero nada como mis juguetes y mucho menos como la verga de mi Amo Juan.

-No me gustan, me encantan...- Me dijo.

-Dales una chupadita bebé -Le dije con el mismo tono meloso.

-Claro que lo haré -Dijo. Sin embargo y para mi sorpresa y cierto repelús en mi cuerpo, hizo un movimiento con su boca provocando que se le saliera la dentadura postiza. La tomó con su mano derecha y empezó a mamarme la teta que tenía en su mano izquierda. La sensación era extraña, intentaba morder, pero al no tener dientes, no sentí dolor, sino placer, un placer muy, muy incómodo. "Maldita guarra...soy una maldita guarra asquerosa" pensé para mis adentros al descubrirme gozar de semejante acto lascivo, extraño. Comencé a mover mis caderas para darle placer, y como dije anteriormente no se sentía nada mal dentro de mí, pero no me llegaba a llenar tanto de placer como mi Amo. El seguía mamando mis tetas, intercambiando de vez en cuando mientras yo bailaba sobre su verga. Las lamía, las chupaba, intentaba morderlas con sus encías vacías. Relamía por debajo de ellas, en la unión de mi torso con mis tetas, una zona muy, muy sensible para mí, lo que me hizo soltar gemidos de placer inmediatamente al sentir su estímulo. - Shoshtén aquí puta -Me dijo con voz graciosa, acercándome la dentadura postiza a mi cara. Hice ademán de agarrarlos con una de mis manos, con cierto asco que no logré disimular y que él notó, aprovechándolo para hundirme más en el foso de la degradación. - No boba, con tu hochico . -Dijo con sonrisa maliciosa. Puse una cara de terror y asco, sentí que toda mi columna vertebral se estremecía de escalofríos. -¿Que eshperas? ¡abre el hochico! No querrásh que la lishta de quejash que le voy a dar a tu jefe shea másh grande de lo que ya esh...¿o shi? -Me exigió, amenazándome. No quería que eso sucediera. No quería decepcionar a mi Amo, me ordenó ser una buena chica, y era lo que iba a hacer.

Abrí mi boca y la acerqué a la dentadura postiza. Sentí nauseas a medida que me acercaba, hasta que me metió la dentadura. -Eeesho cochinona...chúpalo y shaborealo jajajaja -me ordenó con una carcajada burlona. Comencé a chupar y a saborear, pude haberlo fingido, pero muy, muy en el fondo, hacerlo de verdad me excitaba sobremanera, ese pozo de degradación en el que estaba metida ocasionaba un profundo éxtasis en mí. "Soy una maldita guarra" me volví a repetir para mis adentros. "Una guarra muy asquerosa, marrana, puerca."

Seguí saboreando la dentadura al tiempo que bailaba cada vez de forma más frenética mientras él me mamaba las tetas y las magreaba a su antojo, azotándolas con sus manos cada cierto tiempo, sumiéndome más en ese humillante pozo de degradación y calentura, lo que me hizo acercarme a un orgasmo. Él notó esto cuando mi cuerpo comenzó a temblar deliciosamente.

-Ah, ¿vesh que eresh una cherda ashquerosha? Te gushta eshto jejejeje -Dijo burlonamente.

-Ahhhh siiigghhh siiiiiiigghhh soy cergdaaaaaagghhh que riiiiicoh -Dije entre gemidos ahogados por la dentadura postiza que aún estaba en mi boca.

-No te corrash puta -Me dijo, para empujarme al piso y caer yo de culo de forma sonora y muy graciosa para él, cortándome el orgasmo. Por suerte no me tragué la dentadura con el impacto.

Se paró del sillón ante mí, y haciendo cierto esfuerzo se agachó para atenazar mi quijada con una mano, haciendo fuerza aunque sin llegar a lastimarme, pero logrando que mi boca formara una amplia "O". Con su otra mano sacó su dentadura toda pringosa de babas mías y me la restregó por el cabello como si la limpiara, para acto seguido sin soltarme la quijada, plantarme un profundo beso en la boca con lengua. Yo perdida por la calentura correspondí al beso con la mayor pasión que pude a pesar de estar asqueada por besar a un anciano que podría ser mi abuelo. No es que no haya besado antes a un anciano, mi Amo era más o menos de la misma edad, pero este tenía la apariencia tal de un abuelo a diferencia de mi dueño. Su lengua recorrió mi boca con esmero y luchaba con la mía, y en un momento dado noté que la retrocedía a su morada, por lo que con la mía pasé a juguetear en su boca. La sensación era extraña y desagradable, pero me excitaba muchísimo, recorrer su boca sin dientes, sintiendo sus encías desnudas y tragando sus babas me hacían palpitar la cuca de una manera brutal. A los pocos minutos, se separó de mí. Se notaba la satisfacción en su rostro. Se colocó nuevamente la dentadura y me soltó la quijada, aunque quedó agachado frente a mí.

-Ustedes las putas de hoy en día por un par de billetes arrugados hacen de todo ¿No? -Me dijo.

-Bebé esto lo hago porque me gustas -Le dije, intentando ser condescendiente, aunque debo admitir que estaba gozando de toda la situación.

-Jajajajaja ¿Te gusto yo o te gusta lo que te estoy haciendo vivir?

-Ambos papi -le respondí.

-Vamos a ver si es verdad guarra . -Me dijo y me agarró por el cuello con una mano, mientras la otra la llevó a mi cuca. Comenzó a masturbarme con saña, frotando mi clítoris con violencia. Yo reaccioné apoyándome con mis brazos y piernas en el piso para alzar mi pelvis y ofrecerle así mi cuca, empapada de mis jugos. Él ni corto ni perezoso introdujo sus dedos índice y pulgar en ella, mientras que el anular pasó a sobar mi zona perineal y el meñique lo metió sin mucho esfuerzo en mi ano. Con el pulgar, estimulaba mi clítoris, mientras movía los demás dedos con una maestría tal que a los pocos minutos me llevó a un orgasmo muy, muy rico y jugoso. Con esa misma mano recogió lo que pudo de mis jugos vaginales y me los dio en la boca, metiéndome los cuatro dedos en ella. Yo, excitadísima, se los chupé con lujuria y deseo viéndolo a los ojos. -Si que te gusta jajaja -Me dijo.

Saco sus dedos de mi boca, llenos de la mezcla de babas con flujo vaginal y me la pasó por toda la cara impregnándome de ese menjurje unos segundos hasta que con esa misma mano me agarró por el cabello con decisión, y soltando mi cuello me manejó hasta que me puso a cuatro patas, asumiendo yo la posición una vez más, arqueando la espalda hacia abajo para verme lo más morbosa posible. Se ubicó detrás de mi soltando mi pelo y me dio una sonora nalgada que me tomó por sorpresa. - Cabeza en el piso, cochinita, y abre tu culo para mí -Me ordenó, y yo obedecí, recostando mis tetas y mi cara en el piso para quedar con el culo en pompa bien ofrecido para él, y abrir mis nalgas con mis manos. Sentía el aire acariciar mi palpitante agujero anal.

Escupió un espeso esputo en la entradita de mi culo, y sin hacerse de rogar me metió el güebo por ese agujerito. Como ya dije, estoy acostumbrada a cosas más grandes, y si bien sigo estando algo estrecha, el dolor que sentí no fue algo que me molestara en lo más mínimo, sin embargo emití un gritito para fingir que me dolía, supuse que eso lo espolearía para castigarme con todas sus fuerzas, cosa que hizo empezando un vaivén que a los pocos minutos me tenía gimiendo de verdad. Me sorprendió mucho que este anciano aún conservara fuerzas, movilidad, y más aún, elasticidad para penetrarme así. Y de la elasticidad me di cuenta cuando él estiro una de sus piernas y me pisó la cara mientras seguía enculándome a su antojo. Poco a poco me fui acercando a un segundo orgasmo, esta situación me tenía demasiado caliente. "Guarra, cerda, marrana, puerca" me decía a mí misma en mis pensamientos.

Sin embargo, no acabé, ya que Julián luego de unos minutos me sacó la verga del culo, sentándose en el piso cansado y llevando una de sus manos a su zona lumbar. Me erguí soltando mi culo y quedando a cuatro patas ante él, para verlo. Estaba sudoroso y jadeante, pero con una sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro. Su verga seguía erecta. No quise quedarme de brazos cruzados y me metí entre sus piernas abiertas para mamarle el güebo mientras él recuperaba el aliento.

Me esmeré en esa mamada durante un buen rato, me lo metía en la boca por completo, intercalándolo con relamidas a lo largo y ancho del tronco rígido, para chupar con furia la puntita. El viejo gemía de placer y jadeaba sin parar, hasta que, en una de las oportunidades en que chupaba la punta, sorpresivamente se vino en mi boca. Él aparentemente no se lo esperaba tampoco, a juzgar por el gesto de sorpresa que puso mientras gemía entre espasmos. Al sentir el sabor del semen, lejos de apartar mi cara, lo que hice fue mantenerme pegada a su miembro hasta que sentí que no salía más lechita, momento en el que si me separé, y le mostré lo que me había dado abriendo mi boca. Julián me veía con sonrisa burlona, y se carcajeó cuando luego vio cómo me tragaba la leche completita, mostrándole nuevamente el hocico abierto para que comprobara.

-Que pedazo de puta eres niña jajajaja. Eres demasiado cochina jajajaja -Se burlaba de mí. "En eso tiene mucha razón. Soy una puta cochina" pensé. -Te has ganado un premio . -Me dijo, y no sé por qué me emocioné al oír eso la verdad. Él me agarró de nuevo por la quijada para que mi boca quedara nuevamente abierta, carraspeó un poco, y me escupió el gargajo adentro de esta. - Ahí tienes parte del premio, cochina. Y ya que veo que te gustan los fluidos corporales, te daré más. Acuéstate boca arriba, intentaré algo que vi en una porno. Espero seas elástica -Me dijo. Yo obedecí, perdida de excitación, todavía saboreando el gargajo que había depositado en mí, y me acosté boca arriba en el piso. - Dóblate por la mitad, que tus pies queden a los lados de tu cabeza -Me ordenó, y yo obedecí adoptando la postura. Era una posición sexual fácil. Sin embargo, este viejo iba a convertirla en algo realmente difícil de hacer, y me iba a dar a entender el por qué me dijo lo de ser "elástica".

Posicionándose a un lado de mi cabeza, tomó ambos pies míos, y me forzó lentamente a llevarlos por detrás de mi nuca. Me dolieron bastante las piernas, pero más que todo la parte media y baja de mi espalda, sentí como los huesos me tronaban a medida que iba forzándome. -Agárrate el culo perra -Me ordenó, y yo obedecí, pasando mis brazos sobre mis piernas y agarrarme las nalgas. Era una posición realmente difícil de hacer y de explicar. Era una como hacerme un "full nelson" a mí misma con mis propias piernas, con mis pies detrás de mi cabeza, quedando yo literalmente doblada por la mitad con mi culo y mi cuca viendo al techo con las nalgas bien abiertas.

Se sentó en mi cara de forma tal que sus bolas quedaron en mi boca y su culo en mi nariz. De esta forma se aseguraba de que mis piernas no perdieran su posición. - Atiende a mis bolas -Me ordenó, y a pesar de lo incómoda que estaba, comencé a lamérselas con diligencia. Él me restregaba el culo y las bolas en la cara, mientras con una mano me amasaba las tetas y con la otra, comenzaba a frotar mi clítoris con agresividad. El morbo de la posición, a pesar de ser dolorosa e incómoda para mí, me tenía hirviendo de la calentura.

-Agárrate los pies detrás de tu cabeza, no quiero que pierdas la pose -Me ordenó. Yo obedecí, soltando mis nalgas para agarrar mis pies detrás de mi cabeza. No paraba de gemir y de temblar, así como tampoco paraba de lamer las bolas del viejo, hasta que se puso de pie. Me rodeó agachado hasta quedar ahora frente a mi culo indefenso y palpitante. Me metió dos dedos en el agujerito anal con una mano mientras con la otra volvió a atacar mi clítoris con la misma saña de hacía unos segundos.

-AAAAHHHHH SIIIIIIIH SIIIH DAME DAME DAMEEEEEE -le gritaba yo desesperada. El dolor de mi espalda seguía presente, pero en mi reinaba la excitación y el morbo generados por lo humillante de toda la situación.

-¿Quieres que te de eh? Vamos a darte entonces -Me dijo, y comenzó a meter los otros dos dedos de la mano que castigaba mi culo sin ningún tipo de contemplación ni miramiento.

Me tuvo así unos minutos más, metiendo y sacando sus dedos de mi culo a sus anchas, frotando mi clítoris haciéndome sentir que éste me quemaba, hasta que comenzó a forzar el pulgar de la mano que tenía en mi culo para que entrara en ese agujero. Comencé a llorar de dolor, ni siquiera la verga de mi Amo era tan gruesa. Esto no le importó a él en lo más mínimo, simplemente siguió haciendo hasta que el pulgar estuvo metido de lleno en mi Ano, junto con los otros dedos hasta los nudillos. A pesar de ser un dolor bastante fuerte, la verdad era que mi nivel de excitación era mucho mayor, por lo que no demoré en llegar a un muy intenso orgasmo, en el cual hice una especie de squirt, que dada la posición que tenía, terminó por bañar mi torso, mis tetas y mi cara. No boté una gran cantidad de flujo, pero si el suficiente para dejarme más o menos empapada.

-Ahí tienes cerda -Me dijo mientras seguía sin disminuir el ritmo del estímulo de mi clítoris, ni sacar su mano de mi culo. - Más fluidos corporales...- Terminó de decir, para sacar su mano de mi culo - Mira nada más...parece un pozo sin fondo -Dijo al ver mi culo abierto, el cual yo sentía palpitar. - Y ya que te gusta ser un receptáculo de fluidos...- Dijo, para ponerse de pie, apuntar su verga aún erecta por efectos del viagra directo a mi culo, y comenzar a mear en él.

Sentí el líquido caliente entrar en mi ano, ante lo que reaccioné con un escalofrío intenso por todo mi cuerpo. Si bien mantuvo la puntería bien los primeros segundos, al final terminé toda bañada en sus meados apestosos. Y a pesar de que no fue mucha la cantidad, por el nivel de olor a rancio sí que parecía bastante. Se sentó de nuevo en el mueble y me contempló unos segundos. Pude ver en su cara dibujada una expresión de burla.

-¿Qué esperas? Limpia todo este desastre. Y más te vale apretar bien ese culo, que no se te salgan mis meados. -Me ordenó.

Con mucho esfuerzo, apreté lo más que pude mi culo para que lo poco que hubiera en él no se derramara, y puse recto mi cuerpo, desdoblándolo de la posición en que estaba. Sentí los huesos de mi espalda tronarme a medida que me estiraba. Sin embargo, mi mayor dolor venía de mi culo, sin contar la extraña sensación que sentía con el meado de este anciano adentro de él. Luego de unos segundos, me puse de pie a duras penas, y fui al lavandero a buscar un coleto, un tobo y agua para limpiar el piso ante su atenta supervisión y burla. Me costaba caminar en línea recta o erguida correctamente, pero logré obedecer la orden. Eso sí, mi mente en ese momento estaba en blanco. No era capaz de pensar en nada, era como un robot, obedeciendo la orden que se me había dado.

Tan abobada estaba que no me di cuenta cuando Julián fue a buscar el tacón que dejé tirado en el patio, junto con el hilo que me quitó allí, para luego volver y sentarse a esperar que terminara mi tarea, cosa que tardé unos 20 minutos en hacer.

-Bien niña. El viagra sigue teniendo efecto, pero la verdad estoy cansado y quiero dormir. Es hora de que te largues . -Me dijo.

-Señor, ¿Puedo usar el baño primero para bañarme? -Pregunté. Estaba olorosa a sudor, orina, babas y jugo vaginal.

-Eres una puerca, no tienes que bañarte. Ponte los tacones -Me ordenó. Yo obedecí y me calcé ambos tacones. Sentía las piernas molidas por la posición forzada de hacía un rato.

-¿Señor me presta el teléfono para llamar a que me vengan a buscar? -Pregunté sin ánimos de rogar por el baño. Él tomó ambas manos mías y me las puso en la espalda.

-No. Usa el tuyo. -Me dijo, mientras con el hilo del disfraz erótico amarraba mis muñecas detrás de mí.

-Pero...pero...señor...e-el teléfono está en el botadero de basura . -Le dije.

-¿Y? Vas a ir a buscarlo. -Me dijo.

-Pero....señor -Intenté protestar.

-Cállate mujer, que ladilla eres. -Me dijo, para bajar la cofia que aún estaba en mi cabeza a mis ojos y así tapármelos. - Mueve ese culo. -Me ordenó, dándome un empujón que me hizo caer al piso. - Levántate perra inmunda -Me ordenó, cosa que hice a duras penas, ya que no podía usar mis manos para apoyarme así que solo podía usar mis agotadas piernas. A empujones me llevó, no supe a donde pero pronto lo adiviné, me sacó a la calle a juzgar por el ambiente que escuché y el frio que sentí.

Aún en la calle, me hizo caminar a empujones, tumbándome varias veces al piso, ya que a la dificultad de caminar con esas plataformas tipo mula había que sumarle el cansancio de mis piernas y el dolor de mi culo, que todavía mantenía apretado para evitar derramar la orina que el anciano había depositado en mí, a pesar de todos los tropezones que sufría.

-Sigue caminando en línea recta imbécil. Llegarás a la avenida…si tienes suerte claro jajaja -Me dijo. Y luego oí como se alejaba de mí.

Y ahí quedé yo. En medio de la calle, totalmente humillada, abusada, desorientada…pero muy, muy caliente y excitada. "Una puerca asquerosa descerebrada. Si tan solo mis tetas fueran cerebros…" Pensé para mis adentros. "Si fueran cerebros quizá no habría conocido a mi Amo...uy no. No me hallo sin él…pero no estaría tampoco aquí...¿a quién engaño? Esto me gusta. Me gusta porque soy una cerda asquerosa..."

Se me ocurrió agitar la cabeza con fuerza de un lado a otro y de arriba abajo, y así logré apartar un poco la cofia de mis ojos. Al ver a mi alrededor, efectivamente estaba en la calle, únicamente con los tacones puestos y las manos atadas. La calle estaba desierta, se notaba claramente que era ya bien entrada la madrugada. Intenté zafarme de estas ataduras, pero no sé si era yo la que estaba débil o si era fuerte el hilo. Al no lograr liberarme decidí caminar, con paso lento y cuidadoso para no caerme de nuevo.

Logré llegar a la avenida luego de un largo camino, quiero creer que sin que nadie me haya visto. La avenida no estaba muy transitada a esa hora por carros, y no se veía gente en la calle tampoco, así que proseguí mi camino al botadero de basura. Fue un trayecto bastante largo también, durante el cual logré esconderme de los cuatro o cinco carros que pasaron cerca de mí. Al llegar, ubiqué rápidamente una lámina de metal sobresaliente de toda la basura, que usé para romper el hilo, y me dispuse a buscar en todo el basurero la bolsa con mi ropa y mi bolso, rogando para que algún indigente no haya encontrado todo antes y se lo hubiera llevado. No sé cuánto tiempo estuve buscando, pero logré dar con la bolsa. Estaba todo allí, completo. Tomé el teléfono y vi la hora. Eran las 2:13 de la madrugada en ese momento. Llamé a mi Amo, pero éste no contestó mi llamada. Supuse que dormía.

Siguiendo esa suposición, no quise despertarlo, por lo que me agaché en un rincón de todo el botadero, ocultándome de todo aquel que pudiera verme y me dispuse a esperar. Por alguna razón no pensé en vestirme en ese momento. Solo veía a mi alrededor, el rincón oscuro en el que estaba oculta, el montón de basura pútrida que me rodeaba, todo el hedor que manaba de ella y de mi propio cuerpo...relajé mi culo para botar la orina del viejo por fin, era poca, pero yo sentía que era un montón.

Para cuando me di cuenta, me estaba sobando suavemente el clítoris. Seguía muy excitada. "¿Sera que ya toqué fondo? ¿O me falta más?" Me pregunté para mis adentros. El toqueteo fue haciéndose instintivamente más fuerte, manoseando además mis tetas, pellizcando los pezones e incluso azotándolas con mis manos de cuando en cuando. El primer orgasmo no tardó en llegar...ni tampoco el segundo, ni el tercero. Nunca me imaginé que una mujer fuera capaz de gozar tanto de ser abusada, humillada y degradada. Pero ahí estaba yo. Disfrutando como una loca de todo eso.

Disfrutando como una puerca de La Decadencia De Mi Vida.

Fin.

Epílogo.

Logré comunicarme con mi Amo a la mañana del día siguiente. Él fue a buscarme en su flamante carro nuevo y me llevó a mi casa, eso sí, metida en el maletero ya que mi cuerpo estaba asqueroso y mi hedor era nauseabundo y no quería que el carro oliera mal.

Patricia y yo nos convertimos a partir de ese momento de nuestras vidas en putas a domicilio. Aquellos clientes a los que les limpiábamos la casa y que pagaran un "extra" podían usarnos a su placer y antojo. Por supuesto, no veíamos nada de ese "extra" en nuestros salarios. Todo era para nuestros Amos Juan y Tamara, nosotras seguíamos percibiendo el mismo 15% del dinero de la limpieza cada una.

Además de esto, nuestros Amos nos abrieron cuentas en Onlyfans, donde subíamos contenido exclusivo a nuestros suscriptores. Por supuesto, aceptamos encantadas dar lo mejor de nosotras para enriquecer más a nuestros adorados Amos, incluso subiendo videos de porno lésbico.

Muchos de estos videos, y de nuestros shows, comenzaron a aparecer en páginas de streaming porno gratuito como pornhub, xvideos y xnxx. Con una rapidez impresionante, nuestra popularidad aumentó no solo a nivel nacional, sino también latinoamericano, y luego a nivel mundial. Y fue gracias a esto que comenzamos a recibir propuestas de casas productoras porno, las cuales nuestros Amos, fungiendo de managers, aceptaban.

Así pasaron los siguientes 5 años de nuestras vidas: rodando un sin fin de películas porno. Por supuesto, nuestros Amos no nos daban ni un solo centavo de ese dinero, todo era para ellos, aunque nadie lo sabía más que nosotros cuatro. Y además, como ya éramos putas famosas, nuestros Amos pasaron a promocionarnos con gente de más estatus para que les limpiáramos la casa, y encima les diéramos culo. Nuestra paga pasó a ser fija de 50 dólares mensuales, en lugar de ganar por porcentaje como antes. A veces era menos dinero, ya que éramos penalizadas con castigos físicos y económicos si nuestros clientes daban quejas de nosotras, sean estas quejas reales o falsas. Nosotras, ya sin ninguna clase de raciocinio ni voluntad, aceptábamos agradecidas cada vejación, cada castigo, cada humillación a la que éramos sometidas.

Para todo el mundo éramos las actrices porno del momento, siendo incluso ella, Puticia Minx, la imagen de Blackedraw.com y yo, Skarlet Juggs, la imagen de kink.com.

Pero en realidad, no éramos más que los instrumentos de nuestros Amos Juan y Tamara, para satisfacerlos, enriquecerlos y reconfortarlos. Ambos lograron levantar un gran imperio de negocios gracias al sudor de nuestros culos y cucas. Casas lujosas, múltiples negocios como restaurantes, licorerías, incluso una cadena de supermercados que tuvo un éxito rotundo a nivel nacional.

Todo había comenzado por el amor que yo sentí por mi Amo Juan. Y evolucionó hasta el nivel de ya no sentir celos de Tamara, sino más bien sentir por ella casi la misma adoración y devoción que sentía por mi Amo. Esto ayudó mucho con lo que aconteció al año siguiente, porque nada es para siempre, nadie es eterno en este mundo. Al año siguiente, nuestro Amo Juan falleció por un ataque cardiaco. Siendo ese momento el día más triste de mi vida.

No obstante, él dejó un testamento donde indicaba que todo su imperio se lo dejaba a Tamara. Y ella, siguiendo su línea, mantuvo el imperio en crecimiento, con Puticia y conmigo sirviéndole como buena entrada de dinero, aunque superadas ya por el resto de los negocios que componían el mencionado imperio.

¿Cuándo iba a terminar todo esto? Nunca nos detuvimos a pensar en ello. Lo que sí es totalmente cierto, es que nunca nos atrevimos siquiera a imaginarnos un cambio de vida.

Puticia y yo éramos felices entregadas a nuestros Amos Juan y Tamara.

Éramos felices con nuestras vidas sumidas en completa Decadencia.

Ahora sí: Fin.

Muchísimas gracias a todos por leer esta aventura. Espero les haya gustado.

Sus comentarios, buenos o malos, son importantes para nosotros los escritores, aunque ustedes no lo crean. Los mismos nos motivan a escribir y a mejorar. Les invito a dejarme los suyos en el apartado de comentarios de la página o en el correo skarletpricet@yahoo.es

El próximo capitulo será publicado la sem……oh, esperen….este es el final….cierto…sorry, la costumbre…

Besitos.

Skarlet.