Decadencia I: El Antes Y Después De Mi Vida.

En la vida hay momentos que marcan un antes y un después. Para Skarlet, éste es ese momento que la hará caer en una espiral de decadencia placentera para ella.

Decadencia I:El Antes Y Después De Mi Vida.

Llegué a las 9 de la mañana a la oficina, ubicada al este de Caracas, por la zona del Marques. Entre rápidamente por la puerta de edifico, totalmente sudada, con los nervios a tope. Juan, un hombre de piel negra, de 58 años de edad, como de costumbre, no apartó la mirada de mi cuerpo mientras yo iba corriendo directamente al ascensor, pasando por el puesto de vigilancia, donde él se encontraba sentado en su escritorio.

Marqué rápidamente el piso al que me dirigía, el 8. Iba sola en el ascensor, así que pensé que llegaría rápidamente….pero para más INRI, el ascensor se abrió en el piso 4, con el señor Raimundo, el director general de la empresa, a la espera de abordar el cubículo para subir a su oficina, en el último piso, el 9.

“A la mierda…” pensé al verlo. Me esperaba un buen regaño, y con la suerte que estaba teniendo ese día un pase seguro a la oficina de recursos humanos a buscar mi cheque de liquidación por despido justificado, por llegadas tarde. Porque sí, tengo dos meses llegando tarde. Es lo que tiene vivir en Caracas, más aun si vives en el extremo oeste de la ciudad y debes trabajar en el este. Cruzar la ciudad debería ser algo realmente sencillo, un máximo de 40 minutos de camino. Pero con lo súper poblada que esta la ciudad, sumado al extremadamente deficiente sistema de transporte…el viaje puede llegar a tomarte dos horas. Y más si eres como yo, que toma el metro para tratar de minimizar el riesgo de ser asaltada en un bus. Viajar apretada, en un vagón sin aire, con gente oliendo a mono, calándome a los babosos metiéndome mano, recostándome el paquete contra el culo, pegándose bien aprovechando el tamaño de mis tetas, y encima las voces de todos los operadores de las estaciones diciendo que hay retrasos en el sistema metro como todos los días…Eso saca de quicio a cualquiera.

-¿Día difícil? –me preguntó el señor Raimundo de forma serena, luego de entrar al ascensor y ubicarse a mi lado, mientras el ascensor cerraba las puertas y proseguía el camino. Supongo que hacía la pregunta juzgando mi cara de estrés.

-Ay señor Raimundo…el metro… -le contesté.

-Sí, lo se…Espero me entregues el reporte al medio día, tengo reunión con la junta directiva.

-Si señor Raimundo, lo haré.

-Perfecto. –dijo, justo a tiempo en que se abrieron las puertas del ascensor en mi piso. Salí, sin ver al señor Raimundo a la cara, con una sensación de escalofríos recorriendo mi columna a medida que caminaba, sintiendo su mirada en mi nuca.

Pasé velozmente por los pasillos hasta llegar a mi oficina. Cerré la puerta de vidrio detrás mí, y me recosté de ella un par de segundos, nerviosa por mi encuentro con el mandamás de la empresa. Nerviosa por todo lo que me tuve que aguantar en el metro. Nerviosa por el hombre que al salir del vagón me jaló el bolso para quitármelo, lo cual no logró gracias a que yo fui más fuerte y logré sostenerlo. Me senté en mi sillón, vi el escritorio y la pantalla de la computadora apagada. Suspiré y la encendí, para comenzar mi trabajo.

El tiempo pasó bastante rápido. En un abrir y cerrar de ojos se hizo medio día, y recibí un correo de Patricia, mi amiga, Gerente administrativa de la empresa, quien me pedía el informe del que me hablaba el señor Raimundo en el ascensor. Se lo adjunte en la respuesta, con copia al gran jefe y me fui a almorzar.

Ese día el comedor estaba lleno. Me encontré con Patricia allí, en la cola para calentar nuestros almuerzos en los microondas. –Marica que bueno que me pasaste a tiempo el informe. –me dijo ella. –el señor Raimundo iba a estallar en ira si no lo tenía en sus manos para el medio día.

-Si chama…parí para tenerlo a tiempo. Me lo encontré en el ascensor cuando venía llegando tarde esta mañana, y me lo mencionó. Aunque no se veía estresado por eso.

-Ay Skarlet….tú sabes cómo es él. Dice las cosas así tranquilo pero por dentro anda hecho una furia.

-Sí, me imagino…lo estas conociendo muy bien ¿no? –le dije, lanzándole una indirecta. Yo sabía que ella y el señor Raimundo estaban teniendo un “affair” sexual. La muy condenada le estaba poniendo los cuernos a su novio con el dueño de la empresa.

-Jajajaja demasiado bien marica… -me contestó ella, bajando un poco la voz, con una sonrisa pícara en su rostro. –Ayer pase toda la noche en su casa…

-¡¡Perra sucia!! –le dije, en tono de broma, pero bajando la voz y con una sonrisa en mi rostro. –Y supongo que no fue precisamente para discutir la reunión con la junta directiva de hoy…

-Jajajaja ¡¡claro que no gafa!! Eso fue tira que tira toda la noche…apenas y puedo caminar…

-Marica me imagino… ¿y Kleiber? ¿Qué le dijiste? –le pregunté por su novio.

-Le dije que estaba en tu casa discutiendo los puntos de la junta…

-¿No te parece que deberías dejarlo? –le pregunté, sintiendo cierta lastima por el chico. La verdad no estoy de acuerdo con serle infiel a una persona si no se lo merece realmente…y por lo poco que lo he conocido, a pesar de trabajar en la misma empresa como mensajero, él no se lo merecía.

-Tal vez lo haga chama. Raimundo me pega unas revolcadas que no se comparan en lo más mínimo a las de Kleiber. Además, Raimundo me quiere solo para él…así que transferirá a Kleiber a otra sucursal en otro estado. Y luego de eso, quiere que me vaya a vivir con él.

-¡¡Zángana!! –Le contesté –¡¡te tiene donde quiere!!

-Si marica….¡¡en bandeja de plata!! Y no me opondré a sus deseos…

-Buenas tardes mis señoritas hermosas –saludo de repente, interrumpiéndonos de forma babosa, Juan, el vigilante. Pude notar como sus ojos se fueron directamente a mis tetas. -¿Ya calentaron? Quizás podríamos sentarnos juntos en alguna mesa y charlar un rato, que veo que andan contándose chist es –dijo en alusión a nuestras risas picaras mientras hacíamos la fila. Patricia y yo nos vimos las caras, con expresión de extrañez, como preguntándonos “¿qué le pasa a este tipo?”. Él nos siguió viendo esperando una respuesta. Torcimos los ojos y nos salimos de la fila, dirigiéndonos a otra fila en otro microondas, dejándolo solo.

-Que ladilla ese tipo –me dijo Patricia. –Si es baboso.

-Si…es fastidioso. Siempre morboseándose a todas las mujeres que le pasan por el frente…A mí siempre me ve a las tetas.

-y a tu culo...he visto como se relame cada vez que te ve de espaldas…y no es para menos marica, tienes un tremendo cuerpo… -Me contesto Patricia.

No es por ser pedante, pero ella tiene razón. Tengo una figura muy bonita y provocativa, con unas tetas grandes, firmes y paradas, copa DD, una cintura bastante delgada (61 cm) , y una caderas no muy anchas, acorde con el resto del cuerpo, con unas nalgas carnositas, duritas, y bien paraditas también, junto con unas piernas bien tonificadas al igual que el resto del cuerpo, el cual cuido a base de una buena rutina de ejercicios. Todo esto rematado con una cara bastante bonita (según las opiniones de mucha gente), y una cabellera negra azabache, larga por la mitad de mi espalda, y lisa. Para los fetichistas de los pies, los tengo bien bonitos y bien cuidados, con buena curvatura en los dedos, el talón, y el puente, y uñas bastante cuidadas, no muy largas, perfectamente limadas y siempre bien adornadas por alguna pintura, algún diseño o algún brillo. Suelo lucirlos mucho en sandalias de tacón alto, que además realzan aún más mi muy llamativa figura. Para terminar de describirme, soy de tez blanca, muy blanca, y cuido mi piel con mucho recelo, tratando de que siempre sea suave como la seda a base de cremas.

-Jajajaja pero que cosas dices… -le contesté, algo ruborizada. -A ti también te mira mucho…No tienes nada que envidiarle a nadie, porque tienes un cuerpo bastante generoso, especialmente esas nalgas, que apuesto que el señor Raimundo se goza un montón.

Patricia tiene un culo bastante bonito, muy redondo, carnoso, y grande, más que el mío incluso. Pero si algo la caracteriza, sin duda es la abultes de su coño. Tiene un bollo que es difícil de disimular, se nota de labios hinchados y carnosos. Es normal que todo el mundo dirija su mirada allí. Juan es uno, que siempre le mira bastante el culo y la cuca. Sus senos son muy bonitos, redonditos, aunque algo pequeños, pero no tanto para ser una tabla y tiene una cintura que va bien acorde a su cuerpo. Una delicia de mujer que también es muy bella de cara, de tez blanca y cabello negro, ensortijado, y que le llega a la mitad de la espalda. No me extraña que el señor Raimundo le haya puesto el ojo (y la verga) encima.

Ambas, nos reímos del comentario que hice, y pude notar como Juan nos veía con una expresión de molestia en su rostro. Me imagino que estaría pensando que nos burlábamos de él. Calentamos la comida, y nos dirigimos a una de las mesas.

-Sabes, -me dijo Patricia, mientras comíamos. –Me parece muy extraño que Raimundo no te haya convocado para la reunión con la junta directiva.

-Bueno Patty…es la junta directiva…Tal vez estén planeando algo nuevo para el futuro de la empresa, la situación está bastante difícil, los números lo dicen. Hemos tenido ganancias, pero han decaído bastante mes tras mes.

-Si chama, pero eres la gerente contable de la empresa. Debes estar allí.

-Bueno no lo sé…tal vez Raimundo tenga sus motivos para no convocarme.

-Anoche me estuvo hablando de tu desempeño. Me dijo que eres muy eficiente en tu trabajo, pero que solo tienes dos puntos malos.

-Déjame adivinar, uno de ellos es que llego tarde.

-Si marica…ese fue el primero que me mencionó.

-¿y el segundo? –le pregunté, con cierta preocupación.

-Que no sabe cómo hacer para cojerte jajajajaja

-No me jodas, ¿en serio te dijo eso?

-Jajajaja sí, pero lo hizo solo para picarme jajaja…pero sé que en el fondo te tiene ganas también chama…todos los hombres te tienen ganas aquí.

-Jajajaja si claro…. -le contesté divertida.

-En serio marica…mira, ayer el y Rubén estaban hablando de ti…

-¿Rubén? –le pregunté extrañada. Rubén es el gerente de recursos humanos, y es mi ex. Desde hace 4 meses rompí con él, no por nada malo, solo que no sentía que el fuera el hombre indicado. No lo sé, la verdad es un hombre muy pacifico, muy…no sé cómo decirlo…muy mandilón. Me aburría, así que decidí terminarlo . -¿Y eso? ¿Qué se decían?

-Rubén te extraña mucho marica…Andaba ayer que hasta lloró por ti. –En ese momento le llego un mensaje de Whtasapp a Patricia. Ella lo leyó rápidamente. –Marica, Raimundo quiere verme en su oficina ya mismo…debo irme. Vamos a vernos después de que salgamos. Vamos a tomarnos unas cervezas…Es viernes y es quincena, así te relajas un poco de toda la ciudad…Y así te contare con pelos y señales todo lo que escuché anoche. –Me dijo, mientras tapaba su vianda con lo que quedaba de almuerzo, la metía en su bolso, y se ponía de pie para darme un beso de despedida e irse.

-Dale marica, nos vemos en la Tasca de Esteban a las 6:30. –Le dije, a lo que ella asintió prosiguiendo su camino. Yo me puse de pie de la mesa y volví a mi oficina, no sin antes ver en otra mesa al baboso vigilante, que no me quitaba la mirada de encima. Para picarlo aún más, camine contoneando marcadamente mi cuerpo, que viera lo que nunca se va a gozar.

El resto de la tarde pasó sin ninguna complicación en la oficina. Todo marchaba bien, y me quedé poco más de las 5 de la tarde para darle tiempo a Patricia y encontrarnos en el bar donde acordamos, al cual llegué a las 6:20 pm. Me senté en una mesa y pedí una cerveza, para relajarme. El bar estaba bastante lleno de gente, como es de costumbre en mi país, que sale los viernes a lo mismo, relajarse tomándose una cerveza en compañía de amigos o familiares. Vi que en los televisores de la tasca tenían sintonizado un canal de cable de deportes, donde comenzaba la repetición de un partido de la Premier League de ese mismo día. Uno de mis equipos favoritos de esa liga, el Liverpool, enfrentaba al Manchester United. Me dispuse a verlo mientras esperaba a Patty.

Pasó el primer tiempo, y Patricia nada que aparecía. Ya me había tomado 4 cervezas y algo cansada de esperar tome mi teléfono y le mande un whatsapp, preguntándole donde estaba. Mientras esperaba su respuesta, pedí una cerveza más. Fue entonces cuando apareció Juan, el vigilante.

-Hola guapa -Me dijo al acercarse, sacando una silla de la mesa y sentándose frente a mí. -¿Y eso, que hace tan solita por aquí?

-Nada que te importe mucho realmente… -le respondí con tono algo seco. El camarero me llevo la cerveza y me la coloco delante de mí.

-Coño, ¿siempre tienes que ser tan seca? -me dijo, supongo que harto de que yo siempre le salga con alguna que otra altanería.

-Tú te lo ganas… -le respondí, dándole un sobro a mi cerveza

-¿Ah sí? ¿Cómo? -preguntó el.

-Ay por favor…¿te vas a hacer el inocentón conmigo? Le sales con babosadas a todas las mujeres de la empresa.

-Como si no les gustara… -contestó el.

-¿Por qué dices que nos gusta? -le pregunté.

-Eso les sube el ego a todas ustedes niña, y no me lo niegues, siempre que te echo algún piropo, me tuerces los ojos y te vas pavoneándote toda como una miss, como si tuvieras el mundo a tus pies, cuando realmente, no lo tienes.

-Jajajaja -me eché a reír, aunque debo admitir que fue una risa un poco nerviosa, ya que en cierto modo, no negare que muchas lo hacemos así, yo incluida. No voy a negar que siempre que me dedica alguna babosada me alejo de el de la misma forma en que lo acababa de describir.

-Te ríes porque es verdad. -me dijo, con una sonrisa segura.

-Cállate de una vez, estoy viendo el partido. -le dije, señalándole al televisor con una mueca de mi mano. Empezaba ya el segundo tiempo del partido. Justo en ese momento sonó mi teléfono, me había llegado un whatsapp.

-¿Quién juega? -preguntó él, volteando al televisor, en el mismo momento en que yo saqué mi teléfono celular y me dispuse a abrir la aplicación. Era Patricia, que me había respondido con una nota de voz. Me acerqué el teléfono al oído y me dispuse a escuchar, y para mi sorpresa era la voz del señor Raimundo, que decía, y cito textualmente “deja el fastidio, está ocupada” mientras de fondo se escuchaban gemidos de mujer, obviamente los de mi amiga, y el típico “plap, plap, plap, plap” de dos cuerpos chocando entre sí. El señor Raimundo se estaba cojiendo a Patricia en ese momento. -¿Quién juega? -volvió a preguntar Juan.

-Liverpool contra el United -le contesté. En ese momento sonó dos veces más el teléfono, dos whatsapps nuevos de patricia.

-No sabía que te gustaba el futbol. -dijo el, volteándose a mi nuevamente.

-Pues sí, me gusta. -le dije. El mensaje que me llego de Patricia rezaba “marica no puedo hablar, estoy haciendo horas extras, después hablamos”. El segundo Whatsapp era una imagen, una selfie del señor Raimundo, donde no se le veía la cara, pero podía distinguir su ropa claramente, con la verga afuera enfocando claramente a mi amiga a 4 patas en la oficina, recibiendo sus embestidas. Ella había volteado para ver a la cámara, con un gesto en su rostro de puta viciosa. La malparida se lo estaba pasando divino, y yo ahí, esperando como gafa. Alcé la mano para llamar al camarero y pedir así la cuenta.

-¿Ya te vas? Quédate un poco más, disfruta del partido. -Me dijo Juan.

-Me tengo que ir. -le contesté.

-No vale, quédate. Yo pago las cervezas. -me dijo.

-No es necesario, yo pago lo que consumí y me iré ya. -le conteste de nuevo.

-Vamos niña…- dijo el, haciéndole un gesto al camarero para que trajera dos botellas de cerveza más. -solo un par más, disfrutemos del partido. -el camarero rápidamente se acercó con dos botellas más. Me vio a los ojos luego de ponerlas en la mesa, esperando a que le dijera para que lo llamaba. Quería relajarme un poco, así que me decanté por quedarme y disfrutar de la bebida. Total, por todas sus babosadas de alguna forma debía sacar provecho yo de Juan.

-Ok, solo un par más y me voy . -le contesté, tomando la cerveza en una mano y poniéndome cómoda, recostándome del respaldo de la silla, movimiento que hizo resaltar bastante mi generoso pecho.

-Así se habla niña. -me dijo, viéndome directamente a las tetas. Noté como se relamió.

Quedamos callados unos minutos tomando las cervezas. Ya era mi séptima cerveza y estaba un poco desinhibida. Volví a sacar el teléfono y ver la selfie de Patricia. Rayos, las ganas que me daban de estar en su sitio, cojida por el señor Raimundo. O por quien sea, realmente. Tenía tiempo con poca actividad sexual y ver esa imagen, mezclado con las cervezas, me provocó cierta calentura. Aunque disminuyó considerablemente al subir la mirada y ver de nuevo al viejo Juan.

-Rompamos un poco el hielo niña, te gusta el fútbol ¿no? -me dijo.

-Si, me gusta, ¿por? -le conteste, algo seca nuevamente.

-¿A quién le vas en este partido? -me preguntó.

-Al Liverpool . -le contesté, nuevamente de forma seca.

-Que tal esto, si tu equipo gana, yo pago las cervezas. -me dijo.

-¿Y si pierden? -le pregunté, con cierto picor de curiosidad.

-Si pierden me invitas la cena aquí mismo. -dijo, recostándose él en el respaldo de la silla.

-No. -le respondí.

-Oh, vamos niña….vamos a hacer las cosas emocionantes. -me dijo.

-Ya te dije que no . -le volví a responder.

-¿No tienes fe en tu equipo? -me dijo, buscando picarme.

-Claro que les tengo fe, pero no voy a apostar contigo. -le respondí.

- Oh vamos…es más, te digo algo, si tu equipo anota gol en los próximos 5 minutos, yo pago las cervezas.

-Jajajaja…..mira que eres persistente . -Le dije. Y para mi sorpresa, el Liverpool metió gol a los pocos segundos.

-Oh vaya….creo que tendré que pagar las cervezas. -contestó.

-Jajajaja si….te toca. -le respondí, satisfecha por verlo jodido.

-Vamos niña, pongámoslo interesante, tu equipo va un gol por encima, si ganan, te pagaré una cena, cualquier platillo del bar.

-¿Y si pierden? -le pregunté, aún más curiosa. El Manchester estaba jugando pésimo, y a falta de unos 15 minutos, el partido seguramente sería del Liverpool.

-Si Pierden…mira no se…me gustaría agarrarte una teta. -me dijo muy para mi sorpresa. Esa actitud me ofendió, aunque no se si por las cervezas o qué, pero también me gustó lo que dijo. Y como lo dijo. Vamos, que seguía siendo un baboso patán, pero la idea por alguna razón me dio una puntadita placentera en el estómago...y en ambas tetas al imaginarme el magreo en una de ellas.

-Eres un asqueroso. -Le dije, a pesar de lo que me hizo sentir. No iba a reconocerle que me gustaba la idea.

-Quizás, sí. Posiblemente lo sea. Vamos nena...Una sola teta...no pido mucho . -Continuó. Quisiera decir que seguí ofendiéndome, pero esa punzadita que sentía era cada vez más convincente. Igual era imposible que ganara el Manchester. Jugaban pésimo ese partido.

-Ok -Dije . -Adelante. Una agarrada de teta. -Su cara fue un poema cuando me oyó decirlo. Y la verdad me moría por ver cómo le cambiaría cuando perdiera.

El partido se desarrolló muy bien. El Liverpool dominaba el juego con claridad. Sin embargo, a falta de 5 minutos, el Manchester hizo un cambio. Y el partido dio un giro bastante dramático. A falta de 1 minuto para los 90, el Manchester anotó un gol.

-¡¡Golazo!! Jajaja -Celebró él. -¿Cual tienes más sensible? ¿La izquierda o la derecha? Quiero agarrarte la más sensible jajajaja.

-¿Aún crees que ganarás? Jijijiji no me hagas reír. -Le contesté burlonamente. El cuarto arbitro anunciaba 2 minutos de tiempo extra.

-La pelota es redonda niña, la pelota es redonda -Me replicó, confiado. -El juego no acaba hasta que se acaba. El Manchester puede ganar.

-Jajajaja -me carcajeé, burlonamente -Si ganan te lo mamo. -Le dije. Era imposible anotar dos goles y lo dije para que le doliera más todavía la derrota.

-¿Cómo? -Preguntó, sorprendido .

-Eso, si gana el Manchester, te mamo el güebo. -le repetí segura. El hizo un gesto con su rostro como diciendo "estás loca"

-Ok, si tú lo dices...me lo mamas entonces . -dijo.

Para sorpresa nuestra, el segundo gol del Manchester no tardó en llegar. Mi rostro debió cambiar drásticamente, a juzgar por las burlas que Juan me dedicaba. Y para terminar la partida en los últimos segundos, el tercer gol del Manchester llegó.

-Ah caray....- Dijo él. -Supongo que eres una mujer de palabra....

-Oh vamos. -Le dije intentando zafarme de todo . -No esperarás que te lo chupe.

-No lo espero. Sé que lo harás.

-¡Ja! Te ves muy seguro.

-Lo estoy niña, lo estoy. Yo iba a pagarte la cena, en serio. Pero gané, así que vas a cumplir y me lo vas a mamar.

No sabía bien la verdad que hacer. Podía darle un par de cachetadas e irme sin problemas. Pero...no se si eran las cervezas, como ya dije, pero la situación me daba muchísimo morbo. Además, seguramente si lo hacía, me olvidaría de todo mi mal día. Quizás al día siguiente me muriera de la rabia y del arrepentimiento. Pero las punzadas en las tetas y en el estómago eran fuertes. Así que decidí hacerlo. Posiblemente así me lo quitaría de encima y listo. Así que mejor hacerlo cuanto antes.

-Ok -Dije . -¿Dónde quieres que te lo mame?

-Párate y vamos a los baños, ve tu adelante yo te sigo. -Me dijo, poniéndose de pie. Yo también me paré de mi silla y me dirigí hacia donde estaban ubicados los baños del bar, con Juan detrás de mí. Podía sentir sus ojos clavados en mi culo, seguramente imaginando lo que me haría si me tuviera toda. Pero no, solo es una mamada, y nada más. O al menos era lo que yo creía.

Una vez metidos en el baño de hombres, porque él así lo deseó, no pude evitar hacer una mueca de asco. Claro en el baño de mujeres se ven cosas incluso más asquerosas, pero el hecho de tener que mamarle el guebo a ese negro en esa pocilga pues...acentuaba el asco. Que idiota me sentía.

-Ponte de rodillas niña -me dijo, con cierto tono burlón pero autoritario.

-¿Es en serio? -le dije viendo al piso totalmente asqueada. El piso tenía un cartón con manchas de humedad, que a juzgar por el olor eran más bien de orina algo rancia ya. Podría suponer que ese hedor asqueroso vendría de la mugrienta poceta cuya porcelana alguna vez fue blanca pero que ahora presentaba diversos tonos de marrón y amarillo que mostraba el agua color caramelo, con espuma. El urinal ubicado al lado presentaba una apariencia similar.

-Sí, claro que sí, hablo en serio . -me respondió, aún en tono burlón.

-Pero esto está asqueroso...ni muerta me arrodillo aquí. -le contesté con mueca de asco.

-Jajajajaja está bien niña está bien...arrodíllate, agáchate, inclínate, como quieras. Pero de que me lo mamas, me lo mamas. -me dijo. Terminé agachándome, y lo vi a los ojos, esperando que lo sacara de sus pantalones. Me vio extrañado. -¿Qué esperas? ¿Una foto o qué? No va a salir solo, sácalo del pantalón, rápido. -me ordenó.

Me puse manos a la obra, de forma rápida, descuidada. Quería terminar con esta estupidez. Bajé la bragueta del pantalón, rebusque dentro y baje la liga del bóxer, y acto seguido quedó su miembro afuera del pantalón. Se que, aunque lo hubiera querido, no habría logrado ocultar la cara de sorpresa e incredulidad que puse al ver semejante verga ante mí. Era un monstruo. Debía medirle como mínimo 25 centímetros.

-Jejeje -oí su risita dada entre dientes. -¿Qué pasa? ¿Nunca habías visto uno así? -me preguntó. Y ciertamente tenía razón. Eh estado con varios hombres anteriormente, incluso de distintas razas y colores. Pero este los dejaba a todos en ridículo en cuanto a tamaño. No tengo ese fetiche de que mientras más grande mejor...pero nunca había estado con alguien de más de 19 centímetros. Me invadió un poco de temor, pero para que engañarnos, también al mismo tiempo mucha excitación. Lo vi fijamente durante unos segundos. Las venas un poco sobresalientes, el glande sobresaliendo ligeramente del prepucio. Brillante por el sudor. Se veía realmente apetitoso y aun no estaba erecto. No pude evitar relamerme los labios. -Veo que se te está abriendo el apetito niña...anda, ponlo duro para que te lo comas como debe ser . -Terminó de decirme.

Lo tomé con mi mano derecha y lo alcé ligeramente, su peso era considerablemente mayor a cualquiera que haya tenido anteriormente. Pude notar una serie de respingos que daba semejante miembro en mi mano, buscando reaccionar a mi estímulo. Lo presioné ligeramente por la mitad del tronco. Era bastante grueso, y comenzaba a ponerse cada vez más firme y duro ante mi rostro.

-Vamos niña, dale un chupito en la punta, anímame a seguir, sabes que lo deseas tanto como yo... -me dijo. Quisiera decir que lo hice porque quise, pero lo cierto es que obedecí, instintivamente. Acerque mis labios a la punta del glande semicubierto por el prepucio para cubrirlo un poco con mi boca. No fue un beso, sino eso, un ligero chupito como me dijo él que hiciera. El sabor algo salado me llego al paladar. Y pude sentir en la parte superior de mi cara el aire del profundo suspiro que él dio al momento de que mi boca entró en contacto con la piel de su miembro.

Él me tomo con una mano por detrás de mi cabeza y me empujo ligeramente, gesto que respondí obedientemente abriendo más mi boca para dejar entrar semejante verga más hondo, hasta el punto que sentí una arcada. Para ese momento me di cuenta de que no estaba adentro de mi boca por completo, aún faltaba un buen tramo para eso. Me invadieron más arcadas ya que él no me permitió sacármelo tras la primera. Sentí como la cantidad de saliva en mi boca iba poco a poco en aumento, por lo que comencé a tragar mientras paladeaba el sabor de ese miembro sudado. No voy a engañar a nadie diciendo que era desagradable, porque no lo era, al contrario, el sabor que tenía ese falo me parecía realmente exquisito, a pesar de que solo podía sentir el sabor saladito de su carne sudada mezclado con el que podía identificar como orina, aunque éste era mucho menor. Las arcadas continuaron en armonía con mis tragos de baba. Sentía el reflujo estomacal subir cada vez más a medida que iban llegando dichos reflejos, pero él con su mano me impedía echar mi cabeza hacia atrás.

-Coño que rico Skarlet...sigue mamando, chupa más fuerte zorra chupa, chupa... -me decía con respiración acelerada, y yo le obedecía chupando con más y más fuerza. En eso se inclinó un poco hacia abajo, palpando el centro de mi pecho con su mano libre.

-Mmmmfff ¿qwe ghaces? -dije lo mejor que pude con su verga en mi garganta e intentando apartar su mano de mi pecho con las mías.

-Cállate y sigue mamándome el guebo. Te estoy haciendo un favor. - me dijo. Con cierta brusquedad logré echar mi cabeza hacia atrás, logrando librarme de sus manos y de su verga, que quedo ante mis ojos chorreando mis babas algo espesas, con hilos de la misma conectando su verga con mi boca.

-¿Un favor? -le pregunté con voz algo alterada, aunque para ser sincera no me sentía para nada molesta, al contrario, estaba excitada, muy excitada. El estar mamándole el güebo a un viejo verde en un baño asqueroso de un bar cualquiera me parecía en ese momento una situación muy morbosa y excitante. Me sentía sucia, y me encantaba.

-Claro niña, un favor. -me dijo, con una sonrisa en su cara.

-¿Agarrarme las tetas es un favor que me haces? Explícame porque no entiendo. -le dije intentando hacerme la ofendida.

-Jajajajaja -reaccionó con una larga carcajada

-¿Que? ¿Dije algo gracioso? -le pregunté en tono amenazante

-No, toda tu eres graciosa niñita estúpida. Haciéndote la ofendida cuando realmente estas gozando como una perra degenerada de todo esto . -me contestó. -y si, te estaba haciendo un favor, para que no llenes de babas tu ropa y vayas por ahí como una retrasada o algo así. Que te vaya a tocar las tetas en el intento es un plus, y no solo para mí, sino para los dos. Si no, explícame, ¿por qué se te notan los pezones obscenamente a través de la chaqueta, blusa y sostén? -tenía razón. Vi inmediatamente hacia mis pechos y si se notaban marcados en la chaqueta. No solo eso, sino que también pude notar que ya no estaba agachada, sino de rodillas, en una posición totalmente sumisa ante él. Si, estaba excitada y casi totalmente metida en mi papel de puta. No pude decir nada ante las evidencias. El siguió para sacar mis tetas de su prisión, ahora sin ningún tipo de resistencia, por lo que tuvo éxito. -Además la apuesta original era que yo te agarraría una teta. Así que míralo como un pago del resto de la deuda jajajaja -Me dijo riéndose. Yo tenía ya la chaqueta y la blusa abiertas de largo a largo y el sostén corrido hacia abajo de forma incómoda para mí, pero dejándole una buena vista de mis tetas a él. -así está mejor, ahora sigue perra -me dijo, tomándome por la parte de atrás de mi cabeza y metiendo su enorme verga ya erecta en la boca, la cual abrí sumisamente para él. De nuevo volvió a suspirar al sentir mi boca chupando su monstruoso miembro.

Continuó el mete y saca en mi boca por unos momentos no muy cortos, lo suficiente como para ya tener todas mis tetas bien llenas de mis babas. En ese momento me dijo que lo masturbara cosa que hice sin rechistar. Al cabo de un par de pasadas se vino sorpresivamente, el primer chorro fue a mi cara, el cual me hizo dar un respingo. Él sostuvo mi cabeza con fuerza, pero yo bajé su verga y el segundo y tercer chorro fueron a dar a mis tetas. Sentir ese miembro teniendo esos espasmos en mi mano me hizo tener una extraña sensación que por algún motivo se me hizo placentera, tanto que un escalofrío recorrió mi cuerpo, poniéndome la piel de gallina. Vi a mis tetas, cruzadas con dos líneas en forma de X. Su semen se veía y sentía espeso, era blanquecino y se sentía cálido en mi piel, lo que aumentaba aún más mi excitación y esa sensación de placer nunca antes sentida en mi vida. Sentí unas fuertes punzadas en mi clítoris, aún prisionero en mi ajustada tanga. Sentía el roce con la tela, excitándome más. Mi respiración estaba acelerada, me sentía ruborizada y al mismo tiempo con el escalofrío. Un cuarto chorrito de semen sin fuerza salió de su verga y fue a dar a mi muslo derecho.

-Aaaahhhh -dio un largo suspiro acompañado de un jadeo de placer . -no me decepcionas niña, fue tan bueno como lo imagine. -continuó diciendo mientras me soltaba y se alejaba ligeramente de mi para contemplarme. Se veía la satisfacción en su rostro, a juzgar por la sonrisa que tenía dibujada. Yo por mi parte estaba muy excitada y con ganas de mucho más. Pero no sabía qué hacer. Me sentía puta, la más sucia y perra de las putas, y me gustaba. Le había mamado el guebo al hombre más baboso y detestable de la empresa, estaba de rodillas ante él en ese momento bañada en su leche y mis babas.

Y quería más.

-Bueno niña, lo disfruté, vaya que tienes palabra te felicito, mamas guebo como una campeona sin duda -dijo juan mientras se abrochaba el pantalón, no sin antes guardarse el enorme miembro brilloso de saliva dentro. -Y mira que muchas bocas han pasado por aquí, así que no es decir cualquier cosa jajaja. Párate, debe haber gente esperando para entrar al baño.

-¿Y me dejaras así? -le reclamé.

-¿Cómo así? -Me preguntó viéndome extrañado.

-pues con las ganas!! -le dije extendiendo mis brazos hacia los lados exhibiéndome por completo.

-Jajajapero este es mi día de suerte, la tetona de la compañía quiere que me la coja...solo debes pedírmelo perrita. -Me dijo con tono de exceso de confianza. Yo titubee pero fue poco lo que pensé la verdad, tenía ganas de guebo, no pensaba más que en ser cojida en ese momento, así que poco me importo que se refiera a mi como perrita o tetona.

-Quiero que me cojas...- le dije con voz decidida. ¿El quiere que le dé culo? Vamos a dárselo de una vez y ya.

-Se amable perra, se amable. Las perras dóciles y obedientes conmigo se llevan buenos premios.

-¿Por...favor? -dije dudosa.

-¿Por favor que?

-Cojeme por favor...

-Jajajajajajaja -comenzó a reír él. -Este es mi día, definitivamente es mi día. Una de las perritas más creídas de la empresa pidiéndome que me la tire. Vamos niña, párate, vamos a cojerte.

-¿Me estás diciendo creída? -Le pregunte, nuevamente haciéndome la ofendida, ya que en realidad ese tipo de comentarios hacia mí me mantenían excitada.

-Ya cállate y párate pendeja, vamos a darte guebo -Me dijo evadiendo la pregunta y dirigiéndose hacia la puerta para abrirla. Al ver que la abriría rápidamente me tape las tetas con la blusa abierta y la chaqueta, y me puse de pie rápidamente dándole la espalda a él y a la puerta para abrocharme los botones rápida y torpemente. -¿Que haces? Que te vean...que vean la razón por la que me tarde aquí -Me dijo, haciéndome voltear tomándome por mi brazo izquierdo. Al darme la vuelta, vi que en la puerta ya había dos hombres asomados, que me veían incrédulos. Juan salió del baño, y me dejo allí a la vista de esos dos y de un tercero que se asomó para chismear que veían los otros que tenían esa cara de bobos, poniéndola el también al verme de pie abrochando los botones de mi blusa, con la mitad de las tetas al descubierto por los botones que faltaban por abrochar. Sentí mi rubor, no esperaba que me vieran tantas personas, pero a pesar de, logre abrocharme los botones suficientes de las dos prendas para asegurarme que no se saldrían solas las dos niñas y me dispuse a salir rápidamente del baño, siguiendo los pasos del señor juan.

Lo vi a lo lejos, y apure aún más el paso para darle alcance, bajo la atenta mirada de la larga fila de hombres que esperaba por nosotros en el baño y del resto de la clientela del bar. Logre darle alcance en la puerta, donde me tomo de la mano y me llevo decidido ya por la calle, caminando aun sin yo saber exactamente a donde. Luego de alcanzar la avenida Andrés Bello de la zona, se detuvo. -¿A dónde me llevarás? -Me preguntó, dejándome algo descolocada, porque para la forma en que ambos íbamos caminando, con el guiándome de la mano pensé que ya había pensado en algún sitio.

-¿Te llevare? Pensé que ya tenías algo en mente . -Le contesté.

- Eres tú la que me está invitando a tirar contigo. Y no quería suponer hasta donde te alcanza el presupuesto, si para un buen hotel decente o un matadero de esos...

-¿Pensaste que pagaría yo? -Le pregunté.

-No lo pensé, estoy seguro de que pagarás tu . -Me dijo confiado. Me excitaba esa actitud de él.

-¿Y por qué tan seguro?

-Porque perdiste una apuesta conmigo, me mamaste el guebo bien mamado, quedaste con ganas y quieres que te coja como nunca te han cojido antes, cueste lo que te cueste. -me contestó siguiendo con esa actitud que acabo de mencionar.

-Vaya, supones mucho -le dije con tono de ironía.

-No estoy suponiendo nada perrita. -me dijo mientras sacaba su teléfono del bolsillo y se disponía a buscar algo en él. Antes de que yo dijera alguna palabra en respuesta, llevo el teléfono a mis ojos, apagando cualquier reacción. Vi el video que estaba en reproducción, yo era la protagonista, de rodillas en ese asqueroso baño, mamándole la verga. No me di cuenta en qué momento me había filmado, sin embargo el punto de vista era el lavamanos, lo que me decía que había dejado el teléfono allí en algún momento de ese rato. -Estoy seguro que lo harás. O de lo contrario este video llegara a varias personas de la empresa...

-¿Me estas chantajeando? -le dije. No me gusto en nada saber de ese video, a decir verdad, sentía que no lo necesitaba, me estaba haciendo la estúpida por así decirlo, me gustaba que me tratara con esa actitud de hombre sobrado, de hombre seguro, me gustaba que me lo demostrara y en ese momento él podía haberme tenido allí mismo si hubiera querido. Sin embargo ese video me daba mala espina pero siendo sincera, y debo serlo, en el fondo, el hecho de que me tuviera en esa situación me daba un morbo tremendo. No solo ya era suya, ahora debía serlo, si, o SI.

-No serias capaz de...- le dije.

-Y por qué no lo seria? Tú y la perrita de Patricia me han hecho quedar mal varias veces delante de todo el mundo. ¿Por qué no demostrarles como son las cosas ahora? Se te ve la carita de viciosa, de que te encanta mi guebo mira eso nada más -dijo, viendo él también hacia la pantalla mientras el teléfono mostraba desde un muy buen ángulo mi expresión de gusto en la cara mientras le hacía esa deliciosa mamada de guebo. -Mira cómo te gusta. En el fondo te encanta perra, sé que sí, sé que te estás haciendo la gafa, sé que te tengo. Pero por si intentas ladillarme la vida o dejarme mal en alguna ocasión pues...este video te hará pensarlo dos veces. Y como me estoy cansando de esa actitud falsa que tienes de mujercita malparida, ahora soy yo el que te exige que demuestres lo mucho que realmente deseas que te coja. Basta de juegos y de indirectas estúpidas, no soy gafo. Dime a donde me llevaras, me da igual que sea una vaina sucia, si por mi fuera te cojo en cualquier basurero porque ahí es donde tu realmente perteneces muchacha pendeja. Pero quiero dejarte la libertad para que decidas donde te voy a matar esas ganas que tienes de ser cojida por mí.

Eh de admitir que luego de ese discurso me dejo realmente desarmada, indefensa. No supe que decir. Sabía mi juego, jugó a ese juego, y ahí me tenía derrotada.

-¿Entonces? -preguntó, algo contrariado - decídete.

-Yo...- dije, dubitativa. -Yo...tengo poco dinero realmente. -la verdad ni sabía que tanto tenía en mis cuentas bancarias, en ese momento mi mente se hizo un ocho pensando en tantas cosas a la vez. Lo que si tenía bastante claro era que me lo quería comer.

-Bueno, vamos a arreglarlo por lo fácil, vente. -me dijo, guardando su teléfono en su pantalón con una mano mientras que con la otra me agarraba por el brazo derecho para llevarme nuevamente como si yo fuera un ser sin voluntad alguna. Y realmente en ese momento no la tenía. Era suya. Tanto que ni le pregunté a donde me llevaría.  Y realmente no era algo que me preocupara en ese momento. Quería esto.

Lo que nunca me imaginé, era que ese “esto” supondría El antes Y Después De Mi Vida.

Continuará…

Muchas gracias por leer éste otro relato de mi autoría. Los comentarios de los lectores son muy preciados por nosotros los autores de relatos. Así que, si lo disfrutaste, o lo aborreciste, o si simplemente pasaste de él, te agradecería que me lo hagas saber en el apartado de comentarios, o enviándome un mail a skarletpricet@yahoo.es

Besitos.

Skarlet.