Debute en un trío

Mis primos, con los que conviví desde niña, me estrenaron en un trio

Desde que tengo uso de razón he estado en contacto con mi sexualidad. No estoy segura desde que edad me disfruto masturbándome. Mi recuerdo más remoto es a los tres años y cuando recuerdo ese momento concreto tengo la certeza de que no fue la primera vez. Mi primer orgasmo no está registrado en mi mente.

Fuera del placer que solía darme cada que tenía oportunidad de quedarme sola en casa, mi maduración física fue lenta. Mi primera menstruación llegó hasta los 15 años, fecha en la que también mis chichis se convirtieron en pequeñas limitas que comenzaban a crecer. Yo me consideraba bonita, pero no tenía lo que a los chavos les atrae a esa edad. Era muy delgada y a pesar de ser una niña bonita, no llamaba la atención de los chicos porque era eso, una niña.

A mí desde siempre me llamó la atención el sexo opuesto, pero a mis 15 no había tenido novio, no había besado a un chico, y por supuesto, no había tenido interacción erótica con nadie. No me traumaba ni me generaba nada. Desde siempre hice una separación entre deseo sexual y deseo emocional. Cuando fantaseaba con tener una pareja solo pensaba en la parte romántica. Tener un amigo, un cómplice y confidente, alguien con quien pudiera explayarme y sentirme a gusto en todos los sentidos. Por otro lado, cuando me excitaba y masturbaba mis fantasías iban a cosas muy subidas de tono y nada románticas. Me gustaba imaginar que iba a fiestas en las que todos deseaban estar conmigo y yo por supuesto los complacía a todos y cosas por el estilo.

Conforme transcurrían mis 15 años mis pechitos iban creciendo más y me comenzó a crecer bello allá abajo, pero yo continuaba siendo muy delgada. Y entonces, en el periodo de vacaciones de semana santa ocurrieron los eventos que me cambiaron para siempre.

Mi familia solía ir a vacacionar en casa de unos parientes que tenían muy buena amistad y cercanía con nosotros. Habíamos convivido desde siempre y nos sentíamos muy en confianza todos ahí. Yo era hija única y mis tíos tenían dos hijos varones, uno de mi edad y el otro un año mayor. Era muy divertido ir en vacaciones porque teníamos dos semanas que parecían interminables libres de responsabilidades que pasábamos entre idas a nadar, películas y videojuegos.

Pero ya íbamos dejando de ser niños. En una ocasión en que nuestros padres salieron juntos a bailar y que teníamos la casa libre para los tres por toda la noche y parte de la madrugada planeamos ver una película “prohibida”. Una trama con mucho erotismo que nuestros padres no nos habían permitido ver.

La verdad es que la película contenía mucho contenido erótico y nuestras tres mentes jóvenes con las hormonas en ebullición comenzamos a dejar de pensar con claridad. Todos estábamos al mil y para cuando la película terminó todos estábamos un poco callados.

Como aún había mucha noche por delante mi primo mayor sugirió un juego de castigos aprovechando que nadie intervendría y podríamos hacer locuras. Como aún estábamos calientes por la película, los castigos comenzaron a ser una alternancia cada vez más atrevida donde me alternaba en besar a uno u otro de mis primos. Cuando nos habíamos besado suficiente ellos comenzaron a meter cada vez más contenido sexual al asunto. Me pidieron que les enseñara mis chichitas, que me desnudara por completo y que me abriera mi chochito para que pudieran verlo bien. A cambio yo les vi sus vergas y sus huevos con lujo de detalle, mi primera vez exhibiéndome me ponía al mil. Además estaba conociendo el sexo masculino en primera fila. ¡¡¡Uuuf!!! Todos estábamos a tope.

Y entonces comenzamos a ir más allá. Mi primo mayor me pidió que le mamara su verga. Yo que nunca había hecho eso, ni me imaginaba que se pudiera hacer fui un poco renuente, pero lo caliente del momento me impulso y únicamente le di unas tres lengüetadas en el brillante glande qu su pene a punto de estallar tenía. Esperaba algún sabor, pero no noté nada. Me enseñaron una revista porno donde se veía una chava metiéndose toda la verga del tipo en su boca. Me dijeron que así se mamaba y así lo hice. Recuerdo que le salían gotitas de lubricante y me gustó su sabor. Después mi otro primo me pidió que se la mamara a él. Mientras lo hacía mi primo mayor me mamó las tetitas. No recuerdo haber sentido tanto placer antes en mi vida. Después me abrieron las piernas y ellos comenzaron a alternarse para chuparme el chochito, me metían la puntita de la lengua y succionaban mis abundantes fluidos que brotaban como una fuente. Después mientras a cuatro patas mamaba la verga de mi primo menor, mi otro primo me penetro desde atrás. Estaba tan lubricada, que se deslisó en mi interior sin siquiera causarme dolor, Desde la primera verga que probé todo fue placer para mi. Pasamos una medio hora muy intensa en donde mis primos me cogieron alternadamente. Mi primera vez fue un trío y mis primos se llevaron mis tres virginidades: mi boca, mi pucha y mi ano. En efecto, experimenté mi primera doble penetración…mis primos tenían mucha imaginación. Esa vez me hicieron cosas que yo ni siquiera había imaginado. Terminé la noche de sexo saboreando el semen de mis primos. Ellos me pidieron que se les mamara hasta acabar y yo desde siempre fui muy complaciente. El resto de las vacaciones nos la pasamos cogiendo entre los tres. Incluso con nuestros padres en casa nos encerrábamos poníamos el volumen alto y cogíamos como conejitos…que ricas fueron esas primeras cogidas a escondidas

Desde entonces me volví adicta al sexo. Hoy a mis 32 años, he perdido la cuenta de los penes que me han penetrado. Por fortuna conocí a mi marido que es de mente abierta y goza de compartirme y exhibirme. Si mi relato gusta ya les iré contando mis aventuras sexuales.

Besitos húmedos en la puntita jugosa  ;)

Escríbanme a mi correo: loenadiasw@gmail.com