Debora y yo camino a la perversión (10)

Debora cada dia mas puta.

Débora y yo camino a la perversión 10

Paso una semana sin que casi nos diéramos cuenta, no tuvimos la visita de ningún amante ocasional, Débora me calentaba todo el tiempo pero no cogiamos ni me hacia acabar, me tenia cada vez más caliente como ella decía. Se compro un short elastizado que le marcaba el culo y la concha en forma impresionante, lo usaba dentro del departamento y una musculosa que marcaba esos pechos majestuosos que tiene, me volvía loco mirándola. En el departamento arriba del nuestro se mudo una pareja de recién casados, los dos de unos 22 años mas o menos, él alto y flaco, ella muy flaca y la verdad bastante fea, no tenia una curva por ningún lado. En un par de oportunidades Débora me bajo a ayudar a bajar unos materiales del auto y justo nos cruzamos con él que entraba de la calle, Débora en el ascensor se apoyaba sensual contra mi sacando culo para el lado del muchacho, que miraba al piso, pero trataba de mirar el culo de Débora, tenia la cara colorada, Débora me hablaba al oído.

-Se muere por morderme el culo… pero es un reprimido… y ahora llega al departamento y ve a la flaca esa… -lo saludamos al bajar del ascensor. Débora se cruzaba a propósito con el y lo volvía loco cuando subían juntos en el ascensor, se subía la calza mientras subían clavándosela en el culo y en la raja, se miraba sacando culo en el espejo del ascensor, el vecino ni hablaba y miraba al piso y de reojo a Débora, ella estaba feliz como una niña mala, esas noches en que se cruzaba con él escuchábamos los ruidos de la cama de la parejita, el la cogia con mucho más brío que el habitual.

-Que casualidad decía Débora… siempre que se cruza conmigo se la coge bien cogida al esperpento ese… debería darme las gracias… me lo tengo que coger a ese pendejo

Así avanzaba nuestra vida, casi toda la semana sin coger, el sábado no salimos, Débora pensaba que hacer. Nos acostamos el sábado a dormir, me ato a la cama y me chupo un poco el culo. De a ratos me miraba y me hablaba dejando de chuparme.

-Necesito un macho que me coja… que te parece si lo llamamos al viejito ese que me apoyo en el subte… que me descargo la leche… es un sinvergüenza… como a mi me gustan

-Pero amor no lo conocemos, no lo podemos traer a nue… -me hizo callar metiéndome todo el dedo en el culo.

-No podes hablar más… solo cuando yo te pida… -saco el dedo de mi culo, me desato y me dijo que lo llamara al señor, que mañana a la tarde lo citara para encontrarnos en el abasto. Iba a quejarme pero no tenía opción. No sabia que decir. No podía preguntarle a Débora. Tome el celular y marque el número que decía en la tarjeta que me dio.

-Hola señor David…?

-Quien habla?

-Mire mi mujer viajo en el subte desde el abasto con ud

-Ah… mira que sorpresa… que necesitas?

-Bueno que ella quiere que nos encontremos mañana en el abasto

-A las 3 de la tarde les parece bien, en la boletería de los cines?

-Como ud diga.

-Bueno a las 3 entonces… que agradable sorpresa… me voy a preparar para el evento

-Ya esta viste que fácil que era, dijo Débora.

-Pero amor que vamos a hacer a donde vamos a ir. –no me contesto me dijo que mejor durmiera.

En la tarde del día siguiente se vistió con una minifalda y zapatos de taco alto, unas medias a medio muslo y arriba una blusita cómoda. Dejamos el auto y caminamos un poco por el Shopping, Débora me hizo quedar atrás de ella, cuando subía las escaleras mecánicas se le veía como la tanguita se le perdía en el culo, no daba mas de calentura. Cerca de las tres fuimos a la boletería, se acerco un señor mayor canoso, de buen aspecto. Hola preciosa le dijo y la beso en la mejilla.

-Que linda te arreglaste… no lo puedo creer. La tomo de la cintura y empezó a caminar a su lado, le hablo al oído y yo fui quedando naturalmente atrás. Débora giro la cabeza y me hablo.

-Vamos para el estacionamiento.

Bajamos al estacionamiento y nos fuimos acercando hacia el auto, David la apoyo contra el auto y la beso en la boca mientras empezaba a sobarle las tetas.

-Nos pueden ver… -Por toda respuesta tomo la mano derecha de Débora y la llevo a su entrepierna, esta metió la mano y empezó a acariciarlo, el hombre le abrió los botones de la blusa y empezó a chuparle los pechos poniéndolos sobre el sujetador.

-Que pedazo de hembra sos… que delicia… si pajeame así… puta divina… -después le saco la mano y me pidió las llaves del coche. Abrió la puerta trasera y la hizo entrar a Débora, el entro después y empezaron a toquetearse por todos lados, yo no veía bien que pasaba porque miraba que no viniera nadie. En un momento la vi a Débora con el culo hacia la ventanilla de rodillas sobre el asiento, el tipo le dedeaba concha y culo mientras Débora le chupaba la pija, yo no podía más de calentura. Estuvieron un rato más, después Débora bajo el vidrio y me dijo que subiera que íbamos para casa. Ni pensé en protestar, no tenia sentido. En el auto Débora se paso al asiento de adelante y solo charlaban en el viaje.

-Me vas a coger lindo…?

-Para mi es un regalo de Dios esto… nunca estuve con una hembra como vos… y menos a esta altura… -Débora le sonrió.

En el ascensor el tipo le acariciaba el culo levantándole la pollera yo fui a abrir lo más rápido posible venían apretando sin parar. Entramos y el tipo se desnudo enseguida y se sentó en el sillón, la tomo a Débora que solo se desnudo de la cintura para arriba y con la pollerita puesta y corriendo la tanga a un lado se clavo sobre el. El tipo la cogia con mucha calma, apretándola bien fuerte cada vez que la clavaba contra el, Débora estaba toda colorada y le pedía que le muerda los pezones, que la calentaba mucho… que era un viejito delicioso. Débora tuvo un par de orgasmos, se levanto y se puso de pie. El hombre tenía el rostro iluminado.

-Te gustaría tomar algo… que lindo me estas cogiendo… te gusta que este el mirón o lo echo…?

-Me encanta… como te deja hacer esto…?

-Es medio mariquita me parece… dijo sonriendo y se fue al cuarto

Apareció vestida con ese short que se había comprado y un corpiño que le levantaba los pechos, semitransparente, se puso de rodillas al costado de David en el sillón y sacudió su culo en el aire.

-Te gusta como me queda el shortcito…? Que te da ganas de hacerme…? Le dio su boca para que la bese y se apoyo bien ofrecida sobre el sillón. David se puso de pie se arrodillo detrás de Débora y olio todo el culo de esta, bajo el short y lo dejo a la altura de sus muslos, le empezó a chupar el culo como un desesperado pasaba de la concha al culo todo el tiempo, después la clavo un poco por la concha y finalmente la empezó a penetrar despacio por el culo, le paso la mano por debajo de los pechos y la tomo de los hombros, empezó a bombearla frenéticamente, Débora gemía como una desperada y le pedía que no pare.

-Ni pienso… no puedo creerlo… sos una diosa… gracias

-Gracias a vos… que tranca divina tenes… dámela más… -yo veía el culo de Débora invadido por la pija del viejo.-

-Te gustaría llenarme las tripas de leche… o preferís que me la tome…?

-Que divina sos… no puede ser… que pedazo de perra…y empezó a bombear más fuerte… me dejas que te llene el culo…?

-Lo que vos quieras… soy tu perrita ahora… y empezó a mover el culo como podía… -el viejo le dio más duro hasta que se derrumbo sobre ella. Se quedaron quietos un rato hasta que su pija salio sola, se puso de pie y Débora se fue a limpiársela con la boca, se la chupo un buen rato mientras lo miraba sonriendo.

-Gracias… te voy a volver a llamar… nos tratas muy bien… no queres cenar con nosotros

-Bueno, yo encargo la cena

-No el cornudo invita… vamos a bañarnos… -en el baño la estuvo fregando y jugueteaban y se besaban, pero no se le volvió a poner dura. Después cenamos bien tranquilos, David tenía mucho sentido del humor. En un momento Débora se metió bajo la mesa y le empezó a chupar la pija, se la tragaba hasta la garganta como ella hace y empezaba a reaccionar, lo tomo de la mano y lo llevo a la cama, lo acostó a él y lo monto, le dio sus tetas para que las chupe y estuvieron un montón de tiempo cogiendo hasta que David volvió a acabarle pero esta vez en la conchita, Débora cayo a su lado, sonriente. Yo me encargue de despedirlo, cuando volví Débora me esperaba abierta de piernas sobre la cama.

-Limpiame bien con tu lengüita y por ahí mañana te alvio un poco

Así lo hice ella me apretaba mi cabeza contra su pepa, hasta que tuvo un par de orgasmos más, luego se durmió contenta y relajada.

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