Débora, su primer trabajo, empleada doméstica
Una joven encuentra trabajo como empleada doméstica y se lo pasa muuuy bien.
Era su primer día de trabajo, por fin conseguía tener la mente ocupada en algo provechoso a sus veinte años, tras vivir una conflictiva adolescencia que transcurrió entre múltiples peleas, amistades peligrosas y enemistades con todo el mundo, por fin la Oficina de Empleo encontró algo apropiado a sus necesidades, trabajar como empleada de hogar, la única tentación sería si tomaría posesión de algo ajeno para hacérselo propio, aunque de eso fue advertida en la misma Oficina de Empleo, que estaría vigilada durante un tiempo insospechado y a horas insospechadas por personas insospechadas.
Llegó al hogar donde conoció a la figura materna de la familia, porque los demás miembros estaban o bien estudiando, tenía un hijo y una hija universitarios, o bien trabajando, su amado esposo.
Trinidad: Hola, eres Débora ¿verdad? Bienvenida a esta que será tu casa durante las horas de ausencia de nosotros, que todos tenemos trabajo y estudios...
La dueña le enseñó la casa, como funcionaba todo, la joven apenas si sabía cocinar, aunque tenía las recetas preparadas y como debía hacer las comidas, le enseñó cada rincón de su casa, y le mostró al único sujeto del que también desconocía su existencia, un hermoso ejemplar de pastor alemán bien cuidado y educado, llamado Fan, que en ese momento, no paraba de gemir y llorar al saber que se iba su dueña a cumplir como trabajadora, y rozándose con sus piernas y lamiendo un poco sus muslos, una actitud que a Débora le parecía un tanto rara, y que a Trinidad le provocaba un poco de sonrojo, al mismo tiempo que trataba de deshacerse de esas caricias que le daba su perro.
Así que tras las presentaciones y el acomodo de la chica, Trinidad se marchó a cumplir con su deber, dejándola sola en casa durante aproximadamente dos horas, era un buen comienzo dos horas diarias, después podría ser más tiempo según se comportara la recién empleada.
Débora se puso a limpiar la casa como le había indicado la dueña del hogar, que por cierto, lo tenía bastante limpio, como terminó rápidamente de relimpiar lo relimpio, se dedicó a conocer al perro, y a jugar con el, a Fan, le gustaba que le dedicasen tiempo y se comportó como el animal adiestrado y doméstico que era, jugaban y jugaban, hasta que Débora terminó agotada y decidió poner la tele, una televisión de última tecnología, con un mando que tenía una infinidad de botones, todo era nuevo para Débora, al ser de familia humilde no tenía tanta tecnología en su casa, y se dispuso a descansar durante los últimos cuarenta y cinco minutos que le quedaban, encendió la televisión y empezó a cambiar de canal, liándose con los botones, no salía lo que ella quería... cuando por fin dio con la tecla de cambiar canales, empezó a hacer zapping, y de los muchísimos que existían ninguno le hacía gracia.
Un poco desesperada, dejó cualquier canal mientras acariciaba la cabeza de Fan, que descansando su cabeza entre sus piernas, hacía como que movía su hociquito, abriendo y cerrando las ventanitas de su nariz, como si oliera los efluvios que salían de la joven vagina, que estaba tapada por un pequeño tanga, de vez en cuando le llegaba un resoplido de la mascota a sus muslos, pero a eso no le echaba mucha cuenta.
Tras un ratito acariciando al animal, se le ocurre poner en marcha el aparato del reproductor de dvd que formaba parte de la televisión, y jamás se había llevado una sorpresa igual, empezaron a salir imágenes de una joven que caminaba a cuatro patas en un salón, evidentemente holandesa, completamente desnuda, Débora se extrañó al ver las primeras imágenes, pero le dio más curiosidad aún por lo que dejó que transcurriera el film, en cierta ocasión la rubia holandesa, que hablaba en su idioma se sienta con la espalda en la pared del salón, y abre sus piernas, la cámara que la filmaba toma un primer plano de sus labios vaginales, estaba completamente depilada y blanca, mostrando también los líquidos de una joven que estaba completamente mojada, dispuesta para ser follada en cualquier momento, y que comenzó a acariciarse, metiéndose lentamente un dedo, al tiempo que habla en su idioma, que por cierto, no entendía Débora.
En el intervalo de la película, entre las palabras de la zorra que se veía, se escuchaban extraños jadeos, pero no se veía a nada más, solamente a una rubia holandesa disfrutando de un meneo bueno que se estaba dando con sus dedos, sus gemidos, y su estómago que se veía que rápidamente se aceleraba como su respiración...
Eso hizo que Débora comenzara a calentarse, se levantó su falda y empezó unas delicadas caricias por su propio sexo, por encima del tanga, Fan, a su vez, resoplaba con más energía cada vez, Débora sentía como se iba mojando cada vez más, como la actriz de la tele, se estaba haciendo el mejor dedo de su vida, nunca jamás había estado de voyeur mientras se acariciaba con sus dedos.
Llegado el momento, la rubia de la tele, se vuelve a mover, y presenta un culo totalmente depilado como primer plano de pantalla, al tiempo que su propia vagina, haciendo un zoom hacia atrás se percibe una sombra, que después se convertiría en la figura de un rottweiler, de unas dimensiones impresionantes, pero que no tenía nada que envidiar a las de Fan, que también era grandote, sólo que siendo pastor alemán.
Eso deja paralizada a Débora, que aprieta sus dedos contra sus labios vaginales, estando a las expectativas se libera por un lado de su tanga, evidentemente sus labios ya chorreaban líquido por todos lados y Fan, intentó acercar su cabeza más al sexo de la joven recién empleada...
Débora: Fan... ¿qué haces? Déjame disfrutar de lo que ven tus dueños...
Y Fan se conformó un poco reposando de nuevo su cabeza entre los jóvenes muslos que ahora estaban un poco más abiertos.
Mientras todo esto pasaba, en la televisión el perro se acercó a su “mujer objeto” y comenzó a darle lametadas por sus dos agujeros, la holandesa se contrajo un poco al principio, pero como era actriz, lo hizo seguramente para excitar a su público televisivo, en seguida se volvió a posicionar para que el negro perro le lamiera sus labios y su culo, Débora empezaba a sentirse más frenética y metía sus dedos, viendo como disfrutaba la actriz... adelantó un poco sus piernas y aproximó su sexo al hocico de Fan.
Débora: Venga Fan,... creo que ya sé... lo que quieres, pero que sepas que me da pánico, sólo los jóvenes... han posado ahí su lengua... y un profesor... jajaja, -le entró una risa nerviosa.
Se posicionó a la altura del hocico, que sabía perfectamente lo que tenía que hacer y empezó a disfrutar de las lamidas, lo mismo que la actriz de la tele, sólo que Débora era la primera vez que disfrutaba de tal experiencia y enseguida obtuvo su primer orgasmo, brutal.
Débora: Ooohhh, siii... sigue sigue... mete la lengua bien... ooohhh, brutal... brutal... brutal...
Se retiró tras su primer orgasmo con la lengua perruna, pero seguía ardiendo, sobre todo al ver como disfrutaba la chica holandesa... se relajó un rato observando como el perro la hacía disfrutar, y viendo como se abría de piernas hasta lo imposible.
Débora: Joder tía... tu no irás a dejarte follar por ese perrazo, ¿no? No me lo puedo creer...
Mientras estaba en esas elucubraciones miraba con los ojos como platos como el perro se le montaba a la rubia zoofílica y de un golpe, le apretaba su pene perruno entre los labios vaginales, comenzando a moverse como un majareta dentro de la rubia vagina.
Esa escena calentó sobremanera a Débora, que miraba relajada a Fan, mientras le acariciaba, todavía le quedaban treinta y cinco minutos antes de que llegara la dueña de la casa y tenía ganas de sentir lo mismo que esa actriz porno.
Débora pensó “Supongo que como mucho me llevará echar un poco con Fan unos quince minutos, me da tiempo a dejar todo bien limpio y aseado, si hay algo que limpiar después del polvete con este animal tan dócil”.
En un momento en que se incorporó un poco observó como al perro de la casa que cuidaba le sobresalía gran parte de su propio pene, bien grueso y colorado, al ver tal miembro y viendo lo que emitía la tele, no pudo más, se incorporó del todo, se quitó las bragas, se subió la falda y se posicionó tal y como estaba la holandesa que estaba siendo completamente follada por el rottweiler.
No transcurrieron ni treinta segundos cuando Fan la agarraba por su cintura y comenzaba a intentar atinar en su agujero de máximo placer, y en aproximadamente un minuto y de un solo golpe, como en la película, fue traspasada por la tremenda polla que poseía Fan.
Débora: Aahhh, uauuu, jamás había... tenido algo tan grande... dentro de mí, eres un auténtico animal...
Y Fan, que sabía muy bien de sus funciones, puesto que las practicaba con Trinidad con asiduidad empezó a follarse como loco a la joven Débora, que disfrutaba de tanto placer como le daba el cuadrúpedo, tanto, que dos regueros de lágrimas le corrían por las mejillas.
Después de aproximadamente unos cinco minutos follándose a su nueva y complaciente cuidadora, consiguió ubicar su bola en el estrecho y placentero lugar que tanto gusto le daba... con extremo cuidado pasaba la pata trasera y quedaron ambos pegados culo con culo, completamente pegados, parecía que no había aire dentro de la vagina femenina, a Débora por una parte le dolía porque Fan intentaba despegarse, pero por otra sentía los interminables chorros que no paraban de llenar sus entrañas, tras los primeros y cálidos chorros de semen, disfrutaba como loca, pero aquello no terminaba, y el tiempo pasaba y Fan no se despegaba de su complaciente “perra”...
Débora empezó a asustarse, Trinidad estaba a punto de llegar, la escena era absolutamente irreal para la joven, la zoofílica de la tele había terminado su función y el dvd había finalizado, ella seguía pegada a Fan, y de repente, unas llaves que se escuchan tropezar con la cerradura de la puerta...
Débora, extasiada de placer, pegada al perro, indignada a su vez por eso y asustada por lo que se le venía encima, impotente, empezó a llorar, despacito, pero al mismo tiempo, seguía disfrutando de su amante animal...
A eso que la puerta se abre, el perro se mueve y... “plof”, se despega de su inusual amante, dejando colgada una polla de tremendas dimensiones, dimensiones que asustaban a la joven Débora, que sentía como le corrían regueros de semen por sus castigados y complacidos muslos...
Trinidad, asomaba la cabeza por la puerta recién abierta y... poniendo cara de asombro... iba a empezar a decirle algo a Débora...
En ese momento... Débora se despierta, completamente mojada en su cama, había tenido un orgasmo mientras dormía, rápidamente se preparó para presentarse a ese su primer puesto de trabajo como empleada doméstica, todo había sido un sueño, pero... qué sueño...
Tras arreglarse y acariciarse debido a la excitación mientras se bañaba, se dirigió a la casa donde iba a servir como empleada doméstica, le abrió las puertas la dueña de la casa, que para colmo se llamaba Trinidad y todo empezó a transcurrir como en su sueño, dejándola a cargo del hogar, se despidió de ella y... al poco tiempo suena el teléfono, que tenía permiso de descolgar.
Trinidad: Débora, se me ha olvidado decirte que tienes que echar alimento en el comedero que hay en la cocina, por cierto no te asustes cuando abras el patio, que se me olvidó enseñártelo.
Débora: Ok, ahora mismo lo hago.
La joven se fue a la cocina, había un paquete enorme de pastas para perros y llenó el cacharro al que se refería Trinidad, estaba asombrada por el tamaño del cacharro, y... se fue a visitar el patio, abrió la puerta con delicadeza y, con relativa tranquilidad entraron a la cocina dos hermosos pastores alemanes, qué rápidamente congeniaron con Débora... que no sabía lo que le esperaba... o... ¿tal vez sí?