Debonaire 3

Uno a uno los cabecillas de la mafia de DeRossi van cayendo, y enfrentan un juicio por multiples cargos, pero el resultado de dicho proceso judicial no le agrada a nadie...Mucho menos a Debonaire.

ATENCION

-Los hechos aquí descritos o narrados contienen actos de abuso y agresión penada por las leyes de todos los países (hasta donde se). Solo fueron escritos y publicados con el fin de entretener.

-Dichos hechos pertenecen a la ficción, cualquier parecido con la realidad se tratara de pura, mera y llana coincidencia.

-El autor de esta historia

CONDENA

cualquier acto de violencia en contra de cualquier ser humano.

-No seas cabron,

PRACTICA EL SEXO SANO, SEGURO Y CONSENSUADO.

Y si es posible, con amor.

-Este relato es solo para mayores de 21 años, que no sean débiles mentales.

Se recomienda leer las dos primeras partes de la saga:

Debonaire http://www.todorelatos.com/relato/72973/

Debonaire 2 http://www.todorelatos.com/relato/73136/

Prologo

Han pasado dos meses desde el primer ataque del extraño hombre a una de las más peligrosas mafias de tráfico de personas, armas y drogas de la ciudad. "Debonaire" nombre bajo el cual se le conoce gracias a los distintos medios de comunicación, especialmente el diario "Testigo Ocular", no paro sus andanzas contra el grupo criminal liderado por los DeRossi. Durante esos dos meses, cayeron los más importantes cabecillas del grupo, primero fue Paolo DeRossi, luego Johnathan "John" Vasconcelos, y a la lista se le sumaron Ricardo Montes, José Miguel Reijas, Dominique Larsson, Rafael García y Víctor "Doble V" Villalobos. Todos estos hombres fueron secuestrados, ultrajados, humillados y en cierta forma dejados a su suerte en plena vía pública, con distintas pruebas acerca de sus crímenes.

"Doble V" Villalobos participo activamente en la mafia de sus amistades, tenia importantes contactos en la aduana, ideal para pasar mercancía ilegal como paquetes de drogas del extranjero y armas sin problema alguno. Fue encontrado sobre el capo de su automóvil estacionado en frente de su casa, la cual fue incendiada. El estaba empalado por el culo con el largo cañón de un rifle de precisión, con sus manos en las espaldas, atadas a los tobillos. Su esposa y sus dos mujeres amantes, las tres sabían de sus andanzas, y lo apoyaban. Ahora se encontraban desaparecidas.

Dominique Larsson, extranjero residente en el país. Tenía diversos contactos en su país natal con fabricantes de armas, y era el que hacia las distintas transacciones para su envío. Su yate fue descubierto encallado a orillas de la playa, el estaba atado a una cuerda, totalmente desnudo, en el agua. La cuerda lo mantenía unido a la popa del yate, el cual fue puesto en marcha a propósito para que encallara en la playa, haciendo que arrastrara al indefenso criminal durante todo el trayecto. Además de estar desnudo, en su ano llevaba un enorme dildo ajustado de modo que no pudiera salirse. Su esposa y su hermana, que iban en el yate junto a él, estaban desaparecidas.

José Miguel Reijas y Rafael García fueron hallados en una finca en las afueras de la ciudad. Ambos tenían contactos en el gobierno, ideales para la organización delictiva. Al momento de ser encontrados, estaban vestidos con corsets y medias a medio muslo de encaje, todas las prendas de color blanco. Llevaban sandalias negras. Sus penes estaban atados uno al lado del otro, sus testículos estaban anillados y unidos por una corta cadena, estirándolos al máximo. Además de ello, cada uno era penetrado por el culo por una muñeca inflable, las cuales llevaban arneses con grandes consoladores ajustados a las caderas y vestían como los típicos vaqueros: camisas manga largas, pantalones jeans, y un sombrero típico. Las esposas de ambos, al igual que el resto, estaban desaparecidas.

Ricardo Montes era un cura corrupto, usaba la iglesia como tapadera para sus crímenes, escondiendo allí drogas y armas, además de sostener un burdel–casino, todo esto en un piso subterráneo de dicha casa religiosa. Una noche fue al hotel más lujoso de la ciudad, en compañía de una hermosa mujer de cuerpo esbelto. Fue encontrado en uno de los pasillos de dicho hotel, desnudo, crucificado, con las muñecas y los tobillos atados a la cruz. Su lengua fue perforada, y de ella colgaban dos cadenitas, una que envolvía los testículos los cuales lucian un tono morado, y otra que envolvía el tronco de su pene, haciendo que este morado también. Las cadenas estaban bastante tensas. La mujer que lo acompañaba, estaba en el baño de la habitación, atada, amordazada, con los ojos vendados. Había sido violada, aunque los médicos luego de hacerle los exámenes, determinaron que el violador había sido el mismo cura.

En todos los casos, la descripción del hombre que los tomo por sorpresa era la misma a la del hombre que ultrajo a Paolo y a John. En todos los casos un hombre vistiendo camisa manga larga, con lentes oscuros, y cabello negro y liso, largo por encima de los hombros, de tez blanca y delgado, cometió los actos, atroces para algunos, merecidos y bien llevados a cabo para muchos otros, pero actos criminales al fin. En todos los casos, el hombre misterioso oía la misma canción que le había dado el apodo, "Debonaire", mientras cometía los mencionados actos. En la mayoría de los casos las victimas y algunos testigos vieron el mismo Shelby Cobra GT500 del año 67, plateado con líneas negras en el centro, tanto en el lugar del crimen, como merodeando las cercanías de dichas zonas. Tantas pistas y aun así las agentes del CEIP encargadas del caso, Sonia Durani y Jimena Villanueva, no lograban dar con el paradero del criminal y las mujeres desaparecidas.

Los 7 hombres fueron juzgados en los tribunales por la jueza Andrea Vicarte. Para sorpresa de todo el mundo, la jueza les concedió pena mínima de año y medio, y anulo la mayoría de los cargos. Además de eso, podrían salir bajo fianza de la cárcel después de haber cumplido 3 meses en una prisión de mínima seguridad. Durante el veredicto, los 7 hombres no pudieron reprimir una sonrisa en sus rostros, en la cual iba mezclada la malicia con la felicidad. La opinión pública no pudo creerse tal veredicto, y eso se podía ver en las reacciones mostradas por la población en los distintos medios de comunicación. Más de una persona expreso que "Debonaire" debía hacer algo al respecto. A pesar de muchos no estar de acuerdo con sus métodos, lo cierto era que el extraño y desconocido hombre se había convertido en una especie de ídolo entre las masas. Hacia justicia, por medio de las injusticias. Como dicen por ahí "a veces el fuego es mejor combatirlo con mas fuego"

Debonaire 3

Andrea Vicarte se dirige camino a su apartamento en su camioneta Grand Cherokee negra. Andrea es una mujer hermosa, blanca, con 42 años muy bien llevados, tenía un cuerpo que muchas mujeres de su edad podrían envidiar, y no solo las de su edad, sino muchas menores a ella también. Cuidaba su hermoso cuerpo yendo al gimnasio 3 veces por semana junto a su hija Vanessa, de 20 años de edad, de tez blanca también, quien lucía un físico sin duda alguna heredado de su madre. Ambas hembras exhibían unos hermosos pechos naturales, Andrea tenía 91 centímetros y su hija 89. Si bien los años de Andrea habían hecho algo de mella en ese punto de su cuerpo, lo cierto era que aun se mostraban desafiantes de la ley de la gravedad. Los de su hija también eran bastante parados y firmes, más que su madre por ser más joven. Las dos lucían unos abdomen espectaculares, los de Andrea presentaba unos cuadritos ligeramente demarcados, a diferencia del de Vanessa, que era plano. Ambas eran de caderas anchas, y de culo muy bien moldeado y dotado. Para terminar con broche de oro ambas tenían unas piernas largas y hermosas y un rostro hermoso, muy parecidas entre ellas. Más de una vez las habían confundido como hermanas, aunque esas veces eran menos de las que Andrea quisiera.

Andrea regresaba a su lujoso departamento en la zona céntrica de la ciudad, acompañada por su hija. Ambas estaban muy felices por la reciente adquisición de una lujosa casa en las afueras de la ciudad, bastante apartada de la metrópolis y de cualquier pueblo adyacente. Un lugar bastante cómodo y tranquilo para descansar en las vacaciones o los fines de semana. La casa valía una fortuna, era prácticamente una mansión, tenía 2 pisos, 6 habitaciones, 8 baños, jacuzzis, un amplio jardín, piscina, bar, salón, cocina, y pare usted de contar.

Entraron al estacionamiento del gran edificio, activando el portón principal. Estacionan la camioneta en su puesto fijo, y salen de la camioneta. Ambas iban vestidas con ropa de ejercicio, Andrea llevaba unos pantalones de licra negros, con rayas blancas a los lados, que van desde sus prominentes caderas hasta el final del pantalón, el cual remarca cada curva tanto de su hermoso culo, como de sus piernas. Para cubrir sus enormes senos, llevaba puesta una camiseta blanca, algo apretada, lo que provocaba que sus enormes senos se vieran increíblemente hermosos, luchando por reventar la prenda y ser liberados. No llevaba sostenes, por lo que se notaba claramente marcado el pico de los pezones. Todo el que posara su mirada en sus senos diría que estaba excitada, dada la erección que se les adivinaba, y la verdad, equivocados no estarían, ya que ella venia con ganas de sexo, después de tontear con su entrenador. Su cabello rubio iba amarrado en una coleta lo que la hacía verse bastante sexy y juvenil. Para terminar un par de zapatos deportivos blancos completaban su vestimenta.

Vanessa iba con una camiseta, idéntica a la de su madre, aunque de color negra, y al igual que su madre, no llevaba sostenes, dejando ver también los picos de los pezones claramente erectos en la tela. También venia excitada, ya que estuvo tonteando un rato con el mismo entrenador que su madre. El tipo era bastante "listo" ya que iba preparando el terreno para tirarse a ambas, sin que ninguna se enterase de sus intenciones con la otra, y lo estaba logrando, ni madre ni hija tenían idea de los toqueteos y charlas subidas de tono que su entrenador sostenía en privado con la otra. Prosiguiendo con la descripción del escultural cuerpo de la joven Vicarte, llevaba puesto shorts de licra de color naranja, el cual llegaba por encima de las rodillas. Era tan pegada la prenda, que parecía más bien que lo llevara pintado sobre la piel. Su cabello, teñido de rojo, iba en una coleta, como el de su madre, aunque llevaba un pañuelo atado a la frente, como si fuera una badana. Para terminar, sus pies iban enfundados en un par de zapatos deportivos blancos.

Madre e hija se bajaron de la camioneta, tomando las bolsas con las compras que habían realizado en un centro comercial y en un supermercado y se dispusieron a tomar el ascensor para subir a su apartamento, en el piso 14. Esperaron unos segundos a que este llegara, hablando de cómo disfrutarían de su nueva mansión en las afueras. Ambas se veían muy emocionadas por dicha adquisición. Se abrieron las puertas, entraron, marcaron el piso, y esperaron un par de segundos a que se cerraran las puertas, mientras hablaban animadamente. El ascensor cerró sus puertas y comenzó su recorrido. Lo que ninguna de las dos noto, era que al fondo del estacionamiento, se encontraba estacionado un Shelby cobra GT500 del año 67, color gris, con dos rayas negras por el centro. De seguro Andrea, conocedora del caso de la mafia delictiva, y de cómo fueron atrapados, se habría alarmado al ver ese automóvil allí, si bien es cierto que cualquiera puede tener uno hoy en día, ella pudo haber tomado precauciones al respecto. Lástima que no lo notara.

En el piso 14, el ascensor abre sus puertas, dejando ver a ambas féminas tiradas en el piso, desmayadas, una a cada lado del ascensor. En el centro, El hombre misterioso, "Debonaire", se encontraba de pie, con una mascarilla de gas puesta en su rostro, para evitar inhalar el fuerte gas con el que aturdió a sus nuevas víctimas. Iba vestido con una camisa manga larga gris, y unos pantalones jeans negros. Unas botas de vaquero negras terminaban el acostumbrado estilo de vestir por el misterioso hombre, y claro, no podían faltar sus lentes oscuros, los cuales podían observarse por debajo de la máscara de gas.

Trabo las puertas del ascensor y se dispuso a sacar rápidamente a las chicas y sus compras del cubículo, para luego marcar en el tablero todos los botones de todos los pisos, destrabarlo, y salirse. Registro el bolso de Vanessa, saco un manojo de llaves, y fue probando una por una para abrir las puertas de entrada al apartamento. Llevo a ambas mujeres adentro, cargándolas, y luego busco las bolsas, las metió y cerró las puertas.

El apartamento era bastante grande, tenía 3 habitaciones, una sala bastante amplia, un comedor, y su respectiva cocina. Estaba muy bien decorado y adornado, con cuadros de famos@s pintores/as tales como Camille Pisarro, Pablo Picasso, Han Van Meegeren, Piero De Cosimo (o De Lorenzo), Anna Billinska, Lavinia Fontana y pare usted de contar. Debonaire vio todo a su alrededor, e hizo un gesto como diciendo "vaya, vaya…" con una sonrisa maliciosa reflejada en su rostro.

Vanessa poco a poco fue abriendo los ojos. Estaba bastante aturdida, y sentía que tenía mucho frio. Lo único que lograba distinguir bien era el sonido de su equipo de música, reproduciendo la canción "Debonaire" a un volumen alto. Al recuperarse por completo, noto que estaba acostada en el sofá de tres puestos de su amplia sala, con sus manos esposadas por su espalda, unidas con sus tobillos, que estaban esposados entre ellos también, con las piernas flexionadas hacia atrás. Sintió una gran incomodidad en sus senos, al bajar la mirada observo que sus pezones estaban adornados por dos pinzas de colgar ropa. Nerviosa, comenzó a girar su cabeza hacia todos lados, sin saber muy bien que buscaba. Al ver hacia el comedor, observo a un misterioso hombre, Debonaire, comiendo un pedazo de torta de chocolate, sentado en una de las sillas del juego de comedor, viendo las noticias en el televisor de 42 pulgadas plano que tenía a la vista, aunque lo tenía en mute. Tenía las piernas estiradas por fuera de la mesa, y sobre lo que parecía un reposa pies. Al distinguir mejor, noto que ese reposa pies en realidad era su madre, ubicada a 4 patas. En un momento dado, Debonaire giro su vista hacia Vanessa.

- Bien, ya era hora de que despertaras -le dijo, poniéndose de pie, y tomando una cadena la cual estaba abrochada a un collar en el cuello de su madre. –Quería que participaras desde un principio en esta morbosa situación -se dirigió hacia el sofá donde se encontraba ella, tirando de la cadena, guiando a su madre, la cual tenía sus piernas totalmente flexionadas, envueltas en cadenas y cinta adhesiva, para que quedara son sus talones pegando de su culo, y solo pudiera caminar con las rodillas. Sus brazos estaban en una situación similar, totalmente flexionados y envueltos con cadenas y cinta adhesiva, con sus manos tocado sus hombros, apoyándose solo en sus codos, para caminar muy dolorosamente y con gran dificultad. Su cabeza estaba adornada con un cintillo en el cual estaban fijadas unas orejas de conejita de color rosado, y en su culo llevaba un cono anal, el cual dejaba afuera una cola de conejita también rosada. Podían verse las lágrimas correr por el rostro de Andrea.

-Seguramente reconoces las prendas de tu mami, fuiste tú quien las compro en el centro comercial, en un sex shop, cuando ambas se separaron para agilizar las compras, ¿recuerdas? –le dijo a Vanessa, agachándose, al momento de llegar frente a ella. – Le queda perfecto ¿verdad? –le pregunto tomando a Vanessa por el cabello y obligando a ver a su madre, quien no paraba de llorar. Vanessa también comenzó a soltar lágrimas.

-No lloren…No vale la pena que lo hagan…Ambas saben porque están en esta situación…¿En qué pensaban cuando aceptaron el soborno de la mafia de los DeRossi? Sabían que ese caso era seguido por los medios y por la opinión pública, Andrea, sabias perfectamente en que te metías, sabias que era muy probable que si hacías algo estúpido, y no eras justa, ética y transparente en el juzgado, yo podría ir por ti…pero no, diste semejante sentencia que es para pobres rateros que se juegan la vida a diario por un par de monedas y no para ese montón de hijos de mil putas...Y tu Vanessa, tuviste la oportunidad de hacer entrar en razón a tu madre, pero no, al contrario, la apoyaste, lo que querías era aquella mansión en las afueras para hacer tus estúpidas fiestas rave y consumir drogas, que por cierto, se las compras a esta mafia. Que poca cosa son -Les dijo Debonaire con un tono de reproche, aunque calmado, y después de bajarle un poco el volumen al equipo de sonido.

-Ahora si van a saber lo que es bueno…Espero hayan disfrutado de su momento de fortuna, porque famosas serán, al pasar a engrosar la lista de mujeres desaparecidas o mejor dicho, secuestradas por mi -Al oír esto, ambas mujeres cerraron sus ojos, y comenzaron a llorar con ganas, quedando los llantos ahogados por las mordazas. Debonaire saco su polla del pantalón, bajándose el cierre, y colocándola delante del rostro de Andrea. Le dio varios golpes con ella en su cara. –Putita, para la edad que tienes, estas muy buenota. Te quitare la mordaza, ni se te ocurra hacer alguna tontería, porque prometo que tu hija la pagara muy caro -dicho esto, le quito la mordaza. Andrea no hizo nada. –Debes ser una chica complaciente, muy complaciente, si no quieres que toque a tu hija…Puede que si eres una buena chica, hasta la deje ir…así que ya sabes…Mámalo –le dijo con tono amenazante y autoritario.

Andrea al ver que no le quedaba otra opción, abrió la boca y lentamente se fue tragando toda la enorme verga de su captor. A pesar de ser una mujer bastante sexy, y haber tenido una gran cantidad de amantes, nunca en su vida había mamado un buen nabo, incluso, era virgen del culo. En la cama si bien era bastante fogosa, lo cierto es que era muy mojigata. Este era el primer pene que entraba en su boca. El sabor, muy al contrario de lo que ella imaginaba, le gusto. Pero eso no quería decir que dejara de odiar con toda su alma a este hombre. Debonaire esperaba un mejor desempeño así que le dio unas cuantas palmadas n la cara diciéndole –vamos puta, con mas animo, mueve la lengua, chupa fuerte –ordenes a las que Andrea intentaba obedecer, aunque su inexperiencia hizo que en pocos minutos Debonaire la tomara por los cabellos y tal cual como si fuera un culo, empezó a follarsela, metiéndole la verga bien adentro, provocándole fuertes arcadas a la indefensa jueza.

Luego de un par de minutos, la dejo hacer. Al ver que seguía un poco desanimada, comenzó a acariciar el cabello de Vanessa, suavemente –Apuesto que Vanessa me lo mama mejor tu…¿qué opinas? -le pregunto. Andrea, preocupada por su hija, se esmero en mejorar su tarea oral, succionando con fuerza, masajeándole la verga con la lengua, incluso dándole besitos. Al parecer comenzaba a complacer a Debonaire, quien comenzaba a respirar profundamente, e inclinar su cabeza hacia atrás, viendo al techo, demarcando el placer en su rostro. – Así zorra, así…wow Vanessa, tu madre sí que sabe usar su boca. Debes probarla -le dijo, tomando a Andrea por los cabellos para sacarle la enorme verga, y dirigirla a la vagina de su hija. Vanessa al ver lo que tramaba el hombre, cerro sus piernas fuertemente, haciendo el gesto de negación con la cabeza.

-Espera espera –dijo Andrea con tono suplicante –dijiste que a mi hija no la tocarías si era complaciente contigo

-Si, lo dije…¿por qué? ¿Alguna objeción al respecto furcia?

-Te lo acabo de mamar, hice lo que me pediste, por favor, déjala tranquila, dijiste que no la tocarías –suplicaba Andrea con tono lloroso

-Mmmmm nunca dije que tú no ibas a tocarla tampoco -Le respondió Debonaire, con cierto tono sarcástico.

-Por favor, te lo ruego, es mi hija -decía Andrea, con un tono más lloroso y suplicante aun, si cabe.

-Mira puta, estoy muy seguro de que prefieres mil veces más tocarla tú a que lo haga yo. Es más, debes ser complaciente para que yo no le haga nada a tu querida hija. Y ahorita no estás siéndolo –le dijo el hombre, ya con cierto tono de enfado.

Continúo llevando la cabeza de Andrea hacia la vulva de su hija, quien aplicaba toda la fuerza que podía para no abrir sus piernas. Su madre continuaba suplicando, nerviosa. Debonaire intento forzar con su mano libre una de las rodillas de Vanessa para abrirla, pero no lo lograba. Soltó a la madre de esta para ejercer fuerza con las dos, pero aun así le era muy difícil lograrlo, por lo que se dirigió a la cocina, tomo un palo de escoba, un martillo, un clavo grueso, y unos cables. Partió el palo por la mitad, lo taladro en las puntas con el martillo y el clavo, y pasó los cables por dichos agujeros. Se dirigió a la sala nuevamente donde aguardaban sus presas. La cabeza de Andrea estaba en el pecho de su hija, acariciándola, llorando, buscando confort. Una vez al lado de ellas, tomo la cadena del collar de Andrea, y la separo de su hija, atando la cadena al mueble donde estaba dispuesto el equipo de música, el cual seguía reproduciendo la misma canción titulada "Debonaire" y otro televisor pantalla plana de 42 pulgadas.

Luego se dirigió a donde se encontraba Vanessa, le abrió las piernas a la fuerza, y coloco el palo de escoba entre ellas, ajustando ambas rodillas a las puntas con los cables. Una vez seguro de que no podría cerrarlas, desato la cadena de Andrea y la llevo a rastras hasta donde estaba Vanessa. Andrea lloraba y suplicaba. –No me colmes la paciencia puta. Vas a hacerle un cunningulis a tu hija. Esfuérzate por hacerle llegar al orgasmo, de lo contrario, sabes que la tocare, y mucho. Recuerda, si eres complaciente, no tocare a tu hija -Le dijo Debonaire al oído a Andrea. Esta cerró los ojos, como resignándose. –Lo siento hija -y sin pensarlo dos veces, ella misma dirigió su rostro, hundiéndolo en la zona donde los muslos de su hija se encontraban, esto es, en todo el coño de esta.

Su hija comenzó a moverse desesperadamente para quitar a su madre de su vagina, pero sus esfuerzos eran inútiles. No podía negar que a pesar del horror que sentía con semejante acto de incesto forzado, una ola de calor invadió su cuerpo, producto del contacto de sus genitales con la boca de su madre. No pudo evitar excitarse, y menos aun con los movimientos que hacía, que en lugar de lograr apartar a su madre de su vulva, lo que lograba era restregársela más por su cara, y luego de un rato lo hacía con ese fin, para tener su orgasmo. No lo conseguía por los severos reproches que ella misma se daba en su mente, se sentía el ser mas horroroso al querer llegar al orgasmo en semejante situación peligrosa y encima frotando su coño contra el rostro de su progenitora a conciencia.

Debonaire observaba la situación. Estaba de pie ante sus víctimas, acariciándose la verga muy suavemente, viendo como Vanessa hacia esfuerzos por no acabar y no darle el gusto, aunque por otro lado su instinto sexual le hacía buscar el orgasmo. Podía oír los sonidos de la chupada que la madre le hacía a su hija, y no podía evitar sonreír. Pero, mientras observaba el rostro de la pobre Vanessa esmerándose por evitar el orgasmo, una foto ubicada en una mesita justo al lado del mueble, en la dirección donde Vanessa tenía su cabeza, le llamo la atención. En ella se veía a tres personas posando en un parque, con una gran sonrisa en sus rostros. Una era Andrea, ubicada a la derecha del marco, vistiendo una franela blanca no muy pegada, con un dibujo en su pecho, y unos jeans azules. En el lado izquierdo del marco, se encontraba Vanessa, vestida con una camiseta bastante pegada de color verde oscuro, demarcando sus preciosas tetas, y una falda de jean que le llegaba a medio muslo. Y en el centro, vestido con una franela azul y un jean negro, se encontraba nada más y nada menos que Carlos Fonseca, director adjunto del CEIP y supervisor del grupo 3 de agentes especiales.

Se sorprendió mucho con esto. El sabía perfectamente quien era ese hombre. Dirigió la vista a las dos mujeres, ya no muy sonriente. Se dirigió a la mesa, tomo el control remoto del equipo de sonido, y subió el volumen de la música, la canción era la misma, como siempre, "Debonaire". " I don't care for glitzy things or a fancy neighborhood, glamour games or plastic fame or the king of Hollywood " se podia oir por los altavoces.

Luego tomo de la mesa un bolso deportivo negro de su propiedad. De él, saco una aguja larga y algo gruesa, y saco dos aros de metal bastante grandes, de unos 10 centímetros de diámetro. Se dirigió de nuevo al sitio donde sus víctimas se encontraban, aun practicando el cunningulis, madre a hija. Vanessa se retorcía como podía, se notaba que deseaba acabar. Su pecho con esas dos enormes tetas se inflaba bastante y de manera agitada, la piel en dicha zona se tornaba de color rojizo, estaba excitada. De sus ojos salían lágrimas, y su rostro estaba que parecia un tomate, de la rabia, de la vergüenza, y de el esfuerzo sobrehumano que hacía para evitar tener el orgasmo, cosa que no logro evitar mucho tiempo más, y termino retorciéndose fuertemente. Su cuerpo, como pudo, se arqueo hacia atrás, parecía como si iba a partirse por la mitad. Se oyó un grito ahogado por la mordaza, solo audible por Debonaire y por Andrea, quien se llevo una buena ducha de jugo vaginal cortesía de su hija. Se sorprendió al sentir semejante chorro de liquido vaginal, disparado a presión, estrellándose con su cara, empapándola por completo, y no solo a ella, sino el mueble, el piso, las paredes más cercanas. Incluso a Debonaire le cayeron unas gotas a lo largo de su cuerpo, obviamente en su ropa. Aun así, Andrea seguía dándole atenciones orales a su hija, a pesar de que esta se movía bruscamente.

-Vaya vaya…una puta squirt. De todas las "socias" tuyas que me he tirado, tu hija es la que más se asemeja a una fuente, ¿o debería decir manguera de bomberos? Jajajaja bueno…Continua comiéndole la cuca a la furcia de tu hija, si te detienes un segundo, prometo que lo que vendrá será peor. –amenazo a Andrea, quien aumento el tratamiento que su boca le daba a la vulva de su hija, quien, a pesar de haber quedado bastante cansada por semejante explosión orgásmica en su cuerpo, aun tenía fuerzas para continuar moviendo sus caderas. Ahora si podía decirse que ya no hacía esfuerzos por evitar el orgasmo, ahora lo buscaba, con lágrimas en los ojos, pero lo hacía a conciencia.

Debonaire le vendo los ojos a Vanessa. Luego ubico a Andrea en una posición tal, que su nariz quedara enterrándose entre las carnosas nalgas de su hija, de modo que no podría ver a Debonaire, solo el culo y la espalda de Vanessa. Continúo haciéndole la mamada, llorando. Maldiciéndose a sí misma por aceptar los tratos de la mafia. Recordó la juramentación que hizo como jueza, donde juraba defender las leyes, la ética y la buena moral de la justicia. Si tan solo hubiera obedecido a ese juramento, el cual se había ido al traste desde que conoció a José Miguel Reijas, miembro de la mafia de DeRossi, y se hizo parte de sus actos delictivos, aceptando jugosos sobornos a cambio de hacerse la de la vista gorda. Ahora ella y su hija pagaban las grandes consecuencias. Por un minuto pensó en una persona que una vez amo, pero paso a odiar fuertemente, nada más y nada menos que su marido, Carlos Fonseca. El de seguro no permitiría que esto pasase. Si tan solo él no le hubiera puesto los cuernos con una de sus subordinadas del CEIP, la agente Jimena Villanueva, todo sería distinto. Estaría allí defendiéndolas.

Andrea continúo la mamada. Metía su lengua entre los labios vaginales de la totona de su hija, y con su nariz llegaba a rozar el agujero anal de esta. De repente, sintió como su hija paro los movimientos en seco, quedando su cuerpo tieso. No duro mucho tiempo así, ya que luego vio como el cuerpo de Vanessa paso a estremecerse fuertemente, temblándole todo, de una manera muy, pero muy brusca, para luego detenerse en seco nuevamente. Se preocupo muchísimo tras esto, pero aun así, fue incapaz de detener la lamida de coño que le hacía a su hija, temía por lo que pudiera pasarle si desobedecía a Debonaire.

El captor tomo a Andrea por el pelo, apartándola de su hija. Noto como esta seguía amordazada, aunque ya no llevaba la venda en sus llorosos ojos. Se entero del porque del movimiento brusco, ya que ahora en su tabique nasal, colgaba una de las enormes argollas. Noto que Debonaire limpio a su hija después de anillarla de esa forma, ya que no había rastro alguno de sangre. El hombre tomo a Andrea, se acostó en el piso, y se metió entre las piernas de Andrea, haciéndola pararse en sus rodillas solo por un instante. Le vendo los ojos, le saco el cono anal del culo, y aprovechando la posición, le empalo ese agujero de un solo sopetón. Andrea pego un fuerte grito, lo que aprovecho Debonaire para introducir un pañuelo hecho bolita en su boca, y asi amordazarla nuevamente, sellándola con cinta adhesiva. Lugo le vendo los ojos, y la hizo mover el culo para darle placer a él. Vanessa veía como su madre era usada sexualmente por su captor. Lloraba mientras veía la escena, y se arrepentía de haber participado en fiestas rave, muchas de ellas organizadas por los DeRossi, donde habían mujeres de las cuales abusaban sexualmente tanto ella como sus amigos mientras consumían drogas, todo cortesía de Paolo. Extrañaba mucho a su padre, Carlos Fonseca, de seguro que él le habría dado su merecido a este tipo, de encontrarse allí.

Vanessa siguió viendo como su madre satisfacía a este horrible hombre, aunque horrible por lo que hacía, ya que, de haberlo conocido en otra situación, de seguro se habría sentido atraída por él. No era muy de su tipo, pero tenía un aire que la cautivaba y de seguro que no era la única fémina en sentir lo mismo. Su madre estaba a 4 patas sobre él, apoyando las rodillas y los codos en el piso, moviendo las caderas incesantemente para satisfacer a su captor. Pensaba que su madre lo hacía porque tal vez de esa manera, obedeciéndolo, Debonaire las dejaría en paz. Que ilusa. Vio como el captor, mientras Andrea se follaba a sí misma con su verga, le colocaba en el tabique nasal la aguja. Andrea no sintió la aguja rozando su nariz, estaba concentrada en aguantar el gran dolor de culo que sentía, ya que era su primera vez por ese agujero, o la segunda, si contamos el cono anal previo a la invasión de la verga de Debonaire. Tal vez si hubiera accedido a ser usada en ese hoyo por su ex marido, este nunca le hubiera puesto los cuernos con otra, y la historia actual sería muy distinta.

Sentía un fuerte ardor en su ano. Se paró en seco al sentir la aguja atravesando su tabique nasal, Debonaire lo hizo lentamente para que Andrea sufriera, y lo estaba consiguiendo, la pobre madura ya no sentía el dolor en su culo, ahora toda la atención de su cerebro la tenía su nariz. Sentía también como si algo le puyara los ojos desde adentro d su cabeza, una sensación bastante horrible para ella. Debonaire mantenía un algodón con alcohol en la zona que estaba penetrando, el cual absorbía la sangre que salía. Una vez atravesada, saco la aguja, limpio con otro trozo de algodón con alcohol la zona, la seco bien y le coloco la otra argolla grande. Se la quito de encima, colocándola a un lado, para ponerse de pie, moviendo la cabeza al ritmo de la canción que no paraba de repetirse una y otra vez en el equipo de sonido.

Tomo a Vanessa, y le desato el palo de escoba de las rodillas, permitiéndole cerrar las piernas. Libero su pierna derecha, y la flexiono igual que como la tenía su madre, con los talones tocándole el culo, para envolverla con unas cadenas y cinta adhesiva. Luego repitió la operación su pierna izquierda, y con sus brazos, quedando Vanessa igual que su madre, a 4 patas apoyada solo en sus rodillas y sus codos. Le coloco un collar fetichista de cuero color rojo al cuello, y le abrocho una cadena, para llevarla delante de su madre. Allí, tomo una cadena bastante corta, y unió ambas argollas de las narices de las mujeres. Le quito la venda de los ojos a Andrea quine quedo algo desorientada al ver el rostro de su hija tan cerca. – Ambas verán cómo me gozo a la otra por el culo. Quiero que vean mi rostro de placer, y quiero que vean el rostro nervioso de su parentela -les dijo a ambas, colocándose detrás de Andrea, para de nuevo, empalarla por el culo.

Vanessa vio la expresión de su madre, la cual denotaba dolor. Las lágrimas se le salían, sus ojos estaban rojos de tanto llanto. Vanessa la acompaño en esto, poniéndose a llorar también, y alternaba la mirada entre los ojos de su madre y los lentes oscuros de Debonaire, quien tenía un rostro que solo denotaba placer y diversión, y en efecto, era lo que él sentía. Debonaire embestía a Andrea sin miramiento alguno, abriendo las nalgas de la madura mujer. No se explicaba como semejante zorra con semejante culo no le había dado el uso correcto. No paraba de sonreír, mientras la enculaba a placer, sin siquiera sentir la mas mínima resistencia por parte de su presa. Lo único que podía tomarse como resistencia era lo estrecho de su ano, pero era una resistencia placentera para él. Andrea no lo sentía así, claro, pero eso poco le importaba. Veía el rostro de Vanessa, sus ojos denotaban desesperación e impotencia.

-Aaahh si…que culo tan rico…¿por qué tan seria Vanessa? Al fin y al cabo, posiciones como esta las has visto en las fiestas a las que vas…Espero estén las dos aprendiendo la lección par de furcias sin escrúpulos…Yo, soy el violador. Me estoy gozando n este momento a tu madre. Vengo jugando tu papel en las fiestas esas a las que vas donde gozas de una pobre mujer indefensa, secuestrada por tus amigos de la mafia, papel que juega tu querida mami…la pobre victima…la pobre mujer indefensa, que no le queda otra que recibir en silencio lo que sus captores le hagan, porque a la mínima queja, le puede ir muy mal…y tu mi querida squirt, juegas el papel de la familia de la víctima, la cual ve con rabia e impotencia como este tipo de actos se cometen con total impunidad, gracias a gente como tu puta madre. ¿Qué se siente maldito pedazo de basura? No contestes, además de que no puedes por la mordaza, era una pregunta retorica jejejeje -le dijo Debonaire a Vanessa. Al terminar de decirlo, saco la verga del culo de su madre, y se ubico detrás de ella, muy para el pesar de Andrea. –Andrea, ¿recuerdas que te dije que no tocaría a tu hija si hacías todo lo que yo deseaba? Bueno pues…Mentí…Hora de cambiar los papeles de ustedes dos, quiero estar seguro de que sienten la realidad de centenares de personas…- dijo, para acto seguido, empalar por el culo a Vanessa. Un culo menos estrecho, se notaba que la hija era más pervertida que su madre, daba más el culo que esta. Debonaire aun así, sintió mucho placer, el culo de Vanessa a pesar de haber sido usado quien sabe cuántas veces ya, se sentía más tierno que el de su madre.

Estuvo enculando a Vanessa por un rato. Tanto ella como su madre no paraban de oir las palabras de Debonaire retumbando en sus mentes. No pararon de imaginarse la gran cantidad de gente a la que le hicieron daño. Nunca pensaron en eso, solo en ellas mismas, Vanessa en su propia diversión, y Andrea en su ambición económica, al aceptar los sobornos de las mafias. La carga de conciencia era inmensa.

Debonaire tomo los pies de Vanessa, y noto como esta se estremecía y luchaba para que los soltara. Entendió que la chica tenía bastantes cosquillas en esa zona, por lo que detuvo las embestidas, dejando la verga metida por completo en el culo de Vanessa. Acto seguido comenzó a acariciar la planta de ambos pies con sus dedos, suavemente, provocando inmensas cosquillas en la indefensa chica, quien reaccionaba intentando mover las piernas bruscamente, y al tener los pies prácticamente pegados al culo, este se movía adelante y atrás, y a los lados, con la verga de Debonaire empalándola, lo que se traducía en placer para este. Aunque él no dejaba de reírse con la situación. Dejo de hacerle cosquillas para sacar la verga del culo de Vanessa.

Coloco a Vanessa al lado derecho de Andrea, aunque con sus cabezas casi pegadas por la cadena y las argollas. Les ordeno quedarse en esa posición, y se dirigió a la habitación de Andrea, para regresar al poco rato con una foto de mediano tamaño de Carlos Fonseca, ubicándola en el centro de ambas, por debajo de sus rostros. Se masturbo delante de las dos mujeres y se corrió abundantemente con chorros a presión, que se estrellaron en los rostros de ambas mujeres, sus cabellos y unos cuantos goterones fueron a parar a la foto de Fonseca.

-Ahhhhh….rayos, que rico…Bueno putas, ¿aprendieron la lección? –pregunto el hombre a sus presas, recibiendo por respuesta un gesto afirmativo con sus cabezas.

-Bien…¿Están arrepentidas por todo lo que han hecho? –pregunto de nuevo Debonaire, recibiendo la misma respuesta afirmativa de ambas.

- No me convence pero bueno… a ver, ¿les gustaría arreglar lo que han hecho? –pregunto de nuevo, recibiendo una respuesta afirmativa por parte de las féminas nuevamente.

-Que bueno…lástima que no puedan hacer el intento…No se los permitiré -les contesto Debonaire.

(Al día siguiente)

Carlos Fonseca llega al cuartel general del CEIP. Entra en el lobby del edificio, se compra un café con leche en la cafetería que queda a un lado de dicho lobby, y se dirige bebida en mano hacia los ascensores, no sin antes pasar por un control electrónico vigilado por 6 guardias, quienes velan que todo aquel que entre se registre. Los visitantes se anotan en un libro y obtienen un pase de entrada, y todas aquellas personas que laboran en dicho edificio pasan un carnet magnético en un panel electrónico el cual registra la entrada del personal.

Tomo su ascensor y s dirigió al piso 25, en el cual queda su oficina. Saludo a todos los que vio a su paso, incluida la agente Sonia Durani, encargada del caso Debonaire, y a Jimena Villanueva, agente novata asignada al mismo caso, saludando a esta última con un guiño de ojo y dándole una disimulada palmadita en el culo.

Antes de entrar, a su oficina, la agente Durani lo detiene, para informarle de un nuevo caso del violador Debonaire. – Las víctimas fueron 4 jóvenes estudiantes universitarias, tres de 19 años y una de 18. Fueron secuestradas y ultrajadas el día de ayer por un hombre con las mismas características físicas de Debonaire. -Le comentaba Sonia a su jefe.

-¿Quienes fueron los testigos? –pregunto Fonseca.

-Ellas mismas hicieron la denuncia y declararon -le contesto Sonia

-Bien, nos darán detalles del criminal, incluso con exámenes de ADN podríamos detener al infeliz de una buena vez por todas. –Exclamo Fonseca, con cierta alegría, pero mayor despreocupación.

- No señor, no entiende -le replico Sonia. – esto no es normal…las chicas son sanas, sin antecedentes, no consumen drogas ni nada…Debonaire no ataca así

-Pero la descripción del criminal es la misma ¿o no? –pregunto Fonseca.

-Si señor, es idéntica. Pero algo anda mal...El no opera de esa manera, es muy distinto. Incluso, el detalle que dieron del automóvil del criminal, no es el mismo -sigue replicando la detective Durani.

-Bueno mujer, tal vez se le accidento el otro carro y robo otro para cometer sus fechorías -le contesta Fonseca nuevamente. – mira, haz las experticias necesarias. Estamos cerca de dar con el tipo este…infórmame mas tarde, estaré en mi oficina. -Termino diciéndole para darle la espalda y marcharse. Sonia Durani siguió por otro camino.

Carlos Fonseca entro en su oficina, cerró la puerta, se sentó en su cómodo mueble, y tomo un sobre amarillo que estaba en su escritorio, que llevaba su nombre. Lo abrió mientras tomaba un sorbo de su café, y saco una pequeña foto de él, flanqueado por su ex esposa y su hija, en un parque. Recordó aquel momento, era el cumpleaños número 18 de su hija Vanessa. Trago el sorbo de café que tenía en su boca, para luego botarlo todo de un escupitajo al sacar la otra hoja que había en el sobre. En ella se podía apreciar una foto en la cual se veía a su hija Vanessa, amordazada, con la cara roja, sus ojos llorosos, su nariz adornada por una enorme argolla, de la cual salía una corta cadena unida a otra gran argolla ajustada a la nariz de Andrea. Su rostro también estaba rojo y lloroso, amordazado. En el centro, estaba una foto de el mismo de gran tamaño. Las dos chicas y la foto estaban manchadas con un líquido blanco que se veía espeso.

Al pie de la foto, en letras grandes y rojas estaba escrita la frase "Voy por ti putito, voy por ti…Atte.: Debonaire"

Los titulares de los periódicos del día rezaban "Debonaire: de supuesto héroe a villano", "Debonaire ataca a 4 universitarias", "Debonaire ataca nuevamente", entre otros

Continuara

Quiero darle un agradecimiento muy especial a tod@s aquell@s lectores/as que me han hecho llegar sus comentarios, ya sea a mi mail o a la página, de verdad agradezco mucho por seguir mis historia, y los ánimos que me brindan por continuarla. Espero hayan disfrutado mucho de esta nueva entrega y no haberlos defraudado, y también espero no tardar en escribir el resto de la serie. Una vez más le digo: Siéntanse libres de hacer cualquier sugerencia dejando un comentario en la página, o un mail a la dirección: universo_x16@yahoo.es

Un saludo.