Débil es la carne, por suerte... (4)

Una a una la jovencitas de esta familia irán sucumbiendo a...

Casilda mordisqueo la mies con aire distraído, debería esperar mucho mas? , al fin y al cabo no se tardaba tanto en ir y volver de la aldea, menos aun en vender el costal y regresar con las cuatro cosas encargadas. Ya casi no quedaba ningún aldeano al que vender o comprar.

Su atención volvió a dirigirse a la senda , nunca se acostumbraría al extraño efecto de los caminos deshabitados , todo aquel silencio en días de mercado le producía escalofríos , muchas era las historias contadas de la desolación de aldeas arrasadas , del éxodo de supervivientes abandonando todo a su paso . La mitad de las muchachas de las granjas habían huido con sus familias al inicio del brote, cuando aun quedaba algo por rescatar. El resto, había perecido durante la plaga. Toda la vida en el valle , las risas , los bailes en definitiva la alegría había llegado a su fin con la llegada de la temida enfermedad mortal.

Dio una patada a un guijarro resoplando contrariada, podía considerarse afortunada solo tres de sus hermanos habían fallecido al iniciarse la enfermedad.

Leandro, Maura y Cancio descansaban junto a la tumba de su madre bajo el avellano , desde entonces ninguno de sus hermanos había sufrido síntomas algunos de la suerte general. Pero, cuando tardarían en sucumbir?

El sol calentaba agradablemente cuando diviso movimiento en el sendero, pronto la figura fue haciéndose mas y mas grande, hasta finalmente detenerse junto a ella.

  • Vaya, hasta que por fin regresas, – anuncio con voz aguda-- Tengo que contarte algo … venga ven ! – atrapo la manga de la camisa tirando de ella. – Bahhh.... !, es que no tienes sangre en las venas? Deprisaaaa!!!!-- se desvió hacia un lugar donde no serian molestados . Entraaaa, vamoooosss !- ametrallo impaciente ya en el interior del granero.
  • Estaaaa bieeeenn..., - resoplo resignado - si te digo la verdad, ni me imagino lo que pasara por esa cabecita tuya -- Al menos déjame llegar de una pieza … – acabo burlándose por la insistencia . –

La tozudez con la que lo condujo casi a rastras al interior del oscuro granero debió ponerlo sobre alerta, algo parecía rondarle por la cabeza, y no parecía nada bueno.

Cuando finalmente la siguió por las escalerillas, ya imaginaba otro quebradero de cabeza. Que demonios!, se sacudió las briznas de heno adheridas a la camisa.

Se detuvieron en mitad del altillo, Rufo la observo acercarse a la escala por donde habían trepado y empujar la escalera hasta volcarla sobre el suelo.

  • Estas loca...? , nos has dejado aquí encerrados.. que demonios tienes en los sesos?-- se agazapo hasta observar la escala sobre el suelo inferior.
  • Lo he echo para que no huyas...-- murmuro la voz femenina-- Para, paraaaaaa... , que no puedas negarte a contarme.
  • Contarte que? – se volvió frustrado-- Porque tanto misterio..., dios no hay quien te entienda..., podemos pasarnos la noche entera aquí arriba. Todo para que?, – suspiro rendido – Que tripa se te ha roto ?

Rufo advirtió el desasosiego de Casilda , paseaba ensimismada de un lado a otro exaltada. En la cara una expresión distante , las mejillas acaloradas con el intenso rubor de un secreto, la mirada esquiva del que se sabe culpable de algo.

  • No se como empezar..., yo..., se retorció las manos-- , veras...-- enrojeció violentamente-- Te parecen bonitas? – dudo abriéndose el corpiño aflojado y mostrandole dos pechos firmes y llenos – Veras …,-- dudo aproximándose cautelosa-- Esta mañana, al darnos la jornada libre, me adentre en el bosque, quería atrapar unos cuantos piñones y … yyyy... , me adentre un poco mas de lo habitual, cuando tope con un par de osos.
  • Queeeeee! .., es eso – trago saliva sin desviar los seductores pezones oscuros – Dos osos?-- murmuro gratamente distraído con la visión.
  • Espera, espera...! – se detuvo Casilada tomando aire – meee quede petrificada sin saber que hacer..., cuando entre la maleza aparecieron graciana y Telmo, se ocultaron bajo unos matorrales frente donde estaban, – Se que debí, advertirles de mi presencia, pero? , si el oso se nos lanzaba encima?

Bueno... , continuo mordiéndose el labio-- Yo espere y espere, con un ojo pendiente hasta que me llego el rumor bajo los matorrales.-- Sin saber como las faldas de graciana estaban en su cintura, y Telmo..., bueno..., Telmo se balanceaba sobre ella empujando, los movimientos parecían incomodarla al principio , luego... creo queee... que no!-- trago saliva mirando hacia sus pies – Veras, no se como peroooo, algo muy extraño se apodero de mi, no podía dejar de mirarles – Se atrevió a oprimir la teta aproximándose mas y mas-- Un calor rarisimo me sofocaba viendo el forcejeo de nuestros hermanos , era rarisimo...!. . Como ahora, se me pusieron los pezones tiesos y bien firmes....,Ves , asiii !-- Tanto que pensé , no se lo que llegue a pensar... – se apretó la teta . * Sentías la humedad brotando de entre tus piernas? – ronqueo Rufo – Ese calor pegajoso del que desea mas, verdad? ..!--sintió las calzas deformarse por la presión de la verga sobresaliendo. * Siiiiiiiiiiiiii.... te juro que , queee... se aproximo hasta rozar la deformación de la ingle y acariciarla ! – tartamudeo-- lo vi detenerse y caerse como muerto encima de ella-- luego la abrazo y , y...., la beso , – se acerco lo suficiente a Rufo para rozar los firmes pezones contra la tosca tela de la camisa-- Con la boca bien abierta..., mucho, muchoooo tiempo, hasta que se tumbaron y comenzó a chupárselas....-- meneo la cabeza mortificada al notar la mano de Rufo sustituyendo la suya en la presión de su teta derecha. – Y todo volvió a empezar..., vamos que volvió a subirse sobre ella y a gruñir empujando. – Enmudeció ante el asalto de la boca de Rufo –

El crujido de las bestias bajo sus pies era el único sonido en el granero , el silencio roto por los quebradizos jadeos de ambos.

Pronto la camisa de Rufo tironeada por las impacientes manos de Casilda despareció , las pieles en contacto a penas consiguieron calmar esa loca calentura al tumbarse sobre la cama de heno. Sin despegar los labios de la boca del otro, enredadas las lenguas en un alocado vaivén de cinchas sueltas y enaguas bajadas consiguieron desnudarse a una asombrosa rapidez.

Los hinchados labios de la hermana se despegaron de la ansiosa boca, los ojos de inmediato descendieron hasta aquel inmenso trozo de carne acunado sobre su estomago. Gimió sin esconderse al sostener la gruesa verga rosada, sorprendida audaz mente al sentirla crecer y crecer cuando bajaba y subía la mano. Era casi tan gruesa como el joven tronco de un avellano, coronado por un formidable cabezón sobresalía bajo un pellejo cada vez que su mano mas y mas pegajosa dejaba al descubierto un cabezón con forma de flecha.

Casilda sorprendida embadurnada con el jugo transparente cuanta carne podía, pues ya le era imposible estrecharla con la mano , sosteniendo una lenta friega arriba y abajo, consumida por el deseo de algo que no llegaba a comprender.

  • Sigueee asiii... ohhhh siii... siii....-- suspiro – No te detengas..., ooohhh siiii..., ahhhggg... ahhhgggggg, voy a , aaaa...., – apretó las mandíbulas escupiendo un abundante chorro de jugo blanco, – Aggghhh, Agggghhhhhhhhhhhh, – soltó otra abundante andanada sobre la rosada piel de Casilda …. – Aaaaghhh quee gustoooo! – expulso un ultimo caño corto.

Nunca antes se había corrido de una forma tan abundante, regueros de lefa escurrían sobre la barriga de su hermana manchando el heno bajo ellos, convirtiendo el contraste sobre la rosada piel , suficiente motivo para volver a provocar el engrosamiento de la polla. Con claras intenciones se monto encima , cadera contra cadera, enloqueciendola con su boca mientras instintivamente su rabo se mecía ayudado por la lefa, la fricción de su coño claramente excitado y el exagerado deseo de hundirse en la tierna carne.

  • Abre un poco mas las piernas..., pronuncio en un hilo de voz-- Estas jodida mente cerrada – apretó la cabeza de su verga entre los apretados labios saliendo despedido sin remedio-- Mmmmm, cerradito y bien pegajoso... – siiiiiiiiii..., joooooooodeeerr hermanaaaaa...!

Jadeo aguantando el insulto , las caderas de Casilda temblaban anticipando el primer empuje del glande entre los labios vaginales . Escucho claramente el jadeo entrecortado, las manos apretando con decisión sus nalgas mientras se hincaba penetrándola. Ambos gimieron a la vez , sudorosos . Deteniéndose para disfrutar ese mínimo descanso , algo reacia ante la dolorosa invasión , se estremecía mientras la dura polla se clavaba palmo a palmo en el interior del ceñidor coño.

  • Oooohhh diooooosss, meee dueeeleeee , Rufoooo, me esta abriendo por dentroooo....-- mascullo con gesto desencajado.

Las palabras de Casilda apenas pudieron aplacar el impulso de metérsela hasta el fondo. Allí parado, contemplando la sudorosa cabecita compuso un gesto agónico del perdedor, estaba atascado ante la tierna barrera . Las caderas empujaron con dureza llevándose todo a su paso y arrancando un lastimero aullido de derrota. Las manos de esta soltaron su trasero ciñiendose al cuello , podía escucharla hipar llorando sobre su hombro.

  • Me dueeeleee, meeee dueleeeeee.... para, por favor... paraaaaaa...-- estrangulo sus brazos tras el cuello de Rufo.
  • Ya eres una mujer... , atrapo el lloroso mentón desafiándola – Mi mujer... a caso crees que puedo detenerme...-- Empujo arremetiendo hasta la penetración total. – Ohhhggggggg dioooooooos...,

Meció sus caderas acomodando la punta de su rabo sobre el esponjoso cuello uterino, e inicio el lento retroceso para acomodar un certero empujón con el que se dedico a moler golosamente seis hondas riñonadas. En la séptima, las piernas de Casilda se separaron rindiéndose mientras se acomodaba a las pegajosas envestidas en un encantador meneo de caderas.

Sintiéndose completamente libres , follaron salvajemente enredando sus lenguas según la fogosidad aceleraba los caóticos movimientos del culo de Rufo. Se acercaba el final, lo presentía por los espasmos de sus testículos, por los ruiditos cada vez mas deliciosos y la tensión con el que sus brazos lo ceñían de la nuca .

La polla salia y entraba calada de los jugos mezclados en un chapoteo lujurioso que acabo con el bramido del que se corre en largos y profundos chorros.

Los suspiros de Casilda lo acompañaron gratificando el torrente de semen de cada ultimo empujón, olvidando riesgos, precauciones o cualquier tipo de sensatez , se dejo llevar inundando las prietas entrañas sin dejar de mecerse hasta detenerse traspuesto sin aliento en sus pulmones.

Largo rato despues, recuperados algo de aliento Rufo se tendió liberando a su encantadora hermana, a pesar de la innegable huella mojada de sangre y babas cubriendo su semierecta verga pudo retirarse y contemplar la vigas sobre su cabeza, sabiendo que aquello que manaba a raudales sobre la paja del granero no era mas que el resultado de un calenton del que muy a su pesar quería volver a repetir. Que decir ante semejante trance?

  • Casilda, yo.., tu..., – Se atropello sin saber muy bien como proceder-- Esto no se si... bueno ., ya sabes?
  • Yaaa., – se aparto un húmedo mechón – No deberíamos...,repitió de manera tenue, esta mal..., – enmudeció ante el asalto de la boca de Rufo . – Ahhhh, mmmmmmm, mmmmmmmmmm... – abrazo el cuerpo desnudo del hermano despegándose . – Esta maaal muy maaaal! …verdad? –
  • Nooooo, nooo deberiamooos, – instigo sus manos sobre las caderas de Casilda, elevándolas sobre la floreciente erección. – No podemos... , ! – comió su boca a la vez rígida verga se afianzaba entre las raja recién abierta.

Casilda no supo en que momento estaba subida sobre el cuerpo de Rufo de nuevo empujando hasta llenarse con toda aquella dura y húmeda carne. Pero así era, las rodillas flaqueaban a ambos lados de las caderas a descender tragándose el inmerso aparato de Rufo. La impresión la llevo a sostenerse sobre el pecho de Rufo algo molesta, como si el sordo dolorcillo se desvaneciera alojando descaradamente el descomunal rabo.

A los dos les costaba respirar, Rufo incapaz de soportar un solo instante mas sin desatar los movimientos lujuriosos que acabarían con otra lluvia de fértil semilla sostuvo sus esplendidas nalgas acompañándola en el enloquecedor movimiento alrededor de su verga, iniciándola a trotar sobre su rabo con un contundente culetazo, pronto las embadurnada tranca acaparo un ritmo diabólico sonsonete de carne entrechocando cuando Casilda acelero sus caderas y se lanzaron al irremediable final.

Dejándose llevar, esta, gozaba como nunca ante lo hiciera, subiendo y bajando taladradada a la cada vez mas hinchada tranca, con la sensación de algo increíble por llegar, amoldándose cuando sus doloridas partes se apretaron alrededor , palpitaba dentro de ella de manera deliciosa, soltó un largo suspiro de abandono, humedeciendo cuanta carne embutida podía, sintió morirse desmadejada sobre el pecho de Rufo .

Ningún falso pudor pudo retrasar la oleada de semen , escapaba al entendimiento, a la razón y cualquier pobre prejuicio, allí sobre el lecho de heno, en el altillo aislado del granero Rufo sintió la sensacional vagina estrechándose alrededor de cada larguísima descarga con las que sus caderas machacaron hasta una decena de largas humeantes inyecciones de semen. Hasta en un ultimo jadeo quedar empotrado y satisfecho en la caldosa vagina .

Una muy agradable sentido de la saciedad los invadió , acostados sobre el cálido lecho , sudorosos y sollozantes permanecieron inmóviles. Los brazos de Rufo seguían rodeando la cintura de su hermana, las pieles en estrecho contacto.

  • Me ha gustado mucho..., – A ti también, verdad ? ….-- pregunto algo tímida la voz de Casilda –
  • Muchísimo, – sonrió atrapando su rostro y dedicándose a besarla con la polla aun metida en la estrecha raja .

Incomoda , se aparto de encima del peso de Rufo, cayendo justo al lado con las mejillas claramente encendidas al percatarse del charquito blanquecino brotando de su interior, no dejaba de manar con sangre entremezclada.

El desnudo trasero de Rufo se puso en movimiento volviéndose a vestir en tiempo récord, deshaciendo dos grandes dos grandes balas de heno, aterrizo de un certero salto. A toda la carrera compuso la escalera en el lugar habitual, ya abajo empapo con agua una de sus mangas rasgadas disponiéndose a subir por la escalerilla sin pensar en nada que no fuera a aliviar a su hermana.

Compuso una mueca apenada al observarla prácticamente vestida, el corsé y la camisa, incluso las enaguas arremangadas sobre sus caderas frente a el oscuro triangulo entre sus piernas.

Le tendió el paño húmedo, agradecido por el final del incesante flujo blanquecino, enmudecido se recreo observándola aseando la causa de su nueva y rabiosa erección.

  • Bajemos , de acuerdo..., – murmuro Casilda poniéndose en pie con algo de dificultad-- Me duele algo..-- se apresuro a descender por la escalerilla.
  • Si... sera lo mejor-- procuro distanciarse-- Iré delante... y..., bueno..., luego espera …, entendido?

Hablo sin atreverse a mirar sobre su hombro. * De acuerdo, … lo retuvo por la espada un solo instante-- Pero compórtate como si nada..., vale?-- lo obligo a ladear la cabeza y besarla como en el altillo. – Mañana siempre puedo escabullirme al atardecer junto al bosque, en la cabaña abandonada del carbonero! * Al lado del robledal donde suelo ir a pescar? --- Apretó las manos sobre el trasero de esta-- Estaré allí !-- sentencio .

Lo miro a través de las pestañas veladas, suspirando a la vez que se despegaba de sus brazos y salia en pos de la casa junto al molino, incapaz de recorrer el corto trecho sin dejar de cojear , consciente que el punzante e incomodo dolorcillo en su vagina se debía a la intensa cabalgada y al flujo lechosos manando sobre el paño entre sus piernas. Incómodamente saturada, dispuso los cubiertos sobre la mesa en su habitual tarea, pendiente de acabar y sustituir el empapado paño por un restituyente aseo a fondo en su habitación.

Algo dolorida dispuso la palangana y el resto de utensilios , dejando que la fría agua se llevara los últimos restos de pegajosos fluidos.

Rufo aprovecho la larga espera para soltar el cálido tributo sobre la paja desechada, y algo mas tranquilo pasear presa de un desconcertante sensación de destino irremediable , porque de algo estaba entera y totalmente seguro; No seria la única vez , ambos los sabían.

Mareado ante las perspectiva de conocer las consecuencias de a lo que podía conducir todo aquello, salio al exterior siguiendo los pasos al interior del hogar.

Parte de sus hermanos trajinaban en sus habituales tareas diarias, preparando la comida, ayudando en la despensa, disponiendo la mesa para la cena, observo con cierta extrañeza un aspecto que nunca pensó ver en todos ellos ; todos ellos parecían milagrosamente sosegados. Convirtiendo aquellos insufribles momentos antes de la cena en el remanso de tranquilad.

Los ojos se detuvieron justo cuando dieron con ella, hambriento de su imagen , la observo colocando los cuencos habituales para el caldo, .El pícaro rostro incapaz de levantar la mirada de su tarea,

El pecho de Rufo se estremeció ante el roce de uno de sus dedos al dejar el cuenco, un sutil gesto para caldear su piel enloquecida -

Rufo la siguió enmudecido, dispuesto a repetir ese mismo gesto cuantas veces fuera necesario. En la cabaña del carbonero, en el altillo del granero, o en el mismísimo Infierno . Solo él llenaría ese lindo cuerpo de diosa, sonrió ante la sonrosada cara de Casilda. Cuantas veces mejor...-- Se elevo la comisura de su boca.

Y cuanto antes.