Deberes conyugales 5
Una esposa debe darse cuenta de lo importante que es satisfacer a su macho.
DEBERES CONYUGALES 5.
- Felisa,¡ ven acá!.- me ordena mi esposo.
Sé lo que quiere: follarme. En la postura que estaba, apoyada en la mesa, con el culo hacia fuera, las tetas pesando en el vestido camisero, le he excitado. Sonrío para mis adentros y me vuelvo hacia él. Con voz suave le pregunto:
- Rodrigo, ¿ qué quieres?
Su mirada rezuma deseo, y una mueca de vicio lascivo le tuerce los labios. Voy hacia él, moviendo las caderas, como si no me diera cuenta, sé que eso le excita más. Me quedo parada ante él, respiro profundo, mis senos se levantan turgentes bajo la tela floreada.
¿Sabes que estás muy buena? ..que cada día me gustas más.
Soy tu esposa, y procuro arreglarme para estar linda para ti. Es mi obligación y mi gusto.
Pues mi gusto es verte desnuda. Me vuelves loco .
Su voz es una orden cargada de lujuria deseo.
- Ahora mismo te obedezco.
Y de pie, frente a él, comienzo a soltarme los botones del vestido. Cuando acabo, lo abro para que me vea en sujetador y bragas. Me quito el vestido y lo doblo colocándolo en el respaldo de una silla. Me suelto el sostén y lo dejo junto al vestido, aprovecho para estirarme y lucir mis tetas erguidas,y voy hacia mi esposo. Ando despacio, pero luciendo mis pechos que se mueven al ritmo de mis pasos, sé que le vuelven loco. Me quedo parada ante él, me amasa las tetas y juega con mis pezones. Me doy cuenta que ya está muy excitado. Entonces se lo digo con voz de pena.
- Rodrigo , me ha venido el mes.
Sé que es buena noticia, no estoy embarazada, y también mala, no le gusta joderme esos días. Voy a ser yo la que le ofrezco la alternativa. Dudo como decírselo, nunca se lo he propuesto.
-¿ Quieres que lo haga con la boca?
¿De verdad … tú ...lo quieres?
Sí, mi amor. Me he dado cuenta que me gusta que seas mi marido.
Bajo la cabeza y en un susurro añado:
- Mi hombre.
Y me arrodillo entre sus piernas y comienzo a abrirle la bragueta. Veo que tiene la polla dura bajo la tela del calzoncillo. Uso el pulgar, el índice y el corazón para sacarla fuera, está gorda. La piel que le cubre el cabezón, un poco abierta, mostrando su cipote oscuro con su ojo un poco húmedo. Lo lamo. Y lo vuelvo a lamer. Bajo chupando por el tronco hasta el pantalón. Repito varias veces. Paro y mirándole sumisa le digo:
- Rodrigo, mi amor,¿ quieres quitarte los pantalones y así me la puedo meter entera en la boca?
Retira mi cara de su pija y se levanta, se suelta el cinto, y se baja los pantalones y los calzoncillos. Se queda de pie, ante mí, que arrodillada tengo su verga ante mi rostro. Me la meto en la boca. Y me muevo adelante y atrás apretada la tranca con los labios. Se me ocurre usar la lengua para jugar con lo que tengo dentro.
Mi marido me agarra la cabeza y dirige el ritmo de la chupada, mientras dice alegre:
- Así me gusta, mi mujercita.
No es difícil tener a un esposo contento y hay que hacerlo. Yo no lo pensaba, fue Pepa, una madre de un compañerito de escuela de mi hijo mayor, la que me soltó la siguiente reflexión.
Tu madre es una de las mujeres más hermosas del pueblo y tu padre va a la Casona( el prostíbulo del pueblo) y se gasta el dinero. Tu suegro es muy guapo, como tu marido, y solo ve por su mujer, que no es guapa, pero..
Siempre he pensado que es un poco puta – añadí yo.
Di mejor : animada para follar. Ten cuidado, tu matrimonio puede ser un éxito o un fracaso, y ahora es más fácil dejar a una mujer que cuando tus padres. Te lo cuento porque se dice que eres muy como tu madre. Y tienes mucho que perder.
Me di cuenta que había mucho en juego, tengo dos hijos, mi esposo es de los ricos del pueblo y si me deja me quedo mal a todos lo niveles, así que decidí empezar a encelar a mi marido.
La polla entra y sale de mi boca, le miro a los ojos como si estuviera en la gloria, he apretado más los labios para que no entre tanto, parece que le gusta así.
- Te voy a largar toda la leche- casi chilla cuando empieza a lanzar su semen en mí.
Acaba y me la saca de la boca, yo me lo he tragado todo. Le agarro la pija en la mano, sigue gorda, un poco menos dura, la limpio con la lengua.
Sé que mi marido está asombrado, siempre me he portado como si no me gustara lo que hacemos. Hoy ha sido diferente. Me ayuda a levantarme, le abrazo y le beso en la boca, soy la que le meto la lengua, así sabrá a que sabe su esperma.
- ¡Me haces tan feliz! Es tan bonito ser tu esposa.
Condescendiente y poderoso, mi marido me besa la frente y me dice cariñoso:
- Eres una guapa mujer y una buena esposa.
Tenerlo contento y engatusado no es tan difícil.