Deberes conyugales 4

Me exigen cumplir mis obligaciones de esposa tras una fiesta familiar.

DEBERES CONYUGALES 4.

Me pongo nerviosa cuando mi esposo me mira como un lobo que busca una cordera, y sé que esa cordera soy yo. Estamos en casa de mis suegros, mis padres no han podido venir, se han quedado con nuestros hijos, hemos venido a celebrar la fiesta de la vendimia, todos hemos comido bien y también bebido, quizás un poco de más.

Me doy cuenta que desean tomarme, no solo mi marido, también todos los machos de su familia : su padre, el marido de su hermana y un primo mayor que ha venido con su esposa. Mi madre dice que esa gente son libidinosos, sienten la lujuria hasta las mujeres, y me doy cuenta que tiene razón. Las risas, los abrazos, el intento de besuqueo es por igual en hombres que en mujeres. Mi suegra se aprieta contra su yerno y su sobrino, mi cuñada con su marido y su primo, la esposa de este se ve que también le gusta ese ambiente porque ríe y coquetea con todos los hombres.

Es mi suegra la que pone la radio, suena un pasodoble, cada uno lo empieza a bailar con su pareja. Rodrigo me aprieta contra su cuerpo para que sienta su deseo, es mi esposo y debo complacerle, me dejo llevar en el baile.

  • “Beso que sabe a queso”- dice mi suegra en voz alta. Y me doy cuenta que besa a su marido en la boca, mi cuñada le imita y la mujer del primo, me doy cuenta que debe hacerlo yo también. Mi esposo me mete la lengua en la boca y aprovecha para apretarme más, restregándose contra mí, haciendo que note que tiene la polla dura, que quiere hacerme suya. Cuando volvemos a bailar, me tiene empotrada contra su pija dura, mis senos pegados a su pecho, casi como en un coito, pero no soy yo sola la que está así, todos se restriegan como posesos lujuriosos mas que como bailarines.

  • ¡ Cambio de pareja!- suelta mi suegra, la mandona de la familia. Son apenas unos segundos lo que tarda en empezar otra pieza. A mi agarra mi suegro.

Siento una sensación de asco, por educación no puedo decir que no. Y me aprieta contra él, me mete la pierna entra mis muslos y me pega a su pecho. Intento poner el antebrazo entre nosotros, pero él empuja mi cintura para que su verga dura roza con mi vientre. Prefiero no mirarle, lo hago de reojo y noto como babea de deseo. Acaba la pieza, me sigue teniendo en sus brazos hasta que mi cuñado me agarra para el baile siguiente.

Bebemos cada poco con un brindis y un cambio de pareja de baile, me doy cuenta que soy la pieza codiciada. Todos me aprietan, me tocan, me soban, aprovechando la danza, siento su lujuria enredándose en mi cuerpo. Por fin acaba, es mi suegra la que decide que es hora de irse a la cama, recalca lo de cama, no para dormir sino para otras cosas como insinúa con voz aguardentosa cargada de vicio.

Mi esposo y yo vamos a dormir en el primer piso, en su cuarto de soltero. Apenas entramos , cierra la puerta y se abalanza sobre mí, me prieta contra él y me besa en la boca. Su lengua me penetra y juega con la mía mientras sus manos recorren mi espalda hasta las nalgas y empuja mi culo hasta que siento su polla tiesa contra mí. Se mueve como si me quisiera follar vestida.

Se para, se oye el gemido de una mujer en la habitación pegada a la nuestra. Mi marido sonríe como un fauno cuando me mira.

  • ¿ Oyes como le gusta a la mujer de mi primo?. Estaba muy caliente durante los bailes... como tú. He visto como bailabas con todos bien pegada, como una perrita en celo.

Me asusto, este hombre está loco, confunde educación con coquetería, el sentirse deseada con encelar a los machos. No sé que quiere ni que debo hacer. Sonrío y callo. Empieza a soltarme los botones del vestido. Está tan caliente que me los va a romper.

  • ¿ Quieres que me lo quite yo?- le pregunto para evitar que me lo destroce.

  • Sí, me gusta ver como te desnudas.

Obedezco rápido, quiero acabar cuanto antes y poder descansar, he bebido más de lo que acostumbro y necesito estar tranquila. Me quedo en sujetador y braga. Mi esposo vuelve a atacarme, chupando mi cuello, mientras me toca las nalgas y se pega a mí para que sienta la dureza de su pija.

  • Deja que acabe de desnudarme y tú también te quitas la ropa.

Las veces que me toma vestido siempre me roza algo en la piel. molestándome y haciéndome algún ronchón. Se separa para desnudarse, yo aprovecho para quitarme la ropa interior. Le espero de pie, desnuda.

Acaba enseguida, lo tengo ante mi, fuerte, con vello en el cuerpo, con aquella porra grande, tiesa, que se levanta en su tripa plana. Sonríe lujurioso, parece un lobo y yo me siento como Caperucita.

  • Ven que te coma las tetas....pedazo de melones.

Me acerco a él y comienza a sobarme los pechos, se cansa y se dedica a chuparlos y a lamer los, sus manos bajan por mi espalda hasta llegar a mis nalgas. Me mama, me toca el culo, todo a la vez. Me acaricia la raja de mi trasero, se entretiene tocando el ojete y avanzando hasta el comienzo del coño.

Yo quiero acabar, así que le agarro la verga tiesa y se la meneo, es fácil, el capullo mojado hace que mis manitas se deslicen cómodas por su picha dura.

-¡ Como me gusta...que seas tan puta!

No sé por qué lo dice, pero me doy cuenta que si quiero que todo termine pronto, debo imitar los sonidos que me llegan de las habitaciones contiguas, porque ahora no es solo la mujer de su primo, también su hermana dan gemidos de placer. Empiezo a suspirar mientras me come las tetas. Me chupa los pezones que están duros, sus manos no dejan de sobarme todo el cuerpo, donde más en el el culo y su raja. Yo le meneo la polla,estoy deseando que acabe. Pero debo seguir mientras mi marido quiera, son mis obligaciones de esposa como dice mi madre y mi confesor.

Mi marido ha bebido, la tiene dura pero no le sale la leche, está muy excitado y cada vez chupa, lame, besa y me toca con mas lujuria y vicio. Su boca busca la mía, me abraza y me mete la lengua entre los labios, restregando su verga contra mi entrepierna, noto su tranca rozar la puerta de mi sexo.

Cuando me deja la boca libre le susurro :

-¿ Quieres que me ponga a cuatro patas?

  • No, hoy quiero hacerlo de otra manera. Me voy a tumbar en el suelo y tú te vas a montar encima mío, metiendo mi polla en tu coño. Y luego subes y bajas hasta que me salga la leche.

Nunca lo habíamos hecho así, siempre es mi esposo el que me toma, me usa hasta soltar su semen. Se tira al suelo, está con la pija en alto, me hace gracia, parece una torre por lo grande y dura. No sé como hacer, pero debo obedecer. Pongo un pie a cada lado de su cuerpo, y voy agachándome hasta que casi de rodillas choco con el cabezón de su arma. Me doy cuenta que debo agarrarlo para dirigirlo a la puerta de mi sexo. Cuando esta en la boca de mi coño, me voy dejando caer, hasta apoyar las rodillas, se ha metido mas de media polla, me ha molestado un poco. Es muy grande y muy gorda. Me quedo con ella dentro. No sé que hacer.

  • Arriba y abajo.

Obedezco, empiezo a subir y a bajar, muy despacio para que no me duela, pero poco a poco noto como desliza mejor, y para estar más cómoda llego más abajo. Siento mi vagina llena, está mojada y la verga roza mis paredes íntimas.

  • Al trote, hasta ahora has ido al paso.

Se me planta en la mente lo de estar cabalgando y me hace gracia, sonrío. Mi esposo se da cuenta y me da un azotito en el culo.

  • ¡ Arre ...arre!

Y emprendo la cabalgada. A medida que es más rápida su enorme estaca va entrando más y más dentro. Me siento muy llena de mi marido. Me pone las palmas de las manos en las tetas y el subir y bajar hace que roce mis pezones que están muy duros y sensibles.

  • ¡ Así...así!- casi grita mi marido con mi carrera.

Me doy cuenta que las mujeres de mi familia política siguen jadeando y gimiendo. Pienso que a mi esposo le gustará que yo también suelte gemidos. Lo empiezo a hacer, no me cuesta, un calorcillo me sube por la columna, debe ser el roce de mi intimidad con su pollón, y que un dedito donde empieza mi coñito se me ha puesto duro y choca contra su vientre y hace que mis suspiros salgan de manera natural.

  • ¡ Al galope... mi nena!

Y lo hago, subo arriba y abajo rápido, y el calor aumenta, mi marido me agarra por la cintura para moverme más y mas deprisa. Yo me dejo llevar, es como un día en el mar cuando me arrastró una ola. Para me moverme, me deja clavada en su espada, y es él el que se mueve rápido como una ametralladora. Y noto que una corriente me quiebra mientras comprendo que mi esposo ha lanzado su leche.

Me dejo caer sobre su pecho. Me besa la frente sudada, luego baja hasta la boca, toma posesión de ella, como lo que es mi marido, mi esposo, mi dueño, mi lobo.