Debajo de la mesa

Un nuevo día en la oficina, con una muy grata sorpresa

Este es mi primer relato, una pequeña fantasía que más de uno habrá tenido en un aburrido día de oficina.


Esta mañana cuando llegue a mi oficina, pude ver que habían cambiado las mesas y su disposición dentro del despacho, ahora las nuevas mesas se encontraban enfrentadas unas a otras, casi como una mesa redonda, lo cual me gusto bastante, ya que con esa disposición, y dado que a mi espalda había una pared nadie podía ver lo que tenía en mi pantalla.

Después de unas horas de trabajo y aprovechando aquella nueva intimidad, me puse algo de porno entre informe e informe. Durante toda la mañana habíamos estado viendo como los técnicos de la empresa que nos facilitaban los nuevos equipos habían estado terminando de hacer la instalación del cableado, la red y demás cosas. Entre los técnicos había dos mujeres, cosa que resulto curioso.

Durante un rato estuvieron cambiando cableado de red en nuestras mesas, así que como no podía trabajar, me puse un video porno, el cual hizo que mi pene se hinchara en mis pantalones. En plena erección comprimida en mis vaqueros, le tocó el turno a mi  equipo, y una de las chicas se agacho para entrar debajo de mi mesa. Yo, de la mejor manera que pude intente tapar mi erección, pero entonces, mi mente me jugo una mala pasada, y me empecé a acordar de un video porno en que una secretaria se chupaba al jefe por debajo de la mesa, y mi erección lejos de bajar, se me hizo más dura y dolorosa dentro de los vaqueros.

En ese momento, la chica salió de debajo de mi mesa, me hecho una mirada y se fue, yo me puse colorado y empezó a pensar en que iría a quejarse a dirección, pero en vez de eso volvió a los 2 minutos con un montón de cables y herramientas, me miro, sonrió y me dijo:

  • La instalación aquí necesita una buena revisión, he visto que hay un problema gordo con un cable que se ha puesto duro, y no se debe dejar así.

Acto seguido, se metió debajo de mi mesa. Yo me relaje un poco, no había ido a dirección, y de pronto noto que una mano, de manera rápida y forma experta baja la cremallera de mi pantalón y saca mi pene que, aunque en ese momento no se encontraba planamente erecto por el susto, enseguida de ánimo. Note sus manos, no transmitían la suavidad de unas manos de mujer "fina", pues tenía manos de trabajadora, pero empezó a acariciar mi pene con una suavidad y dulzura que hicieron que me excitara aún más.

En la oficina no somos muchos, 3 personas, y en ese momento solo estábamos mi compañera Inés, yo y mi nueva amiga de mantenimiento, pero tuve que disimular, no quería que Inés se enterase y me cortasen el royo, aquello me tenía a mil. En ese momento sonó mi teléfono, tenía que bajar a recepción a por unos documentos, así que puse una excusa y pedí a mi compañera Inés que por favor bajase, y ya de paso pasase por los archivos y me buscase unos documentos de un cliente que yo ya tenía en mi mesa a fin de que tardase lo más posible en volver.

Cuando Inés salió, mi nueva amígame dijo:

  • Que listo el señorito, veo que le gusta como arreglo este cable, aunque voy a tener que esforzarme más, creo que me va a costar terminar aquí.

Y acto seguido empezó a chupar mi pene, se lo metía hasta el fondo de la garganta y lo sacaba despacito, abrazándolo con su lengua, después lamia mi capullo para después volver  a introducirlo hasta el fondo de su garganta.

Durante los siguientes 5 minutos siguió chupando, lamiendo y succionando. Notaba su cálida lengua jugando con mi glande, queriendo introducirse a través del meato… aquello me estaba haciendo enloquecer.

Estaba deseando terminar y ella lo notó, por que aceleró aquella felación hasta un ritmo endiablado, al tiempo que con una de sus manos cogía mis testículos y los apretaba. En menos de un minuto estallé llenado su boca de con mi esperma.

Aquello no le cogió por sorpresa, y como si aquello fuese el majar más delicioso del mundo, trago hasta la última gota sin sacar mi pene de su boca. Tras unos segundos empezó a sacar mi pene al tiempo que su lengua limpiaba cualquier resto de semen a lo largo del tronco.

Estaba a punto de sacarla de debajo de mi mesa y follarla allí mismo, encima de la mesa cuando entró Inés hecha una furia, desbaratando completamente la magia de la situación.

Al verla con aquellas maneras, y un poco asustado por si había visto algo de lo sucedido le pregunte:

  • ¿Qué pasa Inés? ¿hay algún problema?
  • El niño, que le han expulsado del colegio otra vez, tengo que irme, pero vengo enseguida.

Mirando a mi nueva amiga, le guiñe un ojo, y de la manera más sincera y convincente que pude invite a Inés a coger el resto del día libre, asegurándole que si el alguien preguntaba por ella, yo me encargaría de cubrirla.

  • No te preocupes Inés, si es necesario me quedare hasta más tarde para terminar lo que hay pendiente.

Mi nueva amiga me miro y me sonrió. Aquel iba a ser un día memorable.