De vuelta a la ciudad....
Que divertido y morboso puede ser ir a mirar casas con una buena agente comercial....
Eran algo más de las ocho de la mañana, y Marta, la agente comercial que me lleva los temas inmobiliarios, me estaba llamando al teléfono, pues estaba esperándome en la puerta del hotel.
Marta es una mujer preciosa. Algo más de cinquenta años, rubia, ojos azules, y un cuerpo espectacular, muy trabajado a base de horas de gimnásio. Algún que otro retoque de quirófano. Todo hecho con gusto.
Nunca he intentado nada con ella, es más, desconozco si está casada o no.
Lo que si que sé, es que siempre que hacemos una visita o tenemos una reunión, me la imagino de todas las posturas posibles. Me produce un efecto imnótico brutal.
Bueno, como decía, me tuve que levantar corriendo, ducha rápida, café para llevar, y en poco más de quince minutos estaba subido en su coche, para empezar la ruta.
Teníamos programadas 5 visitas por la mañana, tres en Valldoreig y dos en Castelldefels.
Marta iba vestida muy seria, como de costumbre: falda muy ajustada por debajo de las rodillas, con una ligera apertura en el costado de no más de un palmo, americana cortita y una blusa blanca. Zapatos y bolso negro. La única licéncia, eran los labios, pintados de un color burdeos muy discreto. Pelo suelto, y su maravillosa sonrisa en la cara. Es de esas personas, que cuando sonríe, lo hace con toda la cara, no se si me explico.
A las nueve y cuarto, estábamos en la primera casa, un chalet en Valldoreig, cerca de donde vivía Roger (no se si os he contado que que se ha casado y mudado a Madrid). Muy bonita, pero nada especial, bueno si, una cosa, el precio. Deshorbitado para lo que ofrecía el inmueble.
Lo que si que era espectacular era ver a Marta enseñarme todos los detalles de cada casa y yo dejando volar mi imaginación. Estoy seguro que me lo nota, pero, no parece que le importe, y yo no puedo evitarlo.
Las tres primeras casas, a parte de bastante caras, no eran de mi agrado. Anna y yo buscámos una buena casa, pero tampoco necesitamos un casoplon de 500metros, pues al final solo somos dos.
Nos fuimos a comer algo, a eso de la una del mediodía. Al pedirnos un Vermouth antes de empezar, hizo que se rompiese un poco el hielo, fue entonces cuando empezamos a hablar de temas más personales. La conozco desde hace ya unos años, antes de estar con Susana, y evidentemente no sabe mucho de mi, más allá de lo estrictamente relacionado con los inmuebles y las inversiones que ella me gestiona.
Ella está separada, tiene un niño de veinticinco años, y actualmente no tiene pareja. Cuando se “abrió” un poco más, me pude dar cuenta de que es una mujer “standard”, de las que se casan cuando toca, tienen hijos cuando toca etc...como la mayoria de la gente que conocemos.
En ese punto pierde un poco de interés para mi, pero todo y con eso, me sigue poniendo a mil. Al fin y al cabo, lo que quiero es follar con ella, undir mi cabeza entre sus piernas, y comerle el coño como si no hubiese un mañana, pero sinceramente ella no parecía tener el más mínimo interés en eso.
Me hizo grácia un comentario que me hizo: “tener pareja está sobrevalorado”.
Cuanto daño ha echo el Satisfayer...
En un punto de la comida, ya con el café, va la tia y me suelta:
-pero eres gay verdad?
-yo? Por?- contesté con incredulidad, pues no me esperaba una pregunta tan de frente.
-bueno, se que tuviste una relación con una chica, no recuerdo su nombre...
-Susana-interrumpí yo....
-y como eres muy amigo de Roger - continuó - y siempre íbais juntos...bueno, incluso el me dió a entender que erais pareja....
-jajajajajaja-no pude evitar reirme a carcajadas, y ella se sonrojó un poco-pues Roger y yo nunca hemos sido pareja, o al menos lo que tu entiendes por pareja.
Verás-continué-no soy muy amante de las etiquetas, de echo, las odio. Pero no me considero gay, si me tuviese que poner una etiqueta seria la de bisexual...
-eso es posible?, me refiero a que creo que nunca he conocido a nadie Bisexual Karlo, de verdad.
-a ver como te lo cuento, entiendo que para ti no sea facil de asimilar:
Llevo toda la mañana con el miembro medio erecto, porque no puedo parar de imaginarme subiéndote la falda y hundiendo mi cabeza entre tus piernas.
Marta se puso roja como un tomate, pero no dejo de mirarme a la cara ni un segundo.
-y por otro lado-continué- ayer por la noche me estuvieron empotrando contra la pared dos brasileños de metro noventa. Me explico?
-perfectamente, aunque como decias, cuesta de asimilar.
-tienes pareja ahora Karlo?
-si, estoy viviendo con una chica desde hace un tiempo ya.
-y ella que piensa de tu bisexualidad?
-ella esta con un matrimonio amigos nuestros, en Seattle. Seguramente ahora estará desnuda entre medio de los dos.
-vaya que teneis una relación abierta, o algo asi, que modernos-dijo en tono irónico.
-si, completamente abierta, en lo que a sexo se refiere. No hay infidelidad, si no hay secretos.
-le contarás lo de ayer por la noche?
-no me hace falta, se lo debe imaginar. Pero si me lo pregunta, se lo contaré sin ninguna duda.
-pero...
-pero -la interrumpí- si consigo subirte la falda, te prometo que se lo cuento.
Marta esbozó una amplia sonrisa en su preciosa cara, e hizo todo lo posible por cambiar de tema, y yo sin ánimo de agobiarla, le seguí la corriente.
Acabámos de comer, pagué la cuenta y nos fuimos hacia Castelldefels, a continuar con las visitas.
Justo en aquel momento recibí una llamada de Anna, que iba con Jack en el coche hacía el aeropuerto, pues se iba a NY a preparar el traslado.
Fue divertido ver la cara de Marta cuando me escucho decirle a Anna: “ pues aqui estoy, con Marta la chica de la inmobiliaria, que no se si le compraré o no una casa, pero no pararé hasta levatarle la falda”.
-desdeluego, lo que no os falta es sinceridad -me dijo Marta cuando colgué.
-eso nunca. Si se miente ya no hay confianza, y se va todo a la mierda.
Esto de la bisexualidad, hay que tener la miente abierta, ser uno mismo, y ser muy sincero con la gente que te rodea. En realidad es muy sencillo.
-pero no te molesta ver a tu mujer con otro hombre, o mujer? - si no me han echo esa pregunta un millón de veces no me la han echo ninguna.
-no, en absoluto. Lo que tengo con mi pareja, va más allá del sexo, y eso ninguna persona me lo va a quitar (o eso creo claro está...). El sexo és placer, y debe ser compartido. Que más da el sexo de la otra persona?
-creo que no podría -concluyó Marta, y le noté que el tema ya la superaba.
-bueno, que vamos a ver ahora?-cambié yo esta vez de tema.
-estas dos són muy buenas, aunque superan el presupuesto que me has dado.
-no esperaba menos de ti Marta.
Nos subímos al coche y nos fuimos a Castelldefels.
Un comercial inmobiliario, siempre se pasa del presupuesto que le das, y cuando se lo das, ya hay que tirar corto. Ahora si, tenía claro que queria una pedazo de casa en una buena zona residencial, donde tener intimidad y tranquilidad. Siempre vivo en pisos en zonas céntricas, y me apetece tranquilidad. Mayor que se hace uno.
Entramos en una zona residencial privada en Viladecans. Control de seguridad al entrar (eso ya me gusta...). Marta me explicó que viven bastantes futbolistas y famosos en esa zona. Ella tenia las llaves, asi que la podiamos visitar con absoluta tranquilidad.
La casa estaba muy bien. Muy grande, tres plantas (me sobraban dos jejejejej). Garaje para un taller de coches casi, gimnásio...una pasada.
Nos subimos al ascensor, y eso fue lo mejor. Me puse pegado a ella al entrar.
Marta, lejos de apartarse (el ascensor no era pequeño) se quedó inmóbil, mirándome a los ojos, como tentándome a ver hasta donde le aguantaba la mirada. No sabía donde se estaba metiendo.
Lejos de apartar la mirada, me arrimé más. Mucho. Nuestras caras estaban a menos de dos dedos.
-oye Marta-le dije medio susurrando.
-que?-dijo con la voz temblorosa.
-apretas el botón?
Se sonrojo, se apartó de mi, y dándome la espalda pulso el boton, pues estábamos parados en la planta del garaje.
Fuimos bajando visitando toda la casa, cada una de sus siete habitaciones, salas, cocina, etc...
-oye, quiero volver a ver las vistas -desde la tercera planta se ve muy bien el mar, y es lo mejor que tiene la casa.
Nos metimos en el ascensor otra vez, con una media sonrisa cada uno.
Al entrar, se quedó en el mismo sitio de la vez anterior, pero de espaldas, para poder pulsar el botón.
-espera-le dije al tiempo que la rodeaba con mis brazos por su espalda-quiero pulsarlo yo.
Con mi cuerpo pegado a su espalda, y su culo pegado a mi, y con voz temblorosa me dijo:
-vas muy deprisa Karlo.
Me aparté un poco, no mucho, y se me quedo cara de tonto.
-no voy a desistir de mis intenciones y lo sabes-le dije apoyándome en la otra esquina del ascensor.
-yo no te he dicho que desistas.
Subiéndonos al coche, fuimos a la otra casa, que esta en la misma urbanización.
-esta es la mejor, por eso la guarde para lo último.
-quiero saber el precio antes de verla.
-tienes que verla antes Karlo, te lo aseguro, vale cada euro.
-no voy a entrar en una casa, para que me guste, y valga un dineral, y no pueda comprarla.
-tiene una pequeña hipoteca que se puede subrogar.
-no quiero hipotecas.
-bueno, tu ganas, vale más del doble de tu presupuesto.
-joder Marta. Eso no se hace...Tiene ascensor?
-es a una planta Karlo, no tiene ascensor.
-y donde te encierro?
Los dos nos reimos unos segundos. Acto seguido me bajé del coche, pensando que perdidos al rio.
Desde fuera, la casa era espectacular, y eso que no habíamos entrado al jardín. A una sola planta. Trescientos de casa y el doble de jardin. Lo único que queda bajo tierra es el garaje, para cuatro coches (y en ese momento no tenia ninguno jejejejeejej). Desde la habitación, desde la cama se puede ver el mar, ya que queda en la zona más alta de la urbanización.
Era de un futbolista de la ciudad, que se había ido a otro equipo. El principal “pero” es que me tenía que esperar hasta Enero para entrar a vivir.
De pié en la cama, viendo el mar, le pregunté:
-llama a tu cliente, y dile que le doy tanto, ahora.
-es muy poco, Karlo, dirá que no. No te va a rebajar un 25 por ciento.
Marta, a regañadientes llamó al abogado que tiene los poderes, y quedamos (a petición mia) en ir a su despacho al dia siguiente.
Me entretuve un buen rato sacando fotos y haciendo un video para que Anna la viese.
Acabado el reportaje fotográfico, nos fuimos para Barcelona.
-al final te me has escapado hoy-le dije ya en la puerta de mi despacho, dentro del coche.
-me da la sensación de que no se te escapan muchas chicas Karlo-me contestó ella, muy orgullosa de si mismo.
-pues más de las que crees -le contesté yo- o al menos, más de las que quiero.
-paciéncia -me dijo ella.
-si, siempre...el que la sigue la consigue-le contesté al tiempo que me bajaba del coche.
Como yo tenía un jetlag que dificilmente me aguantaba de pie, me fui para el hotel después de pasar brevemente por mi despacho.
Pedí algo de cenar al servicio de habitaciones, y a eso de las nueve de la noche, y después de tomarme una pastillita para dormir, estaba frito en la cama, como un niño pequeño.
Al dia siguiente, a las siete de la mañana estaba en mi despacho, haciendo cuentas, para saber hasta que punto podía hacer el esfuerzo para comprar aquella casa. La inversión era muy grande, el precio de la casa es superior a lo previsto. Podía soportarlo sin hipotecarme, pero el esfuerzo era muy importante. Justo en ese momento tenía dos inversiones muy grandes en NY, y tenia cierta falta de liquidez. De salir mal alguno de los dos, las podía pasar muy putas. Todo y con eso, estaba convencido de que merecia la pena.
A las nueve, duchado y vestido como un pincel, estaba en la puerta del buffete de abogados. Marta había llegado unos minutos antes.
-buenos dias-le dije dándole dos besos-las cuentas no cuadran de ninguna manera, si no aflojais un poco.
-puedo recortar mi comisión un poco Karlo, si eso tiene que servir para que lo cerremos.
-está bien, pero no es tu comisión lo que me preocupa, es la de este abogado.
Subimos al despacho, conozco el Buffete perfectamente, es más, he comido con los dos dueños muchas veces, pero el letrado con el que tratábamos era un adjunto.
El tio me pego un rollo, que si el valor, que si el antiguo propietario era famoso etc...
Cuando llevaba quince minutos aguantando su monólogo le solté:
-mira, el precio que me pedis son cinco millones de euros. Todo lo que saques por debajo de cuatro y setecientos, nos lo repartimos entre los tres. Es decir, si convences a tu cliente que me la venda por cuatro y medio, cien mil para cada uno. Que me dices?
-eso no es muy ético -me soltó el muy capullo.
-lo que no es muy ético es que no le informes a tu cliente ahora mismo, que tienes un cliente en tu despacho a pagar cuatro millones y medio por una casa que lleva mas de un año en venta. Y si me levanto y me voy, no vuelvo, te lo aseguro. Tu decides.
-darme un minuto -me contestó el tio, al tiempo que cogía su teléfono móvil y salía de su despacho.
Marta se quedó callada, mirándome a los ojos, muy seria. Hubiese pagado por saber que le estaba pasando por la cabeza en ese instante.
-juegas fuerte Karlo -me dijo de repente.
-es mucho dinero Marta, y hago un esfuerzo muy grande para comprarla. Si me salen mal un par de cosas que tengo en Nueva York, me voy a la mierda.
-pero te sale mal algo alguna vez?
-si, ayer por ejemplo te me “escapaste”...recuerdas?
Marta esbozó una sonrisa, medio verguenza medio orgullosa.
-con lo que tienes en Paseo de Grácia puedes pagar la casa practicamente sin desacerte de todo el resto Karlo.
-lo sé, pero esos pisos son la joya de la corona. Eso no se vende. Al menos ahora.
El abogado entró de golpe en su despacho, visiblemente alterado.
-mi cliente dice que si le dais tiempo hasta Enero para entrar, que okey.
-la cifra-interrumpí yo.
-cuatro quinientos cincuenta, es el mejor precio que os puedo ofrecer.
Marta se puso roja, ella hizo sus cuentas muy rápido.
-muy bien, contesté yo. Prepara documentación, y hacemos contrato ahora mismo.
Mientras la secretaria del abogado preparaba todo, nos fuimos a tomar un café los tres.
Al entrar en el ascensor, nos cruzamos con uno de los dueños del Bufette, que me saludo efusivamente, soprendido de verme por allí.
-pasa por mi despacho cuando acabes Karlo, que hablaremos de negocios-me dijo sin soltarme la mano.
Marta y el abogado se quedaron estupefactos de ver la confianza que nos teníamos.
Nos tomamos un café rápido, y volvímos a subir. Nos fuimos al banco los tres, para validar la operación, y salimos de allí en poco rato.
Marta y el abogado con un cheque de cinquentamil en el bolsillo, y yo con el contrato de una pedazo de casa. En ese momento solo me faltaba conseguir tres millones de euros para no pasar apuros si lo de New York sale mal.
Eran más de las doce del mediodia, y Marta y yo salimos del buffete después de saludar al CEO, hacía mi despacho.
Marta hablaba temblorosa.
-te voy a ser sincera Karlo, es la mayor comisión que he ganado en una venta.
-vendes muchas casas de este importe?
-no, creo que es mi record...pero con lo que le has dicho al abogado...
Intenté relativizar un poco el tema, para que se relajara.
A pesar de la emoción del momento, no me quitaba de la cabeza lo de meter mi cabeza entre sus piernas. Justo en ese momento me llamó Anna, que ya estaba en nuestra casa de NY.
-pues ya esta echo Anna, a princpios de año nos podremos instalar-le dije a mi mujer delante de Marta que prestaba atención-ahora voy a comer con Marta, y a celebrar la compra.
Anna no me dijo nada, pero intuyó a lo que me referia con eso de “celebrar”.
-me invitaras a comer no?-le pregunté a Marta, que seguía visiblemente emocionada.
-faltaría más, incluso te dejo escojer restaurante.
En el ascensor de mi despacho, me arrimé a ella, y por primera vez, mostró estar realmente por la labor. Supongo que mezcla de la emoción, y quiero pensar que de calentón también.
Entre un momento, y nos fuimos a comer. Al salir del despacho Marta puso cara de decepción, pues supongo que esperaba que intentara algo con ella en el despacho.
Durante la comida, la verdad es que nos reimos bastante. Le explicaba mil batallitas de mi trabajo, y ella me escuchaba fascinada.
-la verdad, es que ahora que te he visto en acción Karlo, entiendo un poco más que te ganes tan bien la vida. No conozco a nadie tan seguro de si mismo como tú, te lo aseguro.
-y que sepas que no me doy por vencido-le dije yo con una sonrisa pícara.
-no tengo ninguna duda Karlo....y empiezo a pensar que te saldrás con la tuya.
Seguro que si, pensé yo...
Nos trincamos una botella de vino entre los dos, y comimos ligeros y de maravilla.
-vamos a mi despacho y cerramos cuentas Marta?
-como quieras, aunque si prefieres las cerramos en el momento de firmar.
-bueno, vamos a mi despacho de todas formas-le dije a la vez que le abría la puerta del Taxi- hay un tema que tenemos a medias creo...
Sonrió, y se subío en el coche.
Esa sonrisa era la señal que yo estaba esperando.
Una vez dentro, se acercó a mi oido, y me susurro:
-estoy contenta, emocionada y excitada. No podemos cerrar ese tema en tu hotel?
-si, estoy seguro de que si.
Le di al taxista el nombre del hotel, y nos dejó en la misma puerta a los tres minutos.
Al llegar a mi habitación, se tiró a mis brazos, y me regaló un señor beso. Su lengua en contacto con la mia, hizo que se me pusiera dura en menos de un segundo.
La desnudé con calma, disfrutando de su delicada piel, y de su increible cuerpo. Jugué con sus pezones, que se erizaban en contacto con mi lengua, me entretuve con su ombligo, hasta llegar a su coño. Le quité las braguitas con suavidad, y cuando lo vi allí esperando, pidiendo mi lengua, undí mi cabeza entre sus piernas, como tantas veces había soñado. Su sabor era increible, y su tacto todavía más. Como si de un plato exquisito se tratara, lo saboreé durante mucho rato. Marta gemía con discreción, manteniendo sus piernas separadas, y tocándose los pezones. Mirando al techo de la habitación.
Tuvo un primer orgasmo, pude notar como su vientre se ponía duro, y como su vagina pedía más.
-quiero más, te quiero dentro de mi Karlo.
Dicho y echo, deshice el camino que había echo hacía unos minutos, hasta llegar de nuevo a su boca. Nos besamos, y sin dejar el contacto de nuestras lenguas, la penetré despacito, pero llegando hasta dentro. Al notarme en lo más profundo de su cuerpo, me agarró por el culo, y con la mirada me pidió caña. Así que empecé a empujar con fuerza, durante un buen rato, ahora sus gemidos ya no eran nada discretos, todo lo contrario.
Sin dejar de besarnos, conseguímos corrernos los dos juntos. Y sin sacarla de su interior, continuamos besándonos durante un rato.
-sabes que tarde o temprano me habría acostado contigo verdad? -me dijo una vez habíamos separado nuestros cuerpos.
-pues a punto estuve de desistir bonita....
-eres el tio más seductor y cabezón que he conocido nunca.
-lo segundo más que lo primero.......
Estuvimos en la cama desnudos, un buen rato. Hasta que salío el tema de la bisexualidad.
Desnudo, es la mejor manera de hablar de estas cosas. Me hizo infinidad de preguntas al respecto. Que me gustaba más, que como fue la primera vez con un hombre, etc....
Le fuí contestando a todo, quizás un pelín aburrido de tantas explicaciones, que por otra parte a mi me parecen lógicas. Tan difícil és de entender? Porqué hay que escojer si te gusta todo?
En fin, un poco aburrido del tema, se me ocurrió una cosa:
-oye Marta, una pregunta, te apetece que lláme a los dos brasileños de ayer? Pero tendríamos que ir a mi despacho, aquí no quiero llamar la atención.
Se quedo muda.
-como veo que te lo piensas, voy a intentar convencerte.
Me metí dentro de las sabanas, y reptando por la cama, fui a parar a su vagina. Ella me esperaba ligeramente espatarrada, y con su mano izquierda separando sus labios y dejando ver su precioso clitoris.
Con una facilidad pasmosa, conseguí que se corriera muy rápido, tanto, que continué ahora si durante un ratito hasta que tuvo un segundo orgasmo.
Le di un beso en los labios, su mirada había canviado. Ahora era más lasciva, mas viciosa. ¿He despertado una béstia?
Marta se levantó de la cama, completamente desnuda. Cogió su teléfono, y escribió un whatsapp...
-llama a los brasileños-me dijo la muy viciosa.
Se arrodilló en la cama, y a base de lametones y besitos, me la puso dura como una estaca. Sus labios me apretaban la polla y su lengua la hacía enloquecer. La avisé de que me iba a correr y se apartó un poco para que no lo hiciese en su cara.
Ahora fui yo el que se levantó de la cama, y cogió el teléfono.
-judith, buenas, podeis venir los tres a mi despacho esta noche? ....si, los dos de ayer y tu, si quieres venir claro.....no, somos una amiga y yo.
A las once en mi despacho.
Mirámos el reloj, eran las ocho pasadas, nos levantamos y después de ducharnos nos vestimos y nos fuimos a cenar.
De camino a mi despacho hay un restaurante ideal.
La conversa durante la cena, fue de lo más erótica. Marta era un saco de nervios, y yo me partía de risa.
Y que me haran, como son, cuántos son, úsan condones, y tu que haras, y en fin.....de todo....
Intenté en que se relajara, en la medida de lo posible. Entiendo perfectamente que estuviese nerviosa. Yo también lo estaba. No sabía hasta que punto se lanzaría, y Judith y sus “socios” van por faena...no se andan con rodeos.
Le había mandado un whatsapp a Judith previnéndola, pero todo y con eso, había que ser cautos.
El vino es mano de santo para estas cosas. Y al acabar un Gin tonic, y ya te pones a tono.
En la puerta del ascensor, ya nos faltó poco para echar un polvo. Y eran las once menos cuarto.
Llegámos a mi piso, y ya nos empezamos a enrollar. Nos apetecía, y también pensé que sería mejor que nos encontrasen a tono.
Cuando llegaron yo estaba completamente desnudo, y ella solo llevaba la falda subida.
Les abrí la puerta, les dediqué un escueto “hola” y volví al sofá. Marta ocupó la posición que tenía: sentada encima mio, comiéndome la boca, y yo sobando su increible culo.
Mientras Marta se quitaba la blusa y el sujetador, gire la cabeza, y observé a Judith de rodillas en el suelo, y con las dos pedazo de pollas de los dos brasileños, que ya estaban casi desnudos.
Con los ojos invité a Marta a que mirase.
Como si fuese a ver un monstruo, giro la cabeza lentamente. Cuando vió el panorama sus ojos se abrieron como platos. Me volvió a mirar y volvímos a besarnos.
Judith ya le había cogido la matrícula: se levantó y se puso detrás de Marta.
Le rozó la espalda con sus pechos. Abrió los ojos como platos otra vez, y volvío a poner la cara lasciva que le había visto hacía un rato en el hotel.
Judith le pellizcaba los pezones, al tiempo que le besaba el cuello con suavidad. Marta tenía los ojos medio cerrados: había caído en su trampa.
La escort la apartó de mi, y se sentaron las dos en el sofá. Uno de los chicos se les acercó. Judith le cogió la polla con la mano, y se la acercó a Marta, que después de mirarme a los ojos, abrió la boca, y se metió toda la polla que fue capaz.
El otro chico, más atento, se acercó a mi. Le comí la polla un rato, y acto seguido me abrí bien mis piernas para que me follara. Me comió el culo un rato, mientras entre gemidos observaba a Marta con la cabeza de Judith entre las piernas, y el brasileño dándole de mamar.
Atendió un momento a mirarme, se apartó ligeramente para darme un beso, y continuó comiéndole la polla al brasileño.
El chico me folló durante un buen rato, Marta no paraba de gemir, no se cuantos orgasmos tuvo, pero seguro que fueron unos cuantos.
Cuando mi enculador acabó, su amigo vino por mi, y sin decir ni media me la metió en el culo. Estos chicos són gays, y prefieren follarse un tio, por suerte para mi.
Cuando acabé, Judith y Marta estaban en el suelo haciéndo un 69. Invité a los dos chicos a una copa pero me dijeron que se tenían que ir, mientras las otras dos no paraban de soltar gemidos. Menuda “pelea” tenían montada.
Acompañe a los dos chicos a la puerta, les dije que le pagaría a Judith, y dándome un beso y las grácias se largaron.
Los servicios de pago tienen eso, vienen, te follan y se van. Sin más.
Cuando volví al salón (despacho) seguían igual. Sin pedir permiso, y masturbándome un poco antes, le metí la polla a Judith en la boca, y después a Marta en el coño.
-tienes el arnés de Anna, Karlo? -me preguntó Judith levantándose del sofá.
-en el armario del cuarto, un maletín de color azul oscuro.
Continué follándome a Marta, y al poco pareció Judith con el arnés puesto.
Le dijo algo al oido a Marta, y acto seguido se la metió en el culo. Ahora si que gemía Marta, retumbaba todo el piso.
Estuvímos los tres toda la noche dándole. Marta se puso el arnés, nos folló a los dos...en fin...una bestialidad....menuda nochecita...