De vocación CORNUDO
Una pareja agradable y divertida. Sin buscar nada, me encontré con una mujer muy caliente.
Llevaba ya un tiempo estudiando por las tardes. Ni aun hoy se porque me puse a estudiar de nuevo. Entre el trabajo, cosas que tenía que hacer y los nuevos estudios, tenía el día muy ocupado y entretenido. En el grupo de estudio en el que estaba, había de todo, habiendo mas mujeres que hombres. Estaba entre los más jóvenes y había una gran variedad de edades. Aunque rápidamente conecte con la mayoría, algo que no me cuesta, no se podía decir que fuéramos amigos, por lo menos para mí.
Estas últimas navidades, organizaron una cena a la que no fui. De toda la gente con quien mas relación tenía era con Leo un hombre de 47 años. 1,70 bien cuidado físicamente. Cabeza afeitada. Simpático. Agradable y buena conversación. También tenía buena relación con Julia y Paula.
Julia de 37 años, tenía pareja. 1,65, delgada, poco pecho. Morena. Simpática. Un poco curiosa y Paula de 40 años, divorciada y tenía pareja, aunque no vivían juntos. Castaña oscura, un poco más alta que Julia, rondaría casi el 1,70. Muy habladora, pero reservada. No estaba delgada, era de cuerpo consistente sin ser gorda, voluminoso pecho. Las dos muy agradables a la vista. Leo las concia a ellas y al resto, sabía todo de todos menos de mí, que no le dije toda la verdad, porque le dije que era autónomo y según se mirase no había mentido. A pesar de que no lo querían, me hice una idea de cómo eran ellos.
Alguna vez nos habíamos tomado algo al acabar, en un principio íbamos Leo, Julia, Paula, dos personas más y yo. Aunque quien mas fallaba era yo. Que algunas veces por lo que fuera, no aparecía. En muchas de esas quedadas, las conversaciones, en plan de guasa y con mucho cachondeo acababan en temas de sexo, aunque por experiencia sé que detrás del cachondeo, hay muchas realidades. Con Leo coincidía mas y el cada vez se sinceraba mas, pero puedo asegurar que ni una sola vez le provoque para que me contara nada. Es más cuando me contaba algo trascendental, no preguntaba por nada de lo que había dicho. A mediado de enero, me mando un whatsapp diciéndome si ese día podía quedar con el antes. Le conteste que si y quedamos. Al llegar ya estaba él y le vi con mejor cara de lo que me esperaba, estaba tranquilamente jugando a la máquina tragaperras. Nada mas verme y saludarnos, termino lo que había echado y nos fuimos a sentar.
- Lo mismo te ha extrañado mi mensaje, pero no pasa nada malo. Es que contigo veo que se puede hablar de todo y no eres muy cercano… ya me entiendes.
- Para, para… antes de que te lances, piénsate lo que me vas a contar, no por nada, es que luego no quiero que te arrepientas de haberlo hecho y venga el mal rollo entre nosotros.
- Que va, no te preocupes que lo llevo pensando mucho tiempo y lo tengo claro.
- Pues ya me dirás de que quieres hablar.
- Se te ve “corrido” y “vivido”, no sé si habrás tenido parejas porque de eso no cuentas mucho, mas bien nada. ¿Te puedo preguntar si has tenido parejas y como te ha ido?
- Empezare contestándote que para que me preguntas si me puedes hacer una pregunta y a continuación me la haces. Pero si he tenido parejas. Y lógicamente no me habrá ido bien cuando estoy soltero… jajaja.
- Pero en que fallasteis. Quien tuvo la culpa.
- Mira no hablo de mi vida pero te contestare. Posiblemente la culpa fue mía. Por no estar convencido de querer estar con una mujer y aun así seguir adelante. También porque no había la conexión adecuada.
- Eso me parece muy bien, pero no me ayuda. ¿Para ti como tiene que ser una relación de pareja? Tu punto de vista.
- Seria muy, muy largo de explicar, pero intentare hacer un breve resumen.
Tener una buena comunicación, para mí es un pilar fundamental.
La base… el respeto y sin hacer chantaje emocional.
El vivir en pareja, no quiere decir que se tenga que estar aislados de los demás. Porque es muy importante dedicarle el tiempo a tu pareja, pero también es muy importante dedicar tiempo a los amigos.
El sexo es fundamental y es una de las mejores maneras de conectar, conocer a la pareja y tener una mayor unión. Lo que hace tener mucha más complicidad, que es también importantísimo.
Nunca pensar que tú eres más. Tiene que ser una relación de igual a igual.
Fundamental reír y hacer reír, las risas no pueden faltar.
Mucha comprensión.
Aceptar los defectos y virtudes, sobre todo los defectos.
Mantener viva la llama.
No dormirse en los laureles, innovar, sorprender…
El amor hay que cuidarlo y trabajarlo, que no se cuida solo.
Hay quien ve pero no mira. Por eso hay que aprender a mirar, para ser capaz de ver, porque de lo contario por mucho que mires no veras nada… y podría seguir diciéndote más cosas.
- Me has dejado estupefacto, ahora no sé qué decir… ¿Y cómo sabes si una mujer en concreto es la adecuada?
- Puedes estar con muchas mujeres, tratar con ellas, acostarte, levantarte y no conocerlas, no ser lo que buscas si es que buscas algo. O también puede pasar que te encuentres con una voz, que no pones cara y te da un escalofrío. Luego cada vez que hablas te entra mas, luego la ves y te vuelves “loco” y es distinta en todo, a todas las conocidas. Nunca se sabe dónde ni cómo puede aparecer esa mujer si es que algún día aparece.
- No es que dude de mi relación con mi mujer, que llevamos diecisiete años casados y dos de novios. Nos conocemos muy bien, sin necesidad de decirnos nada, solo con la mirada. Pero algo falla.
- Pues lo que te he dicho antes… COMUNICACIÓN.
- Si, si ya lo hemos hablado y los dos coincidimos. Como no me preguntas que es lo que nos pasa te lo diré yo y luego me dices. Al principio de nuestra relación, follábamos como conejos. Después dos tres veces a la semana, mas tarde, los fines de semana. Ahora de vez en cuando. No es que nos falte el deseo, porque cada uno se “alivia” a solas, ya me entiendes. He pensado de todo y algunas cosas son auténticos disparates.
- Digo lo mismo sentaros y hablar mucho, hasta que encontréis la solución.
- ¿No me vas a preguntar por las burradas que se me han pasado por la cabeza?
- Pues no.
- Pues he pensado en contratar a un prostituto, irnos a un sitio de esos de parejas a buscar un tío solo, poner anuncios para buscar a un chico… (Me llamo la atención que en ningún momento mencionase un intercambio o un trio con otra mujer ) ¿Qué opinas?**
- No opino nada, quien tendría que opinar seria tu mujer. Lo tienes que hablar con ella, no conmigo.
- Las mujeres son la leche. Lo he hablado con ella, me dice que estoy majara. Pero luego en la cama le digo con detalle lo que le haría otro y se pone que no veas.
- Porque una cosa es fantasear y otra muy distinta dar el paso. Pero hay una cosa que me ha llamado poderosamente la atención. En ningún momento has dicho de hacer un trio con una mujer, un intercambio de parejas… nada de eso.
- Te seré sincero. No es que sea impotente o que sea un eyaculador precoz, que no. Pero si es verdad, que ya alguna vez no va como yo quisiera o cuando tenía 18 años. Además mi mujer ahora se la nota mas ardiente que cuando tenía 18 años, que cosa más curiosa, una sube y uno baja, que cabrona es la vida. También ha influido ver mucho cine XXX y leer mucho, me pone o me pondría mejor dicho ver a otro dándole mandanga a mi mujer.
- Reitero lo que había dicho… COMUNICACIÓN.
- Pero solo una pregunta y se sinceró… ¿Crees que soy un depravado degenerado?
- Sinceramente que no lo creo. La decisión que tome una pareja, es solo de ellos.
- Aunque no te lo creas me has quitado un gran peso de encima.
Pasaron los días y no volvimos a hablar del asunto. Aunque se le notaba mas distraído de lo normal y las mujeres se metían con él, que si tenía ojeras, que si se le veía agotado… y todo lo acababan diciéndole… “Dile a Olimpia, que te dé un respiro, que te va a dejar como la mojama” y se partían de risa. Ellas se fueron y cuando me disponía a levantarme para irme también, me hizo una seña con su mano, para que, me esperara. Me quede sentado y le pregunte…
- ¿Qué pasa?
- Quería preguntarte sobre lo que hablamos el otro día ( aunque fueron mas días ) ¿Qué opinas de lo que te conté?
- No sé qué quieres oír, porque cuando me preguntas eso, es que quieres oír algo en concreto o que esperas que coincida con lo que tú estás pensando. Así que ve al grano…
- No, no es nada en concreto. Por ejemplo… ¿Crees que soy un degenerado?
- Tomare el termino degenerado, por ser distinto. Porque lo de degenerado… Pues no, no creo que lo seas y te voy a hacer una confesión, que lo mismo te hará entender mas mi respuesta. Desde mi época de estudiante he mantenido relaciones sexuales con parejas y en la mayoría han resultado satisfactoria para todos. A lo que iba, cuando tuve las primeras, no eran muchas las parejas que les gustase ese tipo de relación, pero hoy en día, te puedo asegurar que hay bastantes y no por ello son degenerados.
- ¿En serio? Con lo formal y responsable que se te ve.
- Jajaja… ¿Pero qué tendrá que ver el culo con las témporas?
- Hombre no te hacia yo… ¿Y qué opinas de los maridos que quieren ver a sus mujeres con otros?
- Joder con la dichosa pregunta… es que siempre me hacen la misma. Pues mira lo vas a entender a la primera. Cuando me contaste lo tuyo, me dije, un futuro cornudo. Porque cuando lo tienes metido en la cabeza, ya no te escapas. Pues una vez que lo contaste, te seguí viendo igual que antes de que me lo contaras, no cambio mi opinión sobre ti. Ni te hace mejor ni peor persona.
- Me alegro, pero hombre, eso de cornudo…
- Consentido, pero cornudo y no es nada malo. Todo está en la importancia que le des a la dichosa palabra, porque si eres inteligente y la usas como algo dentro del “juego” no te sentara mal. Es más seguro que al final… no te desagrada. Eso si no la has utilizado ya… jajaja…
- Pareces adivino, porque en nuestros momentos más… si la hemos usado y tienes razón, precisamente no nos ha molestado. Lo único que esos momentos no sé cómo resultarían si los lleváramos a la realidad.
- En eso ya no te puedo asesorar. Son decisiones muy personales.
La conversación no doy más. Me fui pensando y llegue a la conclusión que en mayo o junio, Leo me haría alguna proposición o por lo menos una insinuación. Me decantaba por la insinuación. No conocía a su mujer ni sabia como era. Pero con lo cuidado que estaba el físicamente, suponía que ella aparte de que fuera guapa o no, estaría como él. Al día siguiente nos encontramos de nuevo en clase. Antes de entrar estuvimos tomando un café con mas personas y lo vi muy normal, como era el habitualmente. Cuando nos íbamos a marchar para casa y ya poniéndome el casco, lo vi acercarse rápido, para hablar conmigo.
-Carlos… ¿Te apetece mañana cuando salgamos ir a cenar por ahí y te presento a mi mujer? (Entre semana n me hace mucha gracia salir a cenar )**
- ¿Y eso?
- Pues que le he hablado tanto a mu mujer de ti, que ha dicho que a ver cuando te conocía y he pensado, porque no mañana.
- Eso digo yo… vamos a ver Leo… Las encerronas aunque sean agradables no me gustan y esto apesta a encerrona. Lo único que no se si tu mujer está al tanto de ella o no. Y por favor no me digas que me equivoco.
- Pues te equivocas… por lo menos a medias. Quiero ver lo que opina mi mujer una vez que te vea. Pero que conste que no hay otra intención.
- Leo quiero que te lo pienses bien y te digo porque. Soy muy “cabroncete” y me quito años. Si acepto tiene que saber que me comportare como quiera, aunque te pueda disgustar.
- ¿Qué quieres decir con eso de cabroncete?
- Que como tu mujer me guste y me caiga bien… lo mismo no te gusta el “trato” que le dé a ella y sobre todo a ti. No quiero malentendidos y por favor ahora no me respondas… confío en ti.
- Vale no diré eso… pero… (dudo ) pues mañana vemos lo que pasa.**
- Si tu mujer está bien piensa que algo pasara… tu sabrás mejor que nadie como esta tu mujer.
- Es que no se tus gustos. ¿Cómo te gustan las mujeres?
Me eche a reír y no le conteste. Lo mismo desde ese momento a mañana por la noche se arrepentía y suspendía la cena. No se arrepintió y cuando salimos allí estaba la mujer, fumándose un cigarro. No había ido ni en moto ni en coche, por si por casualidad bebía algo. La mujer era de 44 años, no llegaba al 1,70 de él, pero le faltaría un par de centímetros. El pelo lo llevaba como mojado y revuelto, en plan leona. Que eso ya me pone. Llevaba un vestido negro como de lentejuelas negras brillantes y con adornos fucsia. Con bastante escote y medías negras. Físicamente estaba con algún kilo de mas, pero de eso quilos que hacen más atractiva. Caderas anchas y buen pecho.
Mientras nos acercábamos nuestras miradas se clavaron. Me dijo que se llamaba Olimpia y nos dimos dos besos. Hablamos unos minutos allí de pie, mientras se terminaba de fumar el cigarro y se la veía una mujer con mucha fortaleza, no me cuadraba que fuera una mujer apocada, como me dio a entender su marido. Desde el principio dejaba ver y es mas, me dio la impresión de que quería marcar su territorio, estaba claro era una mujer que no se dejaba comer el terreno. Nos fuimos en un taxi y la dejamos elegir a ella, el sitio donde cenar.
Quiso ir a un italiano, no muy lejos de la catedral. Reconozco que un sitio perfecto. Buena comida y variada, no solo cocina italiana, un agua de valencia muy buena, buen trato y el precio también muy bueno. Sobre eso fue esencialmente nuestra conversación, porque el lugar me sorprendió y al decir yo… “Un sitio para apuntarme y volver” fue por lo que hablamos de ese sitio y me apuntaron otros. Leo se levantó una vez al aseo y seguimos hablando igual, en eso no hubo un plan premeditado, no se la veía a ella nada “sospechosa”
Cuando acabamos quise pagar y Leo ya había pagado cuando dijo que iba al aseo. Así que fuimos a tomar una copa a un pub que dijeron ellos también, pero con la condición de que pagaba yo. Igual que el sitio de la cena fue perfecto, este otro para tomar una copa, dejaba mucho que desear, para mi gusto y supuse que lo había elegido porque había una zona donde se podía fumar. Nos sentamos en la zona de fumadores, había poca gente y nos colocamos junto a una calefacción de “seta”
Ahora la conversación fue por la parte laboral. Por algo que había sucedido en el trabajo de Leo, que le contaba mas a la mujer que a mí, porque no sabía de qué iba, sobre un suceso del cual Leo se había disgustado mucho, de pronto y menos mal, su mujer le corto… “Leo eso mejor lo hablamos en otro momento, que así tu amigo se nos va a dormir” fue cuando el pidió disculpas y ella dijo… “Aunque lo mismo y conociéndolo, es que quiere desviar la conversación. Leo mírame bien (Leo se la quedo mirando ) ahora ni digas nada, ni hagas señales a tu amigo, pero ni un gesto, que te conozco”** , Leo le decía que si con la cabeza y su cara se empezaba a trasformar en una cara de agobio.
- Mira Carlos… Leo me ha hablado mucho de ti, tanto que ya creía que te conocía y todo. Una de las cosas que me ha dicho es que eres, directo, sincero y hablas claro. Como conozco a mi marido quiero que me cuentes lo que te ha contado él y puedes hacerlo porque él no se opone, ¿Verdad que no? (Con un gesto le dio la razón ) ves lo que te he dicho, él está de acuerdo**
- Leo y yo hemos hablado de todo, si puedes acotar lo que quieres, me sería mucho más fácil ( Claro que sabía de sobra por donde iba )
- A ver si no eres tan claro. Pero si acaso… algo muy personal, sobre nuestra intimidad.
- Ah… eso… ¿Qué quieres saber?
- Pues que va a ser… lo que ha contado o un resumen.
- Si me lo preguntas es que ya imaginaras lo que me ha contado. Que quiere llevar vuestras fantasías a la realidad, pero que tu estas indecisa. Luego me invito para conocerte y ya está.
- ¿Qué más? O… ¿Qué has pensado de lo que te ha dicho? ¿A qué conclusión has llegado?
- Jajaja… aquí te puedo dar la versión mesurada o la versión cristalina en perfecto castellano.
- Pues la segunda, siempre que me quede clara.
- Clara te va a quedar. Pues es muy fácil, tu marido quiere ser cornudo… consentido, pero cornudo. Quiere alguien que te folle delante de él. No sé si participando el o no, porque eso no me lo ha contado. Lo que le fastidiaba que tu no estuvieras por la labor, aunque viéndote ahora… ya no se si me ha dicho toda la verdad.
- Pues tienes razón, no te ha dicho toda la verdad. porque yo no he dicho que no, lo único que le he dicho es que si dábamos ese paso elegiría yo con quien, no él. Que sus candidatos los debió de buscar en el pasaje del terror. Como tampoco quería ni familia, ni vecinos, ni compañeros de trabajo, ni amistades de siempre. ¿Y qué has querido decir con eso de viéndome ahora?
- Pues que no tienes pinta de cortarte y que estas muy bien para follarte, a solas, delante de él… o donde sea.
- ¡¡JODER!! Si que has sido claro… jajaja… no te has cortado. Mira la cara que se le ha quedado a Leo cuando te ha oído.
- Si pero seguro que esta cachondo…
- No se él, pero… empieza a hacer calor… jajaja… ahora fuera de cachondeo y hablando en serio. Si lo pensamos bien es una locura… ¿Tu qué crees que nos pasa?
- Buf… en eso no me puedo meter ni opinar, porque no sé cómo sois en realidad, ni vuestras necesidades, como actuáis en el sexo… ( Encogiéndome de hombros )
- Te pongo al corriente rápido. Leo mucho hablar, mucho querer, muy echado para adelante, pero en cuanto le dije que SI. Se asusto, le entraron las inseguridades, porque él es así. Por eso los candidatos que propuso… que vaya, vaya… ni echo a posta. Él es siempre muy correcto y ahí puede estar el “fallo” si es que lo hay. Es poco impetuoso y… eso me ve más como la MADRE de sus hijos y se olvida que soy MUJER.
- ¿Y tú como te definirías?
- Jajaja… jajaja… jajaja… (No sabía porque tanta risa ) No interpretes mal mis palabras, que si quieres te lo explico bien si no me entiendes. Pues me gustaría mas incorreción y si una palabra me definiera en la cama seria… Jajaja… jajaja… jajaja… “guarrilla” por lo menos de pensamiento.**
- Pues lo tenéis fácil, ya que lo sabéis, pues poner cada uno algo de su parte y ya lo tenéis.
- Si ya lo hemos intentado hacer de todas las maneras posibles, pero Leo se desconcentra y si se desconcentra… pues no hay “FAENA” que dice que no le sale. Porque a mí sí me sale y eso a él le pone mucho, por lo que tendría que entender que a mi casi seguro que también me pondría. ¿Tu como lo ves? ¿Tú que nos dirías?
No lo pensé mucho, puse mi mano encima de su rodilla ante la mirada estupefacta de Leo. Ella abrió los ojos de golpe y se quedó mirándome con incertidumbre, una vez que vi que su respiración se relajaba, la conteste mientras subía mi mano… “Lo que veo que esta noche la vamos a pasar muy bien y lo que os diría, sobre todo a tu marido… que sus fantasías se van a cumplir, aunque seguro que no como él pensaba” pase de tocar por encima de sus medias, a llegar a su piel suave, me había movido y leo no veía bien ahora, lo que si vio fue cuando llegue a sus braguitas y toque su coñito por encima, la exclamación de ella con un gemido y la expresión de placer en su cara.
En cuestión de nada, sus braguitas se humedecieron y cuando les pregunte … “¿En vuestra casa o en un hotel?”** ella miro a su marido sin decirle nada, mientras trataba de que su cara no denotara el placer que le daban mis dedos en ese momento. Leo se pasó su mano por su calva cabeza y no dijo ni sí ni no, solo le pregunto a su mujer que donde se sentiría mejor, ella prefería fuera de su casa. Les dije que no había problema, hice una llamada y nos fuimos paseando a unos apartamentos muy céntricos y próximos a donde estábamos. Había estado allí un tiempo hospedado y me conocía a todo el personal de día y de noche.
Nos fuimos caminando y aunque llevábamos una conversación entretenida, a quien mas nerviosa o inquieta, se veía era a Olimpia. En algún momento que se cruzaron caminando nuestras miradas, intuí que lo mismo se echaba para atrás, vi la duda en sus ojos, aunque también se veía deseo, ¿Quién ganaría, la duda o el deseo?, esa era la lucha que llevaba, de eso estaba seguro. Llegamos me saludaron y nos subimos a la habitación/apartamento. Habían oído hablar del sitio pero no habían estado, les gusto mucho. Al entrar estaba el salón comedor, con un sillón alargado, en frente un mueble bajo y una tv.
Lo primero que hizo Olimpia fue preguntar por el baño. Se lo indique y Leo disimulaba su nerviosismo con una falsa apariencia. Situaciones como esa ya había vivido más de una y le entendía o los entendía. No nos dimos cuenta de que Olimpia ya estaba con nosotros y pregunto qué adonde llevaban unas escaleras que había. Le conteste que a una terraza y quiso subir, en ese momento llamaron a la puerta, les dije que fueran subiendo, traían bebida que había encargado. Subí y estaban apoyados en una barandilla, señalando leo algo. me acerque y no me puse en la barandilla, me coloque detrás de Olimpia. No tarde mucho en pegarme a su culo. Ella al notarme detrás, no se cortó, echo su culo hacia atrás y lo movió con mucha suavidad, mientras seguían hablando.
Pase mi mano por debajo de su vestido y se había quitado las braguitas, menuda sorpresa que me lleve. Leo no nos veía, pero tonto no era y debía de imaginar que algo estaba pasando. Olimpia de vez en cuando pegaba la barbilla con la parte de arriba de su pecho y bufaba. Me situé a su costado, mis dedos estaban consiguiendo que se pusiera a mil. Aunque era de noche y solo había el reflejo de la habitación, si alguien se asomara de los edificios próximos, que estaban muy cercanos, verían a dos hombres y una mujer, en una actitud como mínimo llamativa.
Podía haber hecho más, pero no quería asustarles sobre todo a ella, quería que se sintieran cómodos y sobre todo que estuvieran al nivel más alto de excitación y morbo de toda su vida. Iba a hacer que se sintiera “indecente” que su moral se evaporara y que solo se sintiera la mujer más deseada. No quería que se corriera, no era su momento y como es algo que se me da muy bien, la llevaba al límite del clímax y cuando parecía que ya estaba, paraba bruscamente y según lo que saliera de su boca, sabia como estaba de excitada. Aunque a la tercera o cuarta vez, expresaba “enfado” sabía que le gustaba el juego. Cada vez me costaba menos llevarla a su límite.
La última vez tuve que parar casi al inicio de mis caricias, me espere mas y ahora me coloque detrás de ella, su marido ya había dejado de hablar y miraba a los edificios de enfrente, aunque seguro que estaba atento a todo. Había mucho silencio, solo roto por alguna conversación de gente que pasaba por la calle. Lo que hice a continuación, fue bien pensado y para provocar mas morbo. Me baje la cremallera del pantalón y lo hice para que se oyera, no fue mucho pero lo suficiente para que los dos supieran que pasaba.
Luego hice ruido con el preservativo y que se oyera el envoltorio. Me lo coloque y levante un poco el vestido de Olimpia, que al notarlo coloco su culo sumisamente en una posición para ser follado por otro hombre distinto a su marido. Pase mi polla por todo su coñito, estuve un rato haciéndolo, logrando de ella gemidos de impaciencia y movimientos de querer follarme ella a mí. Cuando coloque mi polla en la entrada de su coñito, se quedó estática, sin moverse. Me sorprendió lo mojada que estaba y lo estrecha que era. Estaba claro que aunque fuera “grandota” no tenía nada que ver. Fui follándola con mucha lentitud, me gustaba sentir como su coñito atrapaba mi polla y oír como suspiraba, como resoplaba.
Leo ahora si giro su cabeza para ver la expresión de su mujer y cuando le tenía metida la polla a menos de la mitad, di una buena embestida hasta meterla de golpe lo que quedaba, soltando un grito impresionante, pero no de dolor y agarrando a su marido el antebrazo. Su marido le hizo una pregunta muy tonta… “¿Estas bien?” y ella resoplando y con un poco de sarcasmo le contesto… “Buffff… mejor imposible estoy en la gloria y buffff…” esto lo dijo en un tono que pude oír luego se pegó a su marido se dieron un buen morreo y le dijo al oído muy bajito… “La debe de tener como un burro, que bárbaro…”
Me cogí de sus caderas diciéndole… “Así que burro… pues vas a ver lo que hace este burro…” y la folle con un ímpetu exagerado y se corrió a la tercera embestida, pero enseguida ya estaba otra vez y se volvió a correr de tal manera y con tanto escándalo, que unos que pasaban por la calle aplaudieron y eso a Leo le puso nervioso no quería que siguiéramos allí e insistía para que nos metiéramos. Si hubiera sido por su mujer y por mí, seguiríamos allí, pero no quise que se pusiera incómodo.
Me hizo gracia como se acomodó el vestido, como si se acabara de levantar de algún sitio y sin mirarme como fue hacia la habitación, seguida por su marido y yo guardándome la polla. Lo mejor el meneo de culo. Bajamos la escalera y estando abajo, agarre con una caricia potente el culito de Olimpia, empujándola suavemente hacia el sillón. Antes de sentarnos nos besamos, primero “delicadamente” y a continuación con mucha pasión. Paramos de besarnos nos miramos, le dije al oído que su boca me gustaba mucho, entendió mis segundas intenciones, me devolvió una mira picara y caliente.
Me desabrochaba el pantalón sin quitarme su mirada “viciosa” y diciéndome con voz mimosa… “Así que mi boquita te gusta mucho… no sé qué diría mi marido a eso… ¿Tu qué opinas Leo, tengo una boquita bonita o no?” , Leo se había sentado en el único sillón individual que había, junto al mueble donde está el televisor, tartamudeo algo que yo por lo menos no logre entender, pero por su mirada y la erección que marcaba su pantalón, no debía de ser nada malo.
Su mujer se agacho, le ayude a quitarme el pantalón y me quede solo con mi boxers blanco y con un bulto prominente. Le daba la espalada a Leo y ella fue bajando mi boxers de forma pornográfica, haciendo todo tipo de comentarios sobre mi erección, comentarios que iban dirigidos en gran parte a su marido, que no veía nada. Mi polla quedo pegada contra mi pubis y hacia mi ombligo.
Me hizo girarme hasta que quede de perfil a su marido. Se puso a “juguetear” con mi polla, la bajo todo lo que pudo y luego la soltó, saltando como un muelle y le decía a su marido… “Que cosa más salvaje, que dura, te lo había dicho y perdona, pero como un burro…” , la lamia de arriba a abajo, se entretenía mucho y daba como mordiscos, lo acompañaba de chupones y luego se agachaba mas para lamerme y meterse en la boca mis testículos.
Me lleno de saliva por todos los sitios, no dejo nada por lamer y ahora se dirigió a su marido… “Esto es lo que querías ver… pues vas a ver mucho mas… estoy muy cachonda y ya sabes que me pasa cuando estoy así…” y empezó a hacerme una mamada sin freno, la inicio tímidamente pero luego se la metía hasta donde más me pone a mí, hasta su garganta. Su marido la veía perfectamente y sin perder detalle. Estaba de cuclillas y casi se cae, tuvimos que parar y nos fuimos al sillón. Nos besamos y nos metíamos mano. Al intentar quitarle el vestido, se frenó en seco… “Vale, vale… espera, Leo… apaga la luz”
Leo se levantó para apagar la luz y le dije que de eso nada. Ella se puso azorada, decía que no quería con luz. La lleve a la habitación, la cama eran dos unidas, un buen tamaño. Había una mesa y un espejo inmenso. Seguía insistiendo en apagar la luz. Deje encendida la luz de fuera para que entrara algo de luz en la habitación y eso la dejo un poco más tranquila, la verdad que se veía muy poco. Le hice una seña a Leo para que en cinco minutos encendiera la luz.
La tumbe en la cama desnuda y me puse a comerle el coñito, mis manos recorrían su cuerpo y sus tetas eran grandes y con buenos pezones, no la podía ver. Tenía muy poco vello, solo en el pubis, el resto no tenía nada. Le gustaba mi lengua, porque estaba subiendo de intensidad sus gemidos, su marido se sentó junto a ella en la cama, estaba ya desnudo también. Le besaba en la boca y no paraba de preguntarle, si le gustaba, si estaba bien, que como lo hacía… eso la debió de poner nerviosa o que la desconcentraba, porque con un tono seco le contesto… “Me encanta como lo hace, este sabe cómo usar la lengua y puede hacerme lo que quiera… no me preguntes mas…”
Estaba a punto de correrse y como Leo no encendía la luz, estire mi mano y le di un par de toques en su pierna, menos mal que lo entendió, porque encendió la luz y Olimpia lo que hizo fue estirar una mano, agarrar una de las almohadas y taparse la cara. Me gustaba lo que veía, estaba rolliza, pero nada de estar flácida. No tenía muchos kilos de más, los justos. Su marido se agacho, empezó a lamer un pezón y el otro a acariciarlo. Le llego una corrida brutal.
Me puse con su marido, él se comía un pezón y yo el otro, Olimpia gemía cada vez mas y nos decía que era una sensación única, sentir dos bocas a la vez. Le quite bruscamente la almohada, me gusta ver las caras. Ni protesto, me miro como pidiéndome un muerdo y se lo di. Le dije a Leo que era hora de que nos folláramos a su mujer y no entendimos su postura cuando le oímos decir… “No… es hora de que tu te la folles y yo solo escuchar, no me miréis así… es una fantasía y seguro que Olimpia se desenvolverá mejor” no espero a saber que opinábamos, se fue al baño y cerro la puerta. Olimpia y yo nos miramos y nos sonreímos.
Me coloque el preservativo y nuevamente jugué con su coñito rozándole mi polla, como ella estaba boca arriba, nos veíamos perfectamente y veía como se mordía los labios, como hacia ruidos con su boca y como levantaba su cintura, elevándose para que mi polla se metiera en su coñito. No me canso de decirlo, no hay nada mas cachondo que ver a una mujer completamente deseosa de una polla. Fui metiéndole la polla con mucha delicadeza, aunque sabia que eso no era lo que ella quería. De forma imprevista y con mucha agilidad, paso sus piernas por mi cintura y ahora si se clavo mi polla de golpe, la fuerza de sus piernas era increíble, como me atrapo.
Ella quería mas ímpetu en la follada, no me lo decía pero no hacia falta, por sus movimientos y su cara lo sabía. Me daba igual lo que ella quería, se lo daría cuando yo quisiera. Me quiso provocar diciéndome… “Te hacia mas… fuerte, mas… impetuoso, mas…” le metí un buen par de embestidas profundas soltando un… “AAUUUUGGGGG… SIIIIIII…” y volví a mi lentitud, solo lo hice para que se diera cuenta de que podía hacerlo y que lo haría cuando yo quisiese. “Enfadada” me dijo… “Eres un… CABRONAZO… eso no se me hace a mi…” y sonriéndola en su cara le respondí… “Si lo soy, igual que tue eres muy PUTA y tu marido ni se lo imagina, segura que estabas deseando follar con otros y te has hecho de rogar… ¿VERDAD QUE SI PUTA?” , esto ultimo lo dije para que su marido no tuviera que esforzarse en oírme.
Olimpia movía la cabeza afirmativamente pero eso su marido no podía verlo, así que agarre sus pezones y con cierta rudeza los aprete diciéndole que no me había contestado y ella entonces… “VALE SI… tienes razón, me has calado… GRAN CABRONAZO” . Ahora íbamos por donde quería, ya se estaba soltando del todo. Empezó a cerrar sus ojos, a apretar sus labios y saque mi polla, abrió los ojos con furia, se creía astuta, estaba a punto de correrse y se creía que no em daría cuenta.
Me baje de la cama y ahora con un poco de “rudeza” controlada hice que se levantara ella también, que me miraba con desconcierto y no lo empezó a entender hasta que la hice apoyarse sobre la mesa que había junto al espejo, le dio corte en un principio y cuando iba a protestar y agarrándola del pelo con decisión… “Mírate puta, vas a ver como te follo, vas a ver la cara de zorra que tienes y ahora si tendrás lo que querías” , estando así, mirándome a través del espejo y dudando que decirme, le metí mi polla de golpe, de solo una embestida.
La empotraba contra la mesa y algunas veces parecía que se iba a dar contra el espejo. Intercambiaba mis embestidas con azotes en su culo. Algo que le sorprendió porque no se lo esperaba y al preguntarle… “¿Qué pasa nadie ha azotado este culo de zorra que tienes?” , ella con voz temblorosa por la excitación y viéndose reflejada en el espejo… “Nooooooo…” lo decía con sumo placer. Percibía que se iba a correr, le caía hasta saliva. Su cara era puro morbo. Aumente mis embestidas, largas, profundas y rápidas. Me agarre a sus tetas que se balanceaban y apretando sus pezones le decía… “Vamos puta que el cornudo de tu marido te oiga correrte y dile de quien eres puta vamos… VAAAAMOS…” y empezó a correrse… “AAAAHHHH… SI, SIIII… ME COOOOORRO… SIIIIII… ¡SOY TU PUTA! Pero por favor NO PARES…”
Fue una corrida de alto nivel y ni me salí ni me pare. Seguí empotrándola salvajemente. Al rato vi en su cara otra vez que estaba en situación de correrse de nuevo o muy cerca de ello. Me salí en el momento justo, agarre mi polla y la coloque en la entrada de su ano. Olimpia me medio grito … “NO JODAS… la tienes muy grande para darme por ahí, que la de Leo es muy delgadita, comparada con la tuya”** no la hice caso, di un pequeño empujón, gracias al propio lubricante del preservativo y a lo mojado que esta de ella, entro bien pero apretado.
Es como mas me gustan, así apretados. Agarre bien su cabello y tire hacia atrás, haciendo que su cabeza se levantara, que no estuviera agachada, quería ver su cara mientras mi polla le llenaba el culo. Aunque sabía que había practicado sexo anal, no quería hacer daño ni ser brusco, sin prisa pero sin pausa. Metía un poco de polla y sacaba un poco, hasta que ella mirándome retadora al espejo me dijo… “¿Es que te has vuelto maricón y por eso vas tan despacio?” , no tenía que decir más… lo que quedaba se la metí de golpe hasta que nuestros cuerpos se tocaron y ella gritaba… “SIIIIIII… HIJO DE PUTA… VAMOS AHORA NO TE PARES” , que manera de tragarse ese culito mi polla. A veces hasta me dolía, por lo que a ella también le pasaría lo mismo, pero cada vez estaba mas fuera de si y diciendo mas barbaridades.
Si seguía así nos echarían del aparta hotel. Porque ahora se dirigía a su marido… “Leo escucha… como me follan mi culo, madre mía que bruto… AAAHHHHHH… QUE BUENA IDEA TUVISTE… TE QUIERO… AY, AY, AAAYYYY… ME CORRO…” y se corrió mas ruidosamente que la otra vez. Vi por en el espejo que Leo había visto algo, porque lo vi con la polla ya flácida y un trozo de papel higiénico en la mano. Saque mi polla totalmente hinchada del culito de Olimpia y la hice sentarse en el borde de la cama, me quite el preservativo. Estaba a punto de correrme poco me hacía falta.
Y así fue, se la metía hasta la garganta y la sacaba dejando solo una parte dentro, así varias veces, hasta que me agarre de su cabeza y ella sabía lo que venía a continuación. No se quito y apretó mas sus labios, me empecé a correr y grite lo que no estaba escrito, tanto grite que Leo se acerco a mirar. Acabe de correrme y Olimpia seguía con mi polla en la boca, estuvo un buen rato. Una buenísima mamada y lo remato cuando al sacarse la polla, tenia un poco de semen por la comisura. Lo cogió con un dedo y se lo metió en la boca, chupándose el dedo de forma lasciva y mirándonos a los dos.
Los primeros que nos tumbamos en la cama a “reposar” fuimos ella y yo. Leo se tumbo a lo ancho en los pies de la cama, poniéndose de costado y fue el primero en romper el silencio…
LEO.- Para mi ha sido una pasada y eso que no lo teníamos preparado.
YO.- Estoy de acuerdo contigo y añado que tienes una mujer estupenda. QUE MUJER…
OLIMPIA.- Pues estaba un poco cortada… jajaja… de verdad. Y ya que tenemos confianza Carlos. Dos preguntas y te adelanto que la respuesta no me hará cambiar en nada… ¿Cómo es que la tienes tan caliente, es normal? ¿Siempre echas tanto semen? ¿Siempre aguantas tanto o tomas algo?
YO.- Jajaja… tener la polla caliente, por lo menos en mi si es normal. Si me corro mucho y no se si es por la alimentación o porque, ni idea. No tomo nada para aguantar, simple ejercicio y concentración. No eres la única que me ha preguntado por eso.
LEO.- Me habéis dejado en fuera de juego.
OLIMPIA.- Pues hijo… que se le pone ardiendo y eso hace que se note mas, que sea mas excitante y especial. Lo otro, que se corre como si fuera una manguera, pero lo mas curioso que no le sabe fuerte y sabe bien.
YO.- Ves a eso si te puedo contestar, según la alimentación sabe de una manera o de otra. Por ejemplo si comes espárragos sabe bastante más fuerte.
Se nos había echo ya bastante tarde y era hora de ir pensando en marcharse. El primero que se empezó a vestir fue Leo, claro él poco movimiento había tenido. Olimpia ahora como si estuviera vergonzosa, cogió su ropa de donde había caído, la apretó contra su cuerpo y se fue al baño. Leo trato de enrollarse conmigo, quería hablar y le hice una seña de que ahora venia. Me metí en el baño con Olimpia. Ni se enteró hasta que cerré la puerta, la ducha no era muy grande para lo que yo quería pero…
Olimpia puso cara de niña mala, se dio la vuelta y siguio duchándose. Abrí la puerta me metí con ella y fue ella misma la que agarro mi polla, se agacho un poco, que tampoco podía ser mucho por el espacio, se coloco la polla en la entrada de su coñito y antes de hacer nada le dije… “¿Te habrás dado cuenta de que no llevo preservativo?” y ella se llevo un dedo a los labios, señalándome silencio y después… “Solo el tiempo justo para que se te moje bien y me lo hagas otra vez por detrás” , menudo zorrita que era, me la estaba follando a tope y al darse cuenta de que entro su marido, se movió de tal manera que se saco mi polla.
Nos salimos de la ducha y allí mismo, delante de su marido volvimos a follar, porque Leo había traído un preservativo. Se había sentado en el inodoro. Su mujer estaba apoyada en el mueble del lavabo y me la follaba con fuerza. En un momento dado me pare, aunque no la saque, hice que se girara y pusiera sus manos en los hombros de su marido. Ahora la follaba con mas lentitud, con profundidad, para dejar que su marido lo sintiera también. Ella intento besarle, estuvo reacio, imagino que por haberme corrido en su boca. Al final se enzarzaron a besarse, intercambiando mucha lengua.
Aumente mis penetraciones. Les empezaba a costar besarse y le decía… “Dile a Leo como te sientes, zorra, que sepa lo cachonda y puta que eres” , igual que cuando estábamos solos me obedecía, ahora era remisa a hacerlo. Por eso delante de sus marido, empecé a azotar su culo, con la diferencia que esta vez no fui tan suave como antes. De vez en cuando colocaba la palma de la mano de una manera, que hiciera el azote mas sonoro que doloroso. Los intercambiaba. Ella se animó… “La culpa es tuya Leo, te dije lo que me pasaba cuando me ponía y este es un salvaje follando”
Ya estaba donde quería, la zote un poco mas y le dije… “Quiero que te oiga tu marido, dile de quien eres puta y dile que follaremos más” , a eso se resistia, ni el aumento de azotes y se me ilumino la bombilla, deje de follarla y ella me entendió. “Lo siento amor pero ahora soy su puta y cuando volvamos a follar, porque tu me lo pedirás, lo volveré a ser” y Leo acariciaba sus tetas, pellizcaba sus pezones y le respondía con voz suave… “Eso ya lo sé, todo ha cambiado para bien… no te preocupes, tu solo goza” y ella se agarro a su cuello mientras me la follaba como ella quería, bestialmente. Menudas corridas se daba la mujer y eso que decía que estaba un poco cortada, tenia que ser el no va más, sin cortarse, se pegó una super corrida.
Otra vez que se puso a hacerme una mamada, lo único que esta vez estaba de rodillas. Leo se quiso ir para dejarnos mas libertad y ella le pregunto… “¿Quieres ver como se corre en mi boca?” , no contesto pero los ojos le hicieron chiribitas. Le hizo sentarse y le dije que me dejara, que si no tardaríamos mucho. Me pajeaba delante de ella, de vez en cuando metía mi polla hasta la garganta y hacia como si me la follara. La volvía a sacar y me pajeaba de nuevo. Hasta que la avise, saco todo lo que pudo su lengua y coloque mi polla cerca. Leo miraba muy pegado. Tuve una buena corrida en su boca, menuda glotona que era. Leo se quedo con la boca abierta. Cuando acabe de correrme salí a por mi ropa.
No cerré la puerta a cosa echa. Ella quería besarle y el no quería, miraba hacia la habitación. Al final venció ella, le dio un beso suave y el se quito rápido. Olimpia volvió a besarle y esta vez el beso si fue largo y caliente. Al terminar ella dijo… “Ya has cumplido otra fantasía. ¿Te ha gustado mi beso?” , Leo se hizo el remolón contestándole… “No ha estado mal” , ella se echó a reír se acercó a su oído le dijo algo que no pude oír. Ella se incorporo y le dijo… *“¿Qué dices? ¿Estamos a tiempo?”* el dudo por lo que fuese y dijo ya veremos otro día.
El salió del baño y hablamos los dos. Estaba satisfecho y me dijo que podíamos quedar otro día con mas calma. Quedamos en que nos llamaríamos para quedar y no ha podido ser por lo del confinamiento por el virus, aunque si hemos hablado. También me ha propuesto hacer ciber pero… no estoy de momento por la labor.