De visita en Irlanda
Carola y Alejandro van de vacaciones a Irlanda. Hace ya varios años que no ve a su tía Evet la mejor amiga de su madre, al verla queda flechado irremediablemente y hará todo lo posible por tener a esa pelirroja en su cama...
Evet Fergunson, una mujer de 39 años de edad originaria de Irlanda pero que a sus 18 años fue traída a América por su padre en un viaje de negocios. Desde ese momento se enamoró de Latinoamérica y decidió estudiar castellano y vivir unos años en Colombia, allí conocería a Carola una linda colombiana con la cual haría clic y serían las mejores amigas por muchos años y que hasta el sol de hoy seguirían en contacto. Los hijos de Carola la conocen como la tía pelirroja por su característico físico y belleza; Esa descomunal melena rojiza como el fuego y un cuerpo curvilíneo, firme a pesar de su edad combinado a dos jugosas tetas bien posicionadas le dan una forma hermosa de guitarra. Separada de su único esposo se dedicó como su amiga a la cría de sus gemelos que hoy ya son mayores de edad y viven lejos de ella. Ese día recibiría a su mejor amiga que venía desde Colombia a Irlanda para pasar las vacaciones junto a ella y así disfrutarse, Carola quién venía con su hijo menor Alejandro, que Evet solo vio hasta que tenía 8 años porque luego de eso se vino a vivir a su natal Irlanda. Desde ayer estaba limpiando bien la casa y preparando los dos cuartos para sus invitados, escuchaba música mientras terminaba de retocar las paredes, arreglando las sábanas, las camas y todo lo demás. Estaba muy animada, hace tiempo no le hacían compañía en su casa y por estos días su mejor amiga estaría a su lado. Recordó sus épocas de colegialas, sus amores de adolescencia y soltó varias lágrimas nostálgicas –No es momento para estarse lamentando pues- Limpió bruscamente sus ojos y de pronto sonó el timbre, habían llegado. Corrió a la puerta para abrirla,
-¡MUJER DE FUEGO!- Su amiga la abrazó con fuerza, se estrecharon un buen rato, hacía ya casi 10 años que no se veían. La roja acarició la mejilla de su amiga y sintió varias lágrimas escurrir por sus mejillas, Marta igualmente lloraba profundamente –Me hiciste tanta falta mujer, no tenías que haberte venido de Colombia-
-Y tú a mi reina morena- La volvió abrazar con fuerza para luego separarse –Lo sé pero criar a mis hijos implicaba el venirme para acá y sobre todo mi familia- Pagó el taxi y el hombre se retiró, pero quedó mirando a todos lados -¿Dónde está Alejandro?-
-Ese niño viene en el siguiente taxi, se le olvidó el celular y se devolvió como un rayo al aeropuerto- Ambas estallaron en carcajadas y se adentraron a la casa –Vaya, tu casa sí que es hermosa- Dejó las maletas a un lado y se sentó en unos de los muebles.
-Vente Caro, te llevaré a tu cuarto, preparé a otro para Alejandro. Así los dos van a estar bien cómodos y no tienen que compartir habitación- La morena asintió y caminó a su lado para adentrarse en el cuarto sería para ella. Dejó las maletas a un lado para retirarse los tacones, el viaje había sido duro y lo que quería era despojarse de esos zapatos. Se cambió de ropa y junto a Evet acomodó todo en su closet.
-¿Cómo están las cosas por allá?- Evet terminó de cerrar la maleta y se sentaron en la cama.
-Bueno, bien gracias a Dios, ya sabes trabajando y criando a Alejandro que es el menor. Vine a parir vieja y me queda este mocoso- Estallaron en carcajadas y Carola le dio un golpe en la mejilla –Tú estás más hermosa, la edad te está sentando perfectamente-
-Hasta mis hijos me han dicho eso ¿De verdad me veo bien?- la morena le asintió riéndose.
-Divina, ese cuerpazo natural que se te ha formado luego de dar a luz, a mí se me formó pero que va, no se compara con el tuyo- Le apretujó las tetas suavemente para luego reírse.
-Deja chica, ¿Tú crees que eso no duele?- Le quitó las manos y ambas bajaron a la sala cuando escucharon el timbre sonar.
A buena hora se le vino a quedar el celular, maldecía por dentro pero se controlaba porque no deseaba verse como un idiota. Tuvo que correr detrás del vigilante, identificarse mil veces y hacerle saber que era el verdadero dueño ¿Enserio tanto protocolo? Por un momento quiso darle un puñetazo en la cara y arrancarle el celular pero sabía que si lo hacía iba preso y eso era lo que menos quería. Luego que le dieron el celular caminó rápidamente hasta la estación del taxi y se subió al taxi, agradeció tener a su tía Evet que les enseñó inglés, luego su madre los inscribió en un instituto para reforzar el conocimiento. Hoy a sus 19 años era fluidamente un bilingüe que hablaba los dos idiomas perfectamente, al llegar a la casa pagó el taxi y se dispuso a tocar el timbre.
-¡Allá vamos!- Esa voz le era familiar, la tía Evet abrió la puerta, que mierda ¿Esa mujer era la mujer que recordaba? Aquella belleza irlandesa le sonreía con emoción, bajó toda su mirada por el cuerpo de la mujer, tan turgente y voluptuosa y esas tetas, Dios, mejor que cualquiera que haya visto antes, amenazaban con salirse del escote corazón –¡Amado Sobrino!- Tuvo que agacharse para alcanzarla, después de todo era más baja, esta lo apretujó contra ella dejándole sentir aquel cuerpo tan bello -¡Dios mío! Que grande estás, tan guapo, tan parecido a tu madre- Acaricio su mejilla y este en respuesta tomó su mano para besarla-
-No se diga de ti tía, estas hecha todo un mujeron. La edad te ha sentado de maravilla-
-Ay otro que me lo dice, gracias mi tesoro lindo. Vamos pasa, estás en tu casa- Alejandro pasó para ver a su madre desganado.
-Mamá casi golpeé al guardia, no me querían dar el teléfono porque debe ser que me veían la cara de ladrón-
-Eres latino hijo, es lo normal pero bueno ya estás en casa- Su madre besó su frente –Ve a cambiarte a tu cuarto y quítate todo ese ropero.
-Tiene razón, ven sobrino lindo te llevaré a tu cuarto- Se adelantó y Alejandro tuvo la perfecta visión del culo de su tía, Dios, esta mujer estaba como quería. Lo miró concentrado, las nalgas rebotando a medida que caminaba y por un momento se la imaginó en 4 gritando mientras él le daba bien fuerte –Aquí amor, cámbiate y ponte cómodo ¿Todo bien?- Lo sacó de sus pensamientos haciéndolo mirar a otro lado.
-Si claro, gracias tía. En un momento estoy con las dos, menos mal aquí hay calefacción porque afuera hace un puto frio-
-Sí, mi país es muy frío ¿Ya comiste? ¿Se te antoja algo?- El tono inocentón de su tía lo hizo sonreír, claro que se le antojaba, ella.
-Sí, una buena cuca- Su tía lo miró impactada –Mal pensada, de esas que hacemos en Colombia de panela y harina-
-Ay perdón, que horror de mi parte hijo- Los dos estallaron en carcajadas –Te espero abajo-
No se había equivocado, eso que pensó ella era lo que él deseaba pero bueno, se quitó las ropas, y se colocó una camiseta negra junto a mono deportivo gris, su pasamontañas negro y bajó para encontrarlas a las dos bebiendo una copa de vino.
-Par de borrachas- Las sorprendió a las dos y estas lo miraron divertidas.
-¿Quieres un poco amor?- Su madre le dijo para ofrecerle una copa, la tomó y se lo mandó de un trago directo –Niño, bebe más despacio-
-Esas son ustedes que beben de a poquito- Se acercó y abrazó a su tía Evet –Mi tía es tan hermosa- En respuesta la pelirroja le acaricio las mejillas y se las llenó de dulces besos maternales, eso era lo que deseaba que lo tocara ¿Por qué sentía así mirándola? O peor ¿Por qué la deseaba?
-Mi pequeño Alejandro ahora es un gigante, este niño como creció- Alejandro se sentó en uno de los bancos al lado de su madre.
-Idéntico a su padre, es el que más se parece, ni su hermano mayor-
-Esa es la pura verdad, es idéntico a Daniel- Se levantó y caminó hasta la cocina -¿Quieren comer algo mis amores?- Ambos asintieron –Vale, hice para vosotros Irish Stew- Sacó dos platos y procedió servirles el guiso con un poco de arroz.
Pasaron la tarde conversando amenamente, cada quien se fue a dormir a eso de los 11:00 pm porque estaban cansados. Evet se quedó arreglando las cosas para luego subir y acostarse. Estaba tan feliz con que su casi hermana estuviera en la casa que se levantó temprano para hacerles el desayuno. Un típico desayuno irlandés le esperaba en la mesa, ella veía por la ventana con una taza de café negro dulce.
-Buenos días tía- Alejandro la sorprendió.
-Hola mi amor ¿Dormiste bien?- Se acercó y besó su mejilla –Siéntate a comer corazón-
-Vale, gracias ¿Mi madre no ha bajado?- Miró a todos lados pero luego de un rato Carola venía vestida.
-Buenos días mis amores-
-Buenos días reina morena ¿Qué tal dormiste?- Se sentaron los 3 a desayunar.
-Genial amor, descansé como una reina ¿Y tú hijo?-
-Como un bad boy después de coger toda la noche- Ambas lo vieron con cara de impacto –Vale, dormí bien, quiten esa cara de asombro-
-Estos jóvenes y sus términos extraños- Evet comenzó a reírse.
-Si lo vieras en Colombia, es todo un don juan, las chicas se mueren por él- Su madre la miró picara.
-Mamá cállate, no me expongas así- Evet soltó la carcajada.
-Pero es que mi sobrino está hermoso, es un morenito bien tiernito y guapo ¿Verdad mi amor?- Su tía le guiñó el ojo y el mencionado asintió.
Ese día los tres salieron por la ciudad de Dublín, las mujeres iba animadas pero Alejandro iba indignado por tanto frío, le molestaba tanto que iba en silencio. Su tía lo tomó de la mano y lo empujaba a que caminara más rápido, se tomaron fotos, comieron en los restaurantes. Se burlaron de Carola que conoció a un hombre que la invitó en la noche a una cita, su hijo y la pelirroja le hacían señas que dijera que sí hasta que esta accedió. Ya en la tarde volvieron a la casa para ayudar a la morena a prepararse para la cita, Evet sacó de su closet un vestido de satén rojo hasta las rodillas, se quedaría con Alejandro mientras ella regresaba, lo más probable es que llegara mañana. Estaba muy animada, la ayudó a prepararse para luego despedirla junto a Alejandro.
-¡Diviértete amor mío!- Evet la saludó con entusiasmo.
-¡Cógetelo mama!- Evet le dio por la cabeza, agradeció en ese momento que sus vecinos hablaran inglés o irlandés solamente -¡¿Por qué me pegas tía?!-
-¿Cómo se te ocurre decir eso niño necio?-
-Porque es la verdad-
-Pero bueno, ¡Métase para la casa pues!-
-¿Usted no? ¿Hace cuánto no te…? ya sabes tía-
-Eso es confidencial señorito, a callar y para adentro-
-Ay sí, la tía santa que no tiene hijos-
-¡Nada! Vamos adentro- Lo jaló del brazo para cerrar la puerta –Ojalá tu madre se divierta, hace años no tiene una cita-
-Sí, ojalá coja para que venga de mejor humor- Evet se agarró las caderas viéndolo molesta.
-Dios… Estos jóvenes de hoy en día- Negó con la cabeza para caminar hasta la cocina, Alejandro pasó corriendo y le dio una nalgada haciéndola brincar –¡Bueno muchachito compórtate! Dios, ahora entiendo porque Marta dice que eres bastante tremendo ¿Quieres cenar?-
-Claro ¿Qué me darás?-
-Huevitos fritos, queso, pan y compre plátanos porque sé que le gustan. ¿Te frio unos cuantos? Alejandro asintió y se dispuso a ver su celular.
Evet se concentró en cocinar, estaba tan a gusto con sus visitantes, giró para verlo metido en el celular. Alejandro había crecido muchísimo, la sobrepasaba por mucho y se había puesto muy apuesto, terminó de hacerle la cena para luego besar su frente, comieron y conversaron otro rato.
-Bueno mi cielo yo me retiro a dormir, no soy de desvelarme- Se levantó del sofá para arreglar su vestido y subir las escaleras –Ya sabes que la clave del inter está allí en la mesa por si la necesitas-
-Dale tía, buenas noches-
Entró a su cuarto y se dispuso a ducharse para colocarse un pijama corto hasta sus muslos, dejando ver su hermosa piel blanca llena de pecas al descubierto. Peinó y cepilló su cabello para hacerse una coleta y meterse en la cama. Escuchaba algo de música a lo lejos, supuso que era Alejandro, era joven podía resistir pero ella no, ya no tenía tanta resistencia. Sin pensarlo se quedó dormida un buen rato, sus ojos se abrieron de pronto al recordar que le había dejado un cereal a su sobrino y no le dijo.
-¿Estará despierto? son las 2:37 am- Se levantó y caminó por el pasillo dándose cuenta que este estaba cantando, si estaba –Mi amor disculpa, se me olvidó decirte que en la mesa te dejé…- Al entrar quedó petrificada, tenía los ojos cerrados y se estaba pajeando fuerte, cantaba un poco pero eso no fue lo que le llamó la atención, sino esa polla que su mano estimulaba, no podía moverse solo estaba allí parada contemplando la escena. Esa dura verga se le marcaban las venas, mucho más grande que cualquiera que haya sentido en su vida, sus mejillas se coloraron y su cuerpo se estremecía ¿Se estaba excitando acaso? No podía ser, le llevaba 21 años a esa criatura, quería irse pero no podía, solo miraba como Alejandro disfrutaba, gemía y movía su mano.
-¡MIERDA!- La repentina reacción de este la hizo brincar y cerrar la puerta de un golpe seco. Corrió a su habitación y cerró igual la puerta para sentarse en la cama nerviosa ¿Por qué se había quedado allí como una estatua en vez de irse? Quería darle algo, se acariciaba el pecho respiraba acelerada.
-Tía, ¿Estás allí?- Intentó abrir la puerta pero tenía cerrojo. Evet se acercó y abrió algo sonrojada.
-Si amor… Yo lo siento mucho, no fue mi intención interrumpirte y menos que pienses que te espiaba-
-Tranquila, no pasa nada. Yo dejé la puerta abierta ¿Estás bien?-
-Si claro, ve a seguir con tus cosas. En el mesón te dejé una caja de cereales y en la nevera hay leche por si quieres-
-Está bien, no tengo hambre ¿Desde cuándo estabas allí parada?-
-Pues como dos minutos, creo- Caminó y se sentó en la cama –Enserio pequeño perdón, que vergüenza- Alejandro cerró la puerta con seguro, Evet lo vio con el ceño fruncido.
-Te dije que no te preocupes, ¿Te gustó lo que viste?-
-Bebe no, ¿Cómo voy a pensar en eso?-
-Seamos sinceros tía, usted una mujer que está como quiere- La tomó de las caderas y la recostó de golpe en la cama, esta se quedó impresionada.
-Alejandro… ¿Qué haces?-
-Dígame ¿Le gustó lo que vio allí?- Abrió sus piernas con su rodilla para acercarse y verla muy de cerca –Responda pues-
-No…- Mintió y giró su cara pero este la tomó del mentón haciendo que lo mirara.
-A mí no me mienta tía, puede decirlo con confianza que le gustó la polla de su sobrino- Susurró estás palabras en su oído haciéndola estremecer.
-Esto no es correcto, te llevo 21 años eres como un hijo. Deja de decir sandeces-
-Estoy seguro que la voy hacer gozar mejor que cualquier macho que haya tenido-
-Tienes 19 añitos, no creo que tengas tanta experiencia-
-Me he cogido muchas chicas tía, ni se imagina cuantas, incluso una muy cercana a usted- Su risa resonó en la habitación –Sin mucha habladera- Bajó hasta su cuello para lamerlo y mordisquearlo suavemente –Déjese de resistir que igual la voy a coger-
-No tesoro, no hagas eso, está mal-
-Mal estaría que no me la coja y la haga sentir placer- La besó con fuerza y abrió esa pijama, esas tetas Dios mío.
-¡Alejandro!- Trató de detenerlo pero esa casi imposible, que fuerza tenía, dejó escapar un sonoro gemido al sentir como sus rosados pezones eran apretujados por esas manos jóvenes, era vigoroso y muy viril. La levantó para sentarla sobre él y contemplarla.
-Deje la resistidera, la quiero bien entregada, bien puta para mí- Aquel vocabulario la encendió, pensaba que se sentiría ofendida pero no.
-Pero bebe esto no…- Le cayó la boca con un beso, seguido de otro y otro mientras le apretujaba ese dulce culo y la nalgueaba.
-¡Cállese!- La azotó varias veces haciéndola gritar por el ardor en su culo –Disfrute y más nada ¿vale?- El coño de Evet estaba húmedo, su pequeño sobrino ahora la trataba como una puta y eso le estaba encantado.
-¿Cerraste bien la puerta?- Susurró algo apenada y Alejandro asintió.
-No se preocupe, vamos a gozar- La ayudó a quitarse el pijama dejándola solo en una tanga verde, joder era mejor de lo que se lo imaginaba. Podría tener 39 años pero esta mujer estaba más buena que cualquier otra chica, enterró su cara en esas dulces tetas para lamer con lascivia el nacimiento, se desvió a la teta derecha para lamerla toda y azotar con su lengua el pezón. Ante esto Evet se arqueó y gimió alto, bajó su mano hasta el bóxer de Alejandro para tantear esa gruesa polla. Alejandro meneó sus caderas en su mano sonriéndole y sin dejar chupar su pezón, este chico ardía y sabía lo que hacía. La giró para estamparla contra el colchón –Abra las piernas tía, quiero ver ese coño- Evet abrió las piernas dejándole ver ese montículo de pequeños vellitos pelirrojos, estaba húmeda, tanteó esa húmeda con sus dedos para luego azotar con fuerza ese coño –Como voy a disfrutar cuando te la meta tía-
Evet acarició su mejilla y lo jaló contra ella, ya bastaba de tanta negación, sabía que algo cambiaría pero qué más da. Le bajó el bóxer, liberó esa erección y en respuesta Alejandro metió su dedo en ese coño que lo recibió gustoso, se volvieron a besar pero esta vez con más lascivia, las lenguas chocaban e hilos de babas se comenzaban a ver por la intensidad, no iba a ser un sexo romántico, Evet chupó la lengua del chico y este se separó para escupir esas tetas y regar con lengua la saliva por ambos pezones. Se quitó el bóxer para tomar la mano de la mayor y llevarla hasta su polla, ante esto la mujer comenzó a pajearlo con rapidez, la boca se le hizo agua al sentir lo duro que estaba, le sentía las venas y palpitaba en su mano.
-Porque no lo mamas tía- Se levantó y se paró al borde de la cama, Evet se agachó y este restregó esa polla por sus labios haciéndola sentir como una zorra –Siéntala tía puta- Evet abrió su boca y este la golpeteó contra su lengua, ante la caricia la pelirroja la metió toda a su boca, el joven gruñó al ver como engullía todo su mástil. La chupo un momento para abandonarla y bajar hasta sus huevos, los tomó ambos en su boca para chuparlos y escupirlo, estaba excitada y hace años que no se sentía tan bien. Abrió su boca y la metió a su boca dejando solo los huevos afuera, recordó esas fantasías de mamar una polla dura y grande, movía su cabeza hacia adelante dándole una mamada rápida y húmeda, Alejandro la tomó de la coleta para impulsar más su cabeza contra su polla, joder que buena mamadora resultó la tía Evet. Sentía como esa boca le daba un placer riquísimo, la pelirroja usaba su lengua para tocarle la punta y lameteársela produciéndole el doble de placer.
Apoyó sus manos en el suelo para resistir las embestidas en su boca, Alejandro la mantenía sujeta del cabello y metía una y otra vez su polla en su boca de una manera rápida, la saliva resbalaba por su mentón y sus ojos rápidamente se sentían lloros, varias arcadas afloraron por lo que Alejandro la sacó, ante esto Evet se acercó a lamerla, bajó de nuevo hasta los testículos babeados de su saliva, uno a uno los estimulaba y gimió al sentir como su sobrino hurgaba en su culo y coño, la nalgueó. Lo colocó entre sus tetas y comenzó a darle una rusa rápida y con su boca lamia y chupaba la punta, el moreno la tomó del cuello inclinándola hacia arriba para besarla con lasciva y continuar cogiéndole las tetas, le apretaba los pezones a medida que subía y bajaba para luego sacarla y metérsela de golpe en la boca, la recostó del borde de la cama y apoyando su pierna en el colchón comenzó a follarle la boca con fuerza, Evet masturbaba su coño y resistía las ganas de vomitar, que rico, al fin alguien la cogía como lo deseaba, la dejó dentro de su boca unos segundos haciéndola llorar, hizo varias arcadas y se la sacó de golpe haciéndola escupir saliva.
-Ven acá puta- La levantó y la subió en el colchón para abrirle bien las piernas. Dejó escapar un sonoro grito al sentir como la boca de Alejandro ahora la azotaba.
-Dios Alejandro, que boca tienes- Se miraron y este se concentró en devorarle el coño, con ambos manos abrió bien sus labios íntimos para escupirla allí y lamerla toda, con lascivia y de una manera salvaje. Beso su coño como si de una boca se tratase para luego mover su lengua con frenesí contra el coño de su tía. Las manos de Evet fueron a parar a la cabeza del menor impulsándola a que tomara más de ella, movió su boca de un lado a otro gruñendo, la miraba con ansias y eso la desarmaba ¿Ese chico era su amado sobrino? Metió un dedo dentro de su coño para comenzarla a pajear sin descanso, la roja gritaba y se arqueaba con mucho fuerza pero esto no impedía que Alejandro siguiera con su labor, le dio varias cacheteadas en el coño, la miró y se acercó a ella.
-¿Quiere polla ya tía?- Evet asintió ansiosa –Dígalo en voz alta pues- La comenzó a rozar con fuerza entre los labios de su coño.
-Mete tu polla en mi coño bebo Ale- El aludido sonrió y se enterró de golpe en ese coño deseoso, le dio varias estocadas haciéndola delirar, estaba cerrada por el tiempo sin coger y esto aumentaba la fricción de las estocadas de Alejandro, una y otra vez la embestía, esas tetas deliciosas rebotaban en su cara, las chupaba con fuerza sin dejar de embestir ese húmedo coño que lo recibía gustoso y destilaba fluidos hasta el punto de mojar la cama. Evet estaba sumamente excitada, sus manos recorrían la espalda del menor e impulsaban sus caderas contra ella haciéndolo que aumentara el ritmo.
-Vamos a disfrutar aún más tía- Sacó la polla de su coño y la metió de golpe en su culo haciéndola gritar y empujarlo. Ahora la cogía sin ninguna piedad por su ano, sus dedos la pajeaban a medida que la polla entraba y salía de su culo apretado que se iba dilatando con cada estocada, le abrió bien las piernas y con las manos apoyadas en el colchón la cogía muy fuerte, la pelirroja se aferraba detrás de sus hombros y gritaba como una loca ante el salvaje trato de su sobrino. La dejó en cuatro y sin sacar su polla del culo de su tía la volvió a embestir duramente, se inclinó y saboreaba su espalda, con sus manos apretujaba sus tetas y las meneaba. Su tía estaba más buena que cualquier jovencita que se había follado, estaba cerrada en ambos hoyos y era el primero en muchos años que la hacía sentir tan bien –Dilo tía, que eres mi puta-
-Soy la puta de mi bebe Alejandro- Sus ojos estaban algo desviados hacia arriba por semejante placer anal, la polla gruesa la abría y la golpeaba en lo más hondo de su cavidad, aquello le producía un placer indescriptible. El chico la azotó fuerte para luego sacar su polla de su coño y sentarse.
-Venga, cójase usted misma con mi verga- Evet se subió sobre él y se empaló suavemente, como iba a disfrutar de ver esas tetas rebotar –Venga, muévase- Se aferró a la cintura de la mayor y la ayudó a moverse rápidamente.
Evet comenzó a empalarse cada vez más rápido, el coño y el culo le dolían por semejantes embestidas pero eso no le importaba, estaba tan cachonda que quería más. Apoyó sus pies en el colchón, le rodeó el cuello con ambos brazos y comenzó a saltar con frenesí, Alejandro maldijo al sentir esos movimientos y la nalgueaba muy duro, mordía sus tetas cada vez que le pegaban en la cara para luego bajar sus manos hasta la cintura de la mujer y ayudarla a que brinque aún más. Que cogida tan descomunal estaban teniendo, la rojiza se detuvo y comenzó a menearse sensualmente con su polla dentro haciendo que esta rozara todas sus paredes.
-¡JODER! Que delicia tía- Besaba sus tetas y su cuello para luego buscar su boca, se besaron largo rato y en un fuerte empujón la recostó de nuevo en la cama. No le dio tregua y se la metió sin esperar para embestirla con la fuerza que le quedaba, estaba cerca de correrse y sentía que ella también. Chupaba como un desquiciado esas tetas jugosas, se estrujaba contra ella y meneaba su verga dentro de una manera lujuriosa. Su vigor tenía impresionada a Evet que yacía algo cansada, no era para menos seguirle el ritmo a este niño no era fácil. Azotaba ese coño una y otra vez sin piedad, haciendo que los cuerpos resonaran y el sonido se regara por todo el lugar, una, dos, tres, cuatro, cinco y sin parar hasta soltar un grito gutural y soltar varios chorros de leche espesa en ese gustoso coño. Evet lo abrazó y sintiendo esto se corrió de una manera salvaje, calvándole las uñas y arañándole para luego caer en el colchón con el sobre sus tetas.
-Alejandro… Eso fue muy intenso- Acariciaba la mejilla de su bebo que respiraba como un toro y la miraba.
-Pues te tenía ganas, estas más buena que no sé qué- Besó sus senos y recostó sus mejillas sobre sus tetas.
-Ay bebe, me duele todo. Tienes una fuerza tremenda-
-Ya estas mayor pero aún aguantas polla tía- Cerró sus ojos bostezando.
-Mire vaya a dormir a su cuarto, no venga su mamá y lo consiga aquí-
-Vale, pero si mañana puedo me vengo a cogerte así sea tapándote la boca- Evet lo golpeteó para luego reírse. Lo miró tomando su bóxer, se inclinó y dejo un casto beso en la frente de su tía para luego marcharse.
-Buenas noches bebe, descansa- Se recostó en la cama cansada y algo adolorida, era fuerte ese muchacho, sin duda alguna disfrutó de ese encuentro, más que con cualquiera de los hombres mayores que una vez la tocaron –Esta juventud….-