De Victor a Paola, el debut

En esta ocasión les cuento como mi hermana y yo comenzamos a explorar nuestros cuerpos, y mi debut con un hombre.

Hola. Espero que no se hayan olvidado de mí. Yo tengo muy presentes sus correos, muchos de los cuales son muy excitantes. Bueno, continuemos con la segunda parte de mi relato. Como durante dos meses no pasó nada diferente. Karla me ayudaba a vestirme y Vero me decía que era un maricón. Karla y yo espiábamos a Vero con su novio cada vez que podíamos y cada vez nos tocábamos más y más al descubierto, yo me sacaba la verga de la falda y Karla se metía la mano en las panties y se metía un dedo en la vagina.

Karla me vestía de mujer y me sacaba a la plaza comercial, y nunca noté que alguien se diera cuenta de que era hombre. Íbamos a la sección de ropa interior y comprábamos prendas sexy, que nos prestábamos. Una vez hablando, Karla y yo me comento que ella había escuchado que algunos travestís gozaban estimulándose su ano, tocándose con el dedo o metiéndose cosas. Yo me hice la interesada, aunque ya había escuchado eso, y algunas noches me había tocado el ano con el dedo mientras me masturbaba, y me gustaba.

¿Qué cosas se usan?- Le pregunte emocionada y con una tremenda erección bajo las panties.

Pues verduras.

¿Cuáles?

Pepinos.

¡Pepinos!- Dije asustada.- ¿Cómo crees?

Bueno… También zanahorias.- Sonrió maliciosamente.- Hay que comprar zanahorias que sean del tamaño de un pene y yo te ayudo.

Bueno, pero lo hacemos las dos.

OK, Pao.

Escogimos las zanahorias con mucho cuidado. Una muy chiquitas y otras medianas, pues las grandes nos parecían tremendas y sabíamos que nunca lo lograríamos. Al llegar a casa escondimos las zanahorias en mi cuarto, me cambié y me salí.

En la tarde nos preparamos para espiar a Vero, y después de ello nos fuimos a mi cuarto.

Vístete de Paola y probamos las zanahoria.- me arreglé y ella me maquilló. Decidimos que las dos nos quedaríamos en lencería. Yo me puse unas medias blancas y unas panties de lycra, bra del mismo color y un camisón púrpura claro sobre el bra. Karla se puso un liguero negro y sobre el una tanga negra, para poder quitársela rápido y un top, sin bra. A mí me excitaba demasiado verla y tenía la idea de que a ella también verme a mí. Una vez que fui una hembra con mi peluca y todo decidimos que yo sería la primera.

¿Le vas a poner aceite?

Claro tonta para que lubriqué. Bueno, quítate las panties y ponte como perrito.

Lo hice, y estaba súper nerviosa, mi pene tenía una tremenda erección, y casi eyaculo cuando sentí el dedo de mi hermana untándome aceite para bebe en el ano. Pronto empezó a frotarme la zanahoria sobre mi culito, lo cual se sentía increíble. Pero cuando me empezó a penetrar sentí horrible. Me ardía cuando mi ano trataba de abrirse, le decía a Karla cuando parar y cuando seguir. Después de un rato me acostumbre a la penetración, y ya no me dolía, pero apenas me la estaba metiendo dos centímetros. Dio un fuerte empujón y me la metió varios centímetros más, o eso sentí. Sentí como si fuera ha hacer del baño, y no me gusto. Karla estaba excitadísima y no me hacía caso, sólo me la metía y me la sacaba con ritmo constante. Paso mucho tiempo antes de que sintiera placer. Pero cuando llegó me sentí como toda una hembra siendo cogida. Empecé a gemir, y con una mano me empecé a masturbar. Karla me retiro la zanahoria y yo sabía porque, pues aunque no la veía sabía que le estaba poniendo aceite a una de las grandes, y esta me dio un gran placer.

-Más lento Karla.- Gemía mientras me jalaba la verga.- Así Karla.

  • ¿Te gusta hermanita?

No le respondí pues en ese momento me corrí, pero como nunca, fue un orgasmo tremendo, y el semen salio en grande cantidades.

Karla se quitó sus panties, y pude ver claramente sus labios vaginales, rodeados de hermoso bello. Sentí mucha excitación y envidia, pues yo deseaba ser una mujer real con todas mis fuerzas. Le unté aceite, y para ese entonces ya tenía la verga paradísima. Comencé a meterle la zanahoria y creo que a ella le paso lo mismo que a mí. La penetración fue lenta, pero yo gozaba de otra hermosa visión, su vagina cada vez se mojaba más y se abría un poco. Me puse totalmente detrás de ella, mi verga apuntaba a su vagina y ella tenía media zanahoria metida en el ano, y comenzaba a gemir. Con una mano metía y sacaba la zanahoria, y puse mi otra mano en sus nalgas y empecé a frotarla, me acerque mucho más hasta que mi verga estaba a centímetros de su vagina, frote sus labios con mi glande y muy pronto las dos tuvimos un tremendo orgasmo. Yo no supe si ella notó lo que pasó, pues no dijo nada, nos cambiamos y salimos a cenar.

Sin duda esa había sido la mejor experiencia sexual de mi vida, y la había tenido con mi hermana. Desde ese día repetimos la experiencia varias veces. Pero en realidad creo que yo era mucho más caliente que Karla, pues desde ese día siempre me penetraba, por las mañanas y por las noches y de ser sincera, algunas veces en la tarde. Pero mi debut con mujercita tardo en llegar un mes después de ese día, y en una ocasión, en la que jamás lo hubiera esperado.

A pesar de que cada día me convertía más en mujercita yo llevaba una vida completa como varón. Con mis amigos era igual de salvaje que ellos, y me gustaba hacer las mismas cosas que hacían los chicos de mi edad. Nadie sabía de mi vida como travestí.

Una noche mi amigo Julián se quedó a dormir en mi casa. El era mayor que yo, tenía dieciséis años. Para ese entonces yo ya tenía catorce años y medio. Bueno la noche que se quedó todo transcurría naturalmente, y aunque para ser sincera me excitaba mucho, no creí que pasaría algo. Pero cuando ya estábamos acostados, empezamos a hablar de mujeres, de las que nos gustaban más y de que experiencia tendríamos.

Pronto Julián empezó a hablar de mis hermanas, y de lo mucho que lo excitaban. Me dijo que él se había masturbado varias veces pensando en Karla y en Vero. Y después de mucho insistir, le tuve que confesar que yo también me había masturbado pensando en mis propias hermanas.

¿Nunca te has masturbado con su ropa interior?

A veces.

¿No tienes ropa interior suya?

No.

Seguro en alguna parte de su casa hay ropa interior de ellas.- Dijo insistente.

Me levanté de la cama y de mi cajón secreto saqué unas bragas de Karla y unas de mi mamá. Se las arrojé y le dije de quien eran. El comenzó a examinarlas con mucho detenimiento. Yo pude notar como bajo las sabanas su pene se empezaba a poner erecto.

Vamos a masturbarnos.

Bueno.

Quitó las sabanas, se bajó el short, y tomó la verga con su mano derecha, en la cual también traía las bragas de mi mamá. Yo no podía quitar los ojos de esa hermosa verga. No era tan grande como la del novio de Vero, pero era más linda. Mi pene ya estaba durísimo también y mi excitación crecía a cada momento.

Mastúrbate tú también.

Me puse nervioso, pues bajo mi short yo traía mis bragas de mujercita y me daba miedo que lo notara cuando yo comenzara a masturbarme. Me quedé sin saber que hacer por un momento. Luego de pensarlo, me bajé todo de un jalón y lo avente lejos. Tomé las bragas de Karla y los dos comenzamos a masturbarnos. Fue muy excitante, pues Julián, me relataba con voz muy cachonda lo que le haría a mis hermanas si las tuviera en la cama.

¿Me la jalarías?

¿Qué?

¿Qué si me masturbarías? Así podría pensar que eres una de tus hermanas y que me la jalas.

¿Tú me la jalarías?

Bueno.

Nos acercamos él uno al otro. Él se quedó sin saber que hacer, así que tomé su verga y empecé a jalarla. Era mi sueño hecho realidad. Tenía una verga entre mis manos y se sentía deliciosa, palpitaba en mi mano y se sentía suave y calida. No podía resistir más, era mi oportunidad, así que me giré Hacía Julián, que me masturbaba muy torpemente.

¿Me guardarías un secreto?

Claro.

Espera.

Me levanté, saqué varias cosas de mi cajón secreto y eché a correr al baño. Sabía exactamente lo que me pondría. Medias blancas con liguero del mismo color. Y un camisón corto y pegado, para no tener que rellenar un sostén. Eso era lo más fácil, lo tardado era maquillarme, lo hice con mucho cuidado, me puse perfume, me enchiné las pestañas, y al final me puse una de las pelucas que guardaba bajo el mueble del baño. Elegí la primera, la de rizos dorados, pues me hacía ver más femenina. Tarde tanto que temía que al salir Julián estaría dormido.

Apagué la luz, fui al closet y saqué unos tacones que rápidamente me puse.

¿Qué haces?

Subí a la cama, me puse en una pose muy sexy, y me acerqué a él.

Prende la lámpara.- Dije con mi ya dominada, voz de mujer.

Cuando prendió la lámpara puso una expresión de desconcierto tan grande, que por un momento temí que su reacción fuera mala. Casi dijo mi nombre, pero lo interrumpí, poniéndole un dedo sobre los labios.

Me llamó Paola. Las bragas que tienes en las manos son mías.

¿Paola?

Sí. ¿Todavía quieres que te masturbe?

Claro. ¿Desde cuando haces esto?

Hace unos meses. Pero no creo que quieras seguir pensando que soy un chico. ¿O sí?

No.

¿Te gusto?

Mucho.

Me acerque a él, y le di un suave y tembloroso beso en los labios; el primero que le di a un hombre. Las rodillas me temblaban. Pero una vez que mis labios tocaron los suyos, me fui muy difícil dejar de basarlo. Era una sensación completamente diferente a la de besar a mi hermana. Este hombre me quería devorar, no era tierno, era salvaje, sus labios eran duros y gruesos. Tomé su verga con la mano y empecé a masajearla, como hasta ese día sólo lo había hecho con la mía. Empecé a recorrer su cuerpo con mi otra mano, estaba extasiada, era un hombre y todo para mí sola. Besé su cara, su cuello, le quité la playera y empecé a besar su pecho tan duro y salado, él sólo gemía y me tomaba las nalgas. Pronto llegué a su verga. Por fin..Me la metía a la boca, y supe porque a Vero le gustaba tanto mamar un pene. Era delicioso. Tan rico, tan caliente dentro de mi boquita, su roce con mi lengua me hacía excitarme cada vez más, el líquido pre-eyaculatorio sabía cien veces más rico que su sudor, pero era salado también.

El me tomó por la cabeza y empezó a moverme tan duro que temí que me tirara mi peluca, pero no lo hizo, me tomo las nalgas, y me sobó el pene. Me quitó al camisón y me beso los pechos, luego la boca, y después empezó a lengüetear mis nalgas. Cuando me arranco las bragas, lo único que me quedó fueron las medías y el liguero.

Métemela.

¿Por el culo?

Sí. ¿Quieres?

Claro.

Le di el aceite para bebe para que me lubricara, pero con sus lengüetazos mi ano estaba tan húmedo que sólo necesito un poco untado en su pene. Las zanahorias quedaron atrás para mí. Nada se compara en el mundo a la sensación de un pene en el culo. La carne contra la carne, tus músculos contrayéndose y apretándola. El roce y el movimientos, las nalgadas en mi culito y mis dulces gemidos de nena.

Cojéeme, Cojéeme.-

Sí amor.

Sentía sus manos encajarse en mis nalgas, luego empezó a frotar mi abdomen con sus manos y llegó a mí verga, la cual yo me jalaba. Cuando empezó a gemir, también empezó a masturbarme, más rápido, y juntos llegamos al orgasmo. Eso fue maravilloso, mi primera vez con un hombre, mi debut como TV. Luego nos dormimos, pero a eso de las dos de la mañana, me metí bajo las cobijas, lo desperté dándole suaves caricias con mi lengua en el pene.

Les mando un beso a todos, espero sus mail.

Pao.