De viaje de novios por una apuesta
Me vi obligado a irme de viaje de novios con mi recién estrenada esposa.
Continuación a Casado por una apuesta , mejor sería que lo leyeses para entender este mejor.
En resumen soltero de oro pierde una apuesta por la que se tiene que casar con una descocida a través de una agencia matrimonial. LA candidata resultó ser una ex monja, virgen y de pueblo, pero que estaba buenísima. Una vez casados salen de viajes de novios a Tahití…
Los cierto es que María estaba buenísima en bikini. ¿Quién hubiese dicho que debajo de esas anodinas ropas que llevaba cuando la conocí iba a tener semejante cuerpazo?.
Pasamos lo que quedaba de tarde en la playa. Después de ducharnos juntos, cosa que pidió ella, nos arreglamos para ir a cenar. Es cierto que María era una mujer realmente guapa, pero vestía como el culo.
Después de cenar fuimos a la discoteca del hotel, María me confesó que era la primera vez que iba a una. Para cuando me di cuenta, ya se había bebido dos copas y bailaba en medio de la pista como me imagino que nunca se imaginó que lo haría cuando estaba en el convento. Una italiana se puso a bailar con ella y yo aluciné cuando María se puso a bailar con ella un poco más atrevido que lo que las buenas maneras hubieran aconsejado, solo un poco, pero hablamos de María.
Un italiano con muy buena pinta se acercó a mi y me comentó algo que no entendí, el tío sonreía al ver el espectáculo que las dos chicas nos estaban dando. Las chicas vinieron hasta nosotras después de bailar agarradas y partiéndose de risa. Ella se fueron presentando según venían hacía mi. Se llamaba Claudia y resulta que el italiano que me hablaba Gio, era su marido.
Bebimos juntos un buen rato, las chicas volvieron a bailar y casi nos quedamos hasta que la música acabó.
Los italianos resultaron ser nuestros vecinos del bungaló de al lado. Nos despedimos entre risas, me imagino que jodiendo a la mitad de los huéspedes de las casas de alrededor.
María se tiró hacía mi. NI pensé a quien tenía delante. Saqué mi polla del pantalón y la hice agacharse. María no tenía ni idea que quería y creo que le costó abrir la boca cuando le puse mi polla en sus labios. Jamás me la habían chupado tan mal, pero la verdad una vez pasada la primera sorpresa la chica lo intentaba con muchas ganas. La deje chupar cinco minutos hasta que me cansé de que me destrozase el prepucio con sus dientes y la levanté. La puse contra la pared y apartando su braga me la folle de pie por primera vez en su vida.
Dormimos como tortolitos hasta que María decidió que quería uno mañanero. La tomé en la cama inhundole los pechos de mi corrida.
Desayunamos tranquilamente y nos dirigimos a la playa.
No queríamos quedarnos en la zona de las hamacas por lo que andamos un poco a la izquierda, no habíamos andando ni dos minutos cuando oímos nuestros nombres.
- ciaooo María, ciaooo José.
Era Claudia que en topless se dirigía a nosotros dando saltos. Nos pidió que nos uniésemos a ellos que tumbados en dos toallas tomaban el sol.
Gio llevaba un bañador speedo, tan de moda entre los italiotas pero tan poco de moda en España. Claudia llevaba una braga de bikini mínima, sus pechos al aire coronados por un piercing que le perforaba uno de sus pezones. María ni pestañeaba al ver aquel pendiente atravesando el pezón de la chica
Nos tumbamos con ellos y nos pasamos rajando toda la mañana. Gio y yo fuimos a por unos bocadillos y unas cervezas, volvimos para pasar el resto de la tarde juntos. Yo quería llevar a María a comprar ropa, pero Claudia se ofreció voluntaria a acompañarla hasta el pueblo próximo por lo que finalmente quedamos en vernos para cenar en el pueblo.
Gio y yo nos quedamos bebiendo en el chiringuito del hotel.
Cuando llegamos a Les Cayes las chicas nos esperaban en un café con unas cuantas bolsas, por lo visto la oferta no era inmensa, aun así María ya llevaba puesta una de las prendas recién compradas.
Cenamos estupendamente y fuimos a una discoteca local donde los locales debieron quedarse alucinados con las dos chicas bailando, siempre guiadas por la italiana que se notaba que ya tenía kilometros.
Volvimos a follár como salvajes al llegar a la habitación. De nuevo dormimos como angelitos, desayunamos y nos dirigimos a la playa. Me quedé de piedra cuando plantamos nuestras toallas al lado de la de nuestros nuevos amigos y María se quitó la parte de arriba del bikini quedándose con las tetas al aire. Nadie salvo yo, le dio importancia al acto de mi mujer, aunque era obvio que era un gran paso para ella y yo estaba flipando
María se comportaba con las tetas al aire como si lo hubiese hecho desde cría. Me dejaba alucinado como la chica se adaptaba a las circunstancias a velocidad de infarto. Estaba seguro que si les decía a los italianos que hacía dos semanas María era virgen, en la vida lo creerían.
Pasamos una semana realmente agradable de luna de miel. Cierto es que fui casi obligado hasta Tahití, pero después de seis días de relax solo interrumpidos por los ordeños que María me proporcionaba todas las noches, hubiese pagado por haber tenido una luna de miel de 2 semanas como todo el mundo sobre todo por lo que pasó la ultima noche en el hotel.
Como ya era costumbre María se paso el día en la playa con las domingas al aire. Comimos en la misma playa, aguantamos hasta que el sol se puso. Paseamos los cuatro hasta nuestras habitaciones para arreglarnos. Esa noche pensábamos ir hasta el pueblo a cenar en un pequeño restaurante francés.
Como no podía ser de otra manera cenamos y nos bebimos el Nilo, deambulamos los cuatro de bar en bar hasta que encendieron la luz del ultimo garito y literalmente nos mandaron a casa a dormir la mona. Gio, sacó un billete de 100 dólares de la cartera y le exigió al dueño del bar que nos llenase una bolsa de coca colas, ron y hielo, por un momento pensé que el negro le corría a hostias, pero el hombre ni se inmutó. Simplemente cogió el billete, lleno una bolsa y nos señaló la puerta.
Llamamos al hotel para que nos mandase un taxi ya que no queríamos ni podíamos andar los 5 kilómetros que nos separaban.
Llegamos dispuestos a seguir la fiesta. Nos instalamos en una de las piscinas pero evidentemente estábamos haciendo demasiado ruido por lo que un guardia de seguridad nos pidió que nos fuésemos. Acabamos en la habitación de los italianos donde de nuevo empezaron las copas y a bailar cada pareja agarrados al compas de una lista de reproducción de canción melódica italiana. Poca luz, mucho alcohol. Los italianos empezaron a besarse y nosotros olvidándonos de todo también lo hicimos.
Estuvimos bailando y besándonos durante un buen rato cuando un ligero gemido nos retiro de nuestro mundo. Ambos miramos disimuladamente para ver que Gio tenía su mano dentro de pantalón de su mujer y la masturbaba ya sin disimulo y ella gemía sin cortarse.
Seguimos bailando y observándolos, María luchaba entre su curiosidad y su educación conservadora, pero lo cierto es que no podía dejar de mirar a la pareja que dejando de bailar se acomodaban en un sofá de bungaló.
María y yo morreábamos sin perder ojo pudiendo ver como Claudia la corría e inmediatamente abría el pantalón de su macho y empezaba a engullirle la polla.
- ¿nos vamos? – me dijo María.
- Espera a ver que pasa.
- ¿No crees que les molestará?
- ¿Molestarles? Creo que les da absolutamente igual.
Giovanni no esperó a correrse en la boca de su mujer. Claudia sacó su polla de sus fauces y quitándose la poca ropa que le quedaba se sentó sobre la polla de su marido y empezó a moverse.
Me dejó de piedra María cunado de repente dejó de besarme, de bailar y se agachó ante mi para darme la primera mamada en publico de su vida, y de la mía. Me ponía mucho ver la cara de buena de María con mi polla en su boca y a dos cabalgando delante mía como si no hubiese un mañana.
María me hizo girar después de chupármela un buen rato para ella también poder ver. Claudia estaba a cuatro patas con su marido follándosela desde detrás, con su cinturón había atado sus muñecas y tiraba de él estirando sus brazos.
Fue mi mujer la que soltó mi polla, me miró a los ojos y dejó caer lo que quedaba de su ropa y casi arrancándose las bragas. Se puso a cuatro patas sobre una alfombra.
- quiero también con tu cinturón – y colocó sus brazos en la espalda. Por momentos me recordaba a Sonia, una antigua amante, lo más hard core que he tenido en la cama.
Se la metí de un golpe. María aulló cunado notó mi polla en lo más profundo de su coño.
- tora del cinturón por Dios, dame como le dan a ella – fue lo ultimo que alcanzó a decir en el momento en que yo empecé a tiras del cinturón esturando completamente sus brazos y soltarlos a cada penetración.
María gritó desde la primera penetración hasta que después de más de 20 minutos de orgasmos y lamentos llené su espalda de blanca esperma. Cunado acabamos la pareja de italianos empezó a aplaudir.
Nos despedimos después de tomar una ultima copa juntos.
Me desperté con una mamada de mi recién estrenada mujer. Era increíble como había aprendido en solo una semana. Quien la hubiese catado jamás hubiera dicho que una semana antes jamás se hubiera metido una polla en la boca.
Solo tuvimos tiempo para un rato de playa, volver a nuestro bungaló con el tiempo justo para ducharnos, cerrar la maleta e ir a recepción a coger el taxi que no llevaba al aeropuerto.
Me pase todo el vuelo pensado que coño estaba pasando. Era extraño tener que haberme casado con una ex novicia debido a una apuesta, haberme ido con ella de viaje y ahora tener su cabeza apoyada en mi hombro profundamente dormida camino de mi casa, ahora nuestra casa.
A María le sorprendió mi casa y todo lo que me rodeaba. No le había contado en realidad quien era yo. Le explique que era un empresario de éxito, que de la pequeña fabrica de jamones que había recibido en herencia de mi fallecido padre había creado un imperio, bueno más que un imperio, el mayor consorcio carnicola de Europa.
Le hice el amor despacio en la que iba a ser durante los siguientes tres meses nuestro lecho conyugal. Nos corrimos a la vez como dos críos.
Salí hacía la oficina antes de que se despertase. Le deje una nota pegada con un celo en el espejo del baño.
“María no volveré hasta la noche. Haz lo que quieras, la casa es tuya. Si te aburres en el garaje hay un mini por si quieres bajar al centro, las llaves están en la cocina. Si necesitas cualquier cosa llámame”
El día fue largo pues tanto tiempo fuera de ella acumula el trabajo. Al contrario de lo que intenté, ósea irme pronto, hasta las nueve de la noche no metía el coche en el garaje.
Entré por la puerta de la cocina saludando y esperando que estuviese por cualquier parte de la casa, pero ante mi sorpresa María me esperaba desnuda, con su pecho tumbado sobre la encimera, sus piernas abiertas y su coño más brillante de lo habitual.
No hubo que decir nada, saqué mi polla y le metí la polla sin miramientos en aquel estrecho y maravilloso coño.
- rómpeme el culo como a las otras – me dijo mi mujer en cuanto notó mi polla en el interior de su coño.
- ¿qué otras?
- ¿Las de los videos?
- ¿qué videos?
- Los DVD’s que tienes al lado de la tele – joder, los videos que he grabado follando con tías a lo largo de las vida y que están en su sitio al lado de la tele y que no se me había ocurrido esconder.
- ¿Y que vistes en esos videos?
- Como sodomizabas a otras
- ¿Y te gustó?
- Mucho.
- ¿Cuánto?
- No he pareado de masturbarme en toda el día. Nunca lo había hecho antes.
- ¿Ver videos o masturbarte?
- Ambas cosas.
- ¿Y te ha gustado?
- ¿Cuál de las dos cosas?
- Lo que viste – le dije clavándole la polla un poco más profundamente.
- Me morí de celos y me prometí ser yo quien fuese la protagonista a partir de ahora.
- ¿Y cual te gustó más?
- Cuando sodomizabas a la rubia. La que te miraba en la boda.
- ¿Lourdes?
- No se como se llama.
- Si, le gusta mucho que le den por el culo.
- Y a mi me va a gustar, sácala de mi vagina y métemela por el culo. No tengas piedad
Saqué mi polla de aquella cueva estrecha y puse mi capullo en su cerrado ojete.
- dame, no te cortes.
Y no me corté un pelo. Con cuidado pero sin plantearme dar un paso atrás empecé a meter mi polla en su cerradísimo ojete.
María gritaba y suspiraba a cada micra de polla que invadía sus intestinos. No se quejaba, en todo caso me animaba. Duró más de 10 minutos esa primera penetración, fue un calvario para ambos, en especial para ella, pero cuando estuvo dentro fue ella la que dio la luz verde.
- ya estoy, ahora dame sin pausa.
Y poniendo mis manos en sus caderas empecé a darle.
Ambos nos corrimos a la vez. María analmente por primera vez en su vida y yo en su interior por primera vez en la vida.
Ya en a cama me confeso que no tenia carnet de conducir ni dinero ara poder coger un taxi por lo que tuvo que quedarse en casa todo el día. Como no quería enredar mucho por los armarios decidió ver un DVD y claro, encontró mi biblioteca. Me hizo prometerle que le presentaría a cada una de mis amantes. La verdad es que me pareció algo divertido.