De viaje con la fogosa heredera.
No había nada que hacer, Rita quería novio y ya lo tenía. Juntos se embarcan en un viaje por el caribe aprovechando un cambio de trabajo de Miguel
Esta es la segunda parte de http://todorelatos.com/relato/124807/ se puede leer antes o no. Espero que guste.
El lunes en la oficina no paraba de darle vueltas al asunto. Me había comprometido con Rita, la cual no pasaba de ser una follaamiga que con el tiempo debía de desaparecer. La tía era simpática, eso no se podía negar, cada día follaba mejor y nunca decía que no, otra cosa innegable y encima estaba forrada. Y eso era lo que más me jodía, estaba con ella por la pasta y eso era algo que nunca pensé que pudiese hacer. Sinceramente no me veía saliendo con una tía tan anodina físicamente, con tan poca vida social y encima sin una experiencia sexual previa.
Esa noche cenamos en mi casa, intenté convencerla que las cosas deberían quedarse como estaban.
- Pero Rita, ¿no ves que te estas involucrando con un tío con muchos kilómetros a las espaldas, algo que tu no tienes?
- ¿Qué más dará?, sabes que aprendo rápido. No creo que te puedas quejar.
- Y no me quejo, pero me jode que por mi culpa dejes de vivir algo que toda mujer debe de vivir.
- No seas ridículo, viviendo lo que estoy viviendo, estoy más que satisfecha, no creo que ninguna mujer que conozco este recibiendo tanto placer como yo hago.
- Pero… te propongo una cosa. Nos dejamos de ver, haz tu vida, follate… déjame pensar… eso, follate a diez tíos y nos volvemos a ver a ver si sigues pensando lo mismo.
- Me ofendes. ¿tu que te has pensado que soy?, me niego en redondo a acostarme con tíos que no me gustan para que tu tengas la conciencia tranquila – la verdad es que tenía toda la lógica y yo no sabía por donde salir.
- Piensa que trabajamos juntos y eso es un problema.
- No creo que lo sea, estoy segura que si lo quieres podrás encontrar otro empleo.
- Si, están las cosas como para encontrar un nuevo empleo
Dejamos la conversación ahí, yo pase por la cocina a dejar los platos de la cena y cuando salí Rita no estaba en el salón. Miré en el baño y cuando entré en la habitación me la encontré en la cama, desnuda y a cuatro patas. Rita se pasaba lentamente un dedo por su raja dejando me ver claramente el recorrido del mismo desde su ano a su clítoris.
- no te quedes ahí, ven y empálame - me dijo
Y dicho y hecho, me baje los pantalanes, saqué mi polla y sin miramientos se la metí hasta el fondo en el coño.
- por ahí no bobo, métemela en el culo, ayer me dejaste con hambre.
Y evidentemente no pude más que sacar mi vaina y de un golpe de cadera cercenarle ese apretadísimo culo. Rita no se quejó, parecía disfrutar del dolor que claramente tenía que haberle causado al penetrarla sin precalentamiento. Simplemente dio un respingo, dejó su clítoris y apoyando la cabeza en el colchón dirigió sus manos a sus nalgas para abrirlas de una manera muy guarra.
La verdad es que el coño de Rita era una maravilla por lo estrecho, pero su culo estaba resultando un placer de dioses. Sentir mi polla aprisionada por esa envoltura sexual era una fuente indescriptible de placer. Se la metía hasta el fondo sintiendo presión en cada milímetro de mi nabo, Rita respondía a mis envites con sordos gemidos y suspiros de placer.
- Quiero verte la cara - me dijo entre jadeos, yo se la saqué y apartándola me tumbe en la cama. Rita se subió sobre mi y volvió a meter mi polla en su ya dilatado esfínter – no sabes lo que me puso el viernes esperarte esposada sobre el piano.
- Me encantó verte así.
- Lo sé, sabía que no podrías resistirte a darme de lo lindo.
- Que zorra eres.
- No me hables así mi amor – me quedé acojonado al oír la palabra amor.
- Me gusta verte fuera de ti – dije un poco por compromiso.
- Me encantó sentirme dominada por ti, saberme a tu disposición. Estar atada a expensas de lo que quisieses hacer conmigo.
Rita se corrió varias veces antes de que mi momento estuviese a punto de llegar. Saqué mi polla de su culo y sin miramientos le bajé la cabeza y se la metí en la boca para correrme largamente viendo como Rita recibía mi lefa con los ojos abiertos como platos.
Recibí una llamada de una empresa de publicidad el miércoles por la tarde. Querían verme. Me reuní con ellos el jueves a desayunar y el viernes me ofrecían oficialmente el puesto de director creativo de la empresa, con el doble de sueldo que en mi actual trabajo, aparte de despacho, coche y seguro medico. La agencia era conocidísima y me sorprendió tanto la oferta como que hubiesen llegado hasta mi. Rita no me dijo nada, pero esa agencia llevaba a nivel mundial las campañas de la empresa familiar de mi ya novia.
Evidentemente acepté. Rita y yo lo celebramos con una gran cena y una gran follada. ¿Que mejor que celebrar algo con una mujer rendida a uno, reventada a pollazos y sudor y con un coño supurando lefa?
Tenía tres semanas desde mi partida de mi antigua empresa hasta mi incorporación a la nueva multinacional. Pensaba dedicarlos a descansar, pero Rita me sorprendió con dos billetes de avión a Roatán, una pequeña isla hondureña en el Caribe, y una reserva para dos semanas en unas preciosas cabañas al borde del mar y un programa completo de buceo. Intenté resistirme, pero Rita insistió que era su regalo de cambio de trabajo y que aquello no era discutible.
Me quede de piedra cuando vi que los billetes de avión era en primera clase, nunca había viajado así y desde luego yo estaba fuera de lugar entre tanto estirado. Rita actuaba como si ir en primera fuese la única forma factible de viajar.
El viaje fue delicioso. Los mejores vinos, la mejor comida, el mejor asiento, las mejores películas y sobre todo el pedazo de paja que Rita se marco mientras cruzábamos el océano. Empezó a jugar mientras todos dormían y me la meneó hasta que me corrí. Lo que más me puso fue que limpiase con su lengua todo el estropicio causado por mi semen y dejar todo hecho unas maravilla.
En el aeropuerto de Miami tuvimos una espera de dos horas en la sala VIP, de nuevo volvía a vivir algo nunca vivido. Volamos a San Pedro Sula y de ahí en una avioneta privada hasta Roatan, donde nos esperaba un negro de color del betún con un maravilloso 4x4 presto a llevarnos a nuestra playa
La isla era impresionante, la cabaña ni os cuento y la playa quitaba el hipo. Aquello era el paraíso. Una playa virgen, rodeada de pequeñas cabañas lujosísimas y un club de buceo en una de las esquinas de la cala.
Cenamos divinamente, nos tomamos unas copas de ron Flor de Caña y nos retiramos a dormir.
Nos levantamos temprano, desayunamos como reyes. Nos dirigimos al club de buceo. Comprobaron nuestra titulación PADI y después de equiparnos con el traje, aletas, jacket, etc, nos dirigimos hacía el embarcadero.
Allí nos esperaban dos italianos, Claudia y Bruno, dos chicos de nuestra edad que estaba allí de luna de miel. Ella estaba buenísima y él el típico italiano con cuerpo trabajado y el cuerpo lleno de tatuajes tan de moda en el país de los Apeninos.
Buceamos dos veces por la mañana y comimos en el barco, Rita quería un poco de playa y la tal Claudia parecía que tampoco le hacía ascos. Comimos en el barco como estaba pactado mientras no dirigíamos a la costa. Los chicos resultaron ser muy majos y después de desembarcar decidimos ir juntos a la playa.
Claudia se quitó la parte de arriba nada más tumbarse en la toalla. Rita me miró y tras una señal mía, hizo lo propio dejando sus tetas al aire por primera vez en la vida.
- creí que me iba a dar vergüenza – me dijo muy bajito después de medía hora con las tetas al aire.
Pasamos la tarde juntos, quedamos con cenar juntos e incluso tomarnos unas copas antes de retirarnos.
Pasamos la noche hablando en una mezcla de español, italiano e ingles. A eso de las 12 de la noche muertos nos retiramos.
No estábamos como para follar y nos metimos en la cama después de darnos un beso. Nos pusimos culo con culo y cuando casi estábamos a punto de conciliar el sueño empezamos a oír gritos de placer. Alguien se estaba follando a alguien y ese alguien no era lo que podemos decir muy silenciosa.
Aguantamos 15 minutos entre gritos de placer, era obvio que la follada provenía de la cabaña de nuestros amigos italianos. Rita se levantó de la cama y si encender la luz se dirigió a la ventana. Yo estaba muerto y no me levante, pero si la seguí con la mirada. Rita apartó un poco la cortina.
- joder, se les ve follar.
- ¿como que se les ve follar?
- Si joder, esta ventana da a la suya y la tía esta cabalgándole como una loca, ven a verlo. – con desgana me levanté y me acerqué a donde ella estaba, y si, Claudia botaba sobre su marido mientras sus tetas saltaban al compas de sus movimientos
- Déjales y vuelve a la cama.
- Ni de coña, nunca he visto a nadie follar.
- ¿cómo que no?, venga déjales que te van a ver y vente a la cama – dije yo mientras me metía entre las sabanas.
- Déjame un minuto.
Rita no perdía ripio, desnuda como estaba empezó a instintivamente a pasarse sus manos por su cuerpo. Yo la observaba sin decir nada, Rita se fue calentando y empezó a pasar su mano por su almeja, poco a poco iba deslizando sus dedos con su ya mojado coño y se olvidaba de sus pechos.
La palentina empezó a jadear mientras en la cabaña vecina los gritos de placer no cesaban. Yo tenía la polla como una maza y también sin darme cuenta empecé a tocármela suavemente.
Rita se masturbaba con todas las de la ley, de pié al lado de la venta y sin perder detalle de cómo nuestro tatuado amigo montaba a su estrenada mujer. Los cuatro nos corrimos a la vez, Bruno y Claudia en su cabaña y Rita y yo brindándole nuestro placer al dios Ono.
Rita volvió a la cama arrastrándose, yo la recibí pringado de lefa pero con los brazos abiertos, en el fondo esperaba que ella me lo limpiase con la lengua, pero ante mi sorpresa, cayo rendida y se durmió en un plis.
Pasamos la semana entre buceos, topless, cenas, copas, polvos y oír a nuestros amigos italiotas follar como conejos. Descubrí que si ya era fácil poner a Rita a mil, era para ella como una espoleta oír a la gente follar. Cada noche se masturbaba viendo a nuestros amigos follar, se masturbaba de lo lindo con el espectáculo gratuito que ambos ofrecían. Volvía a la cama sedienta de polla y me ordeñaba como una posesa mientras me comentaba lo caliente que estaba.
No sé los litros de esperma que mi polla despachó durante esa semana, ni la cantidad de orgasmos que mi chica tuvo.
Bruno y Claudia se despidieron de nosotros al finalizar la primera semana
- voy a echar de menos esos gemidos – me dijo Rita cuando nos despedimos después de desayunar juntos.
Teníamos mucha curiosidad por saber quien ocupaba la cabaña de nuestros amigos.
La incógnita se resolvió cuando dos esculturales suecas llegaron en un taxi, pasaron por la recepción y se encaminaron a la cabaña vecina.
Estábamos un poco cansados de tanto buceo por lo que nos quedamos en la playa. Vimos como las suecas cruzaban la playa y pasando al lado nuestra se dirigieron al club de buceo. Salieron un rato después vestidas de “mujeres rana”. Nos olvidamos de ellas hasta que horas después volvieron con cara de cansadas.
Las dos walkirias se acomodaron al lado nueva después de dejar sus toallas. En Roatán no es normal que la gente haga topless, pero al ver a Rita con sus tetas al aire, se animaron y dejaron a la vista dos preciosos pares de pechos. Rojos por el sol, pero preciosos de forma y tamaño. Se notaba que no hacía mucho los habían sacado a pasear
No dijeron gran cosa, simplemente nos saludaron y se pusieron a tomar el sol.
Cenamos cerca unos de otros.
Nos fuimos a la habitación, la empalé según cruce la puerta de la habitación. Rita no se contuvo y folló a voz en grito. No paraba de gemir mientras yo no paraba de someterla con mi dura polla. Jodimos como cerdos durante más de una hora. Para esas alturas era más que obvio que nuestra cabaña debía de ser famosa entre los turistas que paseaban por la orilla del mara antes de irse a la cama. Cierto es que en un paseo de estos y según que horas se oía mucho gemido entre las 50 cabañas que rodeaban la playa, pero lo nuestro debía de ser de escandalo.
Me corrí sobre su espalda cogiendo con mi mano la lefa caída y pasándoselo por su cara para que ella con su lengua limpiase aquello.
Nos quedamos en un silencio solo roto por nuestra agitada respiración, según esta iba bajando empezamos a oír fuertes jadeos en la cabaña antaño de Claudia y Bruno. Rita no se pudo contener y corrió hacia la ventana.
- que hijas de puta las suecas
- ¿qué pasa?
- ¿qué va a pasar?, se están comiendo el coño una a la otra?
- ¿siiii?
- Si, ven – y corrí hacia la ventana. Efectivamente las dos suecas desnudas hacían un efusivo 69 y era más que obvio que los disfrutaban como locas a juzgar por sus gemidos y lamentos.
- Que fuerte, ¿no?
- Joder son bolleras.
- Ya veo, ya – miramos durante mucho rato como las dos mujeres se daban placer. Yo me fui a la cama antes de que ellas acabasen, pero volviendo a su pequeña tradición Rita se quedó hasta el final martilleándose el coño como una loca.
Decidimos volver a bucear y como era lógico nuestras compañeras de viaje eran Ingrid y Veronique. Eran de Malmo y se iban a quedar en la isla hasta el mismo día que nosotros. Muy majas, muy simpáticas y sinceramente estaban buenísimas.
Hicimos la primera inmersión. Al salir Ingrid se quitó el traje, simplemente quedó desnuda con el coño al aire pues no llevaba braguita ni obviamente “suti”, su amiga la imito y las dos empezaron a andar por el pequeño barco desnudas. Se instalaron en la proa y se tumbaron a tomar el sol.
- ¿estas están todo el día así? - le pregunté al monitor en español
- ayer pasaron en cueros todo el día, pero ya no sorprende, es clásico de los nórdicos que en cuanto tienen un poco de intimidad se quedan como sus mamas les trajo al mundo.
No tardamos en congeniar con ellas, e incluso Rita no tardó en quedarse con el culo al aire después de que las chicas le insistiesen. Las dos suecas se sorprendieron de la negra y poco arreglada pelambrera que mi chica tenía en la entrepierna. Era desde luego su asignatura pendiente.
Buceamos, comimos, nos reímos un montón y cuando bajamos del barco ya éramos de nuevo los nuevos mejores amigos del mundo.
Tomamos el sol con las 3 chicas con las tetas al aire, cenamos juntos y a propuesta suya fuimos a una discoteca en la otra punta de la isla.
Alquilamos un taxi que nos llevo. El sitio no valía nada como local, pero estaba animadísimo de gente joven que desde luego no viajaba con el nivel que lo hacíamos nosotros pero sabían como pasárselo bien.
Bebimos, bailamos, conocimos a unos y a otros y no nos sorprendimos cuando Ingrid y Veronique nos dijeron que dos monitores de buceo italianos nos llevaban de vuelta a nuestras cabañas en su destartalada pick up. – si me viesen en Palencia subida a esto – dijo Rita cuando nos acomodamos un italiano, Ingrid, Rita y yo en la caja de la furgoneta.
Era obvio que las suecas habían ligado y que no eran tan bolleras como imaginábamos.
Nos despedimos entre risas y nos metimos en nuestra cabaña. No había ni empezado a chupármela Rita cuando empezamos a oír gemidos en cuadrafonía provenientes del bungaló de al lado. Rita sencillamente abandono mi polla y medio en pelotas como estaba corrió a su ventana favorita.
- joder se las están follando a las dos ala vez – me dijo Rita con un tono entre la envidia y la sorpresa.
- Déjame ver – dije mirando yo también por la ventana – y efectivamente, las habían puesta a cuatro patas sobre la cama que daba directamente a la ventana y en paralelo les estaban dando lo suyo sin miramientos. Los pechos de las dos chicas colgaban y bailaban mientras sus amantes buceadores las partían el alma con esas dos buenas pollas que gastaban.
- Que envidia – dijo inconscientemente Rita
- ¿cómo?
- No nada – dijo a modo de disculpa.
Rita se tocaba mientras veía esos dos coños rubios recibir pollazos sin parar, la tía estaba fuera de si y se tocaba con fuerza mientras yo me la meneaba mirándola desde la cama. Rita dio un respingo cuando según me contó, Veronique la vio a través de la ventana y con una mano la saludo, algo le debió decir a Ingrid que a su vez también sonrió y la saludo. Los italianos visto que tenían publico, la invitaban a unirse a ellos con ostensibles gestos con la mano…
CONTINUARA…