De viaje a las Bahamas.

Le dije que la llevaria, solo si usaba minifaldas sin bragas, y sin sosten.

Después de varios años de casados, por fin me convenció de irnos en un crucero por la Bahamas. Estuvo insistiendo tanto que no vi manera de negarme, se me estaban acabando las excusas. Y como último intento para disuadirla, le dije que la llevaría solo si no usaba ropa interior durante todo el viaje. ¿No bragas, no sostén? Preguntó. No bragas, no sostén, de ningún tipo, le dije.

Luego de pensarlo, casi medio segundo, dijo que estaba bien. Que solo llevaría su bikini para la playa. ¡Ah! Y además, nada de pantalones vaqueros, (o de mezclilla) ni de pantalones cortos, ni nada que no sea minifalda. Ni tampoco te me pongas inteligente y te quieras poner ese tipo de minifaldas que ya traen el ‘short’ por debajo. Ella me miró extrañada pero aceptó.

Y no es que no me guste viajar, pero uno de esos cruceros jamás me llamó la atención. Además de la logística tremenda para poder coincidir con los días libres de trabajo, conseguir a alguien para que cuiden a las mascotas, conseguir a alguien para cuidar de nuestros niños, etc. Pero ya había dado mi palabra y… ¿Que se le iba hacer?

Mi mujer, Areli, tiene cara de ángel. Tiene un culo y unas piernas de miedo, y aunque no muchas tetas, tiene lo suyo. Cabe decir que voltea muchas caras cada que entramos en algún lugar público. He visto a mas de uno babear cuando mi esposa pasa cerca de el. Sobre todo cuando viste ropa que muestra bien sus atributos.

Antes de tomar las vacaciones, ella se inscribió a unas clases de aeróbicos en un gimnasio, y tomó ventaja de las facilidades. Para mi ella estaba muy bien, pero después de unas cuantas semanas se puso aún mejor, yo mismo batallaba para no ponerle las manos encima, sobretodo en público.

Por fin llegó el día, pasaron por nosotros a casa, y nos llevaron a Daytona en autobús, (o guagua, o el autocar, como prefieran llamarle). Y digo nos llevaron a Daytona por que no esta tan lejos de aquí de Orlando. Pudimos ir en nuestro coche, pero el autobús era más conveniente. El viaje, corto, apenes una media hora, pasó sin nada importante que mencionar. De hecho, hasta que casi llegamos a Nassau, no pasó nada importante que relatar. Todo el viaje en el barco fue de ocio, de echarse unas cervezas, de broncearse cerca de la piscina, de ver a otros bikinis andar por ahí, y de ver a otros tipos ver a mi mujer andar por ahí en su diminuta tanga.

Me preguntó si quería algo de beber, le dije que si, que otra cervecita fría no me haría daño. Ela se levantó y caminó a la barra, causando que varias cabezas se voltearan y la siguieran con la vista. Después de casi media hora, la busqué con la vista y la encontré sentada en la barra platicando amenamente con un par de chicos. ¡Bah! ¿Y mi cerveza?

Me levanté y me puse a la barra detrás de ella, procurando que no me viera. Ella seguía alegre platicando con los tipos y ni se dio cuenta que estaba a escasos metros de ella. Pedí la cerveza y me regresé a asolearme. Media hora mas tarde por fin regresó. Ya era hora, dije. ¿Y esos chicos? Perfectos caballeros, dijo con una sonrisa, pero se bien que lo que quieren es tocarme por todos lados. ¡Ba! Tu puteando y yo muriéndome de sed, dije. Ella se rió, y me dijo que los chicos eran bastante atractivos y que la trataron como toda una dama, con mucho respeto. Pero si hicieron todo lo posible por tocarla, aunque solo fuera el hombro, y que ella tuvo que ayudar un poco para rozar ‘accidentalmente’ sus tetas en el pecho de ellos o su culo, en donde fuera. Zorra que eres.

Hace ya años que hemos fantaseado en la cama. Cuando nos casamos ella era virgen, no que me anduviera fijando en eso, solo mi suerte. Así que mi mujer nunca experimentó, y me tocó enseñarle sobre sexo. Pues como se lo han de imaginar, la enseñé a ser la peor de las putas en la cama. Y vaya que tomó la putería como pez al agua, cojemos como conejos cada que hay oportunidad y ella me sorprende de vez en cuando con algo nuevo que se le ocurre, pero parece que goza más cuando le digo cosas en la cama cuando nos echamos un polvo. Cosas como si le gustaría tener una verga en la boca y otra en su concha al mismo tiempo, o le digo que se imagine que tiene dos bocas a su disposición, una en cada teta. Al hablarle si se vuelve loca. Pues bien, pensé en las posibilidades con estos dos chicos, pero me distraje porque era hora de desembarcar.

El día que llegamos, una vez instalados en el hotel, nos fuimos de compras. Vestido yo con ropa para la playa: pantalones cortos y una camiseta, o jersey. Ella con una camiseta, o jersey, muy escotada y sin sostén; con una minifalda bien corta y, de previo acuerdo, nada debajo. En una zapatería, al dependiente casi le da un infarto al verle a mi mujer por debajo de la falda. El precio de las sandalias bajo súbitamente y bajaba más cuando mi mujer le lo dejaba deleitarse viendo por debajo de su falda. ¿Te rasuraste la concha? Casi toda, me dijo. Solo dejé una rayita. Me dio risa su franqueza y al decir verdad, me estaba calentando.

De regreso al hotel, dejamos la compra en el cuarto y bajamos al restauran del hotel. Yo se que ella estaba loca por salir a la playa, pero era ya un poco tarde y decidimos esperar hasta el día siguiente. En el restauran nos topamos de nuevo con el par de chicos que estuvieron platicando con mi mujer. Resulta que el padre de uno de ellos tenía planeado hacer el viaje con su mujer. Pero una emergencia de trabajo a última hora le prohibió realizar el crucero. Y en vez de regresar los billetes del barco, se los regaló a su hijo, Andy, que era al que teníamos enfrente. Y Andy solo pudo pensar en su amigote Freddy, quien es el otro al que teníamos también enfrente.

De los dos, Freddy parecía el más aventado. Pero Andy tampoco se quedaba muy atrás y entre los dos se dedicaron a hacer reír a mi mujer y comprarle bebidas. Andy y Freddy tienen veinticinco años, más o menos, y son bien parecidos. No están mal de físico y los dos son muy cordiales y mantienen una conversación amena. Andy y mi esposa entablaron una conversación entre los dos, mientras Freddy y yo platicábamos por otro lado, aun sentados a la misma mesa, Freddy y yo hablamos de política y cosas por el estilo. Y viendo que mí mujer estaba muy entretenida con Andy, Freddy bajo la vos y me dijo que estaba interesado en una chica joven que también se hospedaba en el hotel y que tendría que irse pronto. O.K. Le dije y acto seguido se levanto y se fue sin despedirse. No que importara, ni mi mujer ni Andy se dieron cuenta.

Andy se fue acercando más y más a mi mujer y cuando menos me lo esperaba, había ya puesto su mano sobre la pierna de mi esposa. No parecía molestarle, ella seguía su platica amena y riéndose de lo que estaban platicando. El restauran no estaba tan concurrido, y estábamos sentados en un rincón algo privado y oscuro. Luego de imaginarme, por que es muy difícil que Andy hubiera solo tomado a mi mujer por la rodilla, vi como mi mujer se mordía el labio inferior y jadeaba a la vez. Con la cabeza hacia atrás, lo único que pude pensar fue que Andy estaba restregándole el clítoris a mi mujer. Cosa, que ella confirmo luego.

Les dije entonces que era hora de ir a la habitación. Se levantaron y me dejaron ahí a pagar la cuenta. Cuando llegué al cuarto, ella estaba tirada en la cama con la minifalda echa bolas en su cintura dejando su cuevita expuesta para que Andy se batiera chupándole y lamiéndole el clítoris. De rodillas frente a la cama y con la cara entre las piernas de mi mujer, Andy estiraba la mano derecha agarrándole una teta, y con la izquierda metiéndole los dedos en su coño mientras continuaba lamiendo el clítoris. Me quedé de piedra viendo a mi mujer de esta manera. Jadeante, con una mano sobre la cabeza de Andy y con la otra se pellizcaba su pezón, mi mujer le daba ánimo a su amante diciéndole que le gustaba mucho lo que le hacía. Y al parecer, Andy estaba haciendo buen trabajo moviendo de arriba abajo, de lado a lado y metiendo y sacando su lengua en el coño de mi esposa. Después de un rato, Andy metió ambas manos bajo las nalgas de mi esposa y levantaba, levemente y empujaba a mi mujer a su cara; a la vez que apretaba el culo con sus manos.

Areli estaba jadeante, Andy se la estaba llevando al éxtasis y aquí si ya me preocupé.

El problema con ella es que solo se chorrea una vez. Cosa curiosa, pero es algo que en rara ocasión hayamos podido superar. Ella se chorrea, y luego dice que ya no mas. Que le duele. En ese momento Areli se levanta y empuja a Andy de ella al mismo tiempo que le dice que se la meta ya. Andy se levantó y se apuró a quitarse los pantalones cortos. Dejo caer los ‘shorts’ al suelo quedándose en camiseta y bragas. Mi mujer se abalanzó sobre el y le jaló las bragas exponiendo una verga dura que apuntaba al techo. Andy no es tan afortunado para tener una tranca grande. Entre quince y dieciséis cms. No muy gruesa, como yo. Areli dice que una muy grande le dolería y que es mejor una de tamaño normal. Creo lo dice para no lastimar mi ego, digo por que luego les contare algo que sucedió inmediatamente después del viaje. Tipos como Andy y yo, tenemos que superar el problema del tamaño de verga con el buen tratamiento de la mujer. Evidentemente, Andy lo sabe y se esfuerza para llevar a una mujer al orgasmo con otras tácticas. De ahí que sea un experto amante oral. Y no lo digo como si esto me pesara, en realidad no he tenido quejas de ninguna mujer. Y me imagino que Andy tampoco. ¿A que mujer no le gusta que le coman el coño?

Pero ahora era el turno de mi se-me-esta-haciendo-muy-puta-y-muy-rápido esposa. Areli se sentó a la orilla de la cama, para mejor acceso, y sin preámbulos lo agarró de la verga y se la metió en la boca. ¡UFFF! Que cosa más espectacular ver a una mujer chupar verga. Andy echó la cabeza atrás, obviamente disfrutando del calor de la boca de mi esposa sobre su tranca. Areli estaba ida de lujuria chupando a Andy, y aun cuando mi mujer no puede meterse toda la polla hasta la garganta, hace un trabajo extraordinario con sus labios succionando, manteniendo a su víctima al borde del orgasmo. Cosa evidente, pues Andy tuvo que quitársela después de unos cuantos minutos, para evitar chorrearse.

Lo que hizo la muy puta después me dejo al borde a mi de correrme en los pantalones. Se acostó otra vez y abrió sus piernas lo más que pudo. Como su culo seguía a la orilla de la cama, Andy, de pie, levantó las piernas de Areli y se las puso a los hombros, dejando la raja de mi mujer a la altura de verga, con una mano guió su polla hacia la raja y de un solo empujón se la ensartó hasta la base. Areli dio un gruñido de lujuria sintiendo la herramienta de Andy. Andy comenzó a follarse a mi mujer lentamente, metiendo su tranca hasta la base y luego sacándola casi completamente para arremeter otra vez. Pero después comenzó a arremeter con más fuerza y más rápido. Cada vez que la llevaba al borde del orgasmo, se detenía y comenzaba a fallársela despacio. Areli estaba volviéndose loca y le gritaba que se la metiera rápido. Luego de un rato, Andy saco su polla y le dijo que se subiera bien a la cama. Mi esposa se acomodo bien, y volvió a abrir sus piernas. Andy se coloco entre las piernas de Areli y se echo encima a chuparle las tetas. Tan Alto como yo, Andy tuvo problemas metiéndole la polla a mi mujer y chupándole las tetas al mismo tiempo. Los dos estamos de 6 pies, como un metro ochenta y…algo, mi esposa mide apenas cinco pies cuatro pulgadas, como un metro sesenta. O le metía la tranca, o le chupaba las tetas. Decidió meterle la polla y agarrarle las tetas en vez, mientras la besaba chupandose los dos la lengua. No tuve mas remedio que sacarme la polla y jalarme un poco, pues la tenía bien parada y todavía vestido completamente. Después de un buen rato, Andy cambió de nuevo posición quedando Areli sobre el. Areli comenzó a cabalgar la polla de Andy moviendo su cintura y culo. Apoyada con sus brazos extendidos sobre la cama y con Andy abajo, este entonces tuvo acceso a las tetas de mi mujer. Levantando la cabeza, alternaba de pezón a pezón, chupando uno mientras masajeaba el otro. Otra vez, Areli se volvía loca, pues le encanta que le chupen las tetas.

Pero todo llega a su fin, Andy volvió a cambiar de posición, otra vez el arriba, pero ella boca abajo. Andy apresuró las folladas y en poco tiempo mi mujer empezó a gritar que ya se venia. Al oír esto Andy le dio más fuerte y al poco tiempo Areli gritó jadeante que ya se había chorreado. Pero Andy continuó metiéndole la tranca a mi mujer, fuerte y rápido, por unos cuantos segundos mas y luego dio un gruñido y dio una última arremetida dejando su polla metida hasta la base en el coño de mi mujer. Se dejó caer sobre ella y los dos se quedaron quietos por varios minutos.

Andy saco su polla, que ya estaba poniéndose flácida, y le dio un beso en cada nalga a mi mujer. Se sentó a la orilla de la cama y le ofrecí una cerveza. Areli siguió en la cama, boca abajo, con la leche de Andy escurriéndose del coño.

Areli se levantó al aseo, y mientras Andy y yo platicamos. Gracias por compartir, me dijo. Fue un placer, y parece que no la desilusionaste, le dije. Me preguntó que si éramos ‘swingers’, le dije que no, que era una fantasía de los dos. Y luego le di las gracias por participar. El dijo que al principio estaba un poco nervioso por estar yo ahí, pero luego se olvidó por completo de mi presencia, aunque a veces se preguntó si me uniría yo para hacer un trío. Le dije que me hubiera gustado, pero de previo acuerdo, ella quería experimentar sola con alguien mas, siempre y cuando estuviera yo presente. La próxima vez, quiero que sea de verdad un trío, le dije. ¿Estas dispuesto? Pregunté. Si, dijo sin titubear.

Pero quiero sorprenderla, quiero que el trío sea contigo y con otro más, no yo. ¿Te atreves?

Si, claro ¿Pero quien?

Tu amigo Freddy.

Pues no creo que se oponga.

Mi mujer salió del aseo y se acostó. Andy dijo que se marchaba, pero Areli le dijo que se quedara a dormir con ella. Me volvió a sorprender, y Andy se volvió hacia mi inquisitivo. Quédate si quieres, le dije.

Mi mujer y Andy se acostaron, y poco tiempo después los deje solos, era obvio que Areli estaba cansada y solo escuche que se besuqueaban. Me tuve que ir a la otra habitación a ver un poco te TV. y a dormir al sofá. Lo que sucedió después se los cuento a la siguiente.

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