De vacaciones con mi prima
Mis padres me obligaron a ir de vacaciones con la familia, pero mi prima hizo que mereciese la pena
Este relato, que está basado en una situación real, lo escribí hace unos años y lo publiqué en otra web y con otro Nick, ahora, pasado este tiempo, he decidido ampliarlo y publicarlo completo en Todorelatos.
Lo que voy a contar ocurrió hace ya unos cuantos años cuando yo tenía 18.
Aquel año fui de de vacaciones a la playa con mis padres, a mi no me apetecía mucho y hubiese preferido ir de camping con mis amigos, pero era imposible evitar esas vacaciones familiares. Todos los años íbamos a la playa de San Juan en Alicante, y en esta ocasión nos acompañaban mis tíos y mis primos, la idea era estar allí 15 días y después marcharnos todos a la casa que mis abuelos tenían en el pueblo.
Yo llevaba mucho tiempo desconectado de la familia, así que para mí fue una sorpresa ver que mi prima Laurita, también de 18 años, había pegado un cambio sorprendente y había dejado de ser un patito feo para convertirse en un autentico cisne, debía medir un metro sesenta, pelo largo y moreno, unas caderas redondeadas, el culito pronunciado y unos pechos no muy grandes pero atractivos.
Desde el primer día en la playa me di cuenta que mi prima se ponía siempre a mi lado y aprovechaba cualquier oportunidad para rozarme, abrazarme o cogerme de la mano. Me extrañó un poco pero no le di importancia, la cosa cambió cuando el cuarto día, al meternos en el agua para darnos un baño en la playa, ella me siguió y empezó a salpicarme con el agua, yo le dije que parase o le haría una aguadilla, a lo que ella me contestó que no era capaz. Sin pensarlo dos veces me acerqué y la cogí en brazos para llevarla más adentro, pero ella me pasó el brazo por detrás del cuello y me dijo que le gustaba estar así y con un pequeño movimiento se soltó una pierna dejando mi mano en el interior del muslo de la otra y muy próximo a su bikini, a continuación cruzó la primera por encima presionando mi mano contra su entrepierna, mi mano estaba ahora entre sus dos piernas y prácticamente estaba tocando su vulva con mis dedos. Esto me puso a cien, pero me puse nervioso y la solté, al hacerlo vi que las tetillas que se adivinaban bajo su bikini eran pequeñas pero con unos pezones que resaltaban notablemente, ella se puso detrás y me abrazó pegando sus pequeños pechos a mi espalda, al sentir el contacto de sus pezones me puse muy mal, más aún cuando noté que ella no lo hacía de forma inocente sino que estaba excitándose con el contacto. Me solté y le dije que nadásemos un poco, ella empezó a nadar a braza y yo me acerqué por detrás cogiéndola por la cintura y nadando al mismo compás, a medida que ella daba brazadas yo fingía resbalar y deslizaba las manos hacia abajo, hasta que las tuve a la altura de su bikini, ella no me decía nada por lo que continué en mi tarea de acariciarla, bajé un poco más las manos e introduje suavemente dos dedos debajo de su bikini. Yo estaba alucinando, mientras nadábamos le sujetaba las caderas con las manos y mis dos dedos estaban acariciando su pubis en el que se notaban unos pelillos cortos y suaves que sin duda le habían salido no hacía mucho. Mis dedos se movían con lentitud pues no quería que se asustase, tocaba su vello púbico y descendía hasta el borde de su vulva, pero al llegar allí ella daba un tirón y me impedía continuar, por lo que me quedaba con las ganas de poder acariciárselo.
Esto mismo lo repetíamos día tras día, ella se tumbaba a mi lado, nos bañábamos juntos y me permitía acariciar el interior de su entrepierna y el pubis, pero sin conseguir ningún avance más. Como era normal, al llegar a casa me veía obligado a hacerme pajas todos los días.
La tarde antes de irnos mis padres decidieron ir a dar un paseo en barco, todos se apuntaron pero yo dije que no me apetecía, al momento Laura dijo que tampoco quería ir.
Cuando se fueron todos Laura me propuso ir a dar un paseo, yo acepté y ella se fue a la habitación a vestirse, escuché como subía su persiana y me asomé a mi ventana, ambas estaban enfrentadas dentro de un patio interior, por lo que podía ver a mi prima en su habitación, estaba quitándose la camiseta y al hacerlo vi que debajo no llevaba nada y sus tetas quedaban a la vista, estaban esplendidas, pequeñas pero con una areola sonrosada y unos pezones chiquitos pero prominentes. Observé como Laura miraba de reojo y me veía, pero no hizo nada para taparse, al contrario, se hizo la despistada y pasó suavemente las manos por el contorno de sus tetas acariciándose suavemente los pezones, a continuación se quitó el pantalón corto que llevaba y por último las braguitas, ahora podía ver ese coñito que tanto deseaba, el pelo de su pubis estaba recortado y era muy cortito y moreno, ella se lo acarició levemente y después se dirigió al armario, allí fue sacando ropa y probándosela frente al espejo, primero lencería, casi todas sus braguitas y sujetadores eran blancos, y después faldas y blusas, no cabía duda que estaba haciendo un pase de ropa para mí.
Cuando vi que ya estaba vestida fui al baño, y dejando la puerta entreabierta me metí en la ducha, esperé un poco, y cuando noté que caminaba por el pasillo abrí el grifo y me metí bajo el chorro de agua, desde la ducha podía ver la puerta reflejada en el espejo, así que esperé y de repente observé que Laura estaba asomándose con mucho cuidado por la rendija de la puerta, entonces empecé a enjabonarme incidiendo especialmente en mi entrepierna y frotando mi polla una y otra vez, ésta ya llevaba un buen rato erecta fruto del espectáculo que mi prima acababa de darme, así que más que una ducha estaba haciéndome una potente paja. Miré de reojo y vi como Laura seguía mirando a través de la puerta, me pareció ver como metía su mano debajo de la falda para acariciarse, pero la distancia no me permitía verlo con la claridad que yo deseaba, a pesar de ello continué pajeándome hasta correrme. Después fui a mi habitación, me vestí y salimos a pasear. Laura llevaba una minifalda blanca y una camiseta muy ajustada que quedaba a la altura del ombligo.
Nada más salir, ella cogió mi mano y la pasó por detrás de su cintura, ahora íbamos caminando como una pareja de novios, como ya era casi de noche y por el paseo marítimo había mucha gente, le dije que era mejor pasear por las calles interiores que estaban más tranquilas, ella me sonrió y me dijo que si, nada más adentrarnos en una de esas calles comencé a descender mi mano de la cintura a su cadera, para finalmente dejarla en su culo, ella me miró sonriente sin poner objeción, así que pasé mi mano por todo su trasero acariciándolo y apretándolo, era impresionante, tenía un culo redondeado y muy duro. Así estuvimos caminando durante un rato hasta que vimos un parque con un estanque, ella se acercó a verlo y se apoyó en la barandilla de frente al agua, yo me puse detrás y la cogí por la cintura, al momento noté como Laura echó el culo hacia atrás pegándose a mi pantalón, mi polla saltó como un resorte creciendo sin parar dentro del mismo y yo me apreté contra ella con fuerza, mis manos fueron subiendo por el interior de la camiseta hasta alcanzar sus pechos, las metí bajo el sujetador y pude acariciar sus tetas por primera vez, eran suaves y chiquitas, pero sus pezones despuntaban y se apretaban contra el sujetador, ella llevó sus manos a la espalda y lo desabrochó, liberándolos y permitiendo que yo pudiera acariciarlos y pellizcarlos con facilidad bajo la camiseta, al instante comenzó a gemir.
LAURA.- Ummm. Tienes unas manos muy suaves.
MARCO.- ¿Te gusta que te acaricie?
LAURA.- Ummmm. ¿Es que no te habías dado cuenta aún? Desde el día que llegamos he estado deseando que me acaricies.
Mis dedos jugaban con sus pezones sin parar y ella cada vez gemía con más intensidad.
LAURA.- Ummm, Me gusta mucho que me acaricies.
Yo apretaba con más fuerza sus pezones y ella empujaba su culo contra mi polla moviéndolo muy despacio, bajé una de mis manos y la metí bajo su falda acariciando el interior de sus muslos, subí despacio hasta llegar al borde sus braguitas e intenté meter un dedo en el interior, ella rápidamente junto las piernas cerrándome el paso.
LAURA.- ¡No! Ahí no, por favor.
Me dejó planchado, pero continué acariciando el interior de sus muslos con una mano mientras con la otra no dejaba de pellizcar y acariciar sus pezones, sus gemidos cada vez eran más fuertes e intensos, así que aumenté el ritmo al tiempo que presionaba mi polla contra su culo. De repente, tuvo un espasmo y su cuerpo empezó a temblar debido al orgasmo que estaba disfrutando.
LAURA.- Ummmm, ummmmmm, ya, ya está.
Ella sacó mis manos de su camiseta, se dio la vuelta y me abrazó sonriendo.
LAURA.- Uy, que tarde es, tenemos que volver a casa ya.
Mi prima acababa de tener un orgasmo y a mi me dejaba con la polla tiesa y con un calentón de mucho cuidado. Por el camino lo único que pude hacer fue tocar su culo durante todo el trayecto, pero las vacaciones playeras habían terminado y yo había perdido la oportunidad de llegar a más con ella.
Al día siguiente llegamos al pueblo, deshicimos las maletas y cada uno salió a ver a sus amigos. A la hora de cenar estábamos todos en la mesa y mi prima se hizo un hueco y se sentó junto a mí, como éramos muchos nos encontrábamos muy juntos, y esto hizo que Laura me rozase constantemente con su pierna, yo no podía más y metí una mano por debajo de la mesa poniéndola sobre la rodilla de ella, su reacción fue poner su mano sobre la mía y dedicarme una sonrisa, ante esta situación comencé a acariciar su pierna despacio por encima de la faldita y ella, para sorpresa mía, la bajó y la puso sobre su muslo pero bajo la falda, mi excitación iba en aumento, estaba acariciando de nuevo las piernas suaves de mi inocente primita, mi mano se deslizaba cada vez más arriba y ya estaba en el interior de sus piernas y muy próxima a su braga, extendía el dedo y lograba rozar el encaje, ella apretaba las piernas, por lo que tenía que empujar poco a poco para ganar terreno, ya tenía un dedo dentro de la braguita, y por el tacto y lo que había visto el día anterior a través de su ventana, me la imaginaba blanca pequeña y con encajes, mi dedo acariciaba nuevamente su vello púbico, y notaba como Laura estaba nerviosa pues no paraba de moverse en la silla, no sé si por el calentón o por dificultar mi exploración, finalmente tuve que sacar la mano por miedo a que mis padres o mis tíos se percatasen de lo que sucedía.
Después de cenar nos quedamos todos en el salón viendo la televisión, como éramos muchos estábamos en dos filas, los primeros en los sofás y mi prima y yo detrás en dos sillas. Ponían una película y Laura dijo que era mejor verla sin luz, así que se levantó y la apagó, sentándose a continuación junto a mí, cogiendo mi brazo y pasándolo por encima de sus hombros, mi mano quedaba colgando, por lo que la aproximé a su pecho y comencé a acariciarlo por encima de la camiseta, ella se movió en la silla y se colocó de forma que yo pudiera tocárselo con facilidad, así estuve un buen rato, mi mano acariciaba su pecho y el pezón se marcaba tanto que parecía que iba a salirse de la camiseta. En el intermedio de la película mi tío se levanto a encender la luz, así que Laura salió deprisa hacia el baño para que no viesen como tenía los pezones. Yo recordé que la ventana del baño daba al callejón trasero de la casa, por lo que salí corriendo para verla, cuando llegué vi que estaba entreabierta y me asomé con cuidado, mi prima estaba sentada en el WC, tenía la falda subida hasta la cintura y las bragas en los tobillos, miró de reojo a la ventana y yo me quité rápidamente, pero por un instante nuestros ojos se cruzaron, ya no sabía si asomarme de nuevo o marcharme, pero la curiosidad pudo conmigo y volví a mirar. Laura se había levantado, tenía las bragas en los tobillos y sujetaba la falda con una mano al tiempo que con la otra estaba limpiándose la vulva con papel higiénico, a continuación se dio la vuelta ofreciéndome una visión espectacular de su estupendo culo, se agachó para subirse las braguitas y bajó la falda ajustándosela, se miró en el espejo sonriendo y salió del baño. Yo tuve que volver corriendo para llegar al salón rápido, cuando entré, ella estaba sentada en la silla sonriéndome.
Al terminar la película todos nos fuimos a dormir, como la casa tenía dos plantas, en la primera dormían casi todos y en la planta alta abuhardillada había dos dormitorios, Laura y su hermana se pidieron una y yo rápidamente dije que quería la otra, al subir las escaleras, que eran muy inclinadas, dejé pasar a mi prima y me quedé observando desde atrás como ascendía moviendo inocentemente el culo, por lo que la falda que era mini, dejaba ver ligeramente las bragas que como yo pensaba eran blancas. Al llegar arriba nos despedimos y cada uno se fue a su dormitorio. Minutos más tarde yo no paraba de pensar en ella y en esas braguitas que me tenían loco. Sin pensarlo dos veces me levanté y me dirigí al dormitorio de mis primas, abrí la puerta y les dije:
¡Hola! No puedo dormir, ¿me dejáis que os haga compañía?
Laura encendió la luz y me dijo que me acercase y me sentase en la cama junto a ella. Era una cama de 1,35 y estaban las dos en ella. Pasado un rato de charla les insinué que hacía frío y me iba a mi habitación, pues era una casa antigua y no estaba muy acondicionada. Laura apagó la luz y contestó diciendo:
- Túmbate en la cama a mi lado y tápate con la sábana
Sin perder tiempo me metí dentro y me pegué todo lo que pude a ella, nuestros cuerpos se rozaban y su mano tomó la mía, sin decir nada la llevó a sus piernas y la dejó sobré su muslo derecho, yo comencé a deslizar la mano hacia arriba hasta llegar al borde de su camisón, entonces metí la mano entre sus dos piernas y seguí ascendiendo arrastrando el camisón hacia arriba, sus piernas eran tan suaves que solo con acariciarlas mi polla se puso erecta, subí un poco más hasta que llegué a rozar el encaje de las bragas, continué el ascenso y por fin acaricié el chochito por fuera, notaba como las braguitas se ajustaban perfectamente a su cuerpo y al tener tan poco pelo en el pubis se marcaban perfectamente sus labios vaginales. Mis movimientos eran lentos pues no quería que su hermana se diese cuenta, mi dedo índice se metió bajo la braga y jugó con sus pelillos, pero una vez más, al intentar introducirlo en el coño, Laura cerró las piernas impidiendo mi acceso, a pesar de ello y de repente, mi prima comenzó a respirar agitadamente y temblar de una forma exagerada, su hermana le preguntó si se encontraba mal. Pero no hubo respuesta, al contrario, los movimientos se acentuaron más, especialmente cuando apreté mi dedo contra su clítoris haciendo pequeños círculos por encima de la braga. Laura temblaba y tenía la mano en la boca intentando tapar los gemidos que salían de ella.
Mi prima había tenido un orgasmo monumental, así que cogí su mano y la puse sobre mi pijama encima de mi polla, pero ella la quitó rápidamente, así que me levanté y me despedí hasta el día siguiente. Al llegar a mi habitación me hice una buena paja y después decidí que no volvería a bailar al ritmo que ella pretendía, si quería jugar lo haría como yo quisiera.
La noche siguiente bajamos toda la familia a un pueblo cercano que estaba en fiestas, le dije a Laura si quería montarse en la Noria y ella respondió que sí, así que nos fuimos los dos a la zona de atracciones, nada más montarnos pasé mi mano por encima de su hombro introduciéndola por el escote de su blusa, ella se pegó mas a mí y pude meter mis dedos en el interior del sujetador llegando a sus pezones, mientras la noria giraba yo amasaba sus tetas y pellizcaba sus pezones sin parar. Laura echaba su cabeza hacia atrás y gemía sin parar, así que metí la otra mano bajo su falda y acaricié el interior de sus piernas subiendo hasta llevarla directamente a su coñito. Ella apretó las piernas, pero yo se las separé como pude y puse mis dedos sobre su coño por encima de la braga, comencé a acariciar su clítoris y ella poco a poco cedió abriendo las piernas y facilitándome el acceso, aparté la braga y metí uno de mis dedos en su interior, tenía el coño completamente empapado y ahora me dejaba hacer lo que yo quería, era el momento de jugar con ella. Saqué mi mano de su falda y cogí la suya llevándola a mi pantalón por encima de mi polla, ella me miró y me dijo.
LAURA.- Sigue tocándome por favor.
MARCO.- Ahora te toca a ti, tócame a mí.
LAURA.- No por favor, sigue tú, no me dejes así.
Laura retiró la mano de mi polla y volvió a pedirme que siguiera, yo respondí que no y dejé de acariciar sus tetas.
LAURA.- No por favor, no te enfades, sigue tocándome. ¿No te gusta acariciar mis tetas?
Yo no respondí, cuando paró la noria le dije que me iba con mi amigos y la deje allí.
A lo largo del día siguiente no la hice caso, ella me buscaba pero yo siempre la evitaba y cuando se sentaba a mi lado me levantaba y la dejaba sola. Al llegar la noche dije que tenía sueño y me fui pronto a dormir, ella se me acercó y me pidió que fuese a su dormitorio, a lo que yo contesté que no, en los ojos de Laura aparecieron unas lágrimas, pero me di la vuelta y me marché. Pasada media hora escuché como mis primas subían a su dormitorio, yo estaba despierto y tremendamente excitado, pero sabía que no podía acudir a su habitación porque volvería a pasar lo mismo, así que decidí dormir.
A los quince minutos se abrió la puerta y vi al trasluz que era Laura, susurró si estaba despierto y al decirle que sí me preguntó por qué no había ido a su habitación. Encendí la luz y divisé una visión espectacular, mi prima estaba de pie junto a mi cama, llevaba la melena suelta y vestía unas braguitas diminutas que no podían disimular el abultamiento de su vulva y que por ser casi transparentes marcaban perfectamente esa maravillosa rajita que con tanto placer había acariciado anteriormente, la camiseta que llevaba era de gasa fina y transparentaba sus pechos pequeños, pero en los que destacaban unos pezones puntiagudos y redonditos.
Estaba parada sin saber que hacer, así que levante la sabana y me hice a un lado, ella se metió en la cama y se pegó a mí con fuerza. Era mi oportunidad, mientras con una mano comencé a acariciar sus pezones por encima de la blusa, con la otra fui subiéndola hasta dejar los pechos al aire, ¡Que visión! eran pequeñitos y duros y los pezones estaban totalmente en punta, era un placer poder tocarlos, así que sin dudarlo me incliné y puse mis labios sobre uno de ellos, lo lamí, succioné y apreté entre mis dientes, ¡Era delicioso! Una de mis manos fue deslizándose hasta llegar a la braguita, durante un tiempo jugué por fuera acariciando la entrada de su coño, Laura estaba excitadísima y me acariciaba el pelo con sus manos, rápidamente introduje el dedo bajo la braga y lo llevé a su clítoris, pero ella instintivamente cerro las piernas y se giró para sacármelo, otra vez volvíamos a las andadas. Me di la vuelta y le di la espalda, ella me pregunto qué me pasaba y por qué no seguía, yo le contesté que no estaba dispuesto a seguir así. Por un lado quería conseguir más de ella pero por otro tenía miedo de que se fuera y me dejase allí con el calentón. Laura comenzó a llorar y me dijo.
LAURA.- Dime qué quieres que haga.
Inmediatamente tomé su mano y la puse sobre mi pijama, hice que me acariciase la polla por encima y a continuación la metí debajo de forma que pudiese tocarme sin obstáculos, se la notaba nerviosa así que la ayude a que abriese los dedos, rodease mi polla y comenzase a hacerme una paja, poco a poco fue cogiendo ritmo y sus movimientos iban siendo más seguros, no apartaba su vista de mi tremenda erección. Pasé mi mano por sus mejillas y limpié las lágrimas que aún descendían por ellas, después puse la mano en su cuello y bajé su cabeza hasta tener mi polla a escasos centímetros de sus labios, no se decidía, e incluso empujaba para separarse, por lo que presioné con más fuerza su cabeza hasta que sus labios se abrieron y engulleron el capullo rojo y deseoso de ser comido, sus lamidas eran inseguras pero a cada momento que pasaba notaba como se la tragaba más adentro y movía su lengua de forma que mi capullo crecía en su boca. Mientras ella me hacia la mamada yo introduje mi mano bajo su braguita y comencé a acariciar su coño húmedo.
Al principio metí un dedo que fui deslizando poco a poco entre sus labios vaginales, ella por primera vez abrió ligeramente las piernas facilitándome el acceso, por lo que sin dudarlo un momento aparté la braga a un lado y metí dos dedos dentro de su coño, su respiración se aceleraba, su boca se comía con desesperación mi polla y sus caderas se movían de forma que buscaban claramente mis dedos, era ella la que se los estaba clavando hasta el fondo, creí que se había hecho daño y saqué la mano rápidamente, pero ella me dijo no parase y se los metiera otra vez, pero con cuidado.
Estas palabras me excitaron más si cabe y a partir de aquí le introduje dos y tres dedos de forma que ella no paraba de gemir, estaba en mis manos y podía jugar con ella a placer, me chupaba la polla gimiendo como una loca, se movía adelante y atrás y se retorcía con mis dedos dentro de su coño que se había dilatado de una forma considerable, estaba totalmente excitada.
MARCO.- ¿Te gusta que te toque así?
LAURA.- Ummmmm. Siii, mucho, nunca había sentido algo así. Ummm, no pares por favor.
Su cabeza subía y bajaba y su boca se tragaba mi verga una y otra vez, en ocasiones me miraba para ver si a mí me gustaba como lo hacía. Yo asentía y presionaba su cabeza para que siguiera mamando mi polla de nuevo.
Ya no podía más y estaba a punto de correrme, así que se lo dije, Laura intentó separarse, pero agarré con fuerza su cabeza y le dije que no se sacara la polla de la boca, mi corrida fue espectacular, noté como mi pene soltaba varias descargas y mi leche inundaba la boca de Laura, ella respiraba como podía y se tragaba toda la leche sin quejarse, cuando acabé continuó lamiéndome el capullo con mucha suavidad, yo aceleré los movimientos de mis dedos en su coño y ahora fue ella quien se corrió gimiendo sin parar, tuve que taparle la boca para que no despertara a nadie. Nos abrazamos y nos quedamos quietos durante un largo rato, poco después ella se levantó y se fue a su habitación diciéndome.
LAURA.- Eres el primer hombre que me toca y el primero al que hago esto, nunca he estado con ninguno y tenía miedo de hacerlo mal, espero que te haya gustado.
MARCO.- Ha sido estupendo, lo haces muy bien.
LAURA.- ¿Puedo venir mañana otra vez?
MARCO.- Puedes venir cuando quieras.
Me sonrió y se fue a su habitación.
Ese verano dio para más pero yo respeté siempre su virginidad. Desde entonces debo deciros que, a pesar de haberme casado, me he hecho muchas pajas pensando en mi prima.