De vacaciones con mi novia Sandra.

Jorge se va de viaje con su novia Sandra, Sandra hará que Jorge vista de mujer durante el viaje y le convencerá para que deje atrás a Jorge y se convierta en Silvia para toda la vida o romperá su relación

De vacaciones con mi novia Sandra.

Había llegado el verano y Sandra y yo preparamos las maletas para irnos de viaje a la selva amazónica. Me llamo Jorge y tengo 27 años, los mismos que mi novia Sandra. Soy un chaval normal nada del otro mundo que tiene una novia, como dicen mis amigos, espectacular y por ello soy la envidia de todo el grupo.

Nos subimos al vuelo rumbo a Lima, era nuestro primer vuelo transatlántico para ambos y se nos notaban los nervios. Por delante teníamos doce horas de avión más luego otro vuelo desde Lima a Cuzco.

Pasamos el vuelo entre sueños, paseos por el pasillo del avión y viendo alguna películas, cuando llegamos a Lima tuvimos que darnos prisa ya que el vuelo se retrasó algo y casi perdimos el vuelo a Cuzco pero todo salió bien.

Por fin llegamos a Cuzco, exclamó Sandra a la par que me dio un abrazo mientras me besaba.

Van a ser unas vacaciones espectaculares, estoy deseando visitar Machu Pichu, continuó.

  • Pues yo ahora mismo solo tengo ganas de llegar al hotel, quitarme esta ropa sudada darme una ducha y descansar un poco, le dije.

  • Recojamos las maletas y podrás descansar Jorge, me dijo ella cariñosamente.

Nos acercamos a la cinta de recogida de las maletas y tras cinco minutos comenzaron a salir. La maleta de Sandra salió rapidamente pero la mia no salía y tras más de quince minutos y viendo que no salían más maletas, pasamos por el mostrador de la compañia a informarnos.

  • Es posible que haya habido algún problema en el enlace y la maleta no se haya subido al avión, nos explicó muy amablemente una señorita. No se preocupen denos los datos de donde se encuentran alojados y en cuanto la localicemos se la enviaremos.

Así lo hicimos y cogimos un taxi que nos llevó hasta el hotel.

Una vez nos dieron habitación rápidamente me quite la ropa ya que llevaba con ella desde el día anterior que habíamos salido de Madrid y me metí a la ducha. Enseguida apareció Sandra en pelotas y se metió conmigo a la ducha. Comence a masajearla la espalda tal como a ella le gustaba y ella me compensó aprentando fuertemente mis cachetes del culo con ambas manos mientras me besaba. En ese momento Sandra comenzó a reírse.

  • ¿De que te ríes cariño? Le pregunté

  • Estaba pensando amor, que no tienes ropa para ponerte, tendré que dejarte alguno de mis modelitos, van a estar muy mono, y continuaba riéndose.

Yo no había caído pero era verdad lo que decía mi chica, no tenía nada que ponerme ya que todo iba en la maleta.

  • Espera un momento, dijo Sandra mientras salía de la ducha y volvía a aparecer rápidamente con una cuchilla en la mano.

  • Si te pones alguno de mis shorts no vas a ir enseñando todos esos pelos en las piernas, me dijo y comenzó a depilarme pero no acabo en las piernas sino que continuó por mi zona íntima dejándome sin un solo pelo y después acabo con mi pecho, espalda y axilas. Me había dejado sin un solo pelo en todo mi cuerpo, el verme sin pelos mis partes íntimas me pareció raro y sin saber muy bien que decir, le dije:

  • Parece que la tengo más larga, ¿verdad?

Ella se rio y me dijo, tampoco es muy difícil

Yo me puse un poco rojo ya que desde niño he tenido complejo por tener un pene tan pequeño. Al ver mi cara, Sandra intento arreglarlo rápidamente.

  • Pero ya sabes Jorge que a mí me gusta así de pequeñita como la tienes y comenzó a acariciarmela para decir: Ves como ya se te va haciendo un poco más grande, ya la tienes como un chico  y soltó una carcajada.

Salimos de la ducha y nos echamos en pelotas en la cama a descansar un poco. Debieron pasar cerca de tres horas cuando Sandra me despertó: levanta Jorge, vayamos a dar un paseo por la ciudad y comprar algún souvenir.

Me levante y vi como Sandra me había preparado ya la ropa que llevaría. Unos shorts vaqueros que difícilmente me iban a tapar completamente el culo y una camisetita de tirantes, además de unas bragas tipo bikini y un sujetador a juego en color negro.

Me ayudó a ponerme el sujetador, que ya había preparado con relleno y después me coloqué las bragas. Me subi los shorts y me puse la camiseta. Me miré al espejo y le dije:

Con estos pantalones se me ve el culo.

Y Sandra me respondió: una jovencita de 27 años como tu tiene que mostrar sus encantos y me dio un cachete en el culo.

Era la primera vez que me vestía completamente de mujer pues sólo alguna vez jugando en casa me había puesto algunas bragas de Sandra pero me la había quitado al momento y el verme en esos momentos vestido de chica con sus bragas y sosten me daba una sensación increíble.

Ven que te de un poco de maquillaje en la cara para que no se te note la barba. Mira que bien ya no se nota nada, dijo al acabar y cogió una barra de labios y me pinto los labios de un color rojo encarnado.

Después buscó en su maleta y me dio unas sandalias de tira de las que llevas todo el pie al aire y que se sujetan con otra tira que da la vuelta al tobillo que tendrian unos 2-3 centímetros de tacón.

  • Toma, estas sandalias te irán bien y una vez puestas me puso una pulsera en la muñeca y otra a juego en el tobillo. Debo decir que de siempre el ver a una chica con una pulsera en el tobillo me ponía a cien y Sandra lo sabía por lo que no perdió la ocasión de que yo la llevara.

Y transformado en mujer estaba preparado para dar una vuelta por Cuzco.

  • Falta una cosa dijo Sandra. Te llamaras Silvia a partir de ahora porque si te llamo Jorge va a quedar muy mal.

Salimos por la ciudad y la verdad es que yo me encontraba encantado de vestir como una chica, Sandra sabía ya que se lo había confesado que de siempre me ha gustado el vestirme de mujer.

  • Silvia, no te quejaras, de vacaciones en Cuzco aquí que no te conoce nadie y encima puedes vestir de mujer como siempre ha sido tu ilusión

  • Gracias cariño, pues si lo estoy disfrutando muchisimo. Aunque voy cansada con estas sandalias, aunque tengan poco tacón no estoy acostumbrado a ello y llevo los pies muy cansados.

  • Pues ahora entramos en alguna tienda y te compras unas sandalias planas típicas de aquí.

  • Buena idea cariño, mira en esa tienda yo creo que tendrán. Y entramos en una tienda donde tenían un montón de calzado y ropa, principalmente vestidos de mujer.

Yo creo que esas sandalias me irán bien, le dije señalando unas planas que tenían sujección entre el dedo gordo y el segundo dedo y venia con una flor decorando ese punto. La señora de la tienda me sacó mi número y me las probé

  • ¿Que tal le quedan señorita? Pregunto la tenderá.

  • Me quedan perfectas, me las llevaré puestas.

  • De acuerdo, ¿van a querer algo más? Miren que vestidos más fresquitos tengo, echen un ojo y si quieren probarse alguno me lo dicen. Este le quedaría a usted muy bien y me enseñó un vestido corto sin mangas, con la falda un poco abierta y que se abrochaba con botones toda la parte delantera.

Pruebeselo, verá que fresquita va con él y no con esos shorts vaqueros que tiene que ir achicharrada.

La verdad es que la mujer llevaba razón, los shorts vaqueros que llevaba daban mucho calor. Mire a Silvia y con los ojos me dio su aprobación como diciendo pruebatelo.

-¿donde esta el probador? Le pregunté.

  • Pase por aquí, me dijo acompañanadome a una pequeña salita. Por lo visto no tenía probadores sino que utilizaba el despacho.

Me quité la camiseta y los shorts quedándome en ropa interior y aproveche para mirarme un rato como me quedaba el conjunto de braguitas y sosten de Sandra y la verdad que no tenía mal tipo. En ese momento entró de nuevo la tendera y me pillo ej ropa interior.

  • ¿Que tal le queda? Uy si aún no ha acabado de cambiarse, no pasa nada yo le ayudaré y allí estaba delante de una mujer peruana en ropa interior. Le alcanzó el vestido por detrás, y se dio la vuelta para comenzar ella misma a abrocharmelo.

  • Tiene usted un buen cuerpo señorita.

Cuando me dijo esto, yo enrojeci y pensé para mi, parece que paso por una mujer sin que se den cuenta.

Acabo de abrocharme el vestido y la falda me quedaba por la mitad del muslo, bastante cortita y en la parte de delante al no llevar botones justo hasta abajo al caminar enseñaba un poco más de muslo, lo que me ponía más excitada. Salí para que me viera Sandra.

  • ¿Como lo ves Sandra? ¿Me queda bien?

  • yo creo que te queda estupendo Silvia.

  • ¿Entonces se lo lleva también verdad? ¿Se lo lleva puesto? Le guardaré en una bolsa su short y su camiseta junto a sus sandalias.

Pagamos las sandalias y el vestido y continuamos con el paseo.

  • Que atrevida eres Silvia, no pensé que te atreverías a llevar un vestidito así, me decía Sandra entre risas, pero vas monisima.

Yo me encontraba tan feliz con el vestido y le dije. Bueno, me encuentro un poco rara pero ya sabes que era un deseo que he tenido siempre y aquí que nadie nos conoce no tengo miedo al que dirán.

Estuvimos comiendo en una terraza y nuevamente por la tarde visitando la ciudad.

  • Sandra, yo ya me encuentro cansada, volvamos al hotel a descansar.

  • Si yo también estoy cansada Silvia, vayamos al hotel y demonos un baño relajante.

Volvimos al hotel y nada más llegar me desnude y comencé a llenar la bañera para meterme al agua y relajarme. Enseguida vino Sandra y se metió también sentándose encima de mi, yo comencé a acariciarla el clítoris y cuando estaba a punto de correrse, se levantó y me levanto cogió mi pene que gracias a la erección y a no tener pelo me parecía mucho más grande de lo normal y lo condujo hacia su vagina, comencé a meterlo y sacarlo rapidamente pero enseguida me corrí por lo que ella continuó su tarea con la mano acariciando el clítoris hasta que llegó al orgasmo.

Salimos del baño y nos tumbamos en la cama, la verdad es que las dos estabamos muy cansadas y no nos apetecía ni siquiera bajar a cenar por lo que nos quedamos descansando hasta el día siguiente.

A la mañana siguiente me levanté antes que Sandra y sin hacer ruido me fui a duchar pero con el ruido de la ducha debió despertarse y se metió en la ducha conmigo, empezaba a hablarle a mi pene como casi todos los días.

  • ¿Que tal está mi pequeñin? Mientras lo acariciaba con una mano.

Las primeras veces debido a mi complejo por tenerlo tan pequeño y a sus preguntas burlonas llamandole pequeñin me sentía un poco humillado pero con el paso del tiempo y sabiendo que a Sandra no le importaba que la tuviera tan pequeña incluso me excitaba aún más.

  • Hoy me pondré tanga le dije mientras ella seguía acariciando mi pequeñin.

  • Que atrevida te has vuelto Silvia, jajaja. Me gustas más como Silvia que como Jorge.

  • ¿De verdad? Le pregunte sorprendida.

  • Si, no me importaría que Jorge no volviera más, me encuentro más s gusto con Silvia. Piensatelo Silvia...

  • En ese momento no supe que decirle, pero la idea de continuar vestido de mujer me encantaba pero no sabía si sería capaz una vez que volviéramos a Madrid.

Voy a vestirme Sandra, le contesté y salimos del baño sin darnos cuenta que en la habitación se encontraba una de las camareras del hotel, limpiando la habitación y pasamos a ella ambas desnudas.

  • Perdonen, dijo nada más vernos y mientras salía de la habitación.

  • Denos dos minutos y saldremos vestidas, le dijo Sandra.

Nos vestimos, yo me puse un tanga tal como le dije a Sandra, al tenerla muy pequeña no tenía problemas para esconderla debajo de ese pequeño trozo de tela. Me puse un sosten y el mismo vestido del día anterior.

  • Te gusta ese vestido ehhh Silvia.

  • Si mucho, le dije... Me estoy dando cuenta que nos acababa de ver la camarera desnudas y se habrá dado cuenta de lo que me colgaba aunque fuera muy pequeño y ahora verá a dos chicas salir de la habitación.

  • Jajajaja río Sandra, tienes que ir acostumbrandote a alguna situaciones extrañas pero si has decidido ser mujer tendras que convivir con ellas.

Me puse la pulserita en el tobillo y esta vez también un collar de Sandra y salimos de la habitación, la camarera estaba esperando en la puerta y delante de ella Sandra cogió y me besó en la boca.

  • Total, no nos conocen y además te quiero tal y como eres Silvia, me da igual lo que piense la gente.

La camarera se quedó sorprendida, no se si por ver que iba vestido de mujer (si no me hubiera visto desnuda en la habitación estaba segura que no habría sospechado nada) o por el ímpetu con el que Sandra me besó.

Bajamos al restaurante a desayunar y Sandra tal como me había dicho no iba a esconder nuestro amor por lo que me cogió de la mano en el ascensor aunque bajaba otra pareja. En el restaurante continuamos con nuestros cariñitos he incluso me quite una de las sandalias para por debajo de la mesa acariciar la pierna de Sandra con mi pie.

Llevábamos solo dos días en Cuzco pero para mí era lo mejor en mucho tiempo que me había ocurrido. Con mi querida chica Sandra lejos de todo lo conocido y encima haciéndome pasar por mujer con la complicidad de mi chica.

Pero en mi cabeza rondaban las palabras que Sandra había dicho al levantarnos, que estaba muy a gusto con Silvia y deseaba que Jorge no volviera más. Por ello y como no se me iban de la cabeza paseando por la ciudad le dije.

  • Sandra

  • Dime Silvia

  • Lo que dijiste esta mañana

  • ¿Que dije esta mañana?

  • Que estas muy a gusto con Silvia y que te gustaría que no volviera nunca más Jorge

  • Si, que

  • Pues eso, ¿lo decías en serio Sandra?

  • ¿Aun no me conoces Silvia? Sabes perfectamente que estaba hablando en serio.

  • Es difícil para mi tomar esa decisión Sandra.

  • Se que es difícil Silvia, pero en la vida hay que tomar decisiones difíciles. Para mi también es difícil romper con Jorge pero me he dado cuenta que yo a quien amo es a Silvia y ademas Silvia aunque lo tenga muy pequeño, me puede ofrecer todo lo que necesito de un hombre y yo lo que quiero es estar con una mujer.

  • Que difícil me lo pones Sandra.

  • Lo difícil ya está hecho Silvia y si no me equivoco estas siendo feliz como Silvia por lo que el único problema que tienes son los prejuicios. Si tu problema es el que dirán cuando volvamos a Madrid podemos comenzar una nueva vida en otro lugar donde no nos conozcan.

No hablamos más del tema en todo el día pero la verdad es que Sandra tenía razón y yo era mucho más feliz siendo Silvia que Jorge. Aun tenía unos días para darle a Sandra una respuesta y poder intentar poner de acuerdo a mi cabeza y mi corazón ya que cada uno me decía que tomará una decisión distinta, aunque como todos sabéis el corazón siempre puede más que la cabeza.

Acabada la jornada, volvimos al hotel, estábamos tan cansadas las dos que Sandra me dijo, voy a llamar a recepción a ver si nos pueden dar un masaje que nuestros cuerpos nos lo agradecerán, ¿te parece Silvia?

  • Me parece una idea buenísima Sandra.

Sandra llamó a recepción y le ofrecieron que el masaje fuera para las dos con una sola masajista, ya que no tenían dos disponibles y podíamos tenerlo en la Sala habilitada o nos lo podía dar en nuestra habitación.

  • Sandra me miro como preguntandome que elegía y le hice un gesto indicando que mejor en la propia habitacion.

A los diez minutos llamó a la habitación la masajista, era un poco mayor que nosotras pero no tendría más de 32-33 años y se la veía que tenía un cuerpo de atleta muy cuidado.

  • Hola chicas, soy Marta, la masajista. Necesitabais un masaje grupal verdad?

  • Si, queríamos un masaje ambas, respondí.

  • Perfecto, mientras coloco unas sabanas en la cama para que os tumbeis íd quitandoos la ropa y quedaros solo con las braguitas y el sostén por favor.

Nos quedamos Sandra y yo en ropa interior, además esa mañana me había puesto el tanga por lo que casi como si no llevará nada. Nos tumbamos boca abajo en la cama y comenzó masajeandonos las piernas hasta que llegó a nuestro culo, en ese momento, note como cogía la tira de mi tanguita de la cintura y tiraba de ella para abajo, me gire y enseguida dijo

  • Tranquila, no quiero mancharte tu ropa interior con el aceite y levante un poco mi cuerpo hasta que sacó mi tanga hasta las rodillas y posteriormente me lo quitó completamente, después hizo lo mismo con Sandra que al haberme visto a mi primero no hizo ningún ademán de oponerse.

Posteriormente Marta, continuó los masajes por encima de nuestros culos y cuando llegaba a la espalda nos desabrocho a ambas el sostén y nos los soltó de los hombros.

Cuando acabo el masaje pidió que nos diéramos la vuelta y aprovechó para quitarnos completamente el sostén a las dos. Sandra y yo estabamos desnudas delante de Marta y cuando ella se fijó en mi exclamó

  • Nunca me había pasado esto, creía que eras dos chicas, pero tu... Si tu... Eres un tío y encima la tienes bien pequeña y no podía aguantarse la risa. Entonces Sandra le contestó.

  • Por favor, Marta, no te rías de Silvia, ha tomado la decisión de ser mujer y todas debemos apoyarla.

  • Marta puso cara sería y pidió perdón.

  • Disculpadme ademas sois mis clientas y nunca debería haberme reído, no volverá a, pasar.

Cuando acabo el masaje nos volvió a pedir disculpas, nos dimos un abrazo y dos vemos y ella me deseo suerte por la decisión que según Sandra ya había tomado de convertirme en mujer.