De vacaciones con mi novia Sandra (2)
Jorge siendo ya Silvia volverá con su novia Sandra a España, pero los problemas comenzarán antes de poder llegar a España.
De vacaciones con mi novia Sandra (2)
Iban pasando los días y yo cada vez me encontraba más a gusto siendo Silvia. Ya no dejaba que Sandra eligiera por mi que vestir al día siguiente, me gustaba escoger yo misma que braguitas o sostén ponerle e incluso le decía a Sandra que ponerse y a ella le gustaba que tuviera esa iniciativa.
La última noche antes del viaje de vuelta a Madrid y mientras cenabamos Sandra cogió el toro por los cuernos.
- Silvia, me tienes que decir que decisión has tomado, necesito saber quién va a volar de vuelta conmigo a Madrid si Silvia o Jorge.
En aquel momento sabia que lo que le dijera a Sandra iba a determinar mi futuro, si volvía a ser Jorge se que Sandra me dejaría y si por el contrario tomaba la decisión de convertirme en Silvia para siempre sabia que iba a tener que soportar muchos malos momentos de familia, amigos, conocidos, compañeros de trabajo por lo que tras unos instantes de silencio comencé a hablar con voz temblorosa
- Sandra, eres lo que más quiero en mi vida y por nada del mundo quiero separarme de ti, si tu quieres estar toda la vida con Silvia, Silvia no puede recharzar tu compromiso y por ello seré Silvia el resto de mi vida.
A Sandra se le iluminaron los ojos y me besó profundamente.
Gracias amor, ya verás como las dos vamos a ser muy felices, cuando lleguemos a Madrid iremos al médico para que comiencen a hormonarte y tramitaremos tu cambio de sexo, voy a estar a tu lado en todo momento Silvia, no tienes que preocuparte por nada, pasaremos esto las dos juntas.
Nos fuimos a la cama y yo no pude dormir en toda la noche pensando en la decisión que había tomado. A la mañana siguiente me levanté pronto y fui a ducharme ya que teníamos que salir para el aeropuerto muy pronto. Después me puse unas braguitas finas de encaje y un sostén a juego y un vestido corto escotado con la falda de vuelo, pensando en estar lo más cómoda durante el vuelo y pasar el menor calor posible. Desperté a Sandra.
Vamos Sandra, despierta y duchate rápido que yo mientras iré cerrando las maletas
Gracias Silvia, eres un encanto. Se quitó el camisón y las braguitas que llevaba y me las tiró
Toma, echalas en la maleta Silvia.
Mientras se duchaba cerré las maletas y una vez se vistió salimos deprisa sin desayunar ni nada a la puerta del hotel a coger un taxi.
Sandra se había puesto unas braguitas y sujetador iguales que los míos ya que le había elegido yo el mismo modelo de ropa interior que me había puesto, pero ella prefirio ir con unos shorts de lino y una camiseta de tirantes.
Nos subimos al taxi y tras 30 minutos llegamos al aeropuerto.
Estoy muy nerviosa Sandra, le dije nada más bajar del taxi. No me puedo creer que vayamos a volver a Madrid y yo siga siendo Silvia.
Tranquila Silvia, todo va a ir bien me decía Sandra mientras me achuchaha un poco.
Facturamos las maletas y nos dirigimos al control para embarcar y en ese momento surgiría algo que cambió nuestro futuro.
Sandra le enseñó el pasaporte al policía y pasó sin problemas, pero al llegar yo y darle el pasaporte al policía cuando vio que el mismo era de Jorge y vió que era una mujer, llamó por la emisora y en seguida vinieron 2 policías que me dijeron que les acompañara. Me llevaron a una sala y allí me dijeron que estaba detenida por intentar utilizar un pasaporte de otra persona.
Todo tiene una explicación, les dije.
Por favor, limitese a contestar a lo que le preguntemos, acompañenos. Pasamos a una sala que se encontraba totalmente vacía. Uno de los policías dejó una bolsa de basura en el suelo y dijo:
Quitese toda la ropa y metala en esta bolsa.
Vi que los dos policías continuaban impasibles esperando a que me quitara la ropa y cuando entendí que no me iban a dejar sola ni para desnudarme comencé a quitarme el vestido, lo metí dentro de la bolsa y entonces pregunté
¿También me quito la ropa interior?
¿no ha entendido usted lo que le he dicho? Contestó de malos modos.
Me desabroche el sostén lo metí en la bolsa y después me quite las sandalias y me bajé las bragas. Una vez desnuda empecé a ponerme colorada.
Uno de los policías se me acerco y poniéndose unos guantes me cogió mi pene y dijo
Vaya, vaya con la señorita. Dese la vuelta y ponga el culo en pompa.
Entonces me introdujo sus dedos por el culo con muy poca delicadeza.
- Esta limpio, dijo
El otro policía me cogió del brazo y me llevaron a los calabozos. Abrieron la puerta de uno de ellos y me dejaron encerrada y desnuda. Pasaron las horas y vino un policía, abrió la puerta y me dió la bolsa donde había guardado mi ropa.
- Vistete rápido que ya está el furgón preparado para el traslado.
Yo no me atreví a preguntar a donde me iban a trasladar me puse mi vestido y cuando el policía vio que ya estaba vestida me pidio que me diera la vuelta y pusiera mis manos a la espalda, el policía me puso unas esposas y dijo.
- Vamos
Con la voz temblorosa le pregunté:
Donde me llevan.
A la cárcel, no puedes estar más tiempo en el calabozo por lo que estaras en la cárcel hasta que el juez dicte sentencia.
Llegamos a la cárcel y me quitaron las esposas, me hicieron varias fotos de frente, perfil y de espaldas.
- Iremos a que le vea el médico para formalizar el ingreso.
En la consulta, el médico me pidió desnudarme y una vez desnudo me dijo
- Lo vas a pasar mal entre tanto hombre, pequeña.
Yo me encontraba en estado de pánico pero por sus palabras estaba claro que me habían llevado a una cárcel de hombres.
Después de tomarme la tensión, pesarme, medirme y volver a hacerme una exploración anal, el médico me dijo que ya podía vestirme.
- Mucha suerte ahí dentro, dijo resoplando.
En ese momento vinieron dos guardias de la cárcel y empezaron a burlarse de mi.
- Vamos guapa, veras que bienvenida te dan tus compañeros en cuanto te vean.
Me llevaron por un pasillo lleno de celdas por las que se asomaban multitud de hombres hacinados y que al verme no paraban de gritar. Las celdas tenían barrotes en vez de puertas como tal lo que permitía que desde las celda se pudiera ver todo el pasillo e incluso el interior de las celdas de enfrente
Nos han traído un mariquita, dejamelo en mi celda.
Y un montón de groserías más que no quiero reproducir.
Llegamos a una celda en la que había tres hombres y abrió el guardia la puerta y me dijo.
- Hemos llegado.
Entre dentro y los tres hombres me miraban y silbaban, yo me encogi y pude ver que había 4 camas dispuestas en dos literas.
¿Cual es mi cama pregunté?
No te preocupes hoy dormiras conmigo bonita, dijo uno de ellos. Pero una chica tan mona como tu si ha venido a hacernos compañia debe mostrarnos sus encantos. Quitate el vestidito...
No me quedo más remedio que quitarme el vestido y quedarme en ropa interior ante los gritos de mis tres compañeros de celda y los presos de las celdas de enfrente que podían verlo todo.
Pero que braguitas más bonitas de ha puesto nuestra chica para visitarnos y ese sostén a juego... Continuó diciendo, quitatelo también no te lo vayas a manchar.
Y mi humillación fue completa en el momento que tuve que quedarme desnuda y comenzaron los insultos y groserías acerca del tamaño de mi pene
Mirad lo que tiene ahí, ¿no tenían una talla mas pequeña?
En ese momento abrieron la celda, era la hora de comer y me obligaron a ir al comedor desnuda, nunca lo pasé tan mal entre tanto insulto y grosería. El compañero de celda que me había obligado a desnudarme iba siempre a mi lado y por lo menos no permitía que el resto de presos me tocaran.
Después de comer volvimos a la celda y mis compañeros me hicieron ponerme con el culo en pompa y uno detrás de otro me dieron por culo. Mis gritos de oyeron en todo el pasillo, nunca me habían dado por culo y las herramientas de los tres presos eran de considerables dimensiones.
Ya te puedes vestir hasta la noche me dijo el que desde el primer momento se erigió en mi amo. A la noche dormiras desnuda conmigo.
Esa noche no conseguí dormir nada. A la mañana siguiente nos llevaron a unas duchas comúnes y allí todos se quedaron en pelotas como yo y continuaron los insultos y las burlas por mi pene tan pequeño.
El día se pasó como el anterior, de nuevo me dieron por culo los tres compañeros de celda y ese fue mi día a día hasta que el cuarto día, un guardia vino a recogerme.
- Vistete que te espera el juez.
Me vesti deprisa, a pesar de haber Estado mucho tiempo desnuda obligada por los presos habria deseado tener unas braguitas limpias que ponerme pero sólo tenía la ropa que llevaba puesta cuando fui al aeropuerto.
Me pusieron las esposas y me trasladaron al furgón, después de un rato circulando, aparcaron en el parking de un edificio y me subieron a una sala. Allí se presentó un señor.
Soy Andrés abogado de la embajada española, a través de Sandra hemos estado informados de su caso y ya lo hemos hablado y explicado todo a las autoridades peruanas. Ahora el juez procederá a expulsarle del país y no le permitirá volver al mismo nunca más.
Ni ganas que me quedan de volver, le dije.
Tal como me dijo el abogado, así fue y me volvieron a meter en el furgón y fui trasladado al aeropuerto, me metieron en el avión y me quitaron las esposas.
Estaba deseando volver a España y olvidarme de todo lo que me había ocurrido los últimos días.
Durante el largo viaje no fui capaz de dormir ni un solo minuto, estaba continuamente dándole vueltas a la decisión que había tomado días atrás y las primeras consecuencias que había sufrido, mucho peores de lo que me hubiera podido imaginar.
Una vez aterrizamos en Madrid me baje del avión y me di cuenta que no llevaba ni equipaje ni nada de dinero siquiera para hacer una llamada a Sandra para que viniera a recogerme o para pagar un billete de metro.
Afortunadamente cuando salí a la zona pública vi que allí estaba Sandra esperandome, entiendo que avisada por la embajada.
Nos fundimos en un sentido abrazo y comencé a llorar.
No sabes lo mal que lo he pasado Sandra, en la cárcel me han dado pero bien.
Tranquila Silvia, ya estás en Madrid y estamos juntas que es lo importante, miremos al futuro y olvidemos el pasado. Vayamos al coche...
Dame un momento que necesito pasar al servicio. Orine y después me lave la cara intentando limpiar los ojos rojos y llorosos que tenía. Salí y nos dirigimos las dos al coche. Sandra, no sabes lo mal que lo he pasado.
Por favor Silvia, prefiero que ni me lo cuentes. Dejame que te de buenas noticias...
Mañana tenemos cita en el médico, por todo lo que ha pasado nos han dado preferencia y comenzarán tu tratamiento hormonal para que puedas comenzar tu transformación en mujer, así no tendremos que estar pendientes de que no se te vea la barba y comenzaras a tener pechos y olvidarte de los rellenos, ¿que te parece?
- No supe que decirla y suspire.
Y pasado mañana tenemos que entregar los informes que nos den y te darán tu nueva identidad para que no vuelvas a tener problemas. Si no fuera por la ayuda de la embajada, estos trámites habríamos tardado años en conseguirlos. Esto tenemos que celebrarlo Silvia.
Nada más llegar a casa me quite la ropa y me di una ducha, cuando salí Sandra me tenía preparada una sorpresa y estaba desnuda esperandome en la habitación, hicimos el amor y nos quedamos descansando en la cama.