De vacaciones con mi amiga
Sandra y yo decidimos ir juntas de vacaciones, mi novio se queda en casa, y ...
No se como empezar es mi primer relato y estoy algo perdida. Empezare por presentarme. Mi nombre es Beatriz, aunque de siempre, me han llamado Bea. Soy morena, de estatura normal, y ni gordita ni delgada, simplemente normal. No estoy casada, pero vivo con mi novio desde hace dos años. Ambos deseamos casarnos pero por unas u otras circunstancias lo vamos dejando, pero eso no es lo que quiero narraros. En el aspecto sexual no tenemos ningún problema, nos gustan las mismas cosas y disfrutamos todo lo que podemos. A los dos nos encanta el morbo, y nos disfrazamos y representamos los sueños que nos dan morbo. Nunca hemos incluido a terceras personas, ni hemos sido infieles el uno a otro, hasta que pasó lo que pasó.
Por cuestiones de trabajo, a mi novio Alberto y a mi, no nos coincidía el periodo de vacaciones, por cierto yo soy cajera en un supermercado, y el es monitor de natación y socorrista. Yo tenia libre la segunda quincena de Julio, y mi amiga Sandra me propuso ir a pasar unos días a la costa, en principio iríamos diez días y según nos o estuviéramos pasando lo alargaríamos hasta los quince o no. A mi novio le pareció buena idea, porque así salía de Salamanca, y podría ver el mar que a mi tanto me encanta., aunque dijo que me echaría mucho de menos. Al no tener hijos ni cargas familiares acepte la invitación de Sandra.
Sandra era muy parecida a mí físicamente, y en cuanto a la manera de ser. Tenemos el mismo sentido del humor, la misma manera de ver la vida, por eso desde que coincidimos en el instituto, hemos sido grandes amigas. Físicamente ella también es parecida a mi, es morena, 1,70 y un poquito mas delgada que yo, no tiene novio, pero dice que le gustaría tenerlo.
Salimos el día 15 con dirección a la costa, una paliza de autobús pero al fin llegamos y pude ver el mar, algo que me encanta. Los primeros días solo queríamos descansar y nos pasamos el día entre la playa, la piscina del hotel, la habitación, puro relax. Ya el quinto día, estábamos cansadas de tanto relax y nos apetecía salir de copas y bailar un poco, cosa que a ambas nos encanta.
Decidimos ir a una disco, tomarnos algo, bailar y descansar. Las dos bailábamos juntas, lo pasábamos bien, se nos acercaban algunos tías, a los que rechazábamos. Después de algunas copas, ya no rechazábamos a los tíos, les dábamos conversación, algún pequeño baile con ellos, eso si separados, nada de que se te restrieguen contra tu cuerpo como si fueran perros, reíamos, se podría decir que actuábamos de calienta poyas. Así continuo la noche bebida, baile, risas, y calentones. Cuando ya nuestras fuerzas decayeron le dije a Sandra que quería volver al hotel, ella asintió y nos fuimos.
Llegamos a la habitación, nos quitamos la ropa que tenia una mezcla de olores indescriptible, típica de una noche de juerga, y nos tumbamos ambas en mi cama comentando lo que habíamos hecho.
¡Como me lo he pasado! decía Sandra
No ha estado mal, a alguno lo hemos dejado a mil esta noche dije, a lo que ambas respondimos con una carcajada.
Esto hay que repetirlo, ¿viste como se le marcaba la polla a Ramón? me pregunta Sandra.
Yo no recordaba ni los nombres - ¿quién era Ramón?
El morenito, musculoso, de la camiseta negra, a ese si que me lo hubiera traído al hotel. comento Sandra.
La charla continúa entre comentarios subido de tonos que no conseguía que nuestra calentura descendiese. Poco a poco fuimos quedándonos dormidas las dos en mi cama. No se en que momento de la noche, sentí una mano que acariciaba mi vientre y lentamente una respiración que se aproximaba a mi boca, justo antes de que unos labios se tocaran con los míos. Un beso al que simplemente respondí, debido al calentón que llevaba de la disco. Esos labios solo podían corresponder a Sandra, abrí los ojos y allí estaba ella. Mi cara pedía una explicación sin decir ni una sola palabra.
Necesito saciar esta calentura, no logro dormir, y no me apetece masturbarme sola en el baño. Esas fueron sus palabras antes de continuar con los besos.
Alguna vez lo habíamos hablado si seriamos capaces de hacerlo con otra mujer, y ambas habíamos respondido lo mismo, que sí, que el sexo es sexo, placer y siempre y cuando no hagamos daño a terceras personas, seriamos capaces. Ni siquiera me pare a pensar demasiado en que quizá a Alberto si que le pudiese hacer daño, pero el no estaba, mi cuerpo cada vez se excitaba mas, y yo ya no podía frenar.
Nuestros besos cada vez iban a más, sus manos recorrían mi cuerpo sin ningún pudor, sabia bien los puntos en que una mujer es más vulnerable. No tocaba mis pechos como si fueran pelotas, sino que acariciaba su contorno con mucha suavidad, lo que provocaba que mis pezones estuvieran en su máximo apogeo. Su mano buscaba mi vientre, mi ombligo y volvía a subir a mis pechos como esperando que cada vez desease mas que esa mano llegase a mi coño, que poco se iba humedeciendo. Sandra sabía hacer las cosas, de vez en cuando bajaba sus manos hasta mis braguitas para ver si era el momento, si realmente estaban lo suficientemente húmedas como ella quería. Así medía mi deseo. Sus labios, no solo se dedicaban a mi boca, jugueteaba con mis orejas, algo que me vuelve loca, su lengua recorría los rincones que yo deseaba sentir.
En el momento que su boca jugueteaba con mi oreja, la suya se quedo cerca de mi boca, y de mi salio una palabra Tócame -, fue un susurro mas que una palabra pero Sandra lo entendió perfectamente porque lentamente bajo mi mano y con mucha delicadeza procedió a quitarme las braguitas, que estaban completamente mojadas. Mis manos querían devolver el placer que Sandra me estaba dando, pero no conseguía centrarme en ellas, porque mi amiga me estaba haciendo sentir algo mágico, que no me dejaba actuar, me dejaba sin fuerzas, solo podía pensar en lo que me estaba haciendo sentir. Sus dedos jugueteaban con mi clítoris, paseaban por la entrada de mi coño, pero esperaba a que lo deseara, me hacia volver loca. De vez en cuando sentía que su lengua sustituía a los dedos provocando en mí una mezcla de sensaciones que nunca había sentido. Poco a poco se decía a introducir sus dedos en mi, primero uno, lo sacaba, yo le pedía que siguiese y el movimiento de mis caderas también se lo pedía. Luego fueron dos dedos, mientras la otra mano me tocaba el ano, y hacia amagos de querer entrar, sus dedos eran mágicos, su boca era mágica, yo explotaba en orgasmos continuos que me hacían estar en constante euforia.
Sus manos volvieron a ascender por mi cuerpo mostrando los dedos que poco antes habían estado dentro de mí, Se los estaba ofreciendo a mi boca y mi boca, saboreo lo que mi deseo había dejado en ellos. Entendí que era mi turno, intente imitar en todo lo que Sandra me había hecho a mí. Bese sus labios, acaricie su cuerpo, sentí su humedad en mi, saboree su coñito depilado, sentí el calor de sus entrañas en mis dedos, aunque dudo que pudiera llegar a sentir el placer que ella me dio, aunque según sus palabras, dijo que le encanto. Ambas nos dormimos entre besos y caricias abrazadas la una a la otra. Las dos sabíamos que era cosa de una noche y había que disfrutarla.
Nuestros días de vacaciones continuaron, aunque quizá otro día decida seguir contando lo que ocurrió. Si tenéis ganas de saberlo hacédmelo saber con vuestros votos. Un beso.
bea_roybu