De traidora a degradada
Quien podría haber imaginado todo lo que se me vino encima, encima no fui sola quien pagó las consecuencias, fue todo muy cruel... morbo, violación, chantaje, dinero, guardaespaldas...
La cruel amante de mi marido
A mis 32 años tenía la vida resuelta con un marido ejecutivo que me daba todos los caprichos que quería, el hecho de ser guapa me había abierto muchas puertas, casarme con un hombre mayor que yo pero forrado fue una meta que no me había planteado pero que supe aprovechar cuando una noche en una discoteca me propuso que le acompañara a su casa, mis amigas no lo vieron con buenos ojos y mi familia menos, pero decidí apostar por ese vida fácil y deje a mi familia de lado, cuando a los pocos años con un divorcio millonario volviera forrada, seguro que me volverían a hablar.
Yo era muy guarrilla desde joven, fui la primera en probar el sexo en el grupo de amigas, en tirarme a un profesor para aprobar y acabar con dos a la vez en la cama pero ésto era distinto y en fondo supuso apartarme de ellas, mi nueva vida suponía viajes, cenas y sexo con mi maridito; pero todo cansa así que un guardaespaldas suyo fue mi objeto de diversión cuando él estaba en la sala de reuniones trabajando en algún proyecto con sus socios, era Javier, soltero y sin problemas para darme las penetraciones que el carcamal de mi marido ya no podía, por no hablar de su musculatura que me hacía gozar de lo lindo y su pollón, según me contó en el gimnasio de la agencia de seguridad, todos flipaban con las dimensiones de su miembro; cada vez que se bajaba el pantalón quedaba al descubierto su tranca y mi boca tenía tanto trabajo que se me pasaba el tiempo volando, disfrutaba con sus folladas y luego con su dilatación anal con los dedos para terminar con su polla dentro de mi culito.
Todo iba perfecto hasta que un día no apareció Javier, cuando cenando le pregunté a mi marido Rodrigo donde estaba, me invitó a ver un video donde aparecía dándome por culo en nuestra cama de matrimonio, no hubo más palabras, cenamos en silencio y él se fue a una cita que tenía.
En la cama no nos dijimos nada, ni me toco ni le toqué, yo no sabía como romper el hielo, pero él tampoco ponía interés en hacerlo; a la mañana siguiente, cuando me levanté Rodrigo ya había bajado a desayunar, cuando se sentó a la mesa tenía unos papeles delante del tazón de café, eran los papeles del divorcio y al lado la disolución de unas sociedades donde figuraba, mientras leía él me miró y me dijo: cuando me case sabía lo guarra que eras y que ésto pasaría, por eso te metí en unas empresas deficitarias de otras, de tal forma que ahora la separación te acarreará una deuda de varios millones, que si no me pagas me permitirá mandarte a la cárcel.
Mi cara de sorpresa no la podría describir, con la boca abierta y el rostro pálido lo más que puede es tirarme al suelo de rodillas y suplicarle, que no volvería a pasar, fue un error
El se levantó y me dijo: mira ya te conozco bien y se que no podrías cumplir tu promesa, cuando me case contigo hice ésto de las sociedades para controlarte, aunque nos separáramos, eras un caramelo que quería saborear y luego tener como una mascota, no me importa cambiarte por otra, el problema es mi imagen pública, no quiero romper la imagen de hombre de valores y casado y no un busca zorras como tú que cuando se cansa de ellas cambia, así que te propongo un trato: o te quedas en esta casa como la zorra que eres y pagas el haber sido infiel o haré un infierno tu vuelta a la soltería.
No dude en contestarle lo primero, sabía lo mal que lo podía pasar sin dinero y con opciones de ir a la cárcel, apartada de mi familia y sin amistades, la verdad era casi plena mi dependencia de él, así que opté por quedarme.
Me dijo que esta tarde conocería mi nueva situación, dio órdenes al servicio que no aceptaran mis órdenes y ya en la comida me mandó a la cocina a comer con el servicio, me eche la siesta hasta que unos golpes en la puerta de una criada me avisaban de que el señor me requería.
Estaba en el salón con una chica joven, de unos 25 años, clavada a mi en mis años de juventud, sentada a su lado le tenía cogida la mano, nada más verme me dijo saluda a mi nueva pareja se llama Sara, pero mi orgullo y celos me lo impidieron, con cara de pocas amigas me senté, pensé que era una broma o un juego, pero al rato vi que iba en serio, cuando empezó a bajar los pantalones de Rodrigo y coger su polla para mamarla, mientras me miraba a los ojos con cierta lujuria; Rodrigo mientras gozaba de la boca de Sara, él me dijo que ella sabía todo y que de puertas para dentro ella sería ahora su pareja, entonces dejo de hablar por la excitación de una corrida, que se trago como una profesional Sara.
Cuando se recompuso, le pregunté que yo debía irme a un hotel para no presenciar eso, entonces ambos se echaron a reírse, Rodrigo me dijo: recuerdas cuando te dije que ibas a ser mi mascota a partir de ahora, pues ni más ni menos, eres de mi propiedad y solo tengo dos intereses con respecto a tu futuro en esta casa: castigarte por tu infidelidad y retenerte aquí para que todo el mundo piense que mi esposa está feliz en su casita.
Así que Sara va a ser quien me ayude a ello, a diferencia de ti, ella es sincera, si la pago bien me será fiel y cumplirá mi cometido, no comprendí eso y le pregunté por su cometido, el me dijo que era muy fácil: castigarme de por vida, con la misma moneda que tu lo hiciste conmigo, la encontré en un local de dominación y me hablaron de su fama de crueldad en la dominación asi que ya le he dicho al servicio que no se sorprendan de la degradación a la que te va a someter a partir de ahora.
Rodrigo miro al reloj y dijo que se le hacía tarde para una reunión, besó a Sara y se marchó, dejándonos solas la miré y dije, seguro que somos buenas amigas, ella sonrió y me dijo, desde ahora solo te podrás dirigir a mi utilizando estas dos expresiones, si ama y gracias ama, cualquiera otra expresión supondrá castigo; verla más delgada y esbelta que yo me hacia pensar que en un cuerpo a cuerpo la dejaría kao, asi que opté por decirla en plan chulesco: si no me da la gana decirte eso; Sara puso cara de enfado y llamó a dos criados, debía de haber hablado con ellos antes porque a su orden fueron directos hacia mí, uno me levantó de un hombro y agarró mi pelo, echando mi cabeza hacia atrás, para el otro mientras, arrancarme la ropa y llevarme al lado de Sara, quien saco de una bolsa unas esposas para atarme las manos a la espalda y una barra separadora de piernas fijada a mis tobillos de tal forma que quedaba inmovilizada.
Alexander, uno de los criados recibió la orden de Sara de que hasta que me buscase un lugar para ubicarme me llevase a su habitación, en la zona de los criados, un cuarto pequeño, con una cama pequeña con unas sábanas viejas y un pequeño armaría con su ropa; nada más llegar Alexander me hizo sentarme en la cama mientras recogía un poco el cuarto, Sara apareció al momento, primero le dijo a Alexander que perdonara las molestias en un espacio que era para él solo, pero que sería recompensado.
Sara me miró a la cara y me dijo, le he prometido a Rodrigo que hoy como estreno de mi dominación sobre ti, antes de que se fuera a dormir le iba a demostrar como tú le exhibirías un buen recuerdo de tu infidelidad, y no pienso defreaudarle; sacó una caja, se la dio a Alexander, le ordenó abrirla y mientras me dijo: se que tu culito fue usado por un guardaespaldas de Rodrigo, sabiendo como te gusta él placer anal, esto te va a encantar. Alexander sacó lentamente y en parte asombrado de la caja un dilatador anal gigante, de proporciones asombrosas, haciéndome temer lo peor.
Sara cogió el móvil y preguntó a Rodrigo cuando volvería a casa, entonces miró a Alexander y le dijo que en dos horas debía de tener insertado en mi culito ese dilatador, para acto seguido darme un beso en la boca y excusarse porque se iba a la peluquería.
Al cerrar la puerta, Alexander, de una estatura de 1,90 y 80 kilos con su voz ruda y su deje ruso me dijo que me levantase, se acercó a mi con cara de lujuria y metió su mano en mi coño abierto por la barra en los pies e indefenso por la sujeción de mis manos, la excitación era máxima, sus dedos jugaban en mi clítoris sin contemplación, si fuera por él me follaría seguro en ese momento, la mujer de su jefe a la que había deseado tanto, para él allí, pero Sara debió haber hablado antes con él y haberle dicho que todo llegaría en su momento, que no fuera ansioso.
Me puso a cuatro patas en su cama, con la cabeza incrustada en las sábanas malolientes, sentí como sus dedos comenzaban a explorar mi culito, escupió en el para después sin contemplaciones posicionar el aparato de dilatación en él y comprobar el duro trabajo que tenía por delante. Primero fueron sus dedos quienes forzaron mis primeros gritos, luego las primeras entradas del dilatador en mi esfínter anal me hacían retorcerme de dolor, incluso aguante antes de llorar la entrada de los primeros centímetros, pero la hora se acercaba y mi culo ardía de dolor y no podía demorarlo más, su falta de escrúpulos hizo que poco a poco, mientras tapaba mi boca para silenciar tal atrocidad, introdujese tal objeto en mi culito, se dilato de tal manera que algo de sangre sobresalió, para luego dejarlo metido dentro, entonces me deje caer en la cama y resistir el dolor de mi culo en soledad, ya que tras lograr el encargo me dejo sola.
Quede medio inconsciente después de acomodarme de tal forma que el dolor no pudiera conmigo, mi cuerpo se relajo y en la única posición que pude resistir conseguí aguantar.
Cuando quise darme cuenta, Sara estaba en la habitación comprobando mi culito, me dijo al oído te felicito por como has cumplido con mi deseo, ahora vente que Rodrigo está esperándonos, me ayudo a levantarme y me quito la barra de los tobillos, aunque para soportar el dilatador, andaba con la misma apertura de piernas, me permitió apoyarme en ella para acudir al salón, como si se hubiera transformado en una mujer benevolente y caritativa, poco a poco me acompaño al salón, alli sentado Rodrigo dijo excelente nada más verme, con la cara llena de rimel corrido por las lagrimas y el rostro desencajado, mi imagen no podía ser mejor trofeo para él y para ella.
En vez de dejarme sentarme en el sofá de enfrente de Rodrigo, de manera extraña me subió a una mesa baja de en medio del salón, se acercó a él y se acomodó a su lado, ves cariño, tu mujer quería jugar con su culito y yo le he ayudado a cumplir sus deseos, el problema es que me parecía injusto que teniendo costumbre a hacerlo con tu guardaespaldas Javier el dilatador le pareciera extraño. Rodrigo la dijo: donde me quieres llevar Sara, pues que he llamado a Javier para que se una a nosotros, espera que le digo q pase, está en otra habitación; nada más entrar vi a Javier desmejorado, su traje de diseño italiano de la agencia de seguridad había sido cambiado por un vaquero y una camiseta, con barba de varios días y con cara de preocupación, al ver a Rodrigo, no hizo más que suplicarle que le perdonara, que le habían expulsado de la agencia, nadie le daba empleo, que fui yo quien lo amenacé si no se acostaba conmigo
Ante esa escena Sara no dejo intervenir a Rodrigo, se levantó y se acercó a él diciéndole: yo se que para ti era una simple guarra con la que pasabas el tiempo, pero Rodrigo cree que lo hacíais para molestarle a él, así que es el momento ahora que ya lo sabe que le demuestres que para ti es como una puta cualquiera, ante sus palabras Javier la pregunta como puede lograrlo; Sara le dice, Rodrigo tiene un mal recuerdo de tu polla en su culo, pero esta noche vamos a borrarle ese recuerdo de la cabeza, dirígete a ella y destrózale el culito, verás como nos vamos a divertir todos.
Javier con los ojos saltones fruto de la desesperación por recobrar su empleo y posición, se dirige sin pensárselo a mi, se baja los pantalones mostrando una polla preparada tal faena, primero introduciéndola en mi boca para que adquiera firmeza, mientras saca el dilatador de mi culo, fue tal la satisfacción de la liberación que mientras mamaba el pollón de Javier alcancé por primera vez tranquilidad en mis partes.
Cuando todo estaba marchando sobre ruedas ante la mirada de Sara y Rodrigo, una orden de ella hace que él inserte su polla en mi culito, noté como sería imposible aguantar un segundo más y grité, la inflamación del mismo y las fisuras provocadas por el dilatador provocaron en mi dolores que superaban lo que mi cuerpo podía soportar, pero Javier para logar la complicidad y complacencia de Rodrigo comenzó a follarme el culo con el desprecio a mi situación, más bien buscando incrementar mi sufrimiento, las lagrimas que salían de mis ojos entre los ruegos y gritos míos no hacían más que incrementar la satisfacción de Sara y Rodrigo, que presenciaban la escena con pleno deleite.
Cuando Javier noto que del dolor había perdido el conocimiento, optó por sacar su polla y correrse sobre mi cara, mientras los aplausos de Sara daban muestra de la aceptación de su actuación. Rodrigo satisfecho se levantó y beso a Sara, diciéndola que la esperaba en el dormitorio, cuando pusiera orden acudiera con rapidez que estaba excitado con tal demostración de perversión.
Sara se quedó allí con nosotros dos, se acercó a Javier y le dijo que con ese pollón había comprendido mi actitud infiel, se ven pocos ejemplares así, pero hay que saber utilizarlo y hacerlo con la mujer del jefe no fue muy inteligente, pero q ahora podía remendar su error, así que le dijo que ella se iba a ir a cumplir las obligaciones maritales, llamo a Alexander y le ordenó llevársela a su habitación con la ayuda de Javier, allí la dejarían en el suelo y Javier la vigilaría, si no despierta en un plazo razonable la llevarían a urgencias y si despierta, la volvería a follar el culito y a primera hora de la mañana pasaría a fiscalizar la situación.
Fui llevada en volandas por los dos, tirada en el suelo mientras ambos comentaban todo lo vivido, cuando comencé a recuperar la consciencia, Javier se acercó a mi y me preguntó que tal estaba, no le contesté, no tenia fuerzas y tan solo alcancé a decirle cabrón, gesto que no le gustó encima que se preocupaba por mí.
Le dijo a Alexander que menuda zorra rencorosa estaba hecha; me comentaron las ordenes de Sara pero mi cabeza ya no valoraba el posible dolor, cuando me quise dar cuenta tenía a Alexander encima metiendo su polla en mi coño, y follándome, parecía una muñeca hinchables, de los dolores no sentía nada sexual y actuaba como un objeto del que disponen, con mis manos inmovilizadas, solo podía aguantar sus embestidas; cuando acabó Javier le dijo que se corriera en mi culo para justificar a Sara que sus órdenes se habían llevado a la práctica.
Mi cuerpo no podía más y tan solo recordé como mis parpados caían plomizos del cansancio acumulado y me sumergía en un sueño profundo.
Nada más levantarme, note mi cuerpo agotado, nunca me habían dado una paliza pero imagino sentir la misma sensación, piernas paralizadas, dolores irreconocibles por todo el cuerpo y una sensación de pesadez en la cabeza quede tendida con los ojos abiertos y contemplé la habitación de Alexander, empecé a recordar y mi cuerpo se estremecía cada vez que mi cabeza recreaba las terribles torturas a las que fui sometida, mis ojos se cerraron mientras sentía la frialdad del suelo donde esta postrada, antes de volver a dormirme pude ver sentado en una silla a Javier, estaba medio dormido, con unos slips y una postura de atención a mi cuerpo, al lado una mano caía de la cama donde debía dormir Alexander, debían estar cumpliendo órdenes de vigilancia o simplemente cuidándome después de lo de ayer.
De repente, en medio de esa cabezadita de sueño oí la voz de Sara, su tono jovial contrastaba con mi situación, preguntó a mis dos acompañantes de habitación que tal había ido la noche, y ellos la relataron escenas que no recordaba, Javier con un tono de sumo cuidado y respeto intentó mostrar su odio hacia mi y el desprecio con el que me había tratado por la noche.
Se dirigió a mi Sara, con su pié empujo mi cuerpo para un lado y ordeno a Alexander que abriera mis nalgas y la mostrara mi ano, menos enrojecido no dejaba de impresionar su estado desgarrado y dolorido, no pude ver su cara, no sabía si después de todo se arrepentiría o mostraría signos de benevolencia y reparo ante todo lo que había ocasionado, tan solo le dijo a Alexander que ya había visto todo lo que quería.
Se hizo un silencio, y noté como Sara se acomodaba en la silla en que había pasado la noche Javier, se encendió un cigarro y se fijó en el aspecto de Javier, con ojeras de haber pasado la noche en vela, unido a lo dejado que llegó la noche de antes a casa, su imagen no le hacía juego con su porte de adonis y gesto de chico duro; Sara le dijo que estaba recogiendo los frutos de su torpeza, le comentó que había estudiado su situación personal: con lo bien que le iba de guardaespaldas de Rodrigo se había comprado un chalet, firmado una hipoteca, había comentado a sus compañeros que tenía pensado montar un negocio propio de vigilancia con los años y para entonces casarse entonces le miró a la cara y le dijo, ahora por tu desliz no vas a poder trabajar en ninguna empresa de tu profesión, ni vas a poder cubrir los pagos de tu chalecito y mucho menos soñar con tener negocio propio encima si Rodrigo quiere puede arruinarte la vida solo te queda tu pollón y tus recuerdos con esta furcia.
Javier no pudo decir nada, la crueldad a la par que sinceridad con la que Sara había reflejado su quiebra personal le había dejado paralizado, tenía la extraña sensación de que una posible salida de su agujero podía estar en ella, Sara parecía controlar todo y eso incluía su reincorporación laboral y perdón por Rodrigo y su agencia.
Sara le dijo a Javier, cuando noto su derrota ante su superioridad, Rodrigo nunca a va a olvidar lo que le hiciste, tiene poder y lo utiliza como tú lo harías si estuvieras en su lugar, tienes suerte que se haya centrado en ella y no en ti, porque podías estar muy jodido, pero como comprobaste anoche, si eres capaz de mostrarle que tu polla además de servir para cornearle puede servir para consolarle mentalmente y calmar su ira quizás logres en un tiempo retornar tu vida a la normalidad.
Sara siguió diciéndole, para mí como Ama sería muy fácil degradarte, podría aplicarte torturas más que crueles, podría vejarte con otros hombres, podría hacer todo lo que nunca imaginaste, pero yo no busco mi placer sino el de Rodrigo y de momento no me ha dicho que quiera verte sufrir de esa manera, cosa que juega a tu favor pero no al de ella. Llevadla al salón tal y como está y ya daré allí órdenes que debo ir a despedir a Rodrigo que se va a trabajar.
Me cogieron entre los dos y agarrada por los hombros, como si mis piernas estuvieran paralizadas me llevaron en volandas al salón mientras mis manos seguían inmovilizadas. Mi sexo descubierto e irritado algo todavía, sentía el frescor de la mañana y mi desnudez acentuaba mi degradación, nada más llegar me dejaron en el sofá y logre sentarme con las piernas abiertas apoyada de lado para evitar que mi culo al verse presionado volviera a lanzar dolores insoportables por todo mi cuerpo. Se acercó una criada filipina con un vaso con unas pastillas, diciendo que eran para mejorarme, me las tomé más que por ellas por el vaso de agua que me puso en la boca y con el que debían entrar, ya que la sed que sentía era tremenda, mi cuerpo volvía a funcionar y notaba que llevaba sin comer y beber mucho tiempo.
Cuando ya empezaba a sentirme mejor irrumpió en la habitación Sara, no era mi intención molestarla con suplicas absurdas pero salió de mi una: necesito beber, Sara puso cara de estar esperando una frase así, y dijo: veo q no aprendes, solo tienes derecho a dos frases: si ama y gracias ama, y no creo haber escuchado ninguna, así que toca castigo, le dijo a Javier que se acercara y al oído le dijo algo, ella se sentó y Javier se bajo el slip y comenzó a tocarse la polla, para cuando había conseguido ponerla erecta, acercarse a mi boca y lentamente insertarla, el olor a macho inundó mi nariz, su falta de higiene hacía estragos, me recordó a las viejas citas furtivas; cuando su capullo toco el fondo de la garganta y notó mi asfixia miró a Sara, la cual dijo con un tono seco: venga ahora, entonces Javier cerro los ojos y noté como comenzaba a mear, por su posición, su polla y sus manos inmovilizando mi cabeza no pude más que tragar involuntariamente su liquido caliente, pero en algunos momentos no podía absorber todo y rebosaba por mi boca, dejando caer por la comisura de mis labios algunos hilos de orina; cuando acabó saco levente su polla, no sin antes limpiar su capullo con mi lengua.
Me quede un rato postrada en el respaldo recuperando oxÍgeno y eructando, el estado de medio asfixia controlada había vuelto a desubicarme; Sara le felicitó por haberme dado el desayuno, eso suponía que no iba a darme nada más y que mi cuerpo aguantaría sin sustento el resto de la mañana.
Sara entonces recibió una llamada de una amiga, tenía que cumplir con su nueva vida social, por lo que entregó un sobre a Alexander y me dijo, esta mañana vamos a dejar tu culito tranquilo para que pueda luego estar a pleno rendimiento, nos ocuparemos de otros menesteres más apropiados.
Respecto a ti Javier, tú decides eres libre de marcharte o mantenerte aquí para que pueda requerir tus servicios, si decides lo último, deberás estar siempre al lado de ella, este yo o no, así podrás ejecutar cuantas ideas tenga y no tendré que requerir a otros hombres, pero también para que llegues a aborrecerla tanto o más que yo; por lo que si decides asumir ese reto, tú y tu polla siempre deberán estar a su lado y esperando mis órdenes.
Sara se marchó a su dormitorio para arreglarse y Alexander, me agarró de un brazo y me levantó, me dijo que me dirigiera al garaje, antes de llegar la criada me puso una gabardina para cubrir mi desnudez y unos tacones, Javier apareció a los pocos segundos vistiéndose sobre la marcha.
Alexander abrió la puerta y me ordenó subir al coche, Javier se sentó a mi lado tal y como dijo Sara, y salimos de la casa, estaba algo nublado el día y en el trayecto chispeo en varias ocasiones, no se me ocurrió preguntar, sabía de la profesionalidad de Alexander, conmigo nunca incumplió o alteró ninguno de los recados que le hice y ahora menos se la iba a jugar.
Llegamos a una casa retirada de la ciudad, con unos jardines bien cuidados el coche se introdujo en un porche alargado, afuera estaban dos chavales, nada mas parar abieron la puerta y me bajaron, saludaron a Javier y Alexander les dio el sobre del Ama, Javier se bajo y Alexander se despidió recordándoles que cuando acabaran le avisarán para volver a recogernos.
Entramos en la casa por una habitación con varios sofas para introducirnos a un taller, en él había herramientas por las paredes, tablones de madera, algún ordenador y una zona donde con paredes falsas de metraquilato había una especie de consultorio médico;
Me dejaron en una silla y el más alto de los dos nos dijo: no se si os han dicho donde veníais, si no es así, no somos nadie para decíroslo, tenemos contratado con una amiga domina un servicio de marcado y complementos, tenemos que leer las instrucciones del sobre para conocer los detalles, por lo que en unos minutos comenzaremos; lo único dos cosas, nosotros somos también amos, por lo que el trato con nosotros será igual que con ella y segundo no admitimos sugerencias, quejas o consejos de vosotros.
Se pusieron a leer la carta en una sala adjunta, Javier no paraba como yo de mirar a todos lados, poco a poco pude comprobar como había elementos de dominación por algún lado junto a piezas de un taller de bricolage e instrumentos de enfermería; cuando se acercaron hacia nosotros lo primero le dijeron a Javier que me desnudara y que él lo hiciera después, cosa que no le gustó y les replicó que eso no iba con él, los dos chavales pusieron cara de sorpresa a la par que de enfado y le dijeron que iban a llamar a Sara para que les reconfirmará las ordenes que les había dado, lo que forzó a Javier a contrariarse y rectificar: bueno perdonad si Sara ha dicho algo sobre mi, no la molestéis pensé que no había dicho vamos que solo estaría acompañando no era mi intención , cuando uno de los chavales le dijo: cállate imbécil y no vuelvas a crearnos problemas y a interrumpirnos.
Javier me quitó la gabardina y quede desnuda ante ellos, se felicitaron de que no hubiera nada debajo y agilizar los trámites, Javier tardó un poco más en desnudarse y mostrarles su descomunal polla; al tenernos allí, uno cogió una cámara de fotos y nos obligo a posar en varias posturas y poder comparar los resultados de su actuación.
Cuando acabó, le dijo a Javier que se pusiera en un aspa de madera que le iba a inmovilizar, mientras el otro chaval me postró sobre una mesa; entonces ambos consultaron que distribución de tareas hacían, y empezaron por mí, me midieron los pechos y exploraron mis partes, luego realizaron una llamada que anunció mi futuro: en ella pedían a una empresa unos implantes de silicona y luego pedían cita en una clínica privada para tres intervenciones, en la conversación con un tal doctor Martín le expusieron su deseo de ir aumentando el volumen de mis pechos progresivamente hasta el límite de lo posible, analizaron mi estatura y peso y calcularon hasta que punto podría soportar un volumen extragrande sin merma para mi espalda y salud.
Una vez que apalabraron todo con el doctor, le preguntaron si no afectaría negativamente sus trabajos previos y eran compatibles y ante su respuesta positiva se despidieron.
Acto seguido, ambos se pusieron guantes de látex y empezaron a palpar mis senos, para luego inyectar una poco anestesia, cuando comenzó a hacer estragos en mi pecho comenzaron a anillar mis pezones, fue algo que acepté, la verdad ya había perdido mi capacidad crítica y asumido mi nueva vida, el verme con mis pechos anillados era lo menos que iba a sufrir pensé para mí; luego note como habían anestesiado mi coño, pero tumbada no veía lo que estaban haciendo, solo Javier que estaba enfrente podía contemplarlo todo.
Mientras miraba al techo, me sobresalté cuando vi que uno de los chavales se acercaba a Javier gritándole: ¿quién te has creído para empalmarte viendo nuestro trabajo?, cogió una paleta y comenzó a golpear el miembro de Javier que al rato perdió todo su vigor.
Cuando acabaron con mi coño, se acercaron a Javier, pese a que podría darles a los dos una paliza de muerte por su complexión y sus conocimientos de guardaespaldas, los dos chavales no se intimidaron a la hora de agarrarle la polla con fuerza y estrujársela para, mientras se retorcía, decirle que no querían más problemas con él, que aprendiera de mí, entonces uno trabajo una anilla que insertó a lo largo de inicio de su rabo y sus huevos, no los comprimía pero los abarcaba completamente, el otro trajo un pequeño soplete que fundío la unión de las dos partes de la anilla para dejarla de manera fija, en ella había una inscripción que ponía PROPIEDAD DE AMA, le comentaron que no tenían otro modelo y que les disculpase ante Sara, luego le pusieron un collar que igualmente fijaron de manera permanente a su cuello para luego unir ambos collares por una cadenita que unieron por su espalda de tal manera que al agacharse o sentarse sus partes se estirarían y se comprimirían; le dijeron que ellos le quitarían todo en cuanto acudiese, a diferencia de mí, que solo accederían bajo ordenes de Sara.
Luego volvieron a mí para levantarme, entonces pude comprobar que habían fijado tres anillas en mi clítoris y los labios de mi rajita; me pusieron una bola en la boca a modo de mordaza atada por una cadena a lo largo de mi cabeza y me pusieron en un potro, en ese momento noté como me inyectaban algo en las nalgas, luego me levantaron lentamente y me pincharon con otra jeringa en el brazo para acabar poniéndome luego en la mesa boca arriba y dormirme con un poco gas que aspiré de una máquina.
Cuando recobré la consciencia estaba ya en el salón de la casa, delante mía estaban Rodrigo y Sara, yo estaba en pie mantenida por Alexander mientras recobraba la consciencia por los golpes que de daba en un hombro, al lado estaba Javier desnudo con las anillas de cuello y polla de pie.
Entonces comprobé que al lado había dos personas más que me hacían suponer que no iba a ser agradable lo que venía de nuevo