De todo menos inocentes y puros III
Tercera entrega
Hyoga no pudo continuar hablando. La lengua de Ikki intentando llegar hasta el fondo de su garganta se lo impedía. Sus manos acariciándole cada centímetro de piel le hacia estremecerse y perder por completo el hilo de lo que estaba contando.
Simplemente el cuerpo del moreno sobre el suyo le hacia enloquecer.
De repente, se separó de él. Las manos del siberiano se ciñeron al trasero del otro intentando evitar que se alejase. Ikki descendió sobre su pecho para atrapar entre sus dientes uno de los pezones de su chico...
- Ikkiiiiiiii... - jadeó Hyoga arqueando la espalda.
- Sigue contando...- oyó que le ordenaba. - sigue contando y te prometo que te demostraré una vez más lo poderosas que pueden llegar a ser las alas ardientes del Fénix... hazlo... - el rubio intentó poner orden en su enloquecida mente... aquella promesa era muy digna de tener en cuenta.
Hagen le había bajado los pantalones y se encontraba contemplando la poderosa erección que se alzaba delante de él.
- No te hagas de rogar, Merak... sé que puedes hacerlo... Te está esperando y es de poca educación hacer esperar a quien te recibe de manera tan efusiva, ¿no crees? - El otro elevó los ojos, Hyoga vio como una sonrisa sarcástica le bailaba en las pupilas. Finalmente sacó la lengua y la deslizó por toda su erecta carne. Hyoga suspiró... - ummmm... buen comienzo. - Hagen situó sus manos en las caderas de su sorprendente amante e inició el camino hacia el fondo de su pelvis... - la mano del ruso se posó sobre la cabeza del joven y le acarició el cabello. Sabía que aquella situación era sumamente atrayente pero que un gesto como aquel podía ayudarle a calmar del todo los nervios. Debía adorar a Fler como para que hubiera accedido a hacer algo así. Y aquello le hacía respetarle más que cualquier batalla en la que pudieran enfrentarse. Alguien capaz de amar de semejante forma se merecía ser admirado.
- Sabes bien... - le oyó murmurar.
- Es sorprendente lo que puede llegar a gustarnos, ¿eh? - le vio asentir. - Lo haces muy bien... ummmm... - de nuevo le miró y leyó la duda en sus ojos. - lo digo en serio... no creo que puedas dudar teniendo en tu boca mi polla y notando lo dura que la estás poniendo... podrías dudar de mis palabras pero no de los hechos. - Hagen volvió a profundizar en la felación arrancando un gemido gutural de la garganta de Hyoga. Durante no menos de 5 minutos la boca del rubio asgardiano se afanó en darle tanto placer que la garganta del santo de Atenea le dolía, los suspiros y jadeos sin pausa se la habían secado. Pero no podía detenerse. Le estaba enloqueciendo.
- Parad... - la orden llegó firme e ineludible desde detrás de ellos. Cuando se volvieron a mirarla Fler se encontraba tal y como había venido al mundo... y ellos ni se habían enterado.
Unos pechos perfectos, redondos e indudablemente suaves al tacto. Y curvas, muchas curvas. Nadie hubiera podido creer que ocultara semejante cuerpo. Hyoga y Hagen intercambiaron una mirada, ¿Hilda casi una diosa? No, Fler ganaba a su hermana en poderío y gloriosa magnificencia...
Ella situó las piernas en los posa brazos del sofá. Abriéndose ante ellos... sus manos acariciándose sinuosamente. Les hizo un gesto con el dedo para que se acercaran.
- ¿Quieres follarte a mi novio, Hyoga? ¿Quieres ser el primero en sentir lo estrecho que es? ¿Quieres oírle gemir tu nombre? - había algo perverso en sus palabras. En la forma en que su cuerpo se iba poco a poco perlando de sudor... haciéndolo brillar. El ruso solo pudo asentir con la cabeza. - ¿Si te pido que me des placer lo harías?
- Es tu noche, Fler... tus condiciones. Haré lo que me pidas...
- Pero no lo disfrutarás, ¿verdad?
- Me va lo que me va, pequeña... pero puedo dar lo mejor de mi aún en situaciones que no me complacen del todo. Y por ti lo haré...
- Eres un buen amigo... un buen amigo... ven aquí, y Hagen, cariño... vamos a intentar hacerle la experiencia más agradable... prepáralo para ti... - Hyoga sabía a lo que la chica se refería, Fler era sin duda alguien muy especial. Se arrodilló frente a ella, situándose entre sus piernas. Inclinó la cabeza, sacó la lengua y la deslizó buscando lo que sabía iba a encontrar. El clítoris de la muchacha... al mismo tiempo un dedo furtivo se sumergió en el húmedo y fragante sexo de ella... Dos intensos gemidos se oyeron en la cabaña. Fler se retorció en el sofá. Hyoga al notar de nuevo a Hagen en él... esta vez mojando su ano... ummmmmmmmmmm, sin duda tenía un don de lenguas... si antes había sido un buen francés, ahora se mostraba todo un experto en griego... Y sí, aquella práctica ayudaba a que lo que estaba haciendo le resultara más agradable de lo que pudiera haber sospechado...
Pronto tuvo que recurrir a todo su poder de concentración para no dejarse ir. Un dedo había dado paso a un segundo y después a un tercero. Follaba a Fler con saña, al mismo ritmo sin descanso que la lengua de Hagen. La chica movía sus caderas buscando profundizar la penetración.
Segundos después, Hyoga se encontraba tumbado sobre la mullida alfombra que decoraba la parte frontal de la chimenea. Su amiga había colocado su sexo sobre su boca, desde esta posición la trabajaba sin descanso, bebiendo sus jugos... Lo cierto es que no sabían nada mal. Notó moverse a Hagen sobre su cuerpo, abriéndole de piernas.
- No le hagas daño, mi amor...
- Lo prometo, Hyoga... marca tu el ritmo. - el ruso dejó momentáneamente su tarea para sonreírle a uno de sus portentosos amantes del día.
- Estoy mas que deseoso... - Hagen asintió y de nuevo se aferró a sus caderas solo que esta vez con una mano, la otra se aferró a la polla del ruso para estimularle y elevar su excitación.
Era una extraña sensación. Ir notando como entraba en él, llenándolo de una inexplicable manera que le hacia desear que no se detuviera. Mientras seguía follando con los dedos a Fler su boca tuvo que parar para buscar un aire que comenzaba a faltarle. Las manos de Hagen recorrían su piel, uniéndose a las de la chica. Les vio fundirse en un beso lleno de humedad. Las lenguas de ambos danzaron reconociéndose... pero Merak no se detuvo en su camino adentrándose en él.
- ¡Odín! - le oyó exclamar con sonoridad. - Tan estrecho... Hyogaaaaaaaaaaaaa...
- Me gusta que seas tu quien gima así...
- Imbécil... - le susurró el otro dando un último y fuerte movimiento de cadera que arrancó un grito de Hyoga. Mezcla de dolor y placer.
- ¡Hagen! - exclamó Fler molesta.
- No, niña... déjale, fóllame duro, cabronazo... no me tengas compasión... Jodeeeeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrr... - la voz entrecortada de Hyoga detuvo las protestas de la rubia que asintiendo se inclinó sobre el cuerpo de su amigo para atraparle la polla con su boca. Hyoga se perdió en un mar de sensaciones. Una polla taladrándole con energía y una boca cálida y mojada proporcionándole cotas de placer que no creía que fueran posibles. Y mientras él, seguía metiendo los dedos en el coñito mojado de la muchacha. Por lo menos intentar darle tantas sensaciones como le estaban dando a él...