De sometidas a sumisión cap. 2

En busca de mujer a rescatar

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emos cabalgado varias horas, cuando de repente observamos a un grupo de jinetes que arrastran a algo por el camino, al acercarnos más vemos que es una mujer, insto a mis hombres a detener a estos jinetes. Una vez detenidos intercambiamos palabras y me entero que ella es una empleada de un fundo cercano, que cometió una grave falta, el Patrón decidió castigarla de esa forma como escarmiento para el resto, la falta  fue el de no alimentar correctamente a uno de las mascotas del Patrón, pido hablar con el jefe, así que el resto del camino nos dirigimos al Fundo Los Cardenales, al llegar junto con el grupo, el patrón que es un hombre grande y corpulento se dirige hacia la mujer, quien está amarrada a la grupa de un caballo, le levanta la cabeza le da una fuerte bofetada, la suelta de sus amarras, le indica que esta despedida y que debe pagarle 50.000 pesos por los daños provocados a su perro, ella le reclama que no los tiene, entonces el ordena que la amarren a un poste pues será azotada, ella gime y se resiste, el  la vuelve a golpear, esta vez le da un puñete en el estomago, 100 azotes es el castigo. En todo este momento, aun no se ha dado cuenta de mi presencia, cuando amarran al mujer al poste, le rompen su blusa escucho el primer azote, me bajo del caballo, pido hablar con él.

-Don Agustín, disculpe sin querer he visto lo sucedido, quiero llevarme a su empleada, ¿cuándo es lo que le adeuda?

  • Y usted es, me pregunta.

- Don Diego Amenábar Del Pozo y Alcántara , se extraña al escuchar mi nombre, detiene de inmediato el castigo, al parecer conoce algo de mí.

-Don Diego, que hace por aquí, por favor pase a mi casa.

-Negocios le contesto secamente, y por ahora me gustaría saber si acepta que le pague la deuda de su empleada, para luego llevarla de aquí,  estaría bien con 100.000 pesos.

Don Agustín está nervioso, -Don Diego… no se preocupe… llévese a Sofía, dejémoslo así sin dinero. Ordena a sus hombres desatarla, y yo envío a los míos a traerla.

-Don Agustín, negocios son negocios, tome el dinero, el lo acepta de mala gana.

Subo a mi caballo, y coloco a la mujer sobre mi cabalgadura, va sin fuerza y sangrando, aguanto 12 azotes, pero las marcas son como de 21, el látigo era duro y tenía varias mechas, nos retiramos del fundo, somos escoltados hasta nuestro campamento. Al llegar  bajo a la mujer la coloco en el piso y trato de curarle sus heridas, Claudia me ayuda, la coloco en una de las carretas y retomamos el regreso a casa.

El camino de vuelta se hace corto, aunque en ocasiones nos deteníamos para ver el estado de Sofía, al tercer día de viaje ella empieza a recuperarse, junto con Claudia se hacen cargo de preparar los alimentos de cada día, en las tardes me dedico a conversar con ellas para saber más. En una de esas tardes Claudia por fin me cuenta lo del caballo, me comenta que este nunca se perdió, sino que una noche Arturo se emborracho y lo saco del establo para ir al pueblo cercano en busca de mas licor, al volver al otro día lo hizo a pie, como no se acordaba de lo sucedido la noche anterior la culpo a ella, y la castigo dándole 50 correazos, eso había pasado la semana anterior. Esta historia hizo que me arrepintiera de haber pagado tanto a ese desgraciado, pero ya estaba hecho, mas tarde me cobraría.

Llegamos al finca la primera semana de Septiembre, al llegar mis esclavas me recibieron con alegría, luego de los saludos, envié a Sofía y a Claudia a sus nuevas habitaciones, le indique que se bañaran y vistieran, por ahora usarían ropa ajena, pero que pronto tendrían su propio closet; posterior a ello, le di 2 semanas libres a los hombres que me acompañaron en esta expedición, yo en tanto estaba muy cansado, y sucio, pero mis sumisas ya tenían todo preparado fue un baño agradable, luego un buen masaje, por supuesto follar, las tres recibieron un poco.

Descanse un poco, luego ordene preparar la cena y a mis sumisas le indique que cenaríamos todos, por lo cual exigía un buen comportamiento, pues no estaba de humor infringir castigos. Posterior a esto voy a la habitación de las rescatadas.

Allí estaban Sofía y Claudia, ahora bañadas y vestidas, pude valorar más su belleza, me senté frente a sus camas, ellas están temerosas, pero contentas, se preguntan que es este lugar y que hare con ellas. Les comento lo siguiente.

Como se habrán dado cuenta, yo tengo 3 mujeres, mis esclavas, ellas están aquí voluntariamente, yo las educo en la sumisión,  en su crecimiento profesional y defensa personal, ellas deben entregar su cuerpo, su personalidad, todo su ser a mí, yo decido que hago con él, ellas me pertenecen, cada 2 años retomamos un contrato donde indica las obligaciones y deberes de cada una de ellas y míos, depende el acuerdo quedan en libertad o seguimos con el régimen, hasta ahora ninguna se ha querido ir, en cuanto a mi persona, soy un Hacendado muy poderoso de muchos recursos, que trato bien a la gente que trabaja acá, personas que obedecen y cumplen mis órdenes. A ustedes les ofrezco lo mismo iniciarlas en el mundo Sumiso, si aceptan tendrán beneficios y castigos, depende del ahincó que coloquen en su educación. Si no quieren la devolveré, les ofrezco 3 meses de sumisión.

-Piénselo y terminada la cena me contestan.

-Don Diego, no necesitamos pensar tanto, nos quedamos, por los meses que estime convenientes. Contesta Claudia y Sofía asiente.

- Me gusto sus respuestas, pero por ahora serán 3 meses, después veremos, en cuanto al trato deberán llamarme AMO, como primera orden se depilaran su sexo, les enviare Ester para que  las oriente.

Salgo de la habitación, voy a mi despacho a revisar documentos y otras cosas, luego cenamos, sin contratiempos, dejo a Ester a cargo de las nuevas sumisas, debe indicarle las posturas que deben usar según lo que necesite en cada momento.