De secretaria a puta y a esclava (3)
Fue muy sencillo pasar de puta a esclava.
Cuando desperté la habitación estaba completamente en silencio y con la luz apagada, sin duda aquellos hombres y sus esclavas ya se habían marchado.
Yo estaba en la misma posición en que había quedado dormida, en el suelo y con el collar y los grilletes todavía ciñendo mis extremidades, la única diferencia es que una liviana manta de viaje cubría mi desnudo cuerpo, sin duda Teco me la había echado por encima para que no me enfriara. No pude por menos que sonreir con agradecimiento ante tan tierno detalle. Pese a como había sido tratada en las ultimas horas, comprobaba con cierta sorpresa que mi jefe velaba y se preocupaba por mi seguridad y bienestar.
La puerta del baño se abrió y apareció Teco con el cabello húmedo y revuelto y vistiendo un albornoz del hotel, sin duda acababa de ducharse.
-Hola, dormilona, veo que ya has despertado por fin. Has estado muchas horas durmiendo.
Una vez mas, Teco me trataba con toda naturalidad como si nada de lo sucedido hubiera pasado en realidad. Pero había sucedido y yo no sabia como comportarme delante de él, estaba totalmente confusa y confundida.
Teco debió notarlo por la expresión de mi rostro, porque cambio el tono con que me hablaba y me dijo:
-Está bien, Azucena, creo que te debo una explicación y ahora es un momento tan bueno como cualquier otro.
-Ante todo te diré que nada de lo que ha sucedido ha sido casual y cuando digo nada no me refiero solo a lo que ha pasado estos dos días.
-Desde que te vi en la oficina y te ofrecí el puesto de secretaria ya había decidido que te quería para mi, como mi esclava particular.
-Estos dos hombres que se han marchado son unos viejos amigos pertenecientes al mismo club al que pertenezco yo y que tiene como fin ayudarnos mutuamente a someter y a esclavizar a las muchachas que nosotros decidimos aptas para ello.
-Nada mas verte intuí que tu serias la candidata ideal para llenar el hueco que mi ultima esclava había dejado en mi cuadra y ahora estas aquí, desnuda y encadenada a mis pies, lo que demuestra que no me equivoqué contigo.
-No obstante aun te queda un largo camino que recorrer para convertirte en una buena esclava pero yo te ayudaré a recorrerlo con éxito.
-Pero ante todo hay algo muy importante que debes saber, la primera regla de nuestro club es que todas nuestras esclavas deben entregarse libremente y sin ningún tipo de coacción, no nos esta permitido someter a mujer u hombre alguno en contra de su voluntad, así que si ese es tu deseo eres libre de marcharte ahora mismo y te prometo que todo esto quedará olvidado y no habrá ningún tipo de represalia o consecuencias. Mantendrás tu puesto de trabajo y la única diferencia es que tomaré a otra secretaria y tu volverás a tu antiguo puesto, eso es todo. ¿Lo entiendes bien, Azucena?.
Yo atendía a todas sus palabras atentamente y mirándolo fijamente sin moverme aun desde el suelo donde me encontraba. Teco quedó unos instantes en silencio como esperando cualquier tipo de respuesta u objeción por mi parte, pero yo estaba demasiado atónica, sorprendida y fascinada para pronunciar palabra alguna.
Teco interpretó mi silencio como una aceptación tácita a su declaración y continuó.
-Bien, desde este momento quedas oficialmente a mi entero servicio. Aun queda mucho por hacer asi que lo mejor es que empecemos ahora mismo.
-Lo primero que vas a hacer es llamar a casa y decir que tu viaje se ha complicado y tardaras unos días mas en llegar y que ya llamarás a la vuelta. No quiero que nadie se preocupe por tu ausencia, ya que te voy a llevar a un sitio especial donde te adiestrarán, domarán, y enseñarán todo lo que tienes que aprender para adquirir el nivel inicial como esclava.
Obedientemente me levanté y cogí el teléfono, afortunadamente mis padres vivían en el pueblo y no serían necesarias demasiadas explicaciones.
Nada mas colgar, Teco, a quien aun no me acostumbraba a llamar mi Amo, marcó de nuevo un numero y a los pocos minutos llamaron a la puerta.
Una mujer alta y muy atractiva entrada en la cuarentena entró en la habitación portando un pequeño maletín consigo. Saludó a Teco dándole un breve beso en los labios y a mi casi ni me miró.
Me llevaron a la habitación y aprovechando los grilletes me amarraron a la cama boca arriba con los brazos y las piernas totalmente separadas, y una vez completamente inmovilizada, ella misma se desnudó dejando ver, aparte de que no llevaba ningún tipo de ropa interior, un estupendo cuerpo bellamente decorado con numerosos tatuajes y piercings en muchas partes de él.
Yo estaba intrigada pues no sabía que tenían preparado para mi aunque sin duda iba a descubrirlo muy pronto.
Aquella bella señora, de quien no sabia ni el nombre, sacó de su maletín un descomunal consolador con forma fálica y me lo metió sin demasiados miramientos en mi abierto e indefenso coño hasta el fondo, luego me amordazó con una enorme bola de latex y acto seguido lo enchufó a toda potencia.
Luego sacó un aparato que enseguida identifiqué como los que se usan para tatuar y allí no me quedaron dudas de lo que vendría a continuación. En efecto, de inmediato empezó a trabajar sobre mi cadera derecha dibujando algo que de momento quedaba oculto a mi vista dada la postura que mantenía.
Toda la operación duraría lo menos 2 o 3 horas y la recuerdo como una mezcla de placer y dolor entre mezclados, y sin duda eso es lo que se pretendía, que asociara el dolor inmediatamente al placer. Y de hecho lo consiguieron pues al menos me correría una docena de veces mínimo lo que me dejó una vez mas extenuada y a al borde del desmayo.
Pero todavía no habían terminado las sorpresas, una vez terminó, me quitó la mordaza de la boca y se sentó directamente en mi cara a horcajadas asegurándose de que su coño quedaba bien centrado sobre mi boca, yo pensé que lo que pretendía era que le hiciera una buena mamada de coño, pero de inmediato empezó a salir un débil caudal de orina que inevitablemente iba a parar directa a mi boca.
Sin embargo y a diferencia de la otra vez esta mujer meaba muy lentamente como dándome tiempo a asimilar y tragar con comodidad sus meados y eso es lo que hice, poco a poco y lentamente muy bebiendo y tragando hasta que paulatinamente el caudal fue decreciendo y dejó de fluir.
Esta vez había conseguido beberme hasta la última gota sin derramar nada, y también me resulto infinitamente menos desagradable que la primera. ¿Cómo era posible que me hubiera acostumbrado tan rápido a aquellas degeneradas prácticas en tan poco tiempo? ¿Acaso yo había nacido para la perversión? Quizá esa fuera la respuesta.
Aun estaba inmersa en mis reflexiones cuando escuché un suave portazo en la puerta, aquella misteriosa y eficiente mujer una vez terminado su trabajo se había marchado tan rápidamente como había llegado.
Una vez solos de nuevo, Teco desató mis ligaduras y pude apreciar por primera vez el artístico tatuaje que decoraba mi cadera derecha. Se componía de un complejo entramado de símbolos y dibujos de muchos colores que pese a ser bastante grande no afeaba en absoluto mi anatomía, dándole un toque morboso y prohibido, debo reconocer que me gustó mucho, y asi se lo hice saber sumisa y dulcemente a mi nuevo y flamante señor que acogió mi comentario con evidente satisfacción.
Luego me comunicó que dejábamos el hotel pero que no me preocupara en hacer el equipaje, solo iba a necesitar los zapatos y el cómodo y caliente abrigo negro de lana que el mismo se ocupó de ponerme asegurándose de abrochar hasta el ultimo de los botones para asi disimular el collar metálico que aun no me había quitado del cuello.
Y asi, vestida únicamente con los zapatos y el abrigo que cubría mi desnudez salimos de la habitación.
Era una sensación extraña pero muy excitante, me sentía completamente desnuda y muy indefensa, y el saber que nadie podía sospechar mi condición y mi desnudez me provocaba morbosas y placenteras fantasías.
Luego, una vez en el coche , Teco me recomendó que tratara de dormir un poco, el viaje duraría varias horas y era mejor que descansara lo máximo posible pues los siguientes días iban a ser bastante duros y ricos en nuevas experiencias.
Ya era de noche y aunque al principio me costó un poco, lentamente el monótono ronroneo del motor y el suave balanceo del coche hicieron que poco a poco fuera cayendo en un suave y reparador sopor y quedé dormida
Este es un relato ficticio aunque basado en ciertos aspectos reales de la vida.
Agradecería cualquier comentario y opinión que os haya merecido, especialmente de las mujeres, señoras, y señoritas que se hayan sentido identificadas de algún modo con la sufrida protagonista.
Me gustaría me hicieran participe de sus confidencias, fantasías, y anhelos mas íntimos y secretos, y si de alguna manera puedo ayudarlas a hacer realidad dichas fantasías, ni que decir tiene que estaré encantado en satisfacerlas.