De secretaria a puta y a esclava (2)
Comienzo a comprender lo que mi jefe espera de mi y como debo aprender a comportarme.
A la mañana siguiente Teco no hizo ninguna mención a los últimos sucesos y de hecho me trato con tal naturalidad y con su consideración habitual que por un instante incluso llegué a dudar si todo no habría sido una mal sueño o una pesadilla provocada por una mala digestión de la cena.
Sin embargo cuando al salir de la ducha fui a vestirme, para mi sorpresa descubrí que absolutamente todas mis prendas y vestidos habían desaparecidote la suite, incluso hasta mi calzado.
Fue entonces cuando mi jefe me aclaró que había disfrutado tanto viéndome trabajar como Dios me trajo al mundo, que había decidido que era su intención que mientras estuviéramos en una habitación cerrada así era como prefería verme.
Fue entonces cuando me vinieron a la mente las ultimas palabras de uno de los hombres antes de despedirse, aquellas enigmáticas "¿la has adiestrado ya?". Sin duda encerraban un significado oculto que muy pronto me temía iba a descubrir.
El transcurso de la mañana discurrió con total normalidad y lo pasamos en la suite atendiendo el numeroso papeleo que teníamos pendiente, y salvo por el "detalle" de que yo trabajaba totalmente en cueros mi jefe se comporto con la amabilidad y eficacia que en él eran habituales.
Faltaba apenas una hora para la hora de la comida cuando Teco se excusó saliendo de la habitación diciéndome que tenia un compromiso pero que volvería en seguida, y me ordenó que siguiera ultimando los detalles del contrato que teníamos entre manos.
Ese fue el momento en el que aproveché para hacer balance de la situación en la que me encontraba y tratar ordenar mis ideas, y para mi sorpresa descubrí que en realidad y técnicamente no había sido obligada a hacer nada contra mi voluntad, y en el fondo lo que había pasado la anterior noche había sido consentido.
En un momento de la velada, ésta se había ido calentando y mi jefe me sugirió que me desnudara, en ningún momento fue tajante, y yo obedecí, quería creer que bajo los efectos del alcohol, pero en realidad en lo mas profundo de mi misma sabia que había disfrutado siendo follada y usada por tres hombres a la vez, una de tantas fantasías que había experimentado desde la pubertad y que pensé que jamás se realizaría.
Debía reconocer que sentía cierto temor ante lo que me iba a deparar el futuro mas inmediato y en las consecuencias de mis actos. Ni mas ni menos que ahora me encontraba desnuda en una suite de una ciudad lejana, trabajando como si tal cosa, como si fuera la cosa mas normal del mundo esperando el regreso de mi jefe.
Supongo que debí perder la noción del tiempo enfrascada en mis reflexiones porque de pronto oi como se abría la puerta de la suite y Teco entró en ella, pero no venía solo, para mi sorpresa le acompañaban los dos ejecutivos de la noche anterior quienes nada mas verme desnuda y sentada a la mesa envuelta en un montón de papeles empezaron a hacer comentarios de lo mas soeces y groseros refiriéndose a mi.
Comentarios que pese a ser totalmente degradantes y muy humillantes tuvieron un efecto completamente afrodisíaco sobre mi mente y cuerpo.
Me sentí excitada de golpe, los pezones se me erizaron y una sospechosa humedad fue incrementándose en el interior de mi coño.
Dios mío, ¿en que clase de puta me estaba convirtiendo a pasos forzados?.
-Buenos días zorrita, espero que hayas descansado bien esta noche. Tienes que recuperar fuerzas ya que el día puede ser muuuy largo para ti ,ja ja ja.
-No te preocupes dijo el otro- te hemos preparado una suculenta comida para que aguantes lo que te viene por delante.
Yo no sabía que querían decir ni tenia nada que añadir así que me mantuve callada ante sus impertinencias, pero un escalofrío atravesó mi cuerpo e instintivamente me puse a la defensiva. ¿Qué iba a suceder a continuación?.
Unos discretos golpes a la puerta de la suite interrumpieron la tensa situación, sin duda sería el servicio de habitaciones que traía la comida a la suite.
Lo que vi a continuación me dejo completamente estupefacta y con la boca abierta.
Realmente no estaba preparada para tal imagen.
Dos mujeres hermosísimas y muy sensuales. de no mas de 25 años, completamente desnudas llevaban el carrito con las viandas, pero no era eso lo que mas me sorprendió.
Ambas llevaban unos collares similares a los de los perros alrededor de sus cuellos.
Además llevaban los pezones perforados y de ellos colgaban sendas anillas de metal atravesándoselos.
Las dos iban amordazadas con una de esas bolas rojas utilizadas en sadomasoquismo y sus coños estaban completamente depilados, lo que permitía ver como de sus labios vaginales colgaban también algunos aros mas e incluso se podía apreciar como sus abultados clítoris estaban atravesados por una varilla de metal dorado, sin duda oro.
Completaban la imagen unos brazaletes metálicos en muñecas y tobillos a modo de grilletes, aunque en ese instante no se podía apreciar ninguna cadena enlazándolos.
La dos llevaban tatuados su traseros con unos complicados y artísticos dibujos o símbolos diferentes para cada mujer y las dos mostraban una leyenda situada justo encima del pubis en la que podía leerse con claridad :propiedad de A. en una y propiedad de R. en la otra.
Ambas estaban completamente quietas, de pie y con las piernas muy abiertas, los brazos detrás de la espalda cual si estuvieran atados, y la mirada baja mientras duró todo el escrutinio al que estaban siendo sometidas por mi y todos los asistentes.
Ciertamente su condición dejaba pocas dudas, seguramente eran una especie de esclavas sexuales, algo de lo que yo había oído hablar por referencias y que había leído alguna vez en algún relato erótico, pero jamás pensé que podrían ser ciertas, y ahora las tenía enfrente de mi cual si fueran estatuas de sal o diosas del amor listas para ser sacrificadas en algún rito ancestral.
La situación era muy extraña y el ambiente estaba muy tenso, eléctrico. Yo misma me encontraba ya en un estado de excitación tal que la respiración se me aceleró y estaba muy próxima al orgasmo, con solo rozarme cualquier parte del cuerpo estallaría inevitablemente en gemidos y lamentos de placer.
Mi estado no pasó desapercibido para ninguno de aquellos hombres. Fue Alvaro , el de mas edad el que de nuevo tomó la voz cantante.
-Veo que te ha gustado mucho lo que vez, putita. Me alegra saberlo porque muy pronto vas a unirte a ellas. Como ya imaginarás, son nuestras secretarias personales y además esclavas, claro esta , ja ja ja.
-La pelirroja que es la mía, se llama "Martirio" y la morena, la de Roberto es "Juguete", tu nombre ya lo decidirá tu Amo cuando lo crea conveniente, y dijo esto lanzándole una rápida mirada de complicidad a mi jefe que se mantenía en un segundo plano dejándole todo el protagonismo a su, sin duda, viejo amigo y compañero.
-Ahora tu nuevas compañeras te van a asear y acicalar como te mereces, ya veo que estas convenientemente desnuda ,lo que nos facilitará enormemente el trabajo, pero aun necesitas ciertos complementos que realcen tu belleza y te sitúen en el lugar que te corresponde.
Y dicho esto le hizo una seña a modo de orden y las dos esclavas de inmediato abandonaron su estoicismo y con delicadeza pero decisión me tomaron ambas de cada brazo y me llevaron al sofá donde me acomodaron con las piernas bien abiertas y procedieron a afeitarme y depilarme mi frondoso coño repleto de pelitos rubios que lo adornaban ala vista de aquellos tres hombres.
La operación duró apenas unos minutos o al menos eso es lo que me pareció pues fue tan placentera, de hecho al menos experimenté tres orgasmos consecutivos, que la pasé gimiendo y lanzando grititos de gusto durante todo el tiempo, y para finalizar a modo de bálsamo en vez de ponerme algún tipo de aceite o crema, ambas me lamieron por fuera y por dentro todo el coño con sus expertas y dulces lenguas a un tiempo.
No puedo describir el cúmulo de sensaciones y placeres que sentí en ese instante, pero mi cuerpo no me obedecía, lo sentía tan relajado por el placer que me hubiera sido imposible mover ni un dedo.
Cuando terminaron, mi cuello, muñecas, y tobillos estaban adornados con un collar y unos grilletes idénticos al de ellas. Ni me había dado cuenta del momento en el que me los habían aplicado. Tal era el estado de abandono que experimentaba.
Una vez terminaron el proceso ambas se levantaron con agilidad y presteza y con movimientos lánguidos y calculados volvieron a adoptar su sumisa postura a ambos lados del carrito de comida.
Fue entonces cuando aquellos hombres que habían estado en todo momento pendientes de la operación, se acercaron a mi, y me ordenaron arrodillarme y entonces a modo de bautizo uno tras otro metieron sus pollas en mi boca hasta que se corrieron en ella, instándome a tragarme toda su leche, siendo Teco, mi hasta entonces jefe y amante, y ahora reconvertido en mi Amo y señor el ultimo en vaciarse sobre mi garganta.
Una vez finalizado el rito, que si bien entendí era una especie de iniciación o bautizo a mi nueva condición.
Una vez mas, fue Alvaro el que tomó la voz cantante y quien dijo que era el momento de comer que ya tenía mucho apetito.
Fue entonces cuando descubrí que m sentía famélica, las emociones sentidas, los numerosos orgasmos y el frugal y casi inexistente desayuno compuesto de un zumo y un par de tostadas hizo que mi estomago se retorciera de placer anticipado.
Pero duro muy poco, pues me di cuanta que las esclava solo habían acercado tres sillas a la mesa y se mantenían cada una detrás de una de las sillas en actitud solicita y servil esperando a que se sentaran sus Amos.
Naturalmente la silla vacante era para Teco y detrás de ella donde sin duda se esperaba que yo me situara, así que sin que nadie me lo ordenara relevante de l suelo y sin prisas y con la máxima dignidad que me fue posible me dirigí a mi posición y una vez allí me mantuve quieta y con la mirada baja tal y como había visto hacer a mis, ya podía llamarlas así, compañeras.
Mi actitud no pasó desapercibida para nadie de los asistentes y Roberto le dio una cariñosa palmada en el hombro de mi Amo, como felicitándole por lo bien adiestrada y predispuesta que se mostraba su nueva y recién esclava.
La comida se desenvolvió sin mas incidentes extraños, claro esta si obviamos lo extraño que era que tres jóvenes y hermosas mujeres, desnudas y engrilletadas se limitaran a servir solícitamente y a quedar de pie y en ayunas mientras aquellos hombres deglutían completamente ajenos a ellas, ignorándonos como si no existiéramos o fuéramos meros objetos dedicados exclusivamente a su bienestar. Y se dedicaban a conversar amigablemente entre ellos.
Finalmente cuando terminaron llegó nuestra recompensa, aunque ofrecida de una manera completamente nueva para mi.
Cada uno deposito las pocas sobras de su comida en el plato, en el suelo a nuestros pies.
Inmediatamente, Martirio y Juguete, adoptaron una postura a cuatro patas tales como si fueran perras y sin ayudarse las manos empezaron a devorar con ansia directamente con la boca metida en el plato aquellos insignificantes y casi inmundos restos de comida.
Aquello me pareció demasiado humillante y degradante y no me decidía a imitarlas, pero fue entonces cuando de nuevo Alvaro se dirigió a mi y me dijo con desprecio y autoridad.
-¿Le da asco a la princesa comer como sus compañeras?. Mas vale que te olvides de tus remilgos de señorita burguesa y bien educada. Si quieres comer, y me parece que tienes bastante apetito, esta es la única forma en que lo vas a poder hacer y esta es toda la comida que tienes dispuesta hoy para ti, así que tu verás, o te aplicas el cuento o te quedas en ayunas, guapa, tu misma.Tus amigas se alegraran ya que tocaran a mas ración. dijo cínicamente
Yo aun dudé unos instantes antes de decidirme a comer, aquello pese a todo era demasiado fuerte para mi, pero el sentido común se impuso, o cedía y me comportaba como aquellos hombres habían decidido ya por mi, o me quedaría sin probar bocado en todo el día. Así que venciendo mis escrúpulos me puse a cuatro patas y metí la cabeza en el plato de sobras de mi amo, devorando en pocos minutos el exiguo alimento que había en el.
Pensé que todo terminaría ahí, pero ilusa de mi, las cosas no habían hecho mas que comenzar.
Nada mas terminar la comida los dos hombres se pusieron de pie y se sacaron sus pollas que se encontraban en estado de reposo completamente flácidas, y mis compañeras que sin duda ya se sabían la rutina y lo que se esperaba de ellas rápidamente se arrodillaron a sus pies con las manos atrás de la espalda y sus bocas abierta de par en par todo lo que sus labios permitían.
Realmente yo no estaba preparada para lo que iba a ver a continuación, casi sincronizados aquellos hombres empezaron a mear directamente en su bocas, orina que era rápidamente tragada por aquellas derrotadas y sometidas mujeres sin que una sola gota escapara de sus bocas.
Mientras lo hacia, Alvaro que no apartaba la vista de mi interpretando mis emociones me decía.
-¿Te parece asqueroso, puta.? En muy poco tiempo te acostumbraras como ahora lo están estas perras e incluso esperarás con ansia los breves momentos en que tu Amo te obsequie con su valioso y delicioso néctar, ya lo verás. Ahora simplemente no estas lo suficientemente entrenada y domada, pero todo llegará a su tiempo.
-Y ahora es un momento tan bueno como cualquiera para empezar. Teco ¿quieres hacerlos honores?
En cuanto Teco se levantó de su silla y comenzó a desabrocharse la bragueta con movimientos lentos y calculados como si no estuviera convencido del todo de la idoneidad del momento. Adiviné lo que vendría a continuación y no supe estar a la altura de la situación.
Comencé a gritar y a agitarme tratando de apartarme de su camino al borde de la histeria. No iba a permitir que me mearan en la boca y mucho menos a tragarme ese inmundo líquido, por muy Amo que fuera mío.
Nuevamente Alvaro tomó el control de la situación y me cruzó la cara con sendos y duros bofetones que me callaron en seco, y acto seguido comenzó a sacarse el cinturón de cuero que sujetaba sus pantalones diciéndome.
-Mira perra, no vas a poder evitar que hagamos lo que queramos contigo, es mejor que aceptes cuanto antes cual es tu condición.
-Ahora no eres mas que una perra al servicio de tu señor y le perteneces por completo.
-Te aseguro que antes o después te vas a beber su néctar, así que tu elijes, por las buenas o por las malas. Seguro que unos buenos correazos en el sitio indicado te harán entrar en razón.
-Y ahora ¡abre la boca como una perra obediente!
No me quedaba ninguna duda por el tono de sus palabras que si no obedecía de inmediato una lluvia de dolorosos correazos de inmediato surcarían mi desnudo e indefenso cuerpo y que efectivamente el resultado sería invariablemente el mismo, así que venciendo mi repulsa me arrodillé sumisamente delante de Teco, cerré los ojos con fuerza esperando lo inevitable y abrí la boca todo lo que pude.
-Buena perra- me lisonjeó Alvaro- Ahora abre bien esos tiernos ojitos y trágate hasta la ultima gota porque lo que derrames lo lamerás directamente del suelo- Amenazó- y yo sabía que no sería gratuitamente.
Así que en cuanto el primer chorro de tibio y amargo liquido cayó en mi boca ,me apliqué todo lo que pude en un supremo esfuerzo de autocontrol por beberme todo lo que podía, pero como era de esperar, al poco me atraganté y unas potentes nauseas se apoderaron de mi, que afortunadamente pude contener antes de vomitarlas.
El resultado fue que acabé completamente bañada en la orina de mi señor, y mi cuerpo quedó recubierto de tan en un principio repulsivo liquido, pero para mi sorpresa la cosa fue mucho menos desagradable de lo que mi mente temía.
El meado tenia un sabor acre y amargo pero menos desagradable de lo que pensé en un principio y su tibia temperatura me había hecho experimentar una sensación de bienestar al caer sobre mi cuerpo.
Simplemente me había atragantado a causa de mi poca práctica en beber a gollete y a mis propios nervios.
Aunque en esos momentos me negaba a reconocerlo la experiencia me había agradado, en parte por el significado de entrega y sumisión que entrañaba y que de nuevo había conseguido que me encontrara excitada y al borde del orgasmo.
Sin embargo mi tarea aun no había terminado. Un creciente charquito de orinas incrementándose aun por el goteo de mi cuerpo se encontraba a mis pies, y a una significativa mirada de Alvaro, me puse a cuatro patas, saqué la lengua y empecé a lamer todo el liquido que se encontraba derramado en el suelo.
La sensación era por un lado mas desagradable todavía ,ya que la orina se había enfriado y su sabor era todavía mas desagradable, pero la morbosa y denigrante situación hacia que me encontrara mas y mas excitada a cada momento.¿como podía ser que con cada nueva humillación yo respondiera excitándome mas y mas?¿acaso era una completa degenerada y no lo había descubierto hasta aquel día? Sin duda eso sería, no había otra explicación.
De pronto una embestida en mi trasero me sacó de mis pensamientos, uno de aquellos hombres me había metido su polla por el cuelo aprovechando la favorecedora postura en que había quedado.
Yo ni siquiera me giré, ocupada como estaba en lamer y lamer, pero de inmediato mi cuerpo se tensó y comencé a correrme como una perra en celo, encadenando un orgasmo tras otro.
Hasta entonces yo ignoraba que era multiorgásmica, sin duda porque hasta ahora jamás había sentido tanto placer, y estaba a punto de terminar de lamer el suelo y dejarlo completamente seco cuando sentí en mi interior como un chorro de caliente leche inundaba mis intestinos lo que me provocó de nuevo otro orgasmo todavía mas potente, luego del cual caí rendida al suelo como un animal, sin importarme el aspecto que ofrecía ni lo que pensaran de mi aquellos hombres, y de inmediato me sumergí en un reparador sueño casi mas bien un sopor que me liberó por unas horas de mi incierto y extraño destino.
Este es un relato ficticio aunque basado en ciertos aspectos reales de la vida.
Agradecería cualquier comentario y opinión que os haya merecido, especialmente de las mujeres, señoras, y señoritas que se hayan sentido identificadas de algún modo con la sufrida protagonista.
Me gustaría me hicieran participe de sus confidencias, fantasías, y anhelos mas íntimos y secretos, y si de alguna manera puedo ayudarlas a hacer realidad dichas fantasías, ni que decir tiene que estaré encantado en satisfacerlas.