De secretaria a puta y a...
Hasta hace muy poco yo estaba muy segura de mi misma y creia sabermelas todas.El destino se encargó de hacerme ver lo equivocada que estaba y lo arrogante que se puede ser cuando se es joven e inexperta.
Quizá debí negarme o actuar de otra manera pero no lo hice y ahora la cosa ya no tiene remedio. Como decía mi padre, a lo hecho pecho pero será mejor que empiece desde el principio y de una manera coherente.
Me llamo Azucena y tengo 23 años.
Hace unos cuatro meses que entré a trabajar en una gran empresa de marketing y telecomunicaciones en calidad de administrativa.
Y apenas llevaba dos semanas cuando uno de los ejecutivos que iban de aquí para allá, sin duda se fijó en mi y debió gustarle lo que veía, pues al día siguiente me ascendieron a secretaria de dirección, con el consiguiente aumento de sueldo y mejores condiciones.
Yo no me había caído del guindo y sabía que mis meritos eran mi lozana y joven hermosura y mi sexi atractivo, pues sin ser una top model la verdad era que destacaba bastante entre las demás mujeres de la empresa.
Ya al segundo día de mi nuevo rango Teco, mi nuevo jefe, empezó a lanzarme miradas indisimuladas de deseo y a tirarme los tejos de manera mas o menos descarada.
Aunque sabía que era un hombre casado, o quizás por ello, yo me dejé seducir sin oponer demasiadas trabas.
A pesar de tener cuarenta y pocos años, era un hombre muy atractivo, y yo, sin considerarme una devora hombres, tampoco soy una mojigata y aquel apuesto y decidido hombre me gustaba.
Quizás debí hacer caso al viejo refrán aquel que dice " donde tengas la olla no metas la cuchara". Pero hice caso omiso y a la semana ya éramos amantes.
Fue una epoca maravillosa y fascinante, repleta de viajes de negocios en los que yo invariablemente le acompañaba. De espectáculos nocturnos, de viajes en primera clase y con todo lujo, de restaurantes de cinco tenedores y de suites en los mejores hoteles.
Me parecía vivir en medio de un sueño del que no quería despertar, pero inevitablemente mas dura fue la caída.
Ocurrió a finales de octubre, Teco y yo nos encontrábamos en nuestra suite y acabábamos de hacer apasionadamente el amor cunado sonaron unos discretos golpes en la puerta.
Teco mientras e ponía una bata me explicó en pocas palabras que sin duda eran unos clientes que venían a ultimar los detalles de una costosa operación. Que eran viejos conocidos de toda confianza y que no hacia falta que me vistiera, que con una bata bastaría para el informal momento.
Yo, ajena a lo que se me venía encima, no sospeché nada y así lo hice , me puse una sensual bata de estilo chino que dejaba adivinar mis encantos pues era de muy fino tejido y salí al salón donde dos hombres conversaban ya con mi jefe tomando sendos whiskies.
La conversación pronto pasó de ser social y a hablar de temas intrascendentes para pasar a temas relacionados con el trabajo y con el tema que nos había llevado a esa ciudad, y entre un whisky tras otro del que yo tambien daba buena cuanta pese a no ser una gran bebedora, aquellos hombres trataban de complicados asuntos de los cuales yo tomaba notas apresuradamente.
En un momento dado Teco se dió cuenta de que uno de aquellos hombres me miraba inequívocamente con deseo y lascivia y entonces pronunció unas palabras aparentemente dichas en broma que me dejaron helada.
- -Cariño, aquí hace mucho calor y veo que te estas acalorando con esa bata. ¿Por qué no te la quitas y tomaras tus notas mas cómodamente?
Me quede quieta de repente incapaz de reaccionar todavía incrédula a lo que acababa de oir.
Levante la vista como tratando de cerciorarme que había escuchado bien, pero al ver las miradas de los tres fijas en mi y con una expresión de lujuria y vicio mas disimulada supe que no había ninguna duda.
Mi cabeza empezó a funcionar todo lo rápido y lucida que podía después de algunas copas de mas.
Tenia únicamente dos opciones, mandarlo al diablo allí mismo.
Lo que significaría estar en la calle de inmediato en una ciudad lejana y hostil, sin ningún amigo o conocido que pudiera asistirme.
Y luego la consiguiente denuncia por acoso sexual que dado mis antecedentes después de tantos viajes con mi jefe, donde era obvio que había consentido en ser su amante voluntariamente, sería muy difícil que ganara. Lo que marcaría mi currículo y me sería muy difícil volver a encontrar trabajo.
O por el contrario, seguirles el juego y desnudarme delante de ellos, con lo que no me hacia demasiadas ilusiones de cómo podría acabar la velada.
En esas sombrías deliberaciones estaba conmigo misma, cuando de nuevo la voz a de Teco se dejó oir en la habitación.
-Caramba Azucena, no pensé que te lo tomarías asi, estamos entre amigos y todos somos gente de mundo. ¿acaso vas a defraudar a estos caballeros que no han hecho mas que decirme lo agradablemente impresionados por mi secretaria?.
Estaba todo muy claro, las cartas sobre la mesa, y me dije que mis opciones eran nulas, asi que haciendo de tripas corazón me levante y desabrochando el cinto de mi bata deje que se deslizara lentamente hasta que acabo en el suelo del salón dejando todos mis encantos bien expuestos y a la vista, y luego inmediatamente me senté de nuevo en el sofá cruzando las piernas para al menos tratar de tapar con la máxima naturalidad mi coño del alcance de su lascivia.
Después de los asquerosos calificativos de aceptación, diciendo lo hermosa y deseable que era por parte de aquellos tiburones de los negocios, palabras que tuve que aceptar con una forzada sonrisa, de nuevo la conversación derivo a los negocios como si tal cosa, igual que si la secretaria estuviera completamente vestida y no en pelotas como yo estaba en aquellos momentos.
Pero ¿Qué clase de hombres eran aquellos que estaban acostumbrados a semejantes situaciones?.
Pronto lo iba a comprobar, pues apenas unos minutos después note la mano de uno de los ejecutivos posarse en mi muslo e ir aproximándose peligrosamente a mi sexo.
¿Qué podía hacer yo? Después de haberme desnudado, ellos ya habían dado por supuesto que seguiría aceptando sumisamente todas sus intenciones y deseos.
Así pues ¿que podía hacer?. Nada, y eso fue lo que hice, fingí que no notaba aquel contacto físico y seguí tomando notas como si nada mientras aquella procaz mano por fin llegaba a su objetivo y empezaba a masturbarme.
La situación debió ser muy divertida para aquellos disolutos hombres. Una joven y bella secretaria desnuda tomando notas mientras fingía ignorar como le metían mano descaradamente y tratando de disimular los gestos de placer que inevitablemente empezaba asentir por tanto manoseo en zona tan sensible.
Entonces el segundo hombre se levanto de su sillón y diciéndole un cortes "con tu permiso" a Teco, se situó delante de mi y desbrochándose la bragueta descubrió una morcillona polla que plantó delante de mi cara con inequívocas intenciones.
Aquello ya no daba lugar a disimulos y fingimientos por parte mía. La cosa estaba muy clara, me iban afollar de todas las formas y por todos los agujeros y yo no tenia mas remedio que permitírselo pues la situación ya era irremediable.
Quizás al principio podía y quizás debí haberme negado pera esa opción había pasado ya en el momento de desproveerme de la bata que me cubría.
Dócilmente abrí la boca cuanto pude y de inmediato me encontré con la boca llena y chupando y lamiendo su mas que considerable verga que de inmediato se puso en su máxima erección.
Su compañero entonces, cogiéndome de las piernas me tumbo en el sofá y al instante note como su verga se introducía de golpe y sin excesivos miramientos en el coño que después de sus caricias afortunadamente ya estaba lubricado.
Mientras tanto,Teco, permanecía sentado cómodamente mirando como me usaban a su antojo con total indiferencia, igual que si estuviera viendo una película porno.
Aunque mucho después y en un momento dado se unió a la fiesta dando lugar a una triple penetración en la que ninguno de mis agujeros se salvo de recibir la consiguiente descarga de esperma.
Perdí la noción del tiempo y cuando aquellos hombres por fin se detuvieron ya completamente saciados, no en vano me habían penetrado a placer sin parar durante varias horas sin descanso para mi, quedé desmadejada y rota como una muñeca usada y gastada en el suelo del salón, ajena a cuanto sucedía a mi alrededor. Estaba exhausta y pensé, ilusa de mi, que todo había terminado por fin y podría descansar.
Entonces como entre sueños oi una voz lejana que le decía a mi jefe, amante, y durante aquella extraña noche alcahuete:
-¿Has empezado ya con su adiestramiento?
En aquellos momentos no supe que quería decir aquel hombre ni me interesaba lo mas mínimo, y tampoco pude oir la respuesta de Teco, solo pensaba en dormir un reparador sueño que me permitiera olvidar que había sido tratada como una vulgar ramera.
Ahora pienso que quizás debí prestar un poco mas de atención, aunque, ¿me habría servido de algo?¿habría podido cambiar el curso de los acontecimientos que se cernían ya inevitablemente sobre mi?
Este es un relato ficticio aunque basado en ciertos aspectos reales de la vida.
Agradecería cualquier comentario y opinión que os haya merecido, especialmente de las mujeres, señoras, y señoritas que se hayan sentido identificadas de algún modo con la sufrida protagonista.
Me gustaría me hicieran participe de sus confidencias, fantasías, y anhelos mas íntimos y secretos, y si de alguna manera puedo ayudarlas a hacer realidad dichas fantasías, ni que decir tiene que estaré encantado en satisfacerlas.