De ruta por la costa Oeste, Las Vegas
Una ciudad como esta, merece una parada en el camino....
Aprovechando que mi mujer continuaba durmiendo, eran las siete de la tarde, y decidí darle una sopresa. Bajé al hall del hotel, y entré en una boutique de un prestigioso diseñador francés. Después de explicarle a la señora lo que buscaba, e incluso enseñarle fotos de mi mujer, me recomendó un vestido muy muy ajustado de la parte de arriba, transparente con una espécie de floreado opaco, y de la cintura para abajo, una falda del mismo material, y con una apertura hasta la cadera. Como Anna es bastante alta, y acompañada de unos taconazos negros estaría deslumbrante.
-este vestido solo tiene una particularidad, no deberia llevar ropa interior-puntualizó la vendedora.
-me lo llevo-era todo lo que necesitaba escuchar.
En el momento de pagar me lleve la sorpresa de mi vida. Pero como estaba empalmado solo de imaginar a Anna con ese vestido, y esa noche habíamos quedado en hablar con Isa e intentar quedar, saqué la visa de las grandes ocasiones, y para alante...
En el ascensor al verme con la percha colgando del brazo, y pensar que un trozo de tela transparente me había costado más de cinco mil, me daba la risa tonta...
Cuando Anna despertó y lo vio le encantó. Hay que reconocer que la marca la ayudo a convencerse. En seguida se dio cuenta que era para ir desnudita debajo del vestido.
Se lo puso antes de ir para la ducha, para provarselo, y le quedaba perfecto, como un guante. Resaltaban sus pechos, que se veían perfectamente. Al tenerlos grandes y bien puestos, puede permitirse ir sin sujetador, y le luce muchísmo. Se ponía de puntillas, y cada vez que daba un paso, el vestido se abría hasta la cadera de su pierna derecha.
El culo se le veía perfectamente, pues no había muchos dibujos en esa zona, y la vagina no se le veía por medio dedo. De echo, si la mirabas muy de cerca, menos de un palmo y frontalmente se le veia perfectamente.
Le quedaba como un guante, y era ella la que hacía lucir el vestido, y no al revés.
Total que nos arreglamos, Isa me había contestado al whatsapp, quedábamos en un hotel como el de la noche anterior. 15 minutos antes le teníamos que dar el número de habitación.
La cifra que nos pidió nos pareció desmesurada, una barbaridad.
Lo hablámos con calma, para valorar si merecía la pena.
-mira -le dije, intentando convencerla- me debo haber echo doscientas pajas viendola en internet. Si dividimos lo que vale hoy, entre doscientas una, sale hasta barato.
Anna se partía de risa. Y al final me dió la razón.
Para que trabajamos y ganamos dinero, si no lo disfrutamos? Estábamos en las Vegas, que coño!!!!
Tota, que le contesté un ok a Isa, y bajámos a cenar.
Ya en el ascensor una pareja le dijo a Anna que iba muy guapa. Yo parecía un puñetero complemento, pero estaba feliz.
Cuando salimos al casino, la gente giraba la cabeza. Estaba realmente guapa. Más allá de enseñar todo, iba elegante y exuberante.
Al pasar por delante de la tienda, la chica salió y la felicitó por lo bien que le quedaba.
Ella iba completamente feliz de sentirse guapísima y super deseada.
-Karlo tengo un problema, no llevo ropa interior, y me estoy poniéndo húmeda de ver como la gente me mira.
-no te miran Anna, te están follando. Todos. Todos y casi todas.
Ella sonrió mientras entrábamos en el restaurante.
El metre, se hizo polvo al verla entrar, y ella, al ver que era un chico muy joven y guapo, no pudo evitar que sus pezones se pusieran ligeramente duros.
Yo me di cuenta, y creo que el metre también.
Nos acompañó hasta la mesa, y le ayudo apartándole la silla, sin dejar de mirarle el cuerpo.
-me dejas que lo provoque un poco Karlo?-me dijo la tia pícara.
-claro que si, me lo paso en grande....-le contesté entre risas.
Cuando volvió, Anna lo recibió con un “pornográfico” cruze de piernas, pues le chico le vio el coño, y la mujer de la mesa de al lado, también, pues no le sacaba ojo.
Cenamos tranquilamente, y muy bien. El restaurante era de etiqueta, y la cocina estaba a la altura. El metre y un camarero nos atendieron muy bien a los dos.
Cuando pagué la cuenta le pregunté al metre a que hora acababa su turno.
El pobre no supo ni que contestar, y menos cuando vio que Anna se lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja.
Al salir por la puerta del restaurante, nos dijo:
-a las dos de la madrugada.
-ok-contestó Anna girándose hacia el-si estamos por aqui, nos vemos.
Eran las doce de la noche, y nos dedicamos a jugar un rato a la ruleta. Estaba la camarera mulatita del dia anterior, y le expliqué a Anna lo sucedido.
Cuando vino a ponernos una copa, haciendo ver que no me conocía (como no podia ser de otra manera), Anna le dijo:
-grácias por cuidar de mi marido ayer-al tiempo que le daba una ficha de 25 dolares.
La chica le sonrió y le cogió la ficha.
Fue divertido ver, que incluso algun tio descarado le hacía fotos a mi mujer, cuando tiraba los dados. Evidentemente ponía el culo ligeramente en pompa, al sentirse observada.
A la una de la madrugada, pedímos una limousine, para ir al encuentro con Isa.
Nos tocó el mismo chófer de la noche anterior. Nos hizo unas fotos con las fuentes del hotel encendidas, y nos subímos al coche.
Llamámos al farmaceutico de la noche anterior. Al subirse al coche y ver a Anna con ese vestido, con las piernas cruzadas, enseñando toda su laaarga pierna. Se quedó antontao unos segundos.
Le hicimos una compra mayor para no tener que preocuparnos por unos dias.
Cuando él y yo hicimos en intercambio, lo puse en el bolsillito del pantalón, donde las monedas.
Anna separó sus piernas, mirando al farmaceutico. Este, cogió el rollo de billetes que acababa de darle, quitó unos cuantos, y le tiró el resto a mi mujer.
Anna subió una de sus piernas al asiento del coche, y con dos de sus dedos se abrió el coño para él. El tio no tardó ni dos segundos en undir su cabeza en el entrepierna de Anna, que estaba chorreando.
-voy a parar un momento en este parking-dijo el chófer con la ventanila medio bajada.
El tio, paró el coche, y sin decirnos nada se sentó detrás con nosotros.
Anna estaba en el sofá trasero, con el camello entre sus piernas. El chófer se sentó a mi lado, en el largo sofá lateral.
Sin decir ni media, me despeloté del todo, y el se lanzó a comerme la polla. Me pasaba su lengua por mis huevos, que al estar depilados sentian coscquillas con el tacto de su barba. Con los ojos medio abiertos, podía ver a Anna metiéndose la polla del camello hasta la garganta, y aun y asi no dejaba de chupar.
El chófer se bajó los pantalones, y fue Anna quien le comió la polla, ya que el camello la estaba follando a cuatro patas. Cuando la tuvo bien dura, se acerco a mi. Me puse de espaldas a el, en el sofá largo, y me la metió hasta el fondo.
Me folló durante unos minutos, bastante bien, a pesar de no tener un miembro enorme.
Se corrió antes el, que el camello con Anna.
Sin dejarlos acabar, se bajó del coche y se subio delante para irnos.
Al poco tiempo, el farmaceutico se corrio dentro de mi mujer.
El muy cerdo tiró el condón por la ventanilla.
Nos paramos en el primer cruce que encontramos, y lo hicimos bajar del coche.
Hasta nunca, nos dijomos a nosotros mismos.
-entre los dos de esta mañana y este ahora, llevo una pasta en polvo. Y lo mejor es que no paro de tener orgasmos.
Estaba loca, ida, desconocida...y yo estaba encantado.
Llegámos al hotel, del mismo estilo que la noche anterior. Parking privado, nadie te ve entrar ni salir.
La habitación era enorme. Cama redonda, una pequeña barra con bebidas de todo tipo. Un baño muy grande con ducha y bañera, etc...como todo en aquella ciudad, hortera como ella sola, pero a lo grande.
Isa llegó diez minutos tarde. Anna y yo la esperabamos en la barra. Anna estaba haciendo de camarera.
Isa venia con un vestido oscuro, muy escotado y ajustado a su precioso cuerpo. Discreta pero espectacular. Su larga melena negra recogida en una simple cola.
Estuvímos hablándo y esnifando durante un buen rato, media hora larga.
En un momento, Anna salió de detrás de la barra, y se acerco por detrás a ella. Le beso el cuello, que Isa levantó para ponerselo fácil. Anna la rodeó con sus brazos, y la agarró por sus enormes tetas.
Entonces Anna se apartó, me cogió por la mano, y después de quitarme la camisa, me llevó hasta la cama y me invitó a sentarme.
Las dos a la ves, se pusieron en frente mio, y empujándome para que me tumbara, empezaron a darme besos en la boca, en la cara y el en cuello. Yo ya estaba flotando. Anna fue bajando por mis pezones, mientras Isa no dejaba de comerme la boca. Su lengua chocaba contra la mia y la sometía dentro de mi boca, sin dejarla salir. Ella mandaba, y se notaba simplemente con sus besos.
Anna ya me estaba desabrochando y quitando pantalón y calzoncillos todo a la vez.
Isa siguió el camino que había empezado mi mujer y se encontraron las dos en mi polla. La travesti se la metió en la boca, y con su lengua empezo a hacerme una frenética mamada. Anna se levantó y se quitó el vestido, dejándolo bien puesto en una silla.
Cuando volvió a la cama, invitó a Isa a levantarse, y la ayudo a desnudarse. Sin dejar de besarse las dos, Anna le quitó el vestido, y la dejo con un tanga, y sus zapatos.
Entonces me inorporé y le bajé el tanga a Isa. Le agarré la polla por la base, y empeze a masturbarla mirándola a los ojos. Su polla sabía genial, a sexo. A sexo duro y continuado. Esa mujer desprendia sexo y lujúria por todos los poros de su piel, y lo mejor es que lo transmitía.
Su polla no tardó mucho en estar muy dura.
-Vamos Karlo, que lo estas esperando -me dijo ANna al tiempo que me invitaba a tumbarme en la cama.
Isa me levantó las piernas, y hundió su polla en mi culo sin ningún tipo de preparacion previa. Entonces la sacó un momento, y Anna habilmente, me puso un pegote de lubricante justo en el ano.
La siguiente empotrada ya fue otra história, y entonces empezó lo bueno. Al tiempo que ella me follaba duro, mi mujer, me comía la polla, que extrañamente estaba dura como una estaca.
Asi estuvímos un buen rato, hasta que me corrí en la boca de mi mujer.
A los pocos minutos Isa se corría dentro de mi .
Nos medio vestimos, y volvímos a la barra. Tanto Anna como yo pensamos que Isa se iria, pero al contrario, nos puso ella unas copas, desnuda, sólo con el tanga.
-una pregunta chicos-nos dijo acercándonos dos copas-os parece si llamamos un par de chicos y nos lo montamos los cinco? Será divertido.
-estaría bien dijo Anna completament salida.
-ayer estuvistes con mis compañeros del club verdad?
-si, pero ya no hay pasta-dije yo en serio, pues no me quedaba ni un dolar en metálico, y ANna tenia el dinero que le habían pagado en el coche.
-no os preocupéis, seguro que se apuntan igualmente.
Pasada media hora llegaron el Asiatico y el negro de la noche anterior. Justo en eso momento, Isa estaba tumbada en la barra, y yo le estaba comiendo la polla, sentado en el taburete.
-queréis tomar algo guapos-les preguntó mi mujer educadamente.
Los dos declinaron la invitación y se tiraron a por mi mujer, que desnuda y con los tacones puestos se fue hacía la cama, mirándolos de reojo, y asegurándose que la seguían.
Se puso a cuatro patas en la cama, y el asiático empezo a comerle el culo, al tiempo que le daba cachetes. El negro se puso delante en pelota picada. Anna se lanzó por su polla como si estuviese poseída.
La polla del negro se empalmó en cuestión de segundos. A Anna no le cabía ni media en la boca.
En un momento Anna estaba siendo emparedada entre el Asiático y Isa.
El negro me follaba otra vez el culo con fuerza, Isa dejó el culo de mi mujer y se vino por mi boca. Me metió su enorme polla hasta dentro, mientras los empujones del negro hacían que se la chupara de manera practicamente automática.
Isa, por fin me dio su leche en mi boca. Me tragué hasta la última gota.
Ahora me comía a mi la polla, mientras el negro seguía follándome.
En poco rato, Isa tumbó a mi mujer boca arriba en la cama, y los tres tios, nos corrimos en su cuerpo, por turnos, mientras Isa, con sus manos y sus labios emadurnaba todo el cuerpo de mi mujer con nuestro semen.
Debían ser las cinco de la mañana cuando Isa, y los dos chicos se fueron.
Anna y yo nos duchamos juntos, para quitarnos el olor a sexo. Nos volvímos a vestir y nos fuimos para el parking.
Ella seguía espectacular, a pesar de estar recien follada, por todos los lados.
Al llegar a nuestro hotel, pasámos por el casino. La saludaron los chicos de la mañana.
-vamos?-me preguntó Anna, que tenía ganas de más y no lo disimulaba.
Fuimos, y jugamos a la ruleta un buen rato con ellos dos. Cuando ya me sentí cansaado, le dije a Anna que me iba a la habitación. Ella, contrario a lo que pensaba, se despidió de sus amigos, y se vino conmigo, a pesar que le había dicho que se fuese con ellos si le apetecía.
Una vez en la habitación, aún nos quedaron ganas de hacer el amor un rato.
Encima de la mesa, con el vestido de casi seis mil dolares levantado hasta la cintura.
Me encantó poderme correr dentro de ella con naturalidad, y tumbarnos en la cama los dos desnudos, y quedarnos completamente dormidos.