De ruta por la costa Oeste: Las Vegas 2

A veces, con una mente muy abierta, la vida te depara enormes sopresas. Jack, e Ivon seran dos personas muy importantes en nuestras vidas a partir de ahora.

Después de varias noches durmiendo más bien poco, aquel dia nos levantamos a media mañana.

Cada día era una aventura, y los dos, sin decirlo, parecía que no queriamos perder el tiempo.

Hice números para saber el dinero que llevábamos gastado en el casino (del resto, no quise ni mirarlo). Empezámos con mil dólares, y llevábamos +cuatrocientos. No estaba mal, pero sabia que lo podía estrujar más.

Me puse un bañador y una camiseta, al igual que Anna, y pasé un rato por el casino, mientras ella se iba a la piscina.

Tuve una buena racha, así que me estuve en el casino un par de horas.

Al acabar, era la hora de comer, fui a la piscina, y me encontré a Anna dormida, en la cama balinesa. La desperté con tacto, y después de un baño los dos en la piscina, y un par de cervezas, nos fuimos a comer.

Justo en la mesa de al lado, de la que no nos separaba más de un palmo, había una pareja muy guapa. Los dos eran rubios, ella muy alta, con una larga melena, un físico impresionante, con un pareo de redecilla. Llamaba la atención casi tanto como Anna.

El era también muy alto, estaba fibrado. Ambos llevaban también muchos tatuajes.

Durante la comida, hubo muchos cruces de miradas, por parte de los cuatro. Fue divertido, incluso morboso.

Anna y yo lo ibamos comentando en catalán, lo que nos daba una cierta ventaja, ya que ellos por lo que nos parecio escuchar, hablában “sólo” en inglés.

Cuando acabámos de comer, nos volvímos a la piscina. En esas camas balinesas, corre aire, y no te da el sol, ideal para una buena siesta.

Casualidades de la vida, o no, me encontré con Jack en la barra de la piscina, justo al despertarme. Me hizo un cumplido, vino a decirme algo asi como “haceis muy buena pareja tu y tu mujer”. Le di las grácias, y brindamos con los mojitos.

Estában justo en frente nuestro, al otro lado de la piscina.

Le propusé que vinieran a la cama balinesa a tomarse sus mojitos y asi estarían a la sombra y acompañados.

Aceptaron nuestra invitación de buen gusto. Anna también se alegro de mi iniciativa. Cuando llegaron, se presentaros, ella se llamaba Ivon. Eran de Seatle, y estaban allí de escapada, ámbos eran cirujanos.

Estuvímos hablando un montón de rato, el feeling era más que evidente. También hay que decir que los mojitos pusieron las cosas fáciles.

Quedamos en ir a cenar los cuatro, a un restaurante muy elegante que hay en un hotel cercano.

Al subir a la habitación, Anna me dijo que necesitaba un vestido para la ocasión, y la acompañé de compras para solucionarlo.

Fue divertido, encontrarnos con ellos en la misma boutique, pues Ivon había pensado lo mismo.

Anna, continuaba con su versión más pícara. Compramos un vestido negro, largo, un pelín difícil de describir. Una banda de tela. Muy suave, le tapaba cada uno de los pechos, haciendo un enorme escote, juntándose en el ombligo, en una tela mas ancha, que bajando por la entrepierna, llegaba hasta sus pies. Un hilo en la cintura, y una banda, algo más ancha, que le tapaba el culo, y llegaba también hasta los pies. Le dejaba las piernas practicamente al descubierto y la espalda completamente desnuda.

Era como un tapa-rabos-pechos, eso si, extremadamente caro. La verdad es que con ese cuerpazo, cualquier cosa le queda de miedo.

-supongo que te ingeniaras algo para que nos enrollemos con esos dos no?-me dijo Anna, como si me hubiera leido el pensamiento.

-cuenta con ello-le contesté yo muy seguro de mi mismo- tu sigueme la corriente y dejate llevar.

-llevo dos dias haciéndolo mi amor-me contestó al tiempo que me daba un beso en la mejilla.

Entramos en la habitación, me desnudé y me fui a la ducha.

Anna entró detrás mio, y evidentemente me puse cachondo. Me pasa siempre.

-no puedes resisitir ni el roce de mis pezones cariño-me susurró al oído, mientres desde mi espalda, me rodeaba con sus brazos.

Bajó la mano hacía mi polla, que logicamente estaba como una estaca.

Se puso jabón en una mano, y me empezó a masturbar, sin dejar de susurrarme guarradas al oido.

Apagó el grifo de la ducha, y se arrilló delante mio. Se metió mi polla entre sus tetas, y empezo a moverse arriba y abajo. No tardé mucho, en llenarle los pechos de semen.

Me la chupó un pelín y se levantó. Me dio un beso y me dijo:

-hoy va a ser una gran noche-me dijo al tiempo que yo salía de la ducha.

-no lo dudes-le contesté yo.

Aun no sabía como lo tenía que hacer, pero viendo el cruce de miradas que nos hacíamos los cuatro, tenía claro que algo se me ocurriria.

Anna se recogió el pelo, y se vistió. La verdad es que estaba espectacular. Estuvo andando un poco por la habitación, como una modelo, para dominar los movimientos del vestido. Siendo opaco, pero con tan poca tela, era  el más insinuante que se había puesto hasta la fecha.

Andando, no se le veía nada, aunque sus piernas quedaban practicamente desnudas, pero sentada, a la que se despistaba se le veía todo.

Se puso un tanga negro, con el hilo transparente, apenás se notaba.

Y como extra, se pintó los labios rojos. Rojo puton.

No tengo palabras.

Bajámos a la taberna Irlandesa diez minutos antes de la hora. Jack e Ivon estában esperando.

Jack, llevaba un traje oscuro (igual que yo) y camisa sin corbata. Ivon era otra história:

Llevaba un vestido blanco muy muy corto, transparente, de tirantes, con unas bandas blancas que le tapaban lo justo. Con un tanga blanco, pues las bandas como decía eran mas bien justas. Labios y zapatos de color burdeos, y su larga melena rubia, suelta. Impresionante.

-vaya, creo que voy a tener problemas para mirarte a los ojos Ivon -le dije asi sin pensarlo (es una traducción literal, en el momento no quedo tan garrulo).

Los tres se rieron.

-está claro que somos dos afortunados Karlo-me dijo Jack, al tiempo que le daba un caballeroso beso en la mano a Anna a modo de saludo.

Nos tomamos las copas, y nos fuimos a fuera para que nos recogiese el coche.

Eran las nueve y media de la noche, y el casino estaba a reventar. Salímos de la taberna, y las dos chicas se adelantaron unos metros, ya que Jack y yo íbamos hablándo de no recuerdo qué.

Cuando estábamos cruzando el casino, cogí a Jack de la mano, para que se callase, y le dije que observara a su alrededor. Todo el mundo giraba la cabeza para mirar aquellos dos pivones que se paseaban por la alfombra. Estaban las dos impresionantes, parecían salidas de un desfile de Victoria S.

Cuando nos subímos a la Limousine, fue un espectáculo. Y verlas sentadas dentro, una al lado de la otra, ya ni os cuento.

-esta claro que estos vestidos son para ir de pié querida-le dijo Ivon a Anna-ni para sentarse ni mucho menos agacharse....

Anna asintió con la cabeza, al tiempo que se ponía bien el vestido, pues casi se le veía un pezón.

-una cosa está clara-continuó Ivon-esta ciudad tiene un rollo especial, que me hace sentir diferente, como más liberal.

-a mi me pasa igual-interrumpió Anna-desde que llegámos que estoy de lo más deshinibida....

-en Seatle no te pondrias ese vestido ni loca-dijo Jack.

Los cuatro nos reímos.

Llegámos al restaurante, y cenamos de maravilla. La conexión entre los cuatro era total. Tenía claro que los cuatro acabaríamos en la misma cama aquella noche, aunque no tenía claro aún si juntos o revueltos.

Los cuatro nos gustábamos, y ya llevábamos una cuantidad importante de Vino, y ahora le ibamos a añadir Wisky.

Acordámos volver al hotel para jugar los cuatro al Póker en el casino.

Al levantarnos de la mesa y subirnos al coche, algo había cambiado entre nosotros cuatro.

Si quedaba un hilo por romper, lo hicieron las chicas al subirse al coche. Bajo el pretexto de una mancha de pintalabios en la boca de Ivon, Anna le pasó un dedo sutilmente, y se besaron. Con delicadeza, y mucho morbo, se besaron durante unos minutos. Anna se olvidó por completo de su vestido, y Jack no le sacaba los ojos de encima.

Aunque nos costó, los dos chicos nos quedamos mirando y no intervenimos.

Acabaron de besarse, y soltaron las dos una gran carcajada.

Abrimos una botella de Champagne, y la verdad, es que la situación siguió con absoluta normalidad, risas, cachondeo, y altas dosis de morbo.

Cuando llegámos al Bellagio, nos cerraron una mesa para nosotros cuatro, después de darle una buena propina a la croupier. Nos trajeron nuestras bebidas, y jugamos durante un buen rato. Jack e Ivon no eran ningunos cracks ni mucho menos, se reían todo el rato, y perdian casi siempre.

-mirad chicos, vamos a jugar mezclados, por parejas unas cuantas partidas-les dije.

Ivon se levantó en seguida, y se cambió el sitio con Jack, que estaba a mi derecha. Arrimó su silla a la mia, todo lo que pudo, y Jack hizo lo mismo con Anna.

Entonces la situación subió bastante de tono. Tenía a Ivon pegada completamente a mi, rozándome con sus pechos mi brazo izquierdo. Anna y Jack también estaban de cachondeo, incluso el yankee tenía una mano bajo la mesa (según Anna encima de su pierna).

Como la situación ya era insostenible, y todos teniamos ganas de cachondeo, hice llamar al jefe de sala, y le pedí si nos podian montar una mesa de poker en nuestra habitación. Sin crupier logicamente.

En este pais todo funciona con el puñetero Tip, y en esa ciudad más. Le di un montoncito de fichas de 25 y arreglado.

A todos les parecío genial. Seguímos jugando un par de manos más, y llego el crupier para decirnos que la mesa estaba lista en la puerta de nuestra habitación.

Subímos los cuatro entre risas y flirteros en el ascensor. Cuando llegamos a nuestra suite, nos esperaba un botones con una mesa con ruedas, le abrimos la habitación, entro, y nos montó la mesa de juego en la habitación. Tapete verde, baraja de cartas nueva, cuatro montones de fichas de diferentes colores, dos botellas de chapmpagne, cuatro copas, una bandeja de fresas y otra de bombones Godiva. Vamos, lo que se dice un servicio bien completo.

Anna le dio la propina, una en dinero, y otra a modo de carne, ya que se le veía un pecho, y el camarero hacia rato que se había dado cuenta.

Empezamos jugando “en serio”, teniendo en cuenta que íbamos un pelin pedo. Como ví que el ambiente era bueno, me dediqué a apretar un poco en el juego, apretando las apuestas para que nos empezaramos a quedar sin fichas.

En una mano, quedábamos Ivon y yo. Subí mucho la apuesta, y ella ya no tenía dinero para igualarla.

-te vendo mi tanga por mil puntos-me dijo ella ante la sorpresa de todos.

Evidentemente acepté la propuesta. Se levantó, y sin apenas tenir que subirse la minifalda, se bajó el tanga y lo tiró encima de la mesa. Lo cogí y lo puse en medio de la mesa.

Logicamente gane la mano.

Al cabo de un par de manos, era Jack el que quedaba contra mi en una mano final.

Mil puntos por su traje.

En la siguiente mano, me pasé de chulo, y me quedé en pelota picada, al perder contra Anna e Ivon que se llevó la mano.

Era algo violento estar en pelotas, pero Jack estaba igual. La única que iba “vestida” era Anna.

Al acabar la siguiente mano, Anna cambió las reglas. Se levantó y bajó la luz de la habitación. Dejo solo encendida una en la mesita, y la que alumbraba la mesa. Puso un canal de videoclips en el televisor, y se sentó en la mesa. Recogió todas la fichas, y apartó la ropa.

-ahora el que gane la mano, elige-nos dijo en tono autoritario.

-que elige?-preguntó Ivon en tono divertido.

-lo que quiera.

-os advierto que tengo hambre-dije yo, ante la risa de todos...-igual os pongo a cocinar...

Jugámos la primera mano, a carta descubierta, al no poder apostar. Ganó Ivon.

-quiero que se la chupes a mi marido-le dijo a Anna decidida-durante tres minutos, sin que llegue a correrse.

Jack, se levantó, se bajó los calzoncillos, y se apoyó en la mesa en frente de Anna.

Ella le cogió la polla, y mirando a su pareja a los ojos, le soltó un lametón. Acto seguido, se metió su capullo entre los labios, y fue deslizando su boca hasta la base. Se la sacó, y repitió la operación. La polla de Jack se puso dura en seguida.

Tres minutos. Yo no sé si hubiese aguantado tanto sin correrme.

Siguiente mano, gané yo.

Ivon, quiero ver tu boca entre las piernas de Anna...

Dicho y echo, Anna se tumbó encima de la mesa boca arriba. Ivon le apartó la gasa del vestido y le quitó el tanga. Anna abrió bien sus piernas e Ivon le comió el clitoris y la vagina con suma grácia. Mi mujer si se corrió en menos de tres minutos.

Siguiente mano, volvió a ganar Ivon.

Se levantó, y cogió de la mano a mi mujer, y la acompaño a la cama. Una vez allí, la invitó a sentarse en el borde. Anna se dejaba llevar, con la mirada completamente perdida. Ivon se levantó el vestido hasta la cintura, y se sentó encima de Anna, las dos se dejaron caer en la cama y empezaron a comerse la boca. Anna tenía su mano derecha entre las piernas de Ivon, las dos no paraban de jadear. Se notaba que se tenian ganas.

Jack y yo nos miramos y nos echamos a reir. Estabamos los dos practicamente en pelotas sentados en la mesa de poker, viendo como nuestras mujeres lo pasaban en grande.

Me levanté, y me senté a escasa distáncia de ellas.

En un momento se levantaron las dos, y se desnudaron completamente. Como si no existiesemos, vovlieron a tumbarse, esta vez para hacer un 69.

Ivon estaba encima, y su culo quedaba expuesto, asi que no me lo pensé, y tras mirar de reojo a Jack, me puse detrás de ella y se la fui metiendo despacito. Ella se giro, y me dedicó una sonrisa, que rapidamente paso a gemidos más intensos.

Jack atacó por la otra punta, es decir, se acercó donde su mujer tenía la boca, y la mia la vagina, y entre una cosa y la otra empezó a gemir también.

Anna se levantó, y abrió una maleta. Los tres nos quedamos sentados en la cama, mirando que hacía.

Sacó su arnés, con un vibrador negro, se lo puso, adornando sus movimientos, para que la miraramos. Se cogía el dildo con la mano, como si se mastrubara. Los tres la mirábamos, como esperando a ver a quien le tocaba recibir.

Se fue por Ivon. Dándole un dulce beso en la boca, la invitó a ponerse a cuatro patas encima de la cama. Anna se puso de rodillas en la misma, y empezó a follarla.

Ivon soltaba unos gemidos de miedo. Jack, estuvo rápido colocándose delante de su mujer para que se la chupara al tiempo que la follaban. Yo, me quedé mirando, aunque por poco rato.

Mi mujer se dio cuenta, y se tumbó en la cama. Ivon se puso encima, y Jack continuó recibiendo lengua, esta vez de las dos mujeres.

Con mis manos, y mi lengua, empezé a jugar con el culo de Ivon, que es impresionante. Le separaba las nalgas y le daba lametones en el ano, que se contraía cuando notaba mi lengua. Le unté un poco de lubricante, y le metí un dedo, con delicadeza. Como el lubricante hizo su efecto rapidamente, le fui introduciendo un segundo dedo.

Ahora si, Ivon gemia de lo lindo. Los cuatro lo hacíamos. Cuando vi que el panorama estaba bien preparado, me las ingenié para meterle mi polla, que llevaba ya un buen rato muy dura. Ivon marcaba el ritmo, Anna y yo ni nos moviamos.

Asi estuvímos durante un buen rato, hasta que la rubia americana tuvo su enésimo orgasmo.

Se quedó tumbada en la cama, como fuera de combate.

Le desabroché el arnés a Anna, y le di un abrazo, los dos de pie al lado de la cama. Con mis manos bajé por su espalda, hasta su culo. Y con un dedo lo dirigí a su ano, y miré a Jack, señalándole el camino. Dicho y echo. Anna se puso a cuatro patas, y Jack la enculó rapidamente sin demasiados miramientos.

Mi mujer se moría de ganas de ser follada, y mientras Jack le daba duro, ella se masturbaba el clitoris, con su cabeza hundida en la almohada.

-que te hace tu mujer con esto-me susurro Ivon en el oido, al tiempo que se abrochaba el arnés.

-tu que crees?

Me tumbé boca arriba, colocando dos almohadas bajo mi espalda. Abrí bien las piernas. Ivon me daba besos mientras con sus dedos me dilataba un poco el culo. Se untó un poco de lubricante y metió su nueva polla hasta el fondo, de un primer intento.

Con su mano derecha empezó a masturbarme, empezando unos coordinados movimientos que juntaban penetración y paja.

Mis gemidos despertaron el interés de nuestros compañeros de cama. Jack se quedó bastante flipando, y Anna sonrió.

Mi mujer se puso de manera que mi polla le quedara al alcancé de sus labios. Jack ahora la follaba a cuatro patas igual, pero vaginalmente, lo que hacía que sus envestidas le costara coordinar el poder llegar a mi polla.

No tardé mucho en correrme, y Anna, habilmente recogió mi semen, de mi polla y de mi vientre. Se medio incorporó, y le dio un beso a Ivon, que continuaba follándome, ahora si, suavemente.

Jack aceleró un poco sus empujones y se corrió dentro de mi mujer. La suya le quitó el condón y le chupo la polla un rato.

Los cuatro nos quedámos muertos, rendidos, extasiados, sudados...encima de nuestra cama. Eran las siete y media de la mañana.

Fui el primero en levantarme, y meterme en la ducha. Al salir, los americanos estaban vestidos, hablándo con Anna que estaba sentada, desnuda, al pie de la cama.

-les he propuesto que se vengan con nosotros lo que nos queda de ruta por la costa oeste. Cojerán un avión en San Francisco para irse a Seatle. Que te parece?-me preguntó mi mujer ante la mirada de los tres.

-me parece una gran idea, mañana mismo cambió el coche en la casa de alquiler y buscámos hoteles.

Los cuatro sonreimos, sabiendo que pasariamos un resto de viaje inolvidable.

Ivon me plantó un beso en los morros que hizo que se me pusiera dura. Como iba desnudo, con la toalla enrollada, se dieron cuenta y se partían de risa. Yo me sonrojé un pelin.

Se fueron a su habitación a dormir, y quedamos al mediodia siguiente para comer juntos. Nos quedaba un último dia en las Vegas y queríamos aprovecharlo.

-cuando te duchabas me han preguntado hasta que punto eras bisexual-me dijo Anna.

-y que les has dicho?

-pues lo normal, que eras bisexual al cien por cien. Jack se muere de ganas, no lo dice pero tiene ganas. E Ivon más aún de ver como su marido se enrolla con un tio.

-pues a la próxima, le doy caña. Genial.

Me metí en la cama, y Anna en la ducha. Creo que no tardé tres segundos en dormirme.

A la mañana siguiente (bueno, mediodia) nos despertaron Ivon y Jack, ya que nos habíamos dormido. Eran las tres del mediodia, y habíamos quedado una hora antes.

Comimos en el mismo hotel, y después, Jack y yo cogímos el Mustang y fuimos a la agéncia de Avis que hay en el aeropuerto. Les pedí un cambio de coche, y alquilamos un Suburban.

Al llegar al hotel, las chicas no estaban en la piscina, tal y como habíamos quedado. Las llamámos, y estaban en el cuarto de los americanos, haciendo cosas de chicas. Depilación, etc...

Nos quedámos en el casino un rato, y como empezamos a beber, Jack se vino arriba:

-mi mujer va loca para que me enrolle contigo-me dijo de sopetón.

Solté unas cuantas carcajadas, y le contesté:

-y mi opinión no cuenta??

Entonces el que se reia era el.

-haz lo que te apetezca Jack, yo disfruto follando con tu mujer con la mia, supongo que contigo...me da igual. Cuanta más variedad mejor. Pero solo eso. Solo sexo. No le des importáncia. Si te apetece lo haces, si no, pues no.

-subímos a tu cuarto?

Dejamos las cartas y nos fuimos los dos a mi habitación. Al llegar me desnudé completamente. Me acerqué a Jack, y le cogí la mano para acercarla a mi polla. La cogió con delicadeza, y empezó a masturbarla. Evidentemente estaba muy cortado, pero sentía la curiosidad.

Lo desnudé y lo tumbé en la cama boca abajo.

Le di un sever masaje en la espalda, y fui bajando hasta sus nalgas. Pase mi lengua repetidamente por su ano, separando sus nalgas con mis dedos. El soltaba pequeños gemidos, como conteniéndose.

Se dió la vuelta, tenía la polla bastante dura. Me la metí en la boca y empece a lamerla. Se puso dura rapidamente. Continué chupando y chupando, pasando mis dedos por su ojete y sus huevos. El me agarraba la cabeza con una mano, y no dejaba de gemir.

-me voy a correr Karlo, me voy a correr.

Dicho y echo. Sin dejar de chupar recibí gustosamente su leche entre mis labios, y me la tragué. Era su primera mamada de un tio, y no podía desperdiciarla.

Me acequé a su lado, y le pregunté:

-que tal amigo?

-brutal.

Justo en ese momento sonó el teléfono, eran las chicas que nos buscaban.

Quedamos abajo en el casino, y nos tomamos algo. Hicimos el plan para la noche. Esta vez no saldriamos del hotel, ya que al dia siguiente había que irse hacia Yosemite, y eso son diez horas de camino.

Bajámos a cenar los cuatro, otra vez super arreglados. Nos gusta lucirnos supongo.

Anna le dejo a Ivon el vestido transparente de la primera noche, y ella se puso uno negro, muy muy ajustado y corto. Parecía que le faltaban tres tallas.

-me enrollado con Jack antes-le dije a mi mujer.

-me lo he imaginado, al ver que estabais en la habitación. Como ha ido?

-pues me ha dicho que le picaba la curiosidad, y no la he dejado escapar.

-y que tal?

-bien, bueno, solo se la he chupado, pero no ha tardado nada en correrse.

-me alegro por nosotros-concluyó mi mujer.

Llegamos al restaurante, y los esperamos en la barra. El espectaculo que daba Anna sentada en el taburete era tal que al final se puso de pie.

Ivon estaba impresionante desnuda con aquel vestido transaprente de mi mujer.

La cena fue divertida, la verdad es que lo pasamos bien los cuatro, la confianza es total.

Cuando acabámos, Anna dijo que se encontraba mal, y que sintiéndolo mucho se iba a la habitación. Ante ese panorama acordamos los cuatro que en vez de salir a primerisima hora, saldriamos a mediodia, y hariamos noche por el camino.

Como estos dos són médicos, acordámos que la acompañaba a la habitación, y ellos se iban a por su maletín para venir a verla a nuestra habitación.

Fue divertido, pues Anna los recibió en camiseta grande, y punto, tumbada en la cama. Ivon con el fonetoscópio puesto encima de un vestido transparente, era curiosa, y excitante.

Tenía algo de infección en la garganta, así que Jack y yo nos fuimos a buscar antibiótico a una farmacia, e Ivon se quedaba con ella haciéndole compañia, pués tenía décimas de fiebre.

Tardamos bastante, y llegámos al hotel. Anna estaba mucho mejor, aunque medio dorimda.

Se tomó la pastilla y la dejámos dormir, que falta le hacía.

Bajámos los tres al casino, y en el ascensor Ivon me cogió por la cintura y me dijo al oido:

-pasámos de póker y bamos a nuestra habitación?

-genial-le dije dándole un besazo en la boca.

Jack sonrió, y nos dirigímos a su habitación, que estaba muy lejos de la nuestra.

Entramos, Ivon empezó a desnudarnos a los dos, alternando nuestras bocas.

Cuando nos despistamos, juntó nuestras bocas, y de manera natural empezámos a comernos la boca.

Sabéis que no soy un gran besucón, pero reconzco que me encantaba comérle la boca a Jack.

Mientras nos morreábamos Ivon se puso de rodillas y juntó nuestras pollas para darles lametones, y empezar a chuparlas. Jack, no tardó mucho en agacharse y ponerse al lado de su mujer. Entonces Ivon, agarrando mi polla con la mano, se la acercó a la boca. Jack le dió un lameton, como “de lejos”. Ivon le dijo que se la metiera en la boca, y la saboreara.

Este le hizo caso, y empezó a chuparme la polla de manera béstia, disfrutando de ella, lamiéndola sin parar. Los jadeos de Ivon eran mas altos que los mios.

Para no correrme, me senté en la cama y le pedía Jack que me follara la boca. Estaba empalmadísimo, y su polla perforo mi garganta desde el primer momento.

Ivon me hizo poner a cuatro patas. Mientras le comía la polla a Jack, ella me comía la mia, y sobretodo mi culo, al que le puso mucha atención.

En un momento, me puso un poco de lubricante en el ojete, y jugando con sus dedos, le puso mi culo a su marido, a punto de caramelo.

Le puse un condón con la boca, al mas estilo ecort, y se dió la vuelta a la cama, para follarme.

Le pedí ponerme boca arriba, pues me gusta ver la cara de un hombre, cuando se folla otro hombre por primera vez. Sobretodo si ese hombre soy yo.

Ivon me comía la polla al tiempo que Jack me follaba a saco. Su cara era una maravilla, placer puro.

Lamentablemente no tardó mucho en correrse. Al hacerlo se puso a un lado, y acercandome su polla para que se la limpiara, vació su condón encima de mi barriga, para que su mujer me lo repartiera por todo el cuerpo. Entre Ivon y yo nos repartimos lo que ella recogía por mi cuerpo.

Entonces, Ivon, casi de forma automática, se introdujo mi polla en su entrepierna, ante la atenta mirada de su marido. Sin dejar de comerme la boca, fue cabalgándome hasta que nos corrimos los dos.

Nos quedamos un rato en la cama los tres, y después de usar su ducha me fui para abajo.

Era la una de la madrugada, bastante temprano para el ritmo que llevábamos.

Mi balance en aquel momento era de más mil doscientos en le póker. Poco para mi, asi que me quedé en el casino para solucionar eso.

Me senté en una mesa “de mayores”.

Subí a la habitación a las cuatro de la mañana.

Más tres mil.

En la habitación, pues Anna estaba frita, saqué el portátil, y revisé todas las cuentas. Contando con el benefício del casino, me había pasado tres pueblos.

Los chicos la primera noche, las dos visitas del camello, Isa, la camarera del casino, las propinas al chófer, el club, las dos noches de hotel por horas, para echarse a temblar.

Sabeis una cosa? Lo volveria a hacer. Y el viaje no había terminado.