De ruta por la costa oeste de EEUU, última parada
El trayecto del resto de viaje, con nuestros amigos, fue de lo más entretenido, pero todo lo bueno se acaba....
Por la mañana, bien temprano, emprendimos nuestro viaje. Por delante un montón de kilómetros.
Nos desviamos un poco, para visitar el Death Valley. Temperaturas de 45 grados, y sin sitios con sombra. Daba miedo bajar del coche.
Durante el camino, íbamos charlando los cuatro agradablemente. Es una buena amistad la que hemos echo con esta pareja de cirujanos. Siendo muy distintos, los cuatro sentimos que tenemos mucho en común. Supongo que más allá del sexo....
A media tarde, llegámos a Mamouth Lake, una increible zona de montaña, debajo justo de Yosemite park.
Como no teníamos nada reservado, buscamos un sitio para dormir mientras nos tomábamos un café con leche, a una temperatura de 18 grados. La verdad es que se agradecia un poco de fresquito.
Reservamos un Bungalow, en una espécie de camping. La idea era genial, para los cuatro.
Fuimos a un supermercado a comprar algo para cenar. Jack es un excelente cocinero e Ivon domina mucho de Vinos. El éxito estaba garantizado.
Durante la cena fuimos hablándo un poco sobre eso de la bisexualidad y el intercambio de parejas. Como ya imaginaba, Jack era muy muy novato en el tema, e Ivon bastante más experta. Nos estuvo contando que en la universidad tuvo relaciones lésbicas con su compañera de habitación durante toda la carrera.
Después de cenar, se nos ocurrió jugar a un juego erótico. El vino había surgido efecto, un poco, lo justo. Solo para deshinibirnos.
El caso, para no hacernos eternos, es que acabé sentado en una silla atado de manos, al igual que Jack, pero con una ligera diferéncia, como acerté la respuesta a la pregunta de la capital de Kazajistán, Astaná. Ivon y Anna me estaban comiendo la polla, y Jack solo podía mirar.
Recuerdo que Anna me comía los huevos e Ivon se puso mi capullo entre los labios, y lo lamía con fuerza. Buf...que mamada amigos....
Anna, que es muy solidaria, me dejó casi al final, y se fue a compensar a Jack. Se la puso dura rapidamente, y dejándolo atado, lo cabalgo hasta que el pobre hombre se corrió sin poder remediarlo....
Acabámos en la cama, cada uno con su pareja. Aún pude escuchar gemidos de Ivon desde la habitación de al lado, antes de acabar dormidos. El dia había sido muy duro.
El dia siguiente lo dedicamos a cruzar Yosemite Park por Thioga Pass.
Se que esto no es un blog de viajes, pero os recomiendo que visiteis este parque. Sus vistas son increibles, más allá del Capitán, tiene rincones, valles, barrancos y montañas impresionantes en esta época del año. Durante invierno está cerrado.
Aquella noche durmimos en un hotel en habitaciones separadas, y debido al cansáncio, no hubo numeritos.
Recuerdo que me duché con mi mujer, y al enjabonárla, rodeándola con los brazos, me quedé atrapado con mi mano derecha entre sus piernas, masturbándole el clitoris como se que a ella le gusta. Pero estaba tan cansado que ni con su orgasmo se me puso dura.
Por seguna noche consecutiva caímos rendidos en la cama. La pobre Anna no le dió tiempo a acabar de secarse el pelo, que yo ya estaba frito.
Al dia siguiente emprendimos camino hacía San Francisco.
Era un capricho personal mio, visitar Monterey. Conocía ese costero y exclusivo pueblo de un par de ocasiones por trabajo (tengo dos socios-inversores que tienen sus casas de verano allí).
Nos hospedámos en el precioso Carmel by the Sea. Un pueblecito precioso, muy tranquilo. El motel era increible, muy lujoso, calido y acojedor. Al lado justo del campo de golf de Palm Beach.
Por la mañana pudímos ver leones marinos dedicarnos sus cantos desde las rocas de la orilla. Precioso.
Aquel día emprendimos camino hacía San Francisco, donde nuestro viaje tocaba a su fin. Nos quedaban aún tres días.
Al llegar al hotel, las chicas se fueron a comprar a un centro comercial, un vestido para la noche. Teníamos entradas para la ópera.
Jack y yo nos fuimos a devolver el coche a la agéncia de alquiler, ya que para moverse por San Francisco, lo ideal es Uber.
Al volver al hotel, eran las seis de la tarde, más o menos. Jack estaba cachondo, se lo notaba. Nos pedimos unos wiskys en la barra del bar. Justo cuando nos los servian, le propuse subir ya a la habitación.
Nos los bebímos de un trago y subímos para arriba. Cuando nos quedamos solos en el ascensor Jack empezó a comerme la boca agarrándome el culo con fuerza.
-necesito follarte ahora mismo-me dijo al oído al tiempo que me lo besaba sutilmente...
Al llegar al cuarto, me quedé en pelotas en medio segundo. Jack me esperaba de pié al lado de la cama, vestido. Sin dejar de besarnos le quité la camiseta, y sin dejar de darle besos fui bajando por su pecho, hasta quedar de rodillas en frente de su paquete. Desabroché las bermudas, y le bajé los calzoncillos. Su polla estaba dura como una estaca, reluciente, apuntando a mi boca.
La besé con calma durante unos instantes. Jack me pasaba sus manos por la cabeza, y me acariciaba la cara. De los besitos pasé a la lengua. Con sutileza le fui dando pequeños lametones, primero a sus huevos, luego a la base para acabar lamiendo su precioso capullo. En unos instantes secuestre aquella preciosidad con mis labios, sin dejar de lamerlo. Entones, apretando ligeramente con mis labios fui undiendo la cabeza hasta notarla en la garganta. Hacía atrás, sin dejar de lamer todos y cada uno de sus rincones, y otra vez adentro.
Paré un segundo, por culpa del wisky tenía la boca seca. Me bebí un buen trago de agua, y volví a la carta. Jack estaba de pie, inmóvil, esperando que continuara con la mamada.
Empezé de nuevo, pues seguía dura como una estaca. Cuando llevaba unos minutos comiendole la polla, me tumbé en la cama, y después de poner un cojin bajo mi espalda, abrí bien las piernas. Jack se arrodilló en el suelo, y separando mis nalgas me comió el ano durante un buen rato. Jugaba son sus dedos y su lengua en mi abujero. Acto seguido, y sin apenas lubricante ya que se había entretenido en lubricarme bien, se puso encima mio, y sin dejar de comerme la boca, me metió su dura estaca. Estuvo follándome asi durante unos instantes, y acto seguido se medio incorporo, para poder metérmela entera, y aumentar el ritmo de sus envestidas.
Me estuvo follándo durante un buen rato, hasta que, presa del gusto se corrió, llenándo mi culo de su rica leche. Me volvió a besar, y se tumbó a mi lado en la cama.
-me toca guapo-le dije al tiempo que me incorporaba.
Aun con su semen rebosando de mi culo, le abrí las piernas, y le comí bien el culo durante un buen rato también.
Esta vez con bastante lubricante, pues es princpiante en esto, lo fui follando lentamente. Jack apoyaba sus tobillos en mis hombros, mientras yo me lo follaba lentamente. Se volvía loco cuando sacaba mi polla y sin tocarlo se la volvía a meter. Recuerdo que incluso me pidio que lo grabara con su móbil.
Lo follé durante un buen rato, cambiando de ritmo. Aquel culo estrecho y lubricado me volvía loco.
-dame tu leche Karlo-me susurraba el cirujano entre jadeos.
Dicho y echo, noté que me iba a correr y me fui rapidamente hacía su boca. Jack me esperaba con la boca abierta, y la lengua fuera.
Apoyé mi capullo en su lengua, y le llené la boca de leche. No dudó en tragarse hasta la última gota......
Casi sin darnos cuenta, eran las ocho de la tarde, y llegaron las chicas.
Nos duchamos y nos pusimos bien guapo. Esta vez las chicas iban bien elegantes. Sensuales, pero sin llegar al nivel de los conjuntitos de las Vegas.
La cena y la ópera estuvieron muy bien.
Salímos del teatro a las doce de la noche tocadas. En EEUU a esas horas ya no hay mucha gente por la calle, y tienes que saber bien donde ir. Así que pedímos un Uber y nos fuimos al hotel.
Nos tomamos unas copas en el bar, y subímos a la habitación.
Nuestra amiga americana le vino la regla justo antes de salir a cenar, asi que después de la copa, nos pidió si podíamos cuidar de Jack.
Evidentemente le dijómos que encantados, y nos despedimos de ella para ir los tres a nuestra habitación.
Jack nos contó que tenía la ilusión y la fantasía de grabarse follándo con nosotros.
Mientras Anna preparaba unas copas en nuestro cuarto, Jack puso su móbil los nuestros y mi tablet estrategicamente por la habitación.
Nos pegamos unas buenas risas, porqué cada vez que ponía uno en un sitio, se tumbaba en la cama, en distintas posturas, para ver como quedaría.
Anna se desnudó y se tumbó en la cama, haciéndonos con las manos para que nos pusieramos a su lado. Los dos dejámos caer la ropa y le hicimos caso.
Empezamos a morrearnos los tres, mientras ella con sus manos buscaba nuestras pollas.
Me las ingenié para que finalmente Jack se pusiera en medio, era nuestro invitado. Mi mujer y yo recorriendo su pecho y su barriga hasta llegar a su polla. Anna la apartó, y los dos le chupamos los huevos. Entonces le agarré la polla por la base, e invité a mi mujer a empezar ella con la mamada.
Alternando entre los dos, le pusimos la polla dura como un palo.
Como intuí que si seguíamos chupando a ese ritmo no tardaría mucho en correrse, dejé a Anna sola chupando, y de rodillas por la cama le acerqué a Jack mi polla para que me la pusiera bien dura.
Al poco rato, Anna fue trepando por Jack, llenándolo de besitos, hasta llegar a su boca, y entre los dos continuaron chupándome la polla.
Escuché a Anna empezar a gemir a lo béstia, y es que se había introducido la estaca de Jack entre las piernas.
Sus gemidos hacían más intensa aún la comida de polla que me estaban haciendo. Me aparté un poco de ellos, que lejos de parar, aumentaron la intensidad del polvo.
Me acerqué a Anna por detrás, y le introduje un dedito en el culo. Ella se detuvo, y me hizo como una señal, para que fuera Jack el que recibiera y no ella.
Anna se puso a cuatro patas en la cama, y Jack de rodillas detrás. No tardé mucho en meterle la polla a mi amigo de nuevo. Era él el que arcaba el ritmo, y muerto de gusto, no tardó mucho en correrse.
Quedamos los dos quietos unos instantes, y mientras él se dejaba caer en la cama, Anna, con uno de sus dedos me enseñaba el camino.
Me limpié un poco, y le metí la polla a mi mujer, que continuaba a cuatro patas.
Jack le comía la boca, mientras yo la envestía a lo béstia, hasta llenarle el coño de mi leche.....
Ahora fuimos Anna y yo los que caímos rendidos en la cama.
Pasado un rato, Jack se vistió y se fue a su habitación.
Al dia siguiente, fuimos a visitar la ciudad de nuevo, hicimos una excursión en bicicleta por el Godel Gate, hasta Sausalito.
Allí fuimos a visitar un amigo de Barcelona, que hace ya bastantes años trabaja en Tesla, en Silicon Valley.
Comimos con Jordi y su família, y a media tarde cogímos el ferry de vuelta hacía la ciudad.
Se acercaba la última noche. Al dia siguiente, los cuatro separaríamos nuestros caminos. Ellos a Seattle, y nosostros hacia la Polynésia.
La “última” noche del viaje, fue diferente. Sabiendo los cuatro que aquello se acababa, todo y tener claro que nos volveríamos a ver, estabamos los cuatro un pelín melancólicos. Habían sido muchos dias juntos, intensos, morbosos, viciosos y divertidos. Todo en uno.
Anna e Ivon se entendian muy bien, se hicieron muy buenas amigas. Y Jack y no congeniámos desde el primer momento. Y si hablámos de sexo ya fue la óstia.
Como de costumbre, nos tomamos una copa en el bar del hotel, al llegar de cenar.
Sin hablar los cuatro del tema, nos tomamos las copas rápido, y Jack prospuso subir a su habitación los cuatro.
Enfilamos el pasillo, y llegámos a su suite.
Sin palabras de por medio, nos desnudamos los cuatro rapidamente, dejando caer nuestras ropas por tode el suelo.
Ivon me dió un señor morreo, y se avalanzó encima de Anna. En nada estaban la una encima de la otra en la cama, comiéndose enteras.
Jack y yo las observamos durante unos segundos.
Acto seguido, me besó y me empujó ligeramente. Me abrió las piernas, y se puso un poco de lubricante en la polla, que estaba dura. Acto seguido, me la hundió en mi culo sin compasión.
Al escuchar mis gemidos ellas se quedaron observando unos segundos, pero se canviaron de postura y continuaron a lo suyo.
Jack me follo durante un rato, hasta que nos movímos, pues nuestras chicas, estában con ganas de nuestras herramientas.
Como la cosa iba de cruces y demás, cogí a Ivon de la mano, y la invité a levantarse de la cama.
Me estaba dando un profundo beso, y ya escuchábamos a Jack y Anna gimiendo.
Ella y yo nos separamos un poco, y nos pusímos en el sofá. Me senté y ella hizo lo propio encima mio. Sin dejar de besarnos fui introdujendo mi polla dentro suyo lentamente. Entonces ella, progresivamente fue aumentando el ritmo, hasta acabar cabalgándome a saco.
Menudo polvazo amigos. Yo le estrujaba el culo con una mano, y las tetas con la otra. Ella se detenía un poco, acercándome sus pezones a mi lengua, que hacía que se pusieran duros, y continuaba cabalgando.
Al final la agarré por el culo para que se estuviera quieta, y me corrí dentro de ella.
Volvió a besarme, y pasados unos instantes, se levantó.
Jack y Anna, habían acabado antes, y estaban sentados al pié de la cama.
La despedida duró toda la noche, y al dia siguiente, a eso de las 7 de la mañana, sin dormir, nos fuimos para el aeropuerto, Anna y yo solos.
...y continuámos con nuestro viaje....