De rodillas frente a mi hijo

Una madre descubre los gustos sexuales de su hijo y desea complacerlo.

ARRODILLADA DELANTE DE MI HIJO

Soy una mujer divorciada y tengo un hijo de 17 años, Juan, a punto de cumplir 18. Yo tengo 38 y me conservo bastante en forma. Vivimos en Madrid y nos va muy bien, pues tengo un buen trabajo.

Me divorcié de mi marido hace 3 años, y desde entonces no he salido con nadie. Calmo mis calenturas a mano, es decir, que me masturbo sola en mi cama por las noches. Aún no quiero volver a enredarme con otro hombre.

Juan, mi hijo, es encantador. Hace mucho deporte y es muy guapo. Y no es amor de madre. Quizás sea un poco tímido, pero ya se le pasará a medida que vaya creciendo.

Una tarde que él no estaba entré en su cuarto a buscar ropa sucia. Siempre la dejaba por el suelo, a pesar de mis continuas riñas…Hombres!!!

Su ordenador estaba encendido, pero con la pantalla apagada. Creyendo que se lo habría dejado así por descuido, me propuse apagarlo. Al encender la pantalla, me di cuenta de que tenía el emule puesto. Me imaginé que se estaría bajando algún juego o música.

No se por qué, pero sentí curiosidad y miré a ver que se estaba bajando. Me di cuenta de que eran videos porno, por los títulos de los que estaban en español. Los que estaban en inglés me imagino que también. Vaya con mi Juan. Pero claro, un hombrecito de 17 años tiene las hormonas por las nubes.

Me senté en la silla, y empecé a buscar en las carpetas del disco duro. Al final los encontré. Tenía una carpeta llenita de videos. Abrí uno. Una chica estaba arrodillada en el suelo y tres negros, uno tras otro, se corrían en su cara. Abrí otro más. Una chica chupaba una gran polla mirando fijamente a la cámara. Al final abría su boca y recibía en la lengua una gran cantidad se semen que luego se tragaba con cara de satisfacción.

Seguí mirando y mirando videos. Todos eran del mismo tema. Corridas en la cara de las chicas y algunos de chicas tragando semen. Tenía algunos de chicas japonesas que eran literalmente bañadas en semen. Otros de mujeres que recibían la corrida de muchos hombres.

Estaba muy sorprendida de los gustos sexuales de mi hijo. Seguro que se la meneaba viendo aquellos videos y pensando que era él el que se corrían en la cara de aquellas chicas. Que era su leche la que se tragaban. Todo aquello me había dejado pasmada, y cuando me di cuenta, cachonda. Estaba chorreando. Abrí un video y me empecé a tocar el coño con mi deditos. Mientras la chica del video mamaba dos pollas, yo metía dos dedos en mi mojadísimo coño y me tocaba los pezones con la otra mano. Cuando los dos hombres cogieron sus pollas y empezaron a menearsela delante de la cara de la chica yo estaba a punto de correrme, y cuando los dos a la vez llenaron a la chica de semen, tuve un fortísimo orgasmo.

Es extraño. Mientras estuve casada con mi marido, aunque le chupaba la polla cuando follabamos, nunca se corrió ni en mi boca ni en mi cara. Me lo pidió pero nunca le dejé. Pero ver aquellos videos y saber que a mi hijo le ponían cachondo me había calentado mucho.

Los siguientes días, cuando mi hijo no estaba en casa, iba a su cuarto y me masturbaba mientras veía sus videos. Me empecé a imaginar que era yo la que recibía todo aquel semen, la que tragaba toda aquella leche calentita. Mis corridas eran tan fuertes que tuve que poner una toalla en la silla para no mancharla. Por las noches, en mi cama, volvía a masturbarme. Volvía a imaginarme arrodillada delante de una polla. Mamándola. Chupándola. Recibiendo en plena cara una corrida inmensa.

Tan obsesionada estaba con que se me corrieran en la cara que me empecé a plantear buscarme un novio.

Entonces ocurrió. Una tarde, después de haberme corrido viendo como una pequeña chinita chupaba y luego se tragaba toda la leche de un negro inmenso, me di cuenta de que había otra carpeta a la que no le había prestado atención. Esperando encontrar más videos, la abrí, y para mi sorpresa, eran fotos mías. Mi hijo las había escaneado. Eran fotos de nuestros viajes, de cumpleaños, de las navidades, etc. De algunas había recortado mi cara y la había ampliado. Eran fotos en donde yo estaba mirando a la cámara, de frente. Al principio no entendí para que las quería, pero al ver la impresora a color al lado del ordenador una lucecita se encendió en mi mente. Empecé a buscar y en su ropero, debajo de unos apuntes de clase, las encontré.

Había impreso varias de mis fotos, las de mi cara. Eran de tamaño folio. Mi hijo se hacía pajas con mis fotos, mirándome. Y seguro que se corría sobre ellas, en mi cara. Mi hijo deseaba correrse en mi cara. Y yo deseaba que se corrieran en mi cara. Deseaba que mi hijo lo hiciese.

Una de los folios con mi foto tenía la boca agujereada, así que mi Juan metía su polla y se masturbaba pensando que yo le chupaba la polla. Estaba tan cachonda que me hice otra paja.

En dos días mi hijo cumpliría 18 años, y decidí que ese día tenía que ser el día en que recibiría mi primera corrida en la cara, y que sería mi hijo en que lo haría.

Preparé mi plan. Le dije que el día de su cumple comeríamos los dos en casa y que le haría un regalo muy especial. Insistió pero no le dije nada. Ninguna pista.

Llegó el día. Estaba muy nerviosa. Hice su comida preferida y mientras comíamos, hablábamos de todo. De cómo le iba la escuela. De sus liges, etc. Me dijo que de ligues nada, que ya sabía yo que era un poco cortado con las chicas. A cada momento me preguntaba cual ere ese regalo especial que le iba a dar. Yo le decía que esperara al ‘postre’.

Cuando terminamos el segundo plato, el me miraba inquisitivo. El momento tan esperado había llegado. Por primera vez en mi vida iba a tener la cara llena de semen Y sería el semen de mi hijo. Le dije:

Juan, te voy a dar algo que sé que te va a gustar mucho.

Le miraba a los ojos con un leve rubor en mis mejillas. Me levanté, le cogí de la mano y lo llevé al salón. Lo deje de pie, cogí un cojín, lo puse a sus pies y me arrodillé delante de él.

Que haces, mamá ?

Sin dejar de mirarlo a los ojos, le dije:

Quiero que te saques la polla, te hagas una paja y te corras en mi cara.

  • Queeeeeee? - me dijo, con los ojos como platos.

Que te corras en mi cara. Sé que lo estas deseando. Y yo también. He visto tus videos, y mis fotos. Venga, Juan, llénale la cara a mamá de leche calentita.

Mi Juan se quedó allí, mirándome, pero sin atreverse a hacer nada. Estaba como petrificado, pero su polla se ponía dura por momentos. Se le notaba el bulto en el pantalón.

Vaya, parece que te has quedado mudo. ¿ Es que no quieres llenarle a mami la carita de tu leche?

Yo.. er.. sí, sí quiero, claro, pero … joder, me has cogido por sorpresa.

Pues venga, sácatela y déjame ver tu polla.

Todavía un poco incrédulo, pero muy excitado, se bajó la cremallera y con dificultad se sacó la polla. ¡ Y que polla!. Es grande, de unos 20 cm., venosa… una preciosidad de polla. Daba brinquitos debido a su excitación.

Ummm, Juan, que linda polla tienes. Es la segunda que veo así, en vivo. Es más grande de la que tiene tu padre. Tengo el coño ardiendo y deseo con locura que me des toda tu leche. ¿ Sabes que vas a ser el primero que se corra en mi cara? A tu padre nunca se lo permití, pero al ver tus videos estos días me han entrado unas ganas locas. Si supieras la de pajas que me he hecho pensándolo.

Oh mamá, estoy muy caliente. Yo también me he hecho muchas pajas pensando en ti. En que me chupabas la polla y en que me corría en tu cara. Esto es un sueño hecho realidad.

Venga Juan, no puedo más, dámela toda, mi amor.

Entonces mi hijo se acercó más a mi, quedando la punta de su polla a escasos cm. De mi cara. La podía oler… olor a macho caliente. Se cogió la polla con la mano y se la empezó a menear, mirándome fíjamente.

Aghhh, si Juan, así, así. ¿ Te vas a correr mi amor? ¿ Me vas a llenar de semen?

Ummm si mami, si. Me voy a correr en tu carita. Te voy a cubrir tu preciosa carita de mi leche. Ahhh mamaaa que cachondo estoy. Me voy a correr rápido.

Sigue mi vida, sigue pajeandote delante de mi… Ummm yo también estoy muy caliente, como nunca lo había estado en mi vida.

Y era cierto. Sentía que mi coño era un mar de lo mojada que estaba. Estaba a punto de sentir lo que sentían esas chicas de los videos. Lo deseaba tanto

Ya, ya me corro mami, ya me saleeeee.

Y se corrió. Y vaya corrida que tuvo. Chorros y chorros de semen caliente salían disparados de la punta de su polla y se estrellaban contra mi rostro. Me dio en la frente, sobre la nariz, en mis mejillas, en los labios… Algunos chorros incluso cayeron en mi pelo. No paraba de gemir y de echarme leche en la cara. Y sin tocarme, me corrí. Tuve el orgasmo más fuerte de mi vida. Tenía a mi hijo de pie, delante de mi, y tenía la cara literalmente cubierta de semen. Y le dije:

Aliméntame, Juan.

Que zorra eres mami – me dijo, sonriendo.

Y con su polla, aún dura, empezó a recoger toda la leche que había en mi cara y me la fue acercando a la boca, dándome de comer como a una niña buena. Me encantó el sabor del semen. A partir de ese momento quería tomarlo a diario.

Soy tu zorra, tu putita caliente. Me encanta tu leche, Juan. ¿ Me darás más, verdad?

Si mami. Toda la que quieras y cuando quieras. Este ha sido el mejor regalo de cumpleaños de mi vida. Gracias, mamá.

De nada, mi amor – le dije y le dí un beso a la punta de su polla.

Seguí arrodillada, mirándole a la cara, con la mía con restos de su semen. Le daba lametones en su polla. Le pasé la lengua a lo largo de todo el tallo hasta llegar a sus huevos.

¿ Aún te queda leche en estos preciosos huevos? – Le pregunté, antes de meterme uno en la boca.

Ummmm, ya lo creo, mami. ¿ La quieres ?

Claro que si, hijo. Dale más vitaminas a tu mami.

Pues esta vez tendrás que sacarla tu. Y sin usar las manos.

Ah, cabrito. Tu lo que quieres es que te haga una mamada.- le dije, sonriendo.

Si, mami. Quiero que me chupes la polla. Quiero correrme en tu boca y que te tragues toda leche.

Que perverso me has salido, Juanito. Mira que pedirle a tu madre que te haga una mamada!

Calla y chupa.

A sus órdenes, mi capitán.

Me metí su polla en la boca, hasta la mitad. Mis manos se apoyaban en sus muslos, así que sólo mi boca tocaba su preciosa polla.

El no dejaba de mirarme a los ojos. Y yo no dejaba de mirarlo a el. A veces la sacaba de mi boca y le pasaba la lengua todo a lo largo. Desde la punta hasta los huevos y luego subía y me la volvía a meter en la boca. Sólo hasta la mitad. No podía más. Quizás más adelante, con práctica, podría metérmela toda, hasta la garganta.

Agghh mami, que bien me la chupas. Eres una mamona de primera.

¿ Te gusta mi amor? A partir de hoy seré tu mamona particular. Siempre que quieras tendrás mi cara o mi boca para echar tu leche calentita.

Ummmm, si, si. Eres la mejor, mamá. Aggg, me voy a correr otra vez. Tragatelo todo, mamona.

Me preparé para su corrida. Con su polla metida hasta la mitad en mi boca succioné y sentí como se convulsionaba. Como su polla estallaba en mi boca. El primer chorro chocó contra el fondo de mi garganta y casi me hace atragantar, pero conseguí asimilarlo. El resto fue llenándome la boca hasta casi hacerme explotar. Empecé a tragar y tragar, pero había tanto semen que parte se escapó por la comisura de mis labios y bajó por mi barbilla.

Que rica leche, Juan. Nunca me voy a cansar de beberla.

Y yo nunca me voy a cansar de dártela, mami. Me has vaciado los huevos.

¿ Pero se te llenarán otra vez, verdad?

Claro, no te preocupes. Que vas a tener tus raciones diarias.

Que rico, vida mía.

Me levanté y le abracé. Y le de un morreo de los de agárrate y no te menees. Le hice saborear su propia leche.

Oye, mami. ¿ Podré follarte ?

Claro, mi amor. Pero con una condición.

¿Cuál condición?

Que me des siempre tu corrida en la cara o en la boca. Me has vuelto una adicta a tu semen, cabrito.

¿ Hasta cuando te de por el culo?

¿ Qué, también me quieres encular? Pero que pillo me has salido.

Te voy a hacer de todo. Eres mi putita.

Jajaja. Vale. Me darás por el culo. Nunca lo he hecho. Pero tampoco había tragado semen y me ha encantado. Así que mi culito será tuyo. Pero eso será en otro momento. Ahora vayamos a descansar, que dentro de un ratito quiero otro baño de semen.

Que bien nos lo vamos a pasar, mami. Eres la mejor.

Me dio otro gran beso y nos fuimos a mi cama a echar la siesta.

Bueno, este es mi primer relato. Espero que no tenga muchas faltas o errores. Si queréis que continúen las aventuras de esta madre tan cachonda y su hijo caliente, enviadme vuestros mensajes.