De reina a puta... 2
Un poco más de esta historia... algunas notas, un poco de sexo-poco-y bastante más de algo que no sabría definir...
CAPÍTULO SEGUNDO
Antes de seguir con mi relato, antes de contaos mi desdicha, quiero contaos algo de mí. El comienzo ha sido algo acelerado y, posiblemente, muchos os estaréis haciendo un sinfín de preguntas: ¿de qué va esto?¿quien es Alicia?¿su marido Roberto?¿Alejandro?... hasta, seguramente, querréis saber algo más de los dos estúpidos matones Lolo y Rosco.
Bueno, me llamo Alicia como ya sabéis, tengo treinta y dos años, próxima a cumplir treinta y tres (dentro de mes y medio) y estoy casada con Roberto hace casi siete años (dentro de tres meses será nuestro séptimo aniversario).
¿Cómo soy físicamente? Sí, estoy bastante bien. Morena, esbelta, elegante, con las formas justas, más bien alta-1,70 metros-, no una extraordinaria belleza-al menos para mi gusto-pero sí suficientemente atractiva, ojos verdes, labios sensuales sí, también un culo y unos pechos bonitos ¿satisfechos?...
¿Cómo soy en otros aspectos, tal vez de menor interés para vosotros? Pues estudié, con buenas notas, en una prestigiosa universidad la carrera de económicas, proseguí con un MBA en la misma universidad y comencé a trabajar en los negocios familiares Sí, soy de familia acomodada
En la universidad había conocido a Roberto, estudiaba dos cursos por encima mía, y lo que empezó siendo una amistad, pasó a muy buena amistad, amistad con derecho a roce y, definitivamente noviazgo después, ya sabéis, boda
Roberto no es de familia acomodada, su familia es sencillamente riquísima, pero de toda la vida, generaciones y generaciones de riqueza, abundancia, lujo y, hasta de vez en cuando, disparates de esos que salen en las revistas yates, mansiones, jet privado, fiestas millonarias
Ahí aparecí yo, primero como una princesa, la princesa de Roberto y luego como una reina Al principio extraña, no os lo voy a negar, pero después después te acostumbras ¿A quién le molesta tener no sus necesidades, si no sus caprichos más extravagantes absolutamente cubiertos?... Ropa, joyas, coches, viajes, restaurantes, espectáculos Todo, absolutamente todo, estaba a mi disposición
¿Mi relación con Roberto? Pues era cómoda, tal vez no fuera una gran pasión, pero nos queríamos, nos respetábamos, nos divertíamos ¿Sexo? No faltaba y, desde luego, no era malo. Roberto es atractivo físicamente, está en muy buena forma y, por supuesto, disfruta y sabe hacer disfrutar
-Vaya, dijo Roberto, a la vez que agarraba el paquete de Alejandro, veo que esto no está en condiciones para mi faca ¡Traedme a la puta!, añadió.
Lolo se acercó a mí y me llevó a rastras hasta la mesa en que estaban. Caí de rodillas junto a Roberto que con su mano libre me agarró del cabello forzándome a mirarle a los ojos.
-Tu macho, este marica de Alex, no tiene la herramienta a tono. Me vas a tener que hacer un servicio putilla Mi faca y yo lo necesitamos en su máximo esplendor ¿Entiendes?...
¿Qué me estaba pidiendo? ¡No!, no podía ser aquello no podía ser real
-¿No me has oído?¿No entiendes lo que tienes que hacer?... ¡Venga, puta, comienza a mamar esa polla de mierda!
Estaba como paralizada, simplemente era incapaz de moverme rígida, completamente rígida, sin poder reaccionar
De mi letargo me sacó una sonora ostia de Rosco que-sin pedir la menor disculpa-añadió: ¡A mamársela peazo puta, ¿noasentendio?
Roberto volvió a agarrarme fuertemente del cabello haciendo acercar mi boca al pene de Alejandro hasta golpear con mis labios. Casi de forma automática saqué mi lengua y empecé a acariciarle con ella Procuré abstraerme, pensé-imaginé-que una vez más estaba sola con él, con mi amor, con mi Alejandro
Mis caricias iban surtiendo efecto, noté esa forma de contenerse de la que gustaba Alejandro para alargar el placer esa respiración, esos ruidos apenas inaudibles sí, se estaba excitando notaba su virilidad, su fuerza, su vigor
-Ya sempalma Don Roberto, yatampalmao-exclamó el animal de Rosco.
-Más, puta, quiero más para mi faca-añadió Roberto.
Estas frases me despertaron de golpe a la realidad. No estaba a solas con mi amor disfrutando en nuestra intimidad, estaba con él delante de Roberto y sus dos matones consiguiendo una erección que me habían encargado como un servicio ¡Que humillación!...
Alejandro no había podido contenerse, yo-abstraída-me había empleado a fondo, engullendo su polla, ávida de él y de ella, lamiéndola, succionándola, acariciándola con mi lengua, saboreándola en mi paladar como tantas y tantas veces habíamos hecho su pene, mi polla, su pija estaba extraordinariamente erecta ¡espléndida!... casi a punto de estallar en mí, en mi boca, en su boca porque como toda yo, también ella era suya
Roberto con otro tirón me apartó y agarró fuertemente su pene.
-¿Con esto te la has follado, no?¿Esto es lo que ha penetrado furtivamente en mi propiedad, no?
Estaba como loco, transpiraba odio, nunca, nunca le había visto así Su mirada, absolutamente fuera de sí me heló la sangre Sentí miedo como jamás lo había sentido Miré de soslayo a Rosco y Lolo y creí apreciar en ellos el mismo sentimiento, más allá del respeto, sólo sentían miedo, temor, terror ante esa mirada enajenada de Roberto Alejandro, mi Alejandro, también reflejaba en su mirada ese miedo, ese terror
-Bueno Alex, ya estamos a solas mi faca, tú-porque tú sólo eres este pedazo de carne que sujeto en mi mano-y yo ¿Empezamos a danzar?
Dijo esto a la vez que acercaba con su mano derecha el frío metal, pausadamente, sin prisas, al pene que sujetaba con su mano izquierda.
Alejandro estaba, lo podía percibir, aterrorizado, impotente, incapaz de cualquier reacción fuertemente sujetado por el tarado de Rosco, sólo le cabía esperar el castigo, la horrible venganza a manos del enloquecido Roberto.
-¿Qué sientes?¿Qué te pasa por esa cabeza?... ¿Quieres llorar, suplicar ?... Creo que me haré un llavero con esta polla, creo que la emplearé para entrar en uno de mis Ferraris o mejor aún me compraré un apartamento en el que follaré putas
-¿Estás loco Roberto?¿Qué haces?¿Qué dices?... No eres más que un canalla aprovechándote con tus dos matones de un hombre en inferioridad Alejandro te lo dijo antes y tenía toda la razón Tú si que eres un marica
Vi las estrellas, sólo eso, no había acabado la frase y noté dos sonoras bofetadas en mi cara, cada una propinada por uno de los dos matones.
Roberto, haciendo caso omiso a todo lo demás, se concentró en su venganza. Estaba como en otro mundo, sólo veía sus manos, su faca y ¿su polla?... ¿Por qué de quien era ya?... Acercaba lentamente su navaja, poco a poco, hasta tenerla sobre el objeto de su venganza.
Alejandro la siguió, fija su mirada en ella, como conteniendo la respiración-horrorizado-sabiéndose absolutamente a merced de aquel loco-aquel puto cornudo de mierda (sólo le quedaba el insulto como único refugio para su equilibrio mental)-y sus dos esbirros. La sintió casi cortando su piel, posada sobre su aún erecta polla Esto era de locos, aquel salvaje le iba a capar, pero a lo bestia, impunemente delante de Alicia luego, en el mejor de los casos, una muerte dolorosa y lenta, desangrado, minimizado, mutilado terrible, vergonzosa y dolorosamente mutilado en el peor de los casos prefería ni pensarlo ¿Cómo había llegado aquí?¿Qué había pasado?... ¡Por Dios!, ¿por qué se había atrevido? ¿En que estaba pensando?... ¡Sí, jugó!... Se la jugó, no quiso pensar, no quiso saber y había perdido
(CONTINUARÁ )