De regreso, vestida y ardiente.
Es mi relato de como me atreví a salir vestida de chica por la noche en busca de diversión y algo más...
Hola amigas y amigos, quiero escribir otra vez que ando aquí de vuelta y haré una breve reseña de mi descubrimiento como Jenny en la fase de chica que ama verse en el espejo y notar que no resiste sacar su lado femenino hasta la hambrienta y deseosa nena cariñosa...
Bien. Como hace tiempo lo contaba, tuve una experiencia que apenas pensaba muy exitante. Cuando me atreví a dar un paseo por la calle y tuve la suerte de encontrar a un hombre que fue víctima de mi encantador culo y mi suave piel entre sus manos. Ahora, tras mucho tiempo de reflexionar y darme cuenta que no soportaba más sólo vestirme, maquillarme, tomarme fotos y ser tímida para salir de vez en cuando con algún amiguito en su auto a dar una vuelta por la noche. Se me ocurrió una noche de miércoles en donde vivo le llaman la ciudad de los Ángeles en México, salir a bailar.
Salí, para ello me preparé, pues ahora vivo con unas amigas de la universidad que ya conocen mi secretito y me han dado tips buenísimos en ropa, maquillaje, zapatos y tips para volverlos locos en la cama. Me exita mucho la fantasía de ser la provocativa secretaria de una oficina de ejecutivos. Asi que me di a la tarea de investigar algún lugar para ir a tomar un trago, vestida de nena sin tener problemas. En relación a mi fantasía y no verme como una sexoservidora, sino una sexy secretaria. Me puse una minifalda gris recta, lucía muy ejecutiva, una blusa color blanco con rosa con cuello, unas medias de red en color carne con un conjunto de encaje negro con rosa por debajo de mis prendas con tanga, liguero y un corset. Así mismo me puse un perfume de cereza que vuelve loco a los hombres. Me fui con el cabello largo suelto, me pinté las uñas de rojo. Mis zapatillas eran abiertas en tonos negro con fiushia con un delgado y muy alto tacón. Cuando terminé de arreglarme me vi al espejo y estaba simplemente divina, alta, delgada, mi piel blanca, mis piernas descubiertas, largas y torneadas. Mis ojos de inocente provocadora. No tuve más, tomé mi bolso y salí de casa.
Eran las 11:40 PM, había buscado un lugar donde ir que fuera algún bar gay. En internet encontré uno en el centro de Puebla. Ya sabía a donde ir. Pero para ir allá tenía que tomar un taxi. Mis tacones eran nuevos y no los iba a ensuciar en la calle.
Me decidí a salir, abrí la puerta, sentí ese aire frío de la noche entrar por mi falda, rosando mis medias, un aire frío delicioso que me invitaba a dar más pasos y escuchar el caminar de esta princesa con sus tacones nuevos. Era una decisión difícil, por un momento al estar entre la puerta abierta y la calle, sentí temor y pensé en no salir, pero recordé esa hermosa chica coqueta que vi en el espejo y dije, sal es tu noche. Cuando cerré la puerta no había marcha atrás. Ya estaba en la calle, sólo eran dos cuadras para llegar a la principal y pedir la parada de un taxi. Caminé un poco nerviosa, y al pasar por una casa con ventanas del tamaño de paredes me vi completa y modelé, me paré derecha saqué el pecho y las nalgas y caminé como una mujercita, moviendo mis caderas y con toda seguridad, era yo misma.
Avancé hasta la calle principal. Había una tienda de 24 horas abierta y algunos autos estacionados. Pasó un taxi, le hice la parada. Lo dudó al detenerse, pero se regresó y me subí sin decir nada. No tenía voz, le dije, con dificultad a donde quería ir. Era un hombre de unos 50 años, delgado y con barba. Me dijo el preció, me pareció alto, pero no importaba ya estaba ahí. La falda se me subió en el auto al sentarme, crucé la pierna y se inundó el auto de mi aroma cereza. saqué mi espejo y comencé a verme. El taxista me hizo la plática.
-Ya a trabajar señorita-.
-Nada de eso, voy a divertirme un rato- dije.
-Pues con todo respeto que bonita se ve, va a ver a su novio- me respondió el taxista.
-No tengo novio, voy con amigos- comenté.
-Pues mire que hermosas piernas- me dijo el chofer.
En ese momento, la nena tímida se fue, se la llevó una seductora y ardiente Jenny. Le tomé la mano y la coloqué justo donde comenzaba mi falda. Y yo dominé la situación, me comenzó a acariciar mientras se ponía nervioso.
-Nunca has estado con ninguna nena como yo, ¿verdad?- Con una directa miradal e dije.
-La verdad no, y no quisiera- Me dijo con miedo.
Cuando noté que se ponía nervioso, me atreví a insinuar si no quisiera y a hacerle bromas, estaba muy relajada ya de haber salido.
Cuando llegamos al lugar me pidió mi número de celular y cambiamos de números. Le di un beso en la mejilla y sentí como sus manos me tomaron para respirar mi aroma de cerca y le dije, ya me voy, le pagué y salí.
Al llegar a la entrada el de seguridad me vio y me dijo cerramos a las 3 y consumo mínimo. Para llegar al antro tenía que subir escaleras de casa antigua, muchas, pequeñas y con bordes, las subí con mucho cuidado. Al llegar el lugar tenía gente, era yo la única nena TV.
Pedí una mesa cerca de la pista de baile tomé una cerveza, moría de calor y me la terminé pronto, así pedí varias. Hasta que una mesera me dijo, -¿Amiga vienes sola?- y le dije, espero algunos amigos, pero no llegan. -Es que mi amigo quiera bailar contigo- y le dije claro. Se me acercó un hombre alto moreno de unos 27 años. Y me tomó de la mano y me llevó a la pista de baile, dejé mi bolsa en la silla.
Era regeton. Nos comenzamos a coquetear, me preguntaba cosas y sentía como buscaba mi aroma y cualquier pretexto para rosar mis nalgas con sus manos o arrimar su masculinidad, su nombre era Enrrique era alto y atlético, me gustó era guapo y lindo. Paramos de bailar y bebimos por tanto calor, nos coqueteabamos mucho. Las copas me iban desinhibiendo, estaba ya muy exitada, le dije que iría al tocador y tomé mi bolso.
Para mi mala suerte fui por un camino equivocado. Cerca de una bodega donde no había más que cajas y otras cosas. Un hombre se me acercó y me dijo: por qué tan solita. Lo vi, le sonreí. -Aquí no hay hombres, por eso estoy solita- dije. Eso bastó para que me metiera en la bodega y cerrara con seguro la puerta. Me puse de espaldas a la pared, subí mi pierna y me sostuve con ambas manos en la pared. Se bajó el pantalón y me dijo, esto es un hombre mi amor. En ese momento dejé de ser dueña de mi misma. Por impulso natural me postré frente a él. Con mi mano lo acaricié y cuando menos lo noté estaba toda su enorme verga tratando de pasar mi garganta. Era la más exitante sensación.
El sabor de su miembro dejando fluir toda su furia en mi boca. Lo chupaba, lo jugaba apenas por su gran tamaño con mi lengua. Era maravilloso. El me dijo, te quiero cojer. Apuesto que eso me puso pálida. Pero mi hembra deseosa interna, me hizo subir la falda para exponer mis nalgotas con el ligrero puesto, bajé mi tanga. Él sacó un condón, se lo puso con rapidez. No lo podía creer, desvirginada en la bodega de un bar por un tipo que no conocía, muy bien dotado y musculoso por cierto. Me puse de espaldas a él. Me agachó con una mano en la espalda. Sentí su lengua pasar por mi culo abriendo paso a sus dedos para entrar en mi coño. De repente me dejo ir su enorme verga, entre mis nalgas, sólo escuchaba el chocar de su miembro con mi coñito a pesar de la música mientras me inundaba un terrible placer y un dolor. Después me la sacó, me dio la vuelta y quedé de frente a él. Su olor a hombre sudando y haciéndome suya me hizo dar varios gritos de hembra plácida. Me cargó de frente y amarré mis piernas a su cintura mientras me la metía otra vez y me daba feroces besos en mi boca metiendo toda su lengua y yo me enredaba a él con mis brazos y piernas. Después de un rato de estar así. Me bajó e instintivamente me fui directo a su verga que parecía reventar, la metí a mi boca, inmediatamente sentí un chorro caliente, abundante llenar mi boca. Lo disfruté, su sabor, lo jugué en mi boca y me lo tragué completo, le limpié hasta sus peludos testículos. Era una ardiente chica complacida. Sentí un fuerte dolor en mi estómago de nervios y emociones.
Al terminar, me acomodé la falda. El me tomó por la cintura y me dio un profundo beso que respondí cariñosamente mordiendo sus labios. Me dijo, me llamo Hector, me dio una nalgada y su tarjeta y no lo volví a ver esa noche. Tardé más de 20 minutos en la bodega con Hector.
Extaciada salí de la bodega con mi celular en la mano, haciendo alución que tardé por una llamada. Al momento de ir al tocador me arreglé. Mientras me acomodaba el cabello llegó Enrrique con quien empecé a bailar y a cachondear. -¿Dónde estabas?. me preguntó, -Fui a contestar un correo de una tarea- le dije mientras lo besaba para distraerlo de mi verdadera travesura.
Metió sus manos dentro de mi falda y me empezó a besar el cuello. No tenía más de 3 minutos que había cojido salvajemente con un machote y ya estaba el otro queriendo tirarme otra vez y le dije: -Espérate nos van a ver-. Para que se calmara un poco le di otro beso en la boca mientras le sobaba el abultado entre pierna del pantalón. -Espera, ahorita nos vamos tú y yo solitos a pasarla bien- Le dije. Pero ese beso y la sensación otra vez de sus manos en mi cintura y buscando mi ano por debajo de la tanga me volvieron débil. Abrí una de las puertas del baño para mujeres y nos metimos, con tan poco espacio él tomo la iniciativa de sentarse en el W.C. y subirme la falda para que me sentara sobre su erecta polla venosa, hizo a un lado mi insignificante tanga de listones y me la metió. La verdad no tan grande como la de Hector, pero sí era muy disfrutable.
Dentro de mí poco podía pensar, pero era un inmenso placer. Yo llevaba el control, le movia mis nalgas a mi gusto mientras él me pajeaba la polla... Fue algo realmente deleitante, poco después de sentir mi culo lleno de su leche ardiente, no contuve las ganas de venirme inmediatamente. Era el extasis. Me limpié, lo limpié también.
Me besó por un largo rato y salimos, vi la hora y me despedí de él. Insistió en que me llevaba a su casa y después a la mía, pero me negué porque iba a amanecer con él. La verdad me gustaba mucho, pero de repente le llamaron para decirle algo urgente y se tuvo que ir. Pagué mi cuenta y salí del lugar.
Gran error dar propina, tenía sólo 30 pesos y el del taxi me dijo que me cobraba 50, le dije sólo tengo esto. Me vio de cuerpo entero y dijo -Súbete, me pagas ahorita-. El hecho de saber que me veía como una puta no me agradó, pero parece que era cierto. Iba pensando en lo rico que fue estar con Enrique en el baño, Cuando crucé las piernas y sin preguntarme nada el taxixta sentí, el calor de su mano acariciar mis piernas sobre las medias y recién depiladas. Era excitante. No dejo de manosearme en todo el camino, hasta llegar a mi casa, y sacó una tira de condones de sabor. -El pasaje no te costará nada, si quieres puedes bajar ya- Mé dijo mientras elegía uno sabor fresa. No dude y se la chupé hasta que se vino. Me dio su número después de platicar un rato, donde subí mis piernas en las suyas para que me tocara a su antojo y sali.
Entré con cuidado a casa para no hacer ruido, los tacones más altos que había usado en mi vida fueron los de esa noche, de aguja y altísimos. Me los quité, me acosté agotada y mareada, me puse una pijama rosa muy ligera. Enrique me mandó un mensaje, donde me decía que se había enamorado de mí. Sólo pensé que haber pasado por tres hombres esa noche era lo más atrevido que he hecho en mi vida. Después de esa vez ansió salir nuevamente con diferentes amigos y esta vez no ir sola.
Gracias y besos a mis lectores.