De regreso a México (capítulo 2)

Ileana es una joven mexicana que por cuestiones del destino vivió en Coruña por siete años, tras una decepción amorosa decide volver a México, sin embargo no cuenta con la existencia de Luna, una chica que pondrá su vida de cabeza y la hará dudar entre lo que siente por ella y lo sintió por Lucía.

Capítulo II

Ya entrada la madrugada decidí meterme en la cama, me desnudé por completo y me dormí. Al llegar la mañana desperté un poco excitada, mi cuerpo reclamaba algo que pese a llevar una mala relación, tenía la firme costumbre de obtener. Me levanté, rondaba a las 10am. Me di un baño rápido y me vestí con ropa cómoda, una camiseta en cuello V, jeans y tenis. Bajé a tomar el desayuno y me salí un rato al pueblo, debía buscar algo para distraerme antes de terminar loca.

Compre algunas cosas para ponerme a trabajar en pequeños proyectos a escala, al regresar compré dos películas, una comedia y una romántica. Antes de irme del lugar, encontré una película lesbica, atraída por la idea de ver a Luna y con ella la cinta, me la llevé esperanzada.

Regresé a la Hacienda y comí con mis abuelos y con Alexa. Compartíamos recuerdos de cuando éramos pequeñas, mi abuela comparaba la infancia de mi mamá y sus hermanos con la que mis hermanos, Alexa y yo pasamos en el mismo lugar.

Me retiré a mi habitación cuando estaba media hora para que Luna llegara. Pedí a una persona del servicio preparar palomitas y llevarlas a mi habitación cuanto estuvieran. Conecté el blue ray a la pantalla recién instalada en la habitación e hice pruebas de sonido.

Me avisaron que Luna había llegado y pedí que la hicieran pasar al mismo tiempo que llevaban las palomitas.

  • hola- entró sonriendo en mi habitación

-hola- dije lentamente -pasa- me senté despacio en mi cama -¿te ofrezco algo?-acto seguido mordí mi labio inferior con toda intención de que fuese notorio.

-estoy bien- Luna captó a la perfección mi mensaje, me sonrió mirándome directo a los ojos para luego acercarse a donde yo estaba, me plantó un beso en la mejilla y se separó escasos centímetros de mí- ¿qué película veremos?- preguntó sentándose a mi lado

-pues mira- me levanté y cerré la puerta de la habitación- compré estás- dije al tiempo que tomaba las tres cajas de blue ray aún con su empaque y se la entregué, dejando a su elección la película

-ésta ya la vi- pronunció mientras la colocaba debajo de la última- interesante- en su rostro una media sonrisa se formó, entrecerró los ojos y me miró fijamente -te agrada?- me miró fijamente, sería y tranquila

  • claro- ahora la de la media sonrisa era yo, Luna tomó en sus manos la película lesbica, dejó del lado ambas y su mirada me penetró hasta el alma.

Era una chica bellísima, su miraba irradiaba una luz extraña que me atraía, era extraño, todo era nuevo. Me sentía nerviosa, me faltaba el aire, todo se sentía buen aunque extraño a la vez.

Tomé la película y la coloqué en el aparato, encendí el televisor y serví un poco de palomitas en un bowl. Me senté al lado de ella y le ofrecí las palomitas.

-quieres tomar algo?- le pregunté tratando de contener la respiración

-qué tienes?- miedo, pensé

  • eh... Bueno jugo, agua, refresco, tequila, whisky, vino tinto, vodka...-

-tequila está bien- me interrumpió

-claro- me sorprendió la seriedad con que habló

  • es broma- sonrío dulcemente-¿jugo?- preguntó dudosa

-lo que gustes- estaba frente a servibar colocando dos Vasos sobre éste. Tomé el jugo y lo serví en los vasos, después tomé la botella de vodka y la coloqué en la charola que estaba sobre la cama. Ahí mismo dejé los vasos con jugo.

La película comenzó y Luna y yo nos mirábamos de vez en cuando, tomábamos palomitas del bowl y bebíamos jugo. En un intento de joderle un rato, tomé la botella y serví un chorro en su vaso y luego en el mío. Lisa me observó un momento.

  • ¿me embriagaras y secuestraras?- dijo sin titubear

-si- contesté por inercia, la seguridad de esta mujer me descoloraba de sobremanera. Vaya que sabe cómo actuar.

-interesante- murmuró. Acto seguido tomé mi vaso y di un trago. Luna me observó e hizo lo mismo.

La película llegó a un beso entre dos chicas y mi cuerpo reaccionó, esperaba que no hubiese notado que mis mejillas tomaron un color ligeramente rosado. Era alucinante la sensación de ver un beso entre mujeres con Luna ahí, era incluso aterrador.

De repente, Luna dio un respiro muy sonoro y enseguida pude liberar el nudo que se me había formado en la garganta por contener mis respiraciones. Trataba de mirarle de reojo mientras tomaba palomitas del bowl, mi mano chocó con algo justo ahí.

Eran sus dedos que al hacer contacto con los míos provocaron que una corriente eléctrica recorriera mi columna vertebral. Mirando fijamente a la pantalla retiré la mano de ahí. Estaba ansiosa, quería verla, quería tocarle, quería estar con ella.

Continuamos viendo la película en completo silencio, y al momento de ver las escenas de sexo yo estaba perdiendo la cordura. Tomé el resto de mi jugo, me sentía acalorada, nerviosa y un poco excitada.

Cuando la película termino Luna y yo bajamos para despedirla, había ido en una cuatrimoto y aunque me ofrecí a llevarla prefirió irse sola. Ella se montó en la moto y me acerqué para darle un beso de despedida, Luna se acercó a mi mejilla y en ese momento me giré. El beso fue en los labios.

Acto seguido nos separamos y me agaché, me di la vuelta y me fui hacia adentro de la casa.

Subí a mi habitación, cerré con seguro y apagué la luz. Tomé de mi maleta de viaje un pequeño vibrador y me fui a la cama, estaba más que caliente. Fui directa a mis labios vaginales, lo encendí y coloqué en la velocidad más alta. Con la mano izquierda separé un poco mis labios y metí la punta del pequeño vibrador. Busque mi clítoris y cuando lo encontré solté un pequeño gemido, cerré los ojos y me dediqué a disfrutar. Pasaron escasos 30 segundos cuando brotaron lagrimas de mis ojos, inspiré profundamente, mi cuerpo se estaba tensando. Estaba disfrutando bastante el momento, sabía que pronto terminaría, quizá por la falta de sexo durante las últimas semanas.

Daba vueltas lentas con el vibrador presionando sobre mi clítoris. Mis músculos se tensaron al mismo tiempo que mi espalda se arqueó, me costaba respirar, cerré los ojos con fuerza y me dejé llevar. De repente dejé de moverme, sentí incluso los dedos de mis pies tensos. Una oleada de calor pasó por mi pecho y mi cara, de repente exploté en un delicioso orgasmo, pasados esos segundos de gloria, cuando pude recuperar la consciencia, retiré de mi él vibrador y lo apagué, me dolían los brazos y las piernas, pero era un dolor muy rico.

No supe en qué momento me quedé dormida, pero lo agradecí. Mi cuerpo, y sobre todo mi mente necesitaban apagarse por algunas horas. Desperté por la mañana a eso de las once, me vestí con un short y una camiseta y me dispuse a ir a correr al rededor de la Hacienda, ya llevaba mucho tiempo en México y no había realizado mis rutinas. Al regresar tomé el desayuno con mis abuelos, les plantee la idea de quedarme definitivamente con ellos y les encantó, ya se vería con el tiempo como y qué haría, por lo pronto era bonito todo lo que estaba viviendo.

Me di un baño rápido y salí en caballo hacia la casa de Luna, estaba ansiosa, quería verle, saber cómo estaba el panorama en el que me encontraba. Llegue a su casa y me recibieron sus papás, Carlos y Lara. Me comentaron que desde muy temprano Luna había ido a la ciudad, tenía unos pendientes en cuanto a su titulación, y Lisa la había acompañado. Me dijeron que no sabían si regresaría ese mismo día, pues llevaban varios pendientes.

Me retire a casa y me fui a la destiladora, quería ocupar mi tiempo, llegada la noche llamé a casa de Luna y su mamá e confirmó lo que sospechaba, se había quedado a pasar la noche. En ese momento sentí enojo, celos, rabia, no sé, yo quería saber todo de ella, y estar con ella.

Tomé una botella de vodka y un litro de jugo, lo serví en tantos iguales y me dispuse a terminármelo, estaba en el balcón, la noche ya había caído, por fortuna tenía cigarrillos cerca.

No supe en qué momento me quede dormida, la luz del día hizo su trabajo, desperté mareada, me costó trabajo enfocar la vista. Tallé mis ojos con los dedos de mis manos, mi cerebro estaba procesando lento, la cabeza comenzó a dolerme, sentía punzadas.

Me quede un rato mirando a la nada, a ratos cerraba los ojos por la molestia que implicaba tenerlos abiertos. Pensaba en todo y en nada, el miedo que tenía por perder la amistad de Luna, aunque tampoco la quería solo como amiga, no deseaba tener ese tipo de conflictos con su familia, quizá si les contaba pensarían que la estaba acosando. Los cambios de Luna me dejaban tensa, no sabía qué pensar o qué esperar.

A eso de las tres de la tarde, mi abuela tocó la puerta de la habitación, me levanté sin ganas y abrí la puerta.

  • Hola mi amor ¿todo bien?-me preguntó desde fuera

-hola abue- me acerqué y deposité un beso en cada mejilla suya- tengo algo de resaca... la noche fue dura- dije caminando hacia la cama, invitándola a pasar.

-ay hija, eso no es un poco, es bastante, se te nota la cruda desde unos metros atrás- genial- y no es solo por el olor, te miras... no sé, rara- comentó mirándome con detenimiento.

  • ayer bebí de más- me senté en el borde de la cama.

-me doy cuenta- se acercó y se sentó a mi lado- ¿ayer no viste a Lunita verdad?- me quedé estática, sentí que su pregunta iba con una doble intención.

-no- miraba fijo al piso- ¿por qué?- levante la mirada primero al frente, y al final la dirigí hacia ella.

-se nota que tú y ella buscan algo- la mire tratando de comprender- hay algo entre ustedes- dijo palmeando mi hombro.

-No abuela, ¿cómo crees?- regresé la vista al piso.

-No fue pregunta mi amor- se levantó de la cama y caminó hacia la puerta -hay comida lista para ti, tu abuelo y yo iremos al pueblo, piensa bien lo que harás, de aquí no te dejaré irte, no puedes solo huir de tus amores- acto seguido salió sin dejarme articular palabra.

Me di un baño rápido y bajé a tomar el desayuno, o más bien la comida, no sé. Después de eso fui directo al teléfono y en el cuaderno con nombres, direcciones y teléfonos busqué a Carlos Palacios. Para mi suerte sí estaba su número telefónico, primero lo guarde en el teléfono que había comprado, y después marqué de la Hacienda. El teléfono sonó hasta que una operadora me indicó que era el momento de dejar mensajes de voz. Colgué un poco decepcionada y me fui a mi habitación.

Tenía ganas de llorar, quería explotar, no sabía nada de Luna y eso estaba matándome, por lo menos me merecía una bofetada por besarla. Me quede dormida y no supe en qué momento. Muy temprano me fui a correr y al regresar otra vez esas ganas de ir a buscarla se metían en el pecho, hice caso omiso, me topé a Alexa y le pedí que me acompañara nuevamente a la ciudad, quedamos en irnos al mediodía. Llegue a mi habitación un poco más motivada.

Mis abuelos, Alexa y su papá estaban en el comedor cuando entré en el, saludé a todos con un beso en la mejilla y Alexa me plantó otro en la otra mejilla como burla de los saludos españoles.

Desayunamos compartiendo puntos de vista respecto a la producción de tequila y les expresé mis ganas de ser parte de ello, finalmente aunque diseñadora, no era solo hacer maquetitas. Además, estuve practicando en la industria textil mientras terminaba la universidad ¿qué tan distinto podía ser la producción tequilera?

Alexa y yo emprendimos el viaje hacia la ciudad, hablamos de todo un poco. Esta vez me contó que tuvo algo con un chico de la universidad y las cosas no salieron como esperaba, la ignoraba por completo por largo tiempo, algunas semanas no lo veía.

Alexa estudiaba en esa ciudad a la que íbamos, era su último año de veterinaria, me dijo también que no se arrepintió de ponerle el cuerno una vez que estaba súper ebria, se dio una buena sesión de besos con un amigo del chico en cuestión y luego llego al apartamento con su roomie, quien la recibió con tremendos besos y ahí si, pasó algo más.

-¿qué pasó con esa chica?- pregunte mirándola de reojo, yo iba al volante.

-joder, solo te importan mis experiencias lésbicas- dijo con un enojo fingido.

-bueno la verdad no me prende escucharte hablar de chicos- dije en tono sarcástico, ambas reímos.

  • grosera- me dijo y luego rió- pues el caso es que tuve una experiencia muy bonita con esa chica, es un amor de persona- me giré para verla y noté que se ruborizó, me limité a sonreír en silencio- me gusta- agregó.

  • dale que en tiempo presente- seguía conduciendo a alta velocidad- ¿le amas?- esta vez la mire de reojo.

-no lo sé, no podría decir si la amo, me gusta y pues estaba pasando algo bonito...

-¿estaba?- interrumpí.

-las vacaciones no permiten que nos veamos… y pues no sé cómo escribirle, no sé en que plan- dudó- el día que sucedió eso faltaba una semana para salir a vacaciones, después de ese día poco coincidimos y bueno, ahora hasta que pasen las vacaciones- dijo resignada

-Alex sólo son dos semanas- traté de animarla- además, podrías enviarle algo, incluso invitarla a la hacienda un día- era cierto, sus dos semanas de vacaciones iban a la mitad y pronto volvería a verla. Además, me caería muy bien conocer gente.

Llegamos a un cento comercial y aparcamos, al bajar de la camioneta vi a lo lejos una silueta que me parecía conocida, era Luna.

Gracias por los comentarios, también gracias a quienes me contactaron por correo, prometo ya no ausentarme tanto. También gracias por lo de la ortografía, no es disculpa, pero en medios electrónicos a veces el corrector ortográfico hace de las suyas. Gracias también a mis amigos por sus comentarios desde que se estaba gestando esta idea.

Un saludo

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