De regreso a México (capítulo 13 y 14)

Al salir nos metimos bajo las sábanas sin ropa y con la luz apagada, tuvimos una sesión exhaustiva de sexo, tuve cuatro orgasmos esa noche mientras que Luna me presumió su capacidad de tener varios orgasmos continuos, siete para ser exacta, en la madrugada simplemente nos quedamos dormidas.

Bajé del avión con unas inmensas ganas de llorar, no sé aún si por  España, o por México. Creo que en realidad era por el miedo que desde hacía semanas me sacaba de mí.

-Maldicion- exclamé para mí. ¿Como era posible sentirme mal por alguien a quien desde hacía mucho no le importaba?

¿Cuánto tiempo fui la tonta novia de esa mujer?

Planee mi vida con ella, no por miedo a estar sola o resignación, era amor, la amé hasta la última célula de mi cuerpo.

Y fue falso.

Todo lo que viví con ella fue una asquerosa mentira, quién sabe durante cuánto tiempo.


La luz del sol entró por el balcón, habíamos olvidado cerrar las cortinas, aunque nadie nos miraría a esa altura. Luna dormía tan tranquila, tan tierna. Una de sus manos descansaba en mi pecho, entre mis seno por cierto.

Desperté desde las cinco de la mañana y no había podido conciliar el sueño, me sentía como si tuviera una enorme resaca, quizá la tenía, quizá eso me llevó a tantos pensamientos así como a recordar cómo llegué a México.


No traía el corazón roto, no venía huyendo de un mal amor, simplemente me rompí en pedacitos, acabé por perderme y por dejar de sentirme yo.


El suave roce de las piernas de Luna con las mías me hizo salir de mi trance.

—Hola guapa— besé su frente —¿qué tal dormiste?—

—Ven— me tomó por las mejillas y me jaló.

Me dio un beso apasionado, si así serían las mañanas con ella, las deseaba todas. Introdujo su lengua de forma más que ávida en la mía, me recorrió lentamente mientras su manos se posaban en mi cintura y me aprisionaban contra ella.

Rápido adoptamos una posición más cómoda, quedé debajo de ella con sus piernas haciéndome su prisionera, Luna se movía en un lento vaivén sobre mí.

Estábamos desnudas como la noche anterior, una sábana nos cubría lo mínimo. Sentía su pubis rozar con el mío y me estremecía por completo. La tomé de la cintura para intensificar el momento. Mi respiración estaba alterada al igual que la suya. Sentí su humedad y en un acto de reflejo comencé a moverla más rápido. Me estaba desesperando por sentirla mía.

Los pechos de Luna quedaron a la altura de mi boca, me permití alternar pequeñas dosis de succión en ellos. Sus pezones erectos me indicaban que la estaba pasando bien.

Luna se separó un poco de mi, luego separó ma piernas, se posó en medio de estás y siguió moviéndose en un rítmico vaivén. Sentía leves embestidas de su pubis contra el mío.

Una corriente eléctrica me recorrió desde el cerebro, pasando por mi espina dorsal, sentí cada músculo de mi cuerpo tensarse. Ocupaba terminar rápido, los ojos se me cerraban, sentía bastante placer. Éramos dos amantes dándolo todo.

Tomó mis manos con las suyas, las subió hasta mi cuello y de ahí tomó impulso para seguir moviéndose. Sentía el orgasmo cerca y ella lo notó. Dejó de moverse unos instantes, luego bajó por mi cuerpo desesperada, me recorrió rápidamente con su lengua. Hizo un camino hasta llegar a mi pubis. Supe lo que haría y de solo pensarlo de mi cuerpo escaparon una cantidad enorme de fluidos. Esperaba con ansias su lengua dentro de mi.

Merodeo en mis piernas y mi ombligo, la sensación de orgasmo pronto había desaparecido. Me sentía torturada por ella, la necesitaba más que nunca en mí. Mi espalda dolía producto de mi excitacion, un dolor delicioso.

Se separó de golpe de mi, subió y me besó con desesperacion en los labios. Bajó y dio una mordida en cada uno de mis pezones, luego bajó nuevamente a nuestro sitio de interés, respiro profundamente y sacó su lengua, la pasó por encima de mis labios, apenas y sentí el contacto con ella. Me arquee enseguida, la quería dentro en ese mismo momento.

Con sus manos tocó mis labios superiores, seguía humedeciéndome, a esas alturas ya debía haberla llenado de mis fluidos. Separó mis labios con sus pulgares, se acercó y soltó una bocanada de aire casi al ras de mi piel, gemí, era delicioso sentir su respiración en esa zona de mi anatomía.

Introdujo de golpe la lengua, localizó en cuestión de segundos mi clítoris y se apoderó de el. Mi respiración estaba muy alterada, de vez en cuando se me escapaba algún gemido. Sus manos me sostenían, no tenía planes de retirarse rápido de ahí. La sentí hacer círculos en mi clítoris, primero hacia un lado, luego al otro, variaba la intensidad haciendo que me retorciera de placer. Apretaba lo más fuerte posible los dedos de mis pies, mis gemidos comenzaban a convertirse en gritos mientras con mis manos presionaba las sabanas.

El orgasmo estaba cerca, Luna no paraba con sus movimientos, sabía muy bien cómo y dónde tocar. Una ola de placer me recorrió el cuerpo, mi cara se sentía muy caliente, el orgasmo se hizo presente, dejé de moverme, Luna también, detuvo su lengua en mi clítoris, lo presionó mientras me tensaba de los dedos de los pies a la cabeza. Deje de respirar, cerré los ojos mientras sentía como brotaban lagrimas de ellos, gemí muy fuerte y disfruté de los segundos más bellos de mi existir, cuando el orgasmo estaba acabando, sentí a Luna dar unos lengüetazos, en automático comenzó otro orgasmo, grité desesperada, supe que compartir la cama con Luna iba a ser de lo más agradable en nuestra relación.

14.

Habían pasado dos semanas después de lo de la playa, mis padres estaban por irse, la mañana en que por primera vez estuve con Luna la presenté oficialmente con mis padres. Reaccionaron muy bien, al igual que Lisa quien se enteró un par de días después.

Era martes por la mañana, decidimos tomarnos la mañana de ese día para estar juntas, Luna llevaría un poco de comida, nos esperaba una bonita mañana al lado de un río, a unos veinte minutos de la hacienda.

Comimos pan tostado con crema de cacahuate, smothies y un poco de fruta. Nos dimos algunos besos mientras desayunábamos. Llevábamos algunas semanas juntas y la comunicación se había hecho muy estrecha. A mi familia le parecía una mujer encantadora, aunque yo sabía que tenía muchísimas facetas, la que más me gustaba era la dulce y cariñosa, aunque también disfrutan su lado erótico.

Fuimos hasta su consultorio, platicamos un rato hasta que me despedí de ella, me acerqué a su escritorio, la tomé por la cintura y con delicadeza acerqué mis labios a los suyos, levemente abrió la boca dando paso a mi lengua que la recorrió lentamente.

Se recargó en el escritorio, separó un poco las piernas y me introduje en medio de ellas, me abrazó con fuerza mientras mordía mis labios, sus piernas me rodearon con desesperación, comenzamos un rápido vaivén, la tomé por la cintura e intensifique mis movimientos, sus piernas pasa a por mi cadera y a ratos bajaba las manos por sus muslos.

Besé una y otra vez su cuello, di pequeñas mordidas y leves lengüetazos, mis pechos rozaban con los suyos, me estaba volviendo loca.

Juntas descubrimos que nos fascinaba hacer el amor, no por el placer producido por un orgasmo sino por la conexión emocional que teníamos durante todo el acto.

Luna era muy tierna, dulce e incluso algo inocente, con un corazón humilde y bondadoso, una mujer hermosa físicamente, atractiva, era como un iman para mí. También era una mujer que disfrutaba el sexo, Luna sabía bien lo que le gustaba, como y donde, con muchísima seguridad de sí misma, sabía lo que sus movimientos, palabras e incluso su cuerpo podían provocar y no le daba vergüenza valerse de ello.

Llegamos juntas al orgasmo en esa posición, con ropa y solo moviéndonos rítmicamente.

Nos despedimos con un dulce beso en los labios, me fascinaba verle sonrojada. Me fui a la oficina un rato para ordenar papeleo y después me fui a casa, comí con mi familia, se irían al día siguiente.

Me fui a la cama después de platicar mucho con mis padres, mis hermanos y sobre todo Aldonzza estaban tristes. Por la mañana, Luna nos acompañó hasta el aeropuerto, el vuelo saldría al mediodía, desayunamos en el camino, de regreso mis abuelos iban en una minivan y Luna y yo en mi coche.

Algunos kilómetros antes de llegar al pueblo me orillé y besé a Luna con toda la calma posible. Su mente era para mí un enigma, quería saber todo de ella, deseaba conocerle de pies a cabeza, por dentro y por fuera, deseaba todo en un mismo instante.

Por la noche nos miramos en el café del pueblo, platicamos un rato, le propuse dormir juntas, al principio no quería, pero luego me prometió que pronto lo volveríamos a hacer.

Me comentó que una de sus primas se casaba en Cancún dentro de un mes, me pidió que la acompañara, quedamos en ir a la ciudad a buscar vestido para ponernos en la fiesta. Las cosas fluían tan bien con Luna que hasta miedo me daba. Después fue a llevarme a la hacienda y se fue a su casa.

Algunos días después salimos al cine, Tania y Alexa iban con nosotras, la pasamos muy cómodas con ellas, la relación entre ellas era muy intensa, se atraían más físicamente, al menos eso se notaba desde lejos.

Regresamos a su apartamento, ya dormían juntas así que nos quedamos en la otra habitación. Ambas sabíamos bien lo que pasaría, lo deseábamos bastante. Nos dimos un baño juntas, desnudándonos mutuamente antes de meternos en la ducha, con delicadeza Luna recorría mi piel, me abrazaba y daba cortos besos sobre mi piel erizada.

Al salir nos metimos bajo las sábanas sin ropa y con la luz apagada, tuvimos una sesión exhaustiva de sexo, tuve cuatro orgasmos esa noche mientras que Luna me presumió su capacidad de tener varios orgasmos continuos, siete para ser exacta, en la madrugada simplemente nos quedamos dormidas.

Un ruido muy grave me hizo despertar, me encontraba ligeramente cubierta por la sábana, completamente desnuda y abrazada a Luna quien dormía plácidamente. Identifiqué el sonido, alguien llamaba a la puerta. Me levanté sin mover a Luna y me dirigí al recibidor, había una nota en la puerta, Alexa y Tania se fueron a clases, nuevamente se escucharon golpes en la puerta. Me acerqué lentamente, una sábana me cubría, abrí la puerta y vislumbré una silueta, la luz me cegó unos instantes, una cabellera negra cubría el cuerpo de una mujer casi de mi estatura, cuando logré enfocar descubrí su rostro, me paralicé en sus negros ojos, no sé qué sentía, no sabía si era miedo o coraje.

Un saludo y mil gracias a quienes me leen. A quienes comentan les mando un abrazo enorme, en serio me hacen el día al igual que las personitas que en envían correo. Los invito a pasar por wattpad donde descubrirán más capítulos, de hecho el final de la historia. Así como los nvito a leer "te perdí y t eencontré" de una seridora. Se encuentra aquí mismo en todo relatos, aunque en Wattpad hay más capítulos que aquí.

Wattpad: https://www.wattpad.com/user/ClaudiaGmez968

Gracías totales y mil besos.