De regreso a la puta

Aquí empiezo una nueva serie, relatando el fin de una etapa de mi vida y el regreso a otra.

Aquí empiezo una nueva serie, relatando el fin de una etapa de mi vida y el regreso a otra.

A raíz de mi embarazo, muchas cosas fueron cambiando. Empezando por el nulo interés de Xavier por mi. Lo disfrutaba, en verdad, disfrutaba esta nueva etapa en mi vida, pero no podía esconder la mujer ardiente que había en mí, y el alejamiento por parte de Xavier, me provocaba una calentura imposible de soportar. También me empezaba a llegar ese sentimiento de sentirme fea, poco atractiva.

Esta baja autoestima sumada a la excitación que siempre me acompañaba, provocada por el largo período de abstinencia y todo lo que últimamente había visto, me habían llevado a cometer mi primera locura después de mucho tiempo, con mi propio hermano, habiendo sucumbido después de una floja resistencia y terminando haciéndole sexo oral.

Había dado ese primer paso, el más difícil, tan es así, que apenas dos días después, volví a repetir esa sesión de sexo oral con mi hermano. Después de esto, intenté guardar la calma nuevamente y me pude resistir a las insistencias de Raúl. Pero por otro lado, habían regresado las masturbaciones, era como si hubiera abierto la caja de Pandora y no la podía cerrar ahora, no podía parar y continuamente me daba consuelo a mi misma con mis dedos, no exagero cuando digo que lo hacía tres o cuatro veces al día.

Estaba todo momento atenta a los ruidos del departamento vecino, o como ya tenía checados los horarios de la vecina de arriba, trataba de pasar por los lados donde acostumbraba estar con sus jóvenes amantes. Además de contar otras dos veces más con la presencia en mi casa de mí amiga Paty, acompañada de mis hermanos.

Mi embarazo estaba muy avanzado, y justo una semana antes de llegar a su fin, Xavier decidió tomar unas vacaciones para estar conmigo en el momento del alumbramiento, el cual llegó trayéndome la dicha de ser madre de un hermoso bebe varón.

Los primeros días después de dar a luz, tuve muchas visitas en mi casa, por parte de mi familia y la de Xavier, además de Paty, quien no podía faltar.

Mi madre y la de Xavier, se turnaron el primer mes para cuidarme y ayudarme a cuidar a mi hijo, se quedaban a dormir, unos días una y otros la otra.

Xavier comenzaba a buscarme nuevamente, pero ahora yo no estaba en condiciones de hacerlo, pues me recuperaba de una cesárea. En ocasiones se molestaba, pero como en todo ese tiempo tuvimos compañía, no pasaron esas situaciones de leves discusiones en voz baja, las cuales muchas veces las terminamos con su pene en mi boca.

Paty cada que me visitaba y quedábamos a solas en la habitación, me platicaba sus aventuras, y he de aceptarlo, me seguía provocando mucha envidia, pero aún seguía disfrutando de mi nueva vida, por lo cual me decía a mi misma que esto no lo iba a cambiar por nada, que ya había cometido un error con mi hermano, pero eso se había terminado y me excusaba pensando que las circunstancias me habían llevado a ello. Por lo mismo, cada que Raúl aprovechaba para recordármelo, le volvía a decir que eso había terminado ya y que no se volvería a repetir, en primer lugar, por mi matrimonio y en segundo, por nuestro lazo de sangre que nos unía, al parecer lo comprendió, pues dejó de mencionar el tema.

A la semana de haber nacido mi hijo, Xavier regresó a su trabajo, y había ocasiones en las cuales durante su ausencia y mientras mi madre o mi suegra, la que estuviera en casa, hacía alguna labor, llegaba a coincidir con los encuentros de mi vecina, y no podía evitar poner atención a los sonidos que me llegaban. Pero todo quedaba ahí, pues por mi estado, no me era agradable el tocarme así.

Pocos días antes de llegar al mes de nacimiento de mi hijo, Xavier iba a salir durante tres días y no nos pudimos aguantar más. La noche antes de su partida, comenzó a buscarme, estando ya acostados, me abrazó y me comenzó a besar de una manera muy tierna y apasionada a la vez, haciéndome recordar los besos de aquella primera entrega. Cuando le iba a decir algo acerca de mi estado, en seguida callaba mi boca con la suya.

Hice varios intentos por decirle algo, pero siempre calló mis labios, y sumado a estos besos estaban sus caricias, haciendo que mis protestas fueran desapareciendo.

Descubrió mis pechos y los comenzó a besar, provocando mi excitación, haciendo que mis pezones en seguida se pusieran duros, yo solo me limité a acariciar sus cabellos y a disfrutar de sus caricias.

Su boca devoraba mis senos y con sus manos recorría mi cuerpo, acariciando mi espalda, mis piernas, mis nalgas, mi vagina por encima del delgado short que llevaba. Hacía un poco de presión en esa zona, pues por la protección que llevaba, quería cerciorarse de que sintiera sus caricias, algo que lograba muy bien.

Fueron minutos maravillosos, sintiendo sus deliciosos mordiscos en mis pezones, cuando subió y comenzó a besarme en la boca nuevamente. Yo ya estaba a mil, y al tener su miembro a mi alcance, me di cuenta que el también, pues sentí su dureza en mi mano, la cual metí en seguida dentro de su truza.

te deseo bebe. Me decía al oído

yo también mi amor… mucho… mmmm

ya no aguanto mas

mi amor… recuerda… mi estado

ya no aguanto Marlene

Me metí en las sábanas y bajé directo a su verga, sentí su rico aroma, su textura en mi rostro y la metí a mi boca, saboreando en seguida el líquido que le escurría por la punta. Lo recogía con mi lengua y después metía su miembro en mi boca, chupándolo todo, lo recorría con mi lengua y me lo volvía a meter. Mi respiración se agitaba y sentía ese calor entre mis piernas. No podía más con la excitación, la cual se acrecentaba tan solo de escuchar sus gemidos, los cuales trataba de ahogar.

Estaba chupando su verga, cuando el con sus manos hizo a un lado las sábanas y con las mismas me fue guiando hasta quedar hincada en diagonal hacia el, metió su mano por debajo de mi e intentó introducirla en mi short, algo que le impedí cerrando mis piernas y con una de mis manos, pues a pesar de mi excitación, no podía olvidar y tampoco maldecir el estado en el que me encontraba. No dejé de mamársela y el no insistió, al menos no por ahí, pues apenas unos segundos después, pasó su manos por encima de mi, y la metió dentro de mi short acariciándome las nalgas. Me moví un poco más hacia el y la pudo meter bien. En seguida la pasó por en medio y llegó a mi culito, el cual empezó a acariciar con la punta de su dedo índice, haciendo que me excitara más y comenzara a chupar su pene con más fuerza.

Cuando introdujo su dedo, no pude más y solté su verga, recargando mi cabeza al lado de ella, lo estuvo metiendo y sacando un poco y después introdujo otro de sus dedos, me tenía que morder los labios para no gritar y al sentir el tercer dedo, tuvo que ser mi mano.

Cuando sus tres dedos ya entraron sin problema alguno, los sacó y con sus manos me hizo recostar boca abajo, me tomó por las caderas y me hizo levantarlas, mi short, que estaba a la mitad de mis nalgas, lo quitó con todo lo que traía, bajándolo a la altura de mis rodillas, se puso encima de mi, y solo atiné a abrir mis nalgas con mis manos, mientras el ponía su verga en la entrada de mi culito, empujó un poco y entró la cabeza, provocando que mordiera las sábanas que tenía debajo de mi y ahogando un grito, se movió un poco en círculos y en seguida entró todo su pene en mi, y se quedó quiero unos instantes, mientras besaba mi oreja y me decía al oído que si me dolía.

ahhhh un poco mi amor ahhhh

Se comenzó a mover lentamente y fue cediendo ese dolor, no tan intenso como la primera vez que lo había hecho por ahí, pero si lo sentía.

Cuando el notó que mis gemidos ya no eran de dolor, comenzó a metérmela y sacármela, lentamente, pero la sacaba casi toda y me la volvía a clavar, que delicia, sentía riquísimo. Su vello rozando mis nalgas, su pecho sudoroso mojando mi espalda, su respiración en mi nuca, en mis oídos, su verga atravesándome una y otra vez. Sus movimientos se iban acelerando y yo tenía que morder más las sábanas, y aún así no podía callar mis gemidos.

Llegó el momento en que no pude más y pasé mi mano hacia atrás, apoyándola en su cadera, como queriendo empujarlo mas hacia mi, mientras yo empujaba mis nalgas hacia el. No aguanté y llegó ese delicioso orgasmo, con su verga dentro de mi culo, haciendo que lo apretara en mí, me aferré a las sábanas, con mis dientes y manos, y por si no fuera poco esa descarga de placer que sentía, comencé a sentir como me inundaba con su semen, como el me apretaba por los hombros y me la dejaba toda adentro descargándose en mi. Mordía mi cuello y me susurraba al oído lo mucho que le encantaba. Buscaba mi boca y yo volteaba para encontrarla con la mía, intercambiando muchos besos. Estaba muy sudoroso y eso me encantaba, nuestras respiraciones no paraban.

Cuando terminaron esas oleadas de placer, se dejó caer en mí, para después ponernos en esa misma posición de lado. Me abrazó y entrelazamos nuestras manos, sin decir nada, solo sintiéndonos el uno al otro, y dejando que nuestros latidos y respiraciones fueran tomando su ritmo normal. Así mismo su verga tomó su tamaño y se salió de mi por si sola, provocando que sintiera su leche como me escurría.

Me volteé hacia el y nos besamos. Abrazados disfrutamos un rato el momento, hasta que hice conciencia que había que limpiar ahí, nos paramos y solo con una lámpara prendida, hicimos el cambio de sábanas. El se acostó y yo me fui a asear.

Cuanto disfruté esa primera entrega después de tanto tiempo, pero eso no eliminaba mis deseos de sentirlo en mi vagina, por lo que ansiaba que desapareciera ya ese sangrado que provocaba el haber dado a luz hacía tan poco tiempo.

Cuando Xavier regresó de ese viaje, su mamá y la mía decidieron que yo estaba lista para poder cuidar de mí y de mi hijo sin su presencia, aunque claro, sabiendo que podía contar con ellas para lo que necesitara.

Lo volvimos a hacer dos veces así, de esa forma, hasta que tocó mi cita con el médico, dándome prácticamente de alta. Ese día, no tuvimos descanso, solo fuimos interrumpidos por el llanto del niño para su comida, pero apenas volvía a dormir, nos entregábamos a nuestros deseos, ese día y varios más.

Pensaba que no podía pedir más, tenía un hijo hermoso, y mi relación con Xavier, parecía que volvía a ser lo de antes, que equivocada estaba, pues siguieron cambiando muchas cosas, y lo comencé a conocer realmente como era.

Pero eso es otra historia, o mas bien otras historias, que iré relatando en esta serie.

Hasta aquí llega esta primera parte, espero les guste y así mismo espero sus comentarios.