De regreso a la puta 3

Habia entrado ya en el circulo vicioso, que de la mano del hombre que amaba me llevaría a ese camino de regreso a la puta.

Los cambios repentinos de ánimo de Xavier continuaban, se iba de un extremo a otro. Desde los celos sin sentido mas feroces, hasta esas fantasías de verme con alguien mas. Todo esto se fue acentuando durante ese primer año de vida de mi hijo.

Seguía recurriendo mucho a las películas pornográficas, las cuales no me desagradaban, la verdad es que las disfrutaba, así como sus palabras al decirme que era yo alguna de las protagonistas. En ocasiones me lo preguntaba el y se lo tenía que gritar yo, que si, que me encantaría estar siendo cogida por el que salía en la tele.

También eran frecuentes las ocasiones que íbamos a salir y me tenía que cambiar la ropa por que a el no le gustaba, ya sea por que estaba enseñando mucho o por que quería que luciera mi figura.

En varias ocasiones pasaba del reclamo por si volteaba a ver a alguien, a abrazarme y decirme al oído lo mucho que le excitaba que alguien me viera, ya fuera un desconocido o un amigo suyo.

De mis amigos, pues prácticamente me fui olvidando, incluso de mi amiga Paty, pues no le caía muy bien, y en parte por complacerlo y en parte por el temor que le tenía cuando se enojaba, me fui alejando de todo. De verdad me daba terror verlo enojado, se transformaba por completo, solo me limitaba a callar y escuchar todo el repertorio de insultos que me soltaba. Y como buena mujer sumisa, disfrutaba nuestras reconciliaciones. No le costaba mucho trabajo contentarme, ni siquiera las veces que me llegó a jalonear.

En algunas ocasiones, fuimos con algunos compañeros suyos acompañados de sus parejas a nadar, ya fuera a algún balneario o a la casa de uno de ellos que contaba con alberca. Recuerdo como el mismo elegía los diminutos trajes de baño que portaría. En esas ocasiones, pasaron varias cosas que al momento las pasé por alto, como el que entre todos los hombres, no tenían reparo alguno en comernos con la vista a las mujeres, sin que ellos se dijeran algo entre si. Además de que siempre éramos los primeros en regresarnos, ya que llevábamos a nuestro hijo, y solo alguna pareja que también llevara al suyo o los suyos se regresaba junto con nosotros.

Llegando a casa, podían pasar dos cosas, o que me reclamara a solas que disfrutara de las miradas de sus compañeros, o que estuviera completamente excitado y me hiciera suya recordándome las miradas de sus compañeros, y en las últimas veces me llegaba a preguntar si a mi me había gustado alguien de ellos. Por temor mas que nada, le decía que no, que no me había fijado, pues sabía que después me lo echaría en cara. Ante su insistencia, le decía que no, que el era el único. A veces me llegaba a decir de alguno en especial, pero nunca le daba yo alguna respuesta concreta y entonces siempre se desviaba a los actores de las películas que veíamos.

Aunque la verdad, era que si me deleitaba yo también en esas reuniones, admirando esos cuerpos musculosos y esos paquetes que se marcaban en sus trajes de baño.

Xavier se comenzaba a descarar más en su comportamiento, algo que comenzaba a asustarme, no puedo negar que me excitaba, pero no dejaba de darme miedo, y más por la incertidumbre de cómo reaccionaría después, pero si tenía muy claro, que cuando el me pedía algo debía de acceder, como cuando en medio de la fiesta de su primer año de mi hijo, en medio de la fiesta, me llevó a un pequeño apartado del salón de fiestas y me hizo suya apresuradamente. Al salir grande fue mi desconcierto, pues en medio de la confusión, alguien nos había seguido sin que yo me diera cuenta y había estado fuera de la puerta cuidando y espiando a la vez. Era un amigo de Xavier, que apenas saliendo nosotros, se metió al mismo lugar con la novia de otro de ellos, y nos quedamos ahí afuera escuchándolos también y por obligación de Xavier, viendo en ocasiones también. Y por si esto fuera poco, al salir la pareja, ella fue en busca de su novio, y este se había dado de cuenta de todo, pero solo se limitó a recibirla con un abrazo y un beso, para en seguida discretamente acomodarle la falda.

Recuerdo como el resto de la fiesta, esta persona que nos había visto, cada que me veía, me sonreía y me cerraba un ojo. Eso me molestó en verdad, pero cuando en casa y a solas le quise reclamar a Xavier del por que había propiciado todo eso, me dijo que era solamente por que se le había antojado y que no reclamara nada, tomándome muy fuerte por los brazos y haciendo callar cualquier reclamo mío.

En una ocasión en que fue un amigo de Xavier acompañado de su pareja a comer a la casa. Me estuvo dando instrucciones, de cómo debía atenderlos. Yo solo asentía, pues ya era mucho el miedo que me provocaba. Creo que el respeto ya iba quedando atrás y venían a mi las preguntas sobre la oportunidad que tanto había pedido, en lo que se estaba convirtiendo, si bien es cierto, solo estaba con Xavier, esto no era muy distinto a mi vida de antes de conocerlo.

Poco antes de que llegaran, nos bañamos juntos y me estuvo acariciando una y otra vez sin llegar a penetrarme. Al salir, el mismo escogió mi ropa. Se me acercaba y besaba, se notaba demasiado excitado, y he de decirlo que yo también lo estaba. Me dio una tanga muy pequeña de color negro para ponerme, con una falda que me llegaba a medios muslos del mismo color. Una blusa también negra de tirantes, escotada y un poco holgada, sostén no me dio, yo lo iba a buscar y no me permitió hacerlo, diciéndome que estaba en uno de esos días que quería presumirme. Esto aumentó la calidez en mi cuerpo y me provocó un poco de nervios, pero acepté por la excitación y en parte por que aún me agradaba darle gusto, aunque por otra parte como dije, ya había algo en mi que empezaba a hacer todo lo que me pedía por miedo.

Cuando llegaron, el amigo de Xavier, que se llama Alfonso, nos presentó a su pareja, de nombre Viviana, la cual también iba vestida de forma muy provocativa, con una mini falda color azul, ajustada, por lo cual se marcaba su tanga diminuta que llevaba puesta, una blusa color azul, mas clara que la falda, bastante escotada y muy ajustada también, lo cual hacía notar sus pezones y marcaban sus pechos de tamaño mediano.

Después de todo el protocolo, tomaron asiento los hombres, y Viviana se puso a ayudarme a terminar de preparar la comida, mientras yo atendía a mi hijo que se acababa de despertar. Solo le di de comer y lo puse a jugar en su corralito, para no dejar sola a Viviana con la comida.

Les servimos unas bebidas y les llevamos unas botanas antes de pasar a la mesa. Me pude dar cuenta que Viviana no tenía cuidado alguno en sus movimientos y no le importaba agacharse demasiado, algo que me dio un poco de coraje, pues me pude dar cuenta como Xavier se la comía con la mirada ante la complacencia de Alfonso. Estaba también desconcertada y Xavier se dio cuenta de mis estados de ánimo, por lo que me llamó con el pretexto de buscar unas fotos y en nuestra recámara me reclamo de la cara que tenía, le quise echar en cara sobre como se comía con la mirada a Viviana y me dijo que no le diera importancia y que yo dejara de portarme tan recatada, que por eso me había hecho vestirme así.

No tuve más remedio y empecé a hacer lo mismo, a hacer las cosas sin cuidado y pude sentir las miradas del amigo de mi esposo y en una ocasión que volteé a verlo, recibí la mirada aprobatoria de Xavier, que parecía que lo disfrutaba.

Tenía esa mezcla de coraje, excitación, incertidumbre, miedo y demás emociones por la situación, pero como en tantas otras veces, me limité simplemente a disfrutarlo, pues no podía hacer nada, pues sabía que provocaría el enojo de Xavier, el cual ya alguna vez no había tenido reparo para hacerme una escena delante de otras personas. Estaba ya también acostumbrada a esas situaciones, que ya me era normal hacer cosas en contra de mi voluntad, o pasar por alto cosas que me molestaran.

En fin, comimos y pasamos un rato platicando. Viviana y yo nos levantábamos a servirles, y nos mostrábamos sin pudor alguno ante ellos, enseñando con nuestros movimientos parte de nuestros cuerpos.

Ella en ocasiones intentó hacerme la plática, pero siempre me porté muy cortante con ella, pues me daba coraje su descaro y más aún por que en ocasiones pude notar como con toda premeditación Xavier se le repegaba en algún movimiento que hacía con cualquier pretexto de pasar por detrás de ella y Viviana simplemente se dejaba hacer. Alfonso? El no le daba importancia a ese tipo de cosas, y en alguna ocasión lo quiso hacer conmigo, pero me rehusé, recibiendo una mirada amenazadora de Xavier, por lo cual simplemente cuando lo volvió a intentar, tuve que dejarme hacer, pero después lo traté de evitar permaneciendo sentada o lejos de donde el iba a pasar.

Cuando se fueron, los reclamos de Xavier no se hicieron esperar, a lo cual le respondí que ya era demasiado, que una cosa eran nuestras fantasías, pero otra muy distinta llevarlas a la realidad, o que hablara claro conmigo, de que se trataba. Fue una pelea muy fuerte, donde por primera vez me dio una cachetada, después de la cual, solo me tumbé en el sillón y me puse a llorar, Xavier solo atinó a salir.

El llanto del niño me hizo reaccionar, fui a atenderlo, le di su leche y me acosté con el. No supe en que me momento me quedé dormida, pensando en como era mi vida ahora. Es cierto que muchas cosas me gustaban y las disfrutaría, de no ser por que la persona que me obligaba a hacerlas era el hombre que amaba, la última persona con la que me hubiera imaginado hacer algo así.

Cuando desperté, ya al otro día, fui a preparar el desayuno de mi hijo y me encontré con unas flores y una nota de Xavier sobre la mesa. Me pedía perdón por haberme golpeado y me aseguraba que jamás se iba a repetir. Me conmovió y volví a llorar, pues aparte de sus palabras, tenía mucho tiempo que no salí de su parte un detalle así.

Al entrar a la cocina, seguía sollozando mientras preparaba el desayuno del niño, cuando sentí su presencia detrás de mí, la cual traté de ignorar. El se daba cuenta de lo que sentía, pues enseguida empezó a entonar la que era nuestra canción y también tenía mucho tiempo que ni siquiera la escuchábamos juntos. Me quedé quieta y me abrazó por detrás. Me volteé hacia el y cuando iba a abrir mi boca, me calló con un tierno beso, para en seguida decirme al oído lo arrepentido que estaba y que nunca me iba a pegar nuevamente. Me solté a llorar y limpió mis lágrimas con sus labios y después me siguió besando.

Me tomó por las nalgas y me cargó haciéndome sentar sobre la barra de la cocina. Llevaba la misma ropa del día anterior, por lo cual subió mi blusa y comenzó a besar mis pechos de esa manera que el sabía me enloquecía. Yo era una mezcla de sentimientos y entre sollozos le acariciaba el pelo y le pedía que nos respetáramos, que yo lo amaba, el solo me contestaba que también me amaba y que todo iba a cambiar.

Quitó mi tanga suavemente y en seguida se metió entre mis piernas, comenzando a lamer mi vagina, lo hizo apenas unos segundos y se volvió a incorporar quedando frente a mi. Mientras me besaba nuevamente de manera muy tierna, desabrochó su pantalón y lo dejó caer, abrazándome y jalándome hacia el, haciendo que quedara sentada en la orilla de la barra. Abrí más mis piernas y sin dejar de besarme me fue penetrando poco a poco, hasta llegar hasta dentro de mí.

Me hizo el amor muy tiernamente, me cargaba y después volvía a hacer que me sentara, hasta que con su pie arrimó un pequeño banco que estaba a nuestro lado y se sentó ahí, haciendo que yo hiciera lo mismo encima de el. Me acariciaba las nalgas, mordía mis pechos, y tarareaba nuestra canción, mientras yo me movía cada vez con mas fuerza, hasta que vino mi orgasmo, seguido del de el, lo abracé fuerte por el cuello mientras jadeaba y el apretaba mas mis nalgas, susurrándome al oído entre gemidos lo mucho que me amaba y lo arrepentido que estaba.

Cuando terminamos, yo estaba llorando nuevamente, seguía esa mezcla de emociones. Intentó decirme algo, pero lo callé y me paré. Me limpié y le dije que debía de terminar el desayuno del niño.

Después de un rato, nos bañamos y nos volvimos a entregar, nos llevó a pasear al niño y a mí y pasamos un día genial. Al parecer volvía eso que tanto que había pedido, fueron varios días así. Aunque seguía mostrando algunas de sus actitudes, lo hacía ahora con menos descaro y mas calma, no lo veía mal, pues no me daba cuenta que ahí estaba ese círculo vicioso en el cual iba entrando.

No me di cuenta, pero volvimos a lo mismo, a sus celos, al quererme exhibir, a las peleas, pero tonta de mi, me daba por bien servida pues no me había vuelto a pegar.

Todo iba bien, o más bien estaba en esa costumbre, hasta que llegó un día en que dimos un paso más hacia la perdición. Donde llegué al tope de mi sumisión y caí por completo en ese juego, en el cual no quería caer, o al menos era lo que yo no quería en esa oportunidad que se me había dado.

Habían pasado dos meses más o menos después de la visita de Alfonso y Viviana, cuando los volvimos a recibir en casa