De rebajas por Vigo

Dos parejas de conocen de rebajas por Vigo y tienen un encuentro tórrido.

Fue la primera vez que nos pasó algo así. Mi mujer y yo siempre habíamos deseado conocer a alguien para tener una aventura de este tipo, pero no sospechábamos que fuese ese día en concreto. Ella y yo (Eva y Miguel) somos swinger desde hace cinco años. Los dos estamos casados y tenemos ahora 30 años. Somos una pareja con buen cuerpo, pero como todo, depende de los gustos.

Fuimos de rebajas de verano, en busca de un vestido para una boda. Como otras veces fuimos a la calle del Príncipe en Vigo, que es donde están las principales tiendas de moda de la ciudad. En una de ellas, después de ver varios modelos, nos fuimos con ellos al probador que queda en la planta de arriba de la tienda. Una estancia amplia, con probadores grandes y amplios y cómodos sofás para que descansemos los maridos.

Mientras ella se probaba uno de los modelos de la tienda, apareció la otra pareja. Tenían el mismo plan que nosotros. Probar diferentes vestidos para una boda, pero no la misma que nosotros. El chico, al igual que yo, tan pronto vio el sofá de tiró sobre él para descansar y su pareja se fue derecha al probador con sus vestidos. Las chicas salieron a la vez del probador con sus modelos. Mi mujer se sorprendió porque no esperaba ver a nadie. Nosotros en nuestros sofás podíamos verlas a las dos guapísimas. La chica de otra pareja, María, vio que dentro del probador de mi mujer había algo que ella quería probar y este fue el modo en que comenzó todo.

¿Es una talla 36 ese vestido?

Si ya me lo probé y no me queda bien, quizás te quede bien a ti. ¿Te lo pasó?

Así las chicas al ver que tenían la misma talla se fueron intercambiando vestidos, charlando animadamente y probándose ropa como si fuesen amigas desde hace años. Nosotros mientras tanto nos presentamos (el chico se llama Juan) y nos quedamos mucho más tranquilos al ver que ya no nos iban a preguntar si les queda bien, si le ciñe mucho, etc. Comenzamos a verlas y nos comentábamos que guapa estaba cada una con los diferentes modelos.

Este le queda bien a tu mujer.

La verdad es que si. Pero este tipo de vestidos, con este corte no le sienta muy bien en el pecho.

Pues tienes razón. Otros vestidos he visto que le hacían un pecho mucho más bonito y más sexy, si me lo permites.

Por supuesto. Prefiero que seas sincero. A mi me encanta ver a mi mujer sexy y provocativa.

Pues con los modelitos que habéis escogido la verdad es que lo conseguís.

En un momento en el que la otra pareja estaba hablando, mi mujer me dijo que la pareja le gustaba y que pensaba que podían entrar en el tema, si se les daba un pequeño empujoncito. Yo le dije que a mi también me lo parecía y ella me contestó que tenía un plan y que le siguiera la corriente.

Lo que me faltan son unos zapatos con un poco de tacón que me hagan juego en este vestido.

No te preocupes mujer que yo tengo unos en casa y las dos utilizamos el mismo número. Yo te los dejo hoy mismo para que te pruebes el vestido.

Así fue como salimos los cuatro de la tienda, montamos en un taxi con las bolsas y nos fuimos a su casa. Al llegar directos a la cocina a tomar algo de beber y las chicas al dormitorio a probar ropa. Nosotros al salón a charlar y esperar a que ellas nos avisaran de que estaban vestidas. Cuando se pusieron el primer vestido con los zapatos, nos llamaron para verlas.

Os quedan la mar de bien.

Os favorecen mucho.

De todos modos yo querría probarme esta otra parte de arriba – dijo mi mujer-. Supongo que no os importará que me cambie delante vuestra.

Para nada – dijimos los dos chicos y María.

Pues yo voy a aprovechar y me probaré la que te quites – dijo María.

Las dos se quedaron con el sujetador delante de nuestras caras de excitados. Preciosos pechos que contemplamos con la mayor naturalidad del mundo, pero eso era una apariencia puesto que por dentro estábamos comenzando a ponernos como burros. Una vez que se pusieron las prendas desfilaron delante y nos volvieron a conquistar.

Ahora me gustaría probarme este vestido.

Y a mi me encantaría probarme el tuyo.

Las dos sabían que estábamos excitados. Las dos se quitaron la ropa y se quedaron en sujetador y tanga. Las dos llevaban unos preciosos tangas que se les metían por las nalgas y pasaban por el medio de sus conejitos. Nuestras pollas comenzaban a ponerse tan duras que el pantalón mostraba un interesante relieve.

¿Qué tal me queda? – me preguntó mi mujer.

La verdad es que ahora no se decirte. Creo que deberías quitarte el vestido y probarte el otro pero sin sujetador. Creo que te quedará mejor.

María se puso detrás de mi mujer y le desabrochó el sujetador quedando sus grandes tetas al aire. Pero ya no hizo ademán de ponerse otra prenda. Se dio la vuelta y agarrando a María por la cintura la atrajo hacia ella y la besó en el cuello. María no se resistió lo más mínimo y se dejó hacer. Yo me puse detrás de mi mujer y agarraba también a María por la cintura. Besaba a mi mujer en el cuello, mientras ella se iba acercando a los labios de María. Juan se fue quitando la timidez de encima y la sorpresa de lo que estaba viendo y se acercó a nosotros. Se puso en medio de las dos mujeres y comenzó a besarlas en las mejillas mientras tocaba el culo a las dos. Yo en ese momento solté a mi mujer y me puse detrás de María. Le quité lo que le quedaba de vestido dejándola en ropa interior mientras seguía besando a mi mujer. Eva no perdía el tiempo y la comenzó a tocar por todo el cuerpo. Bajó su boca y le lamió uno de los pezones mientras acariciaba con suavidad el otro pecho. Yo mientras aprovechaba para desnudarme y Juan también lo hacía. Cuando Eva vio que María estaba ya muy excitada me la dejó toda para mí y se agarró al cuello de Juan. Se besaron durante unos segundos mientras le tocaba la polla y se la iba poniendo bien dura. Yo mientras besaba a María y acariciaba su trasero y pasaba mis dedos por los labios de su chochito. Ella estaba ya muy cachonda y se le fueron todos los remilgos cuando se agachó y comenzó a lamerme la polla. Juan al verlo se puso celoso y le dijo a Eva que hiciera lo mismo.

Los dos chicos de pie y las dos chicas de rodillas lamiendo las pollas y los huevos. Se intercambiaban las pollas y por momentos las dos lamían la misma. Al cabo de un rato María me dijo que me tumbara en la cama y tan pronto me acosté, ella agarró la polla y se la fue metiendo poco a poco por su húmedo conejito. Era delicioso ver la cara de vicio que ponía según le iba entrando.

Le gustan las dobles penetraciones a tu mujer -, le preguntó Eva a Juan.

No lo sé, pero si le gusta que se la meta por el culo.

¡Pues prepárate para tener dos pollas bonita!

Eva se puso detrás de María y comenzó a lamerle el trasero y mis huevos. Mientras Juan le puso la polla en la boca a María, que me estaba cabalgando de maravilla. En un momento que María se sacó la polla de la boca le dijo a Juan.

¿Qué está haciendo esa puta en mi culo que me está encantando?

Lubricarlo para meterte la polla y hacerte una doble penetración.

¡Estás loco! ¡Eso no, que me dolerá!

¡Calla puta!- dijo Eva - que te va a encantar y es lo que quieren hacer estos cerdos contigo, así que tendrás que aguantar o disfrutar del momento.

Juan se puso en posición, Eva le ponía la polla en culo de María que estaba tensa como la cuerda de guitarra. La metió poco a poco mientras yo no dejaba de moverla dentro de su chocho.

¡Qué gusto me estás dando cabrón! ¡Métemela toda hijo puta!

¡Métele toda la polla a esta cerda! Vamos a ver si eres un buen marido Juan – le decía Eva.

Yo sentía la polla de Juan menearse bien a gusto dentro de culo y sentía como se le ponía como el hierro de dura. Ella gozaba como una perra en celo de las dos pollas. Nosotros no parábamos de bombear con nuestros rabos y ella no paraba de moverse para buscar más contacto. Eva mientras tanto le daba cachetes en el trasero a Juan, lamía las tetas de María y la besaba en la boca y hacía lo que más le gustaba: ponerse como una vulgar putita.

Seguir así cabrones. Follarla bien. ¡Abre bien las piernas para que te la metan más zorra!

El clima estaba al rojo vivo y los dos estábamos a punto de corrernos. Yo trataba de prolongar mi estado al máximo para disfrutar todo lo posible y también para correrme a la vez que Juan, que el pobre ya estaba a punto de correrse del gusto.

Quiero que os corráis encima de mis tetas cabrones. Darme vuestra leche – decía Eva.

Los dos sacamos nuestras pollas y María calló derrotada después de correrse tres o cuatro veces. Eva se puso delante y mientras María recuperaba el aliento, nosotros nos pusimos en posición de corrernos encima de sus tetas. Nuestras pollas relucían todavía de los jugos de María y Eva se agarró a ellas y comenzó a pajearlas. Las lamía y las pajeaba con rapidez para que no tardásemos mucho en corrernos. Juan, que estaba en una nube, no sabía para donde mirar. Estaba completamente extasiado después de todo lo que había pasado y de ver lo que tenía delante. Comenzó a correrse encima de las tetas.

Una corrida bien buena cerdo. Llena a tu putita de leche – le decía Eva.

¿Te gusta perrita? ¿Te gusta que te llenen de leche?.

Ahora te toca a ti cabrón. ¡Ves como me puso este cerdo de leche! ¿Puedes llenarme todavía de más leche? – me decía Eva.

Eva estaba acariciándose las tetas con las manos llenas de leche. Se pasaba los dedos pringosos por la boca y los lamía. En ese momento María que ya había tomado aliento se incorporó.

Yo también quiero "dulce de leche". ¡No seas egoísta!.

Las dos comenzaron a besarse y a restregar los cuerpos. Juntaron sus tetas y las iban embadurnando de leche. Daba igual de quien fuese la leche, ellas lamían dedos, pezones, cuerpos.

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