De putita con mi tío... y su amigo

Mi tío vuelve de su trabajo ahora acompañado de un amigo para disfrutar de su sobrina

Holaaa a todos… muchas gracias, como siempre, por sus comentarios tan ricos y espero que les guste este nuevo relato que les traigo hoy y que me ha ocurrido hace más o menos un mes

Mi tío había volvería el fin de semana de su trabajo en el norte de mi país. Viene por una semana y vuelve a irse por 3 meses, esa es su rutina habitual. Esta vez pidió permiso a mis padres para traer a un compañero de trabajo a la casa, pues ahora le tocaba a él darle alojamiento, ya que la vez anterior mi tío se fue a quedar a su casa. De esta manera, intercambiando alojamientos con sus compañeros de trabajo ha logrado conocer gran parte de mi país.

Mi mamá dispuso todo de la siguiente manera: mi tío se quedaría en mi habitación (mi cama es tipo nido) y su invitado se quedaría en el dormitorio de visitas.

Me ponía un poco nerviosa la situación, pues con mi tío tuvimos una experiencia nada de desagradable, pero sí incomoda, por el hecho de que somos familiares y tenemos que vernos queramos o no queramos. Ahora, para hacerlo más difícil, el dormiría en la parte baja de mi cama y tendría que verlo todas las noches ahí, desnudo como él suele dormir. Ok, la situación es sumamente incómoda, pero ustedes ya se han ido dado cuenta de lo puta que soy, por lo que, por otra parte, había algo excitante en tal situación.

Llegó el fin de semana y con ello la llegada de mi tío. Eran las 3 de la tarde del sábado cuando escuché las voces de 2 hombres entrando a mi casa. Eran mi tío y su visita.

"¡Hola familia!"- dijo mi tío cuando entró- "Les presento a Gustavo" agregó señalando a su amigo.

Todos se levantaron a saludarlos alegremente. Iban saludando uno a uno: primero mi mamá, mi papá, después mi hermana y finalmente quedé yo.

Hola tío, hola don Gustavo- los saludé

Hola sobrino – dijo mi tío

¿Tú eres…- pregunto la visita

Él es mi sobrino, del que te hablé – respondió mi tío antes que yo pudiera decir nada.

El tipo se puso a reír y su mirada cambió totalmente. Pensé inmediatamente que mi tío le había contado lo que había ocurrido entre nosotros y me dio vergüenza. Me puse algo coloradita, pero de todas formas estreché su mano.

Mi tío tiene 44 años actualmente, mide 1.73m, pesa como unos 80 u 85 kilos, tiene una pancita muy atractiva, pelo corto y sus piernas son muy peludas, al igual que su pecho, lo que me excita mucho, pues lo hace ver muy machote. Gustavo debe haber medido más o menos lo mismo que mi tío, su contextura es gruesa, debe haber pesado unos 90 kilos, también de pelo corto y barba. Al verlo reconozco que lo encontré bastante atractivo, además que se parecía bastante a mi tío, tenía características similares.

Se fueron a acomodar en las habitaciones en que dormirían cada uno. Don Gustavo se dirigió a la habitación de visitas y yo acompañe a mi tío a mi dormitorio.

-Nos toca dormir juntos sobrino – dijo riendo

-Parece que sí, tío – contesté sin mirarlo a los ojos

-Te traje un regalo del norte – se acercó a mi y agregó – sobrinita

Puso un paquete en mi cama y empezó a ordenar sus cosas. Me dijo que podía abrirlo y así lo hice. Rompí el estuche en que venía y vi 3 cosas: un colaless rojo con encajes en la parte de adelante y por atrás un hilo dental, una minifalda gris semitransparente y un top blanco, muy pequeño.

-Tío, ¿por qué… - no alcancé a terminar la pregunta.

-Porque sé que en vez de un sobrino, tengo una sobrina, que por cierto es bastante puta. Y como las putitas usan ropa así, estoy más que seguro que a ti te quedará muy bien.

Lo miré algo sonrojada por la situación, mas en el fondo me calentaba mucho la idea de tener un macho maduro que me diera la ropita que le gustaría ver usando a su puta personal.

En la noche cuando te acuestes, ponte esta ropa y yo a cambio te daré algo que se que te gusta, mi zorrita.

Como guste tío.

Así me gusta

Me doy vuelta para salir de la habitación y me da una nalgada en mi culito. Lo miré y le sonreí lo más coqueta que pude ser.

Mi tío se acomodó en mi habitación dejando sus cosas en los cajones desocupados para él. Fue a buscar a su amigo y se sentaron a almorzar, mi mamá les sirvió su comida.

En la noche estamos invitados a una cena con mi esposa, pero espero que no les incomode, quizás ni lleguemos hoy porque está algo lejos de la ciudad – dijo mi padre.

Pero no se preocupe hermano, yo quedo de dueño de casa. Además que hoy somos dos, así que ningún ladrón se atreverá a entrar. Si no, lo agarramos a palos. Jajaja.

¿Entonces no hay problema? Además Fran se quedará acá también, así que serán 3 machos recios en la casa. – contestó papá.

2 machos y una hembra – susurró mi tío para si. Yo me sonrojé y esperé que mi padre no haya escuchado nada.

¿Perdón? – preguntó papá.

¡Que con 3 machos nadie entra! Ya verás, no te preocupes tanto y mejor disfruta con mi cuñada. Yo me quedaré con mi compadre tomando un par de cervezas y después a dormir, porque el viaje fue bastante largo y, al menos yo, me quedé muerto.

Ya preveía lo que ocurriría en la noche con el hermano de mi padre. Me acostaría en mi camita solita, vestida con la ropa que me trajo de regalo, él se embriagaría, esperaría que su amigo estuviera en el sueño más profundo, se metería a cama y haría conmigo lo que quisiera… total para eso estamos las pasivitas… por eso me encanta ser pasiva.

Pensando en esa situación, tuve una erección tremenda. Pedí permiso para retirarme de la mesa. Fui al baño y me miré en el espejo. Estaba sorprendida de ver en lo que me había convertido desde el día en que mi tío me hizo pasar de niñita a una jovencita. Mis tetitas seguían muy paraditas, pequeñitas pero duritas, con una forma muy linda. Mi cuerpo lampiño iba formando curvas muy femeninas, mis caderas estaban más anchas y mi cola más parada y redonda. Mis labios carnosos se veían muy lindos, por lo que maquillados se veían aún mejor… y mejor aún se verían recorriendo un pene de arriba abajo, húmedos, rojos y hambrientos de verga.

Ver la forma de putita que mi cuerpo había ido tomando me excitó mucho, mis pezones se endurecieron y mi verguita también. Comencé a tocarme en la ducha y terminé corriéndome tocando mi pequeño pene, excitada visualizando lo que me ocurriría en la noche

Eran más o menos las 9 de la noche cuando mis padres se despidieron de mi tío y su visita. Fueron a mi habitación y se despidieron de mí también y que cualquier cosa que necesitara no dudarla en pedirla a mi tío. Subieron al auto y se marcharon alrededor de las 9.30.

Mi tío y su amigo salieron también en ese momento a comprar algunas cosas para beber y comer antes de dormir. Tardaron alrededor de 1 hora.

En ese tiempo yo me quedé solita en casa. Revisé las cosas que me había regalado mi hombre y en realidad todo era muy lindo y muy chiquitito. El colaless era en verdad muy pequeño y decidí probármelo en caso de que no me quedara. Tome el paquete que me había traído mi tío, un par de botas de mi madre y algunos maquillajes. Me quedé en el dormitorio de mis padres, donde tienen un espejo grande.

Tomé el colaless y me lo puse. De verdad me quedaba bastante lindo, metido en mi culito. Acomodé bien mi verguita para que no se notara. Luego me puse la faldita. Me quedaba muy corta, se me veía la mitad de mis nalguitas y se asomaba la tanga por debajo, pero me gustaba que se viera así, porque me veía muy puta, como lo que soy. Las botas me llegaban hasta la rodilla.

El top tapaba mis tetitas y como era blanco, hacía que se vieran más grandecitas y mis pezones se marcaban en ellos. No me puse sostencito en esta ocasión, porque el top era bastante pequeño.

Abrí el maquillaje y pinté mis labios de un rojo muy brillante, mis ojos los delineé con un rimel negro y me puse un poco de sombra rosa suave. Puse un par de aretes en mis orejas y me puse un poco de un perfume muy rica, con aroma frutal muy rico. Me miré al espejo y me veía bastante bien, caminé un poco para probar las botas y movía mi cola de izquierda a derecha para que el vestido se levantara lo suficiente y calentar a cualquier macho que se atravesara en mi camino.

Me fui a mi dormitorio y me quedé ahí. Escuché que mi tío volvía con su compañero de trabajo y abrían unas botellas, me imaginé que debía ser lo que habían ido a comprar. Decidí esperar en mi habitación hasta que mi macho quisiera ir a meter su verga en mi boquita y en mi culito caliente.

Las horas pasaron y llegada la media noche, estaba yo sentada en mi pc, vestida de puta, cuando la puerta de mi dormitorio se abre. Ya no se oían ruidos. Era mi tío. Entró y me tomó de la cabeza para darme un beso muy rico, con aliento a cerveza eso sí, pero fue tan rudo que no me importó y me calentó demasiado. Mis tetitas se erectaron de inmediato.

Fran, ven conmigo al salón – dijo mi tío

¿Y tu amigo? – le pregunté algo asombrada por la propuesta

Ya se fue a dormir, hazme caso puta, ven conmigo – tomó de mi mano y me tiró fuerza al salón.

Ay tío no me tiré, por favor – le dije

Bueno, entonces sígame solita… tengo esta verga dura para ti, ven – y me besó y salió de mi dormitorio.

Ante tal propuesta no podía resistirme. Salí del dormitorio y me dirigí al salón.

Quiero que me bailes como una puta de cabaret – dijo mi tío y se sentó en el sofá de brazos cruzados, sin dejar lugar a preguntas ni excusas.

Ud. Sabe que una putita como yo hace lo que su macho quiere… déjeme poner algo de música.

Puse la radio donde sonaba una canción algo melosa, pero en fin, lo importante era mover bien mi culo para que ese macho no tuviera dudas en darme por el culito.

Comencé a mover mi culito lentamente, a bailar, me senté en su pierna moviendo mis nalguitas suavemente sobre su paquete que ya comenzaba a denotar un aumento de tamaño.

En eso escucho unas risas y miré de donde provenías: era el amigo de mi tío que estaba parada en el pasillo mirando todo el espectáculo. Obviamente, mi tío había planeado todo, lo cual me dio algo de penita y vergüenza, pero luego pensé que si mi tío había hecho esto, fue por algo.

Esta es la puta que tengo en esta ciudad… ¿te gusta Gustavo?

Está bien buena la zorra esta, se parece a las del norte.

Muévale el culo al tío mamita – dijo mi tío

Como usted mande

Don Gustavo se sentó en el otro sofá y fui a menear mis caderas cerca de él, movía mi culito sobre su pantalón.

En ese instante mi tío se paró de donde estaba y se acercó a mí. Me tomó de la mano y me paró frente a él. Me dio un gran beso. Mientras, don Gustavo tocaba mis nalguitas, levantaba mi falda y metí su dedito entre mis nalguitas, tomaba el colaless y lo soltaba, dejando que el hilito azotara mi hoyito.

Mi tío comenzó a agarras mis senitos y los apretaba con mucha fuerza, los chupaba, los mordía. No daba más de placer sintiendo a estos dos machos maduros tocando mi cuerpecito por todas partes.

Don Gustavo se agachó y pasó su lengüita mi culito. Una sensación indescriptible. Mordía mis nalgas y volvía a meter su lengua en mi hoyito, dejándolo muy mojadito.

Puta, agáchate – me ordenó mi tío

Yo lo hice, me puse en cuatro patitas apoyada con mis hombros en el sillón. Don Gustavo bajó mi faldita y mis colaless, dejando mi culito descubierto.

-Wow!!! Qué culona es – comentó

-Esa es mi sobrina pues – dijo mi tío, orgulloso - ¿Cuánto te mide la cola puta?

  • 115 cms, señor – le respondí

  • Vaya qué grande es… se ve exquisita así… vas a gozar mucho esta noche. – dijo don Gustavo.

En eso ambos empezaron a hurguetear mi ojete. Metían deditos. Primero uno, luego dos… hasta tres deditos cada uno… yo gritaba de placer y de dolor, sentía que mi hoyito no daba más y a la vez sólo quería tener sus vergas ahí, bombeándome como la puta que soy a mis 19 añitos.

¿Quieres chupar verga mamita? – dijo mi tío

Sí, por favor – le contesté

Toma – y mi tío metió su verga a mi boquita.

Ufff que rico la mamas mamá… mejor que antes – dijo

No olvides que tienes esta otra verga para ti – dijo don Gustavo

Así estuve un buen rato turnándome entre verga y verga. Las mamaba completas, pasaba mi lengüita a lo largo de las dos, les lamía sus bolas peludas y volvía a lamer sus vergas… sus glandes eras muy ricos, suavecitos. Tomaba sus gotitas de líquido preseminal y los esparcía por mis labios. A veces metía las dos vergas en mi boca, pero era algo gruesas, por lo que no podía mucho tiempo, pero como a ellos los excitaba mucho, tuve que hacerlo varias veces.

Don Gustavo dijo que parara mi colita y empezó puso su verga en la entrada de mi ojete. Era bastante gruesa y dura su verga, por lo que me dolió pero como mi tío me tenía su verga en mi garganta podía apenas gemir.

Don Gustavo la metió sin compasión, de una vez me clavo toda mi culo y comenzó a bombearme con fuerza, me embestía con brutalidad. Sus bolas tocaban la entrada de mi culito. Sacaba su verga completa y me la volvía a clavar. Mientras, mi tío no dejaba retirar su verga de mi boca. Hasta que se corrió, su leche caía por la comisura de mis labios, caía y mojaba mi pecho, mis tetitas.

Don Gustavo la sacó de mi culo y la puso en mi boca, tomó mi cabeza por detrás y la metía y la sacaba entera. ¡Qué manera de durar este hombre!

Mi tío se recuperó y puso su verga en mi culito, la metía y la sacaba con ritmo constante, luego se cargaba contra mí, clavando su pene en lo más profundo de mis entrañas y yo gemía… gemía como una perra en celo que no quiere que le saquen la verga su culo.

Siento a mi tío pegarse contra mí y tirar toda su leche dentro de mi hoyito… me llenó el culo de su semen de macho maduro y Don Gustavo se corrió en mi boca, pero me obligó a tragármela toda… su leche era muy rica, muy caliente, dulce… un néctar.

Sacaron sus vergas de mi culito y de mi boquita, se vistieron y mi tío dijo que fuera a acostarme si quería o podría quedarme con ellos un rato más, pero con la ropita que me había traído. Obviamente opté por lo último, me senté en la pierna de Don Gustavo y conversamos un buen rato, hasta que me llevaron a mi habitación y volvieron a romperme el culito… dos veces más… cada vez con más rudeza que la vez anterior… pero para eso somos las pasivas… para satisfacer a nuestros machos y gozar de lo más rico del mundo: una verga bien dura.

Kisses!!!!