De puta a esclava (3)
Los días de Julieta como esclava de Lord Henry y la visita de su primo, el Dr. JulioMartìnez Ortiz
De Puta a Esclava (3)
Aclaración. Había olvidado que me había comprometido a escribir la tercera parte de este cuento. Retomaré el hilo de la historia para seguir las vicisitudes de Julieta con Lord Henry.
Transcurrieron algunos días en los cuales no había muchas cosas nuevas. Penetraciones por sus agujeros, ataduras y encadenamientos. En el mes posterior a la compra por parte de Lord Henry, dos veces sufrió el látigo en culo y uno en las tetas.
A pesar que fueron solamente dos veces en el culo, Lord Henry manejaba muy bien el látigo y el sufrido culo de Julieta quedó ardiendo y dolorido. Ni hablar cuando los azotes fueron dirigidos a sus tetas. A pesar del dolor que debió soportar, la joven estaba satisfecha. Era cogida casi como en la casa de putas y se le sumaba algún castigo y frecuentes ataduras.
Transcurrido ese tiempo y con el convencimiento de su Amo que Julieta se comportaría como una sumisa frente a sus amigos, decidió dar una pequeña fiesta.
Normalmente no había más de seis u ocho invitados, Todos varones, que concurrían generalmente acompañados por sus esclavas. Consideró que también podría invitar al Dr. Julio Martínez Ortiz, antiguo dueño de Julieta.
Cuando Julio recibió la invitación quedó algo sorprendido. Desconocía cuáles eran las reglas en el mundo de la prostitución y sumisión, pero la idea de ver nuevamente a su prima, no le desagradaba en absoluto
Así llegó el día de la fiesta y las 20 horas en punto, Tal como le gustaba al Lord inglés, la puntualidad, el Dr. Martínez se presentó en la casa. Lo atendió una asistenta del Lord que lo hizo pasar a un saloncito donde se encontraba el Lord y dos hombres más con sus esclavas, pero no estaba Julieta.
Luego de las presentaciones y la llegada de nuevos invitados Julio preguntó al Lord por Julieta.
-Ella está en el sótano, en unos minutos iremos para allá a buscarla. Debo decirle que estoy muy contento de haberla comprado, pero me llama la atención que usted haya querido desprenderse de semejante ejemplar. Hace muchos años que tengo esclavas y nunca había tenido una como Julieta.-
-Le diré Lord Henry. En realidad Julieta nunca estuvo a mi servicio enteramente. Ella comenzó en la prostitución a los 16 hasta que quiso en convertirse en esclava y vino a verme para que me ocupara del asunto. Hasta ese momento era solamente una puta.-
-Pero ¿usted la conocía de antes?-
-No, no la conocía de antes. Fue una sorpresa para mí que se presentara en el estudioy me pidiera que redactarta un contrato de sumisión y arreglara su venta.- Mintió.
Bueno, vayamos todos al sótano a buscarla. Que las demás esclavas se queden aquí.-
Se dirigieron al sótano, que estaba bien iluminado. Allí estaba Julieta, suspendida de sus muñecas con una docena de marcas de látigo. Julio sintió una erección y si las circunstancias se lo hubieran permitido, hubiera clavado a su prima en la concha de inmediato.
Cuando Julieta divisó a su primo, sonrió satisfecha de que él pudiera verla en estas circunstancias, con las marcas sobre su cuerpo.
Lord Henry invitó a los presentes a que se acercaran para comprobar la calidad de la esclava que les presentaba. Todos le magrearon y tocaron el cuerpo de Julieta sin privarse de meterle dedos en la concha o el culo, pellizcarle los pezones o los labios vaginales. El último en acercarse fue su primo. Lord Henry estaba al lado de ella cuando Julio se acercó. Julieta, dirigiéndose a su Amo le dijo:
-Muchas gracias Amo y Señor de haber invitado a mi antiguo amo y poder expresarle mi agradecimiento a haber sido vendida a usted.-
Mientras tanto Julio tomaba los pezones de Julieta y también los apretaba y retorcía con dureza. Luego le metió el pulgar en la concha mientras le preguntaba.
-Esclava, veo que has sido azotada. ¿Ha sido por tu mal comportamiento?-
-No señor. Mi Amo y Señor ha tenido la deferencia de usar mi cuerpo para gozo propio y he recibido los azotes con agradecimiento. Mi Amo y Señor es muy condescendiente conmigo y apenas he sido torturada.-
Julio estaba sorprendido de las palabras de Julieta, aunque pensándolo bien éstas no diferían de lo que ella había expresado cuando se presentó en el estudio.
Finalizada la revisión de Julieta por todos los presentes, Lord Henry comenzó a desatarla para llevarla al salón principal. Una vez allí preguntó a los presentes si preferían que se dedicara a mamar sus vergas o si por el contrario quería usarla de otra manera. Sin embargo sugirió que primero podrán atarla a una columna y azotarla y luego el que quisiera podría cogerla por alguno de los agujeros.
El ofrecimiento fue aceptado por todos y Julieta fue amarrada a una de las columnas del salón con sus brazos por detrás de la misma. Su cuerpo desnudo estaba totalmente expuesto. Lord Henry acercó un látigo.
Uno de los asistentes lo tomó y se dispuso a descargar el primer azote sobre Julieta. Éste impactó entre las tetas y el ombligo. Fue un azote fuerte que arrancó un prolongado gemido de la muchacha. El segundo que propinó el mismo invitado dio justo debajo del ombligo.
Julio se enteró que era práctica no dar más de dos azotes por asistente, motivo por el cual le pasaron el látigo a otros de los presentes.
Más cruel que el anterior. El azote fue dirigido directamente a las tetas. Tomó la parte inferior de las areolas, justo debajo del pezón. Julieta gemía con sonidos apenas audible, aunque realmente había sido muy doloroso, sin embargo evitaba quejarse o implorar por el cese del castigo.
Así recibió diez azotes de otros tantos invitados. Su cuerpo presentaba diez marcas rojas, gruesas que excitaron aun más a Julio. Fue entonces cuando Lord Henry invitó justamente a Julio a azotar a la esclava, pero con una prerrogativa. Como dueño anterior de la esclava le propuso que le aplicara cuatro, en lugar de dos, azotes. Julio tomó el látigo con firmeza, lo levantó y descargó el azote sobre el vientre de su prima. Quizás había sido el azote más doloroso de los recibidos en esa ocasión, pero Julieta se sentía orgullosa que su primo, el Dr. Julio Martínez Ortiz fuera quién ahora la castigaba. Él había sido el artífice de su esclavización.
El siguiente azote lo quiso dirigir a las tetas, pero impactó demasiado alto y apenas tocó las mismas. El siguiente, con más puntería, sí dio de lleno en las tetas de Julieta y el último en la parte baja del vientre, en el Monte de Venus.
El paso siguiente fue usar los agujeros de Julieta. Fue desatada de la columna y cada uno de los asistentes la obligó a mamarla, recibirla en la concha o el culo. Nuevamente fue Julio el último inutilizarla, que optó por clavársela en la concha tal como había hecho aquella primera vez en el prostíbulo donde Julieta trabajaba.
Terminado el polvo de Julio, su prima pidió permiso para hacer unos agradecimientos. Le fue concedido.
-Quiero agradecer a todos los invitados por haberme azotado y prestado atención, como así también haberme permitido saborear el semen de alguno de ustedes, haber sido sodomizada o que me la hayan clavado en la concha-
-Y muy especialmente quiero agradecer al Dr. Julio Martínez Ortiz, mi anterior amo, que me haya azotado y cogido, esperando haberlo servido adecuadamente.-
Entonces Julio respondió:
-Esclava, ha sido un placer azotar tu cuerpo lo mismo que haber usado tu concha para mi satisfacción. Ha sido una amabilidad por parte de Lord Henry haberme permitido gozar de su esclava.
Así finalizaba la fiesta en casa de Lord Henry. Julio se retiró del lugar pensativo. Ésta había sido una experiencia inimaginable. Seis meses antes apenas sabía algo de su prima y esa noche había azotado su cuerpo desnudo y luego la había cogido. Quería poner en orden sus ideas.
A sus 30 años no estaba casado ni tenía compromiso con mujer alguna y le surgió la idea si no era conveniente comprarse una esclava. La posibilidad de azotar, atar y hacerle otras cosas a una mujer a su disposición comenzaba a seducirlo.
Una semana más tarde comenzó a buscar en Internet todo lo relacionado con esclavas, sumisión bondage y sadomasoquismo. Era una idea que lo seducía pero al mismo tiempo como hambre de derecho, debía rechazarlo
Mientras tanto Julieta recordaba con satisfacción cuando su primo se la cogió por primera vez en el lupanar y luego cuando la azotó y la volvió a coger en casa de Lord Henry. Descubrió allí una faceta nueva de su primo.
Por su parte Lord Henry estaba agradecido a su suerte de haber comprado a Julieta. Era una esclava que sabía comportarse frente a sus invitados y poseía un espléndido cuerpo que él utilizaba a diario ya fuera para castigos y ataduras o penetradas en sus agujeros.
NOTA: Si consideran que el hilo que está tomando puede continuarse, escribiré la parte 4, de lo contrario lo daré por finalizado. Muchas gracias a todos. Ricardo Erecto