De Puta. (2) ¿Chantaje?
-Se nota que te gusta la verga. No sé por qué haces ver que lo haces a la fuerza. Insistió.
“¿Lo soñé?” , fue mi primer pensamiento en cuanto desperté. Abrí los ojos. El sol pegaba en mi cara. Me moví un poco y sentí dolor en mi culo. “No lo soñé.”
Mi hermana nos había visto a Rafa y a mí en una posición muy vergonzosa y para colmo, no era la primera vez. Estaba muy preocupada, muy apenada, sobre todo porque mi hermana me dijo que le debía un favor. “Me quiere chantajear”.
Rafa me había enviado un mensaje para preguntarme como estaba, y sobre la situación de mi hermana. Le dije lo que sentía y que iba a arreglar todo con mi hermana. Quedamos en que no iba haber sexo durante un tiempo y nos íbamos a ver esporádicamente.
Relato donde nos descubre mi hermana --> http://www.todorelatos.com/relato/110403/
…Continuación de “De puta. (1)” --> http://www.todorelatos.com/relato/110282/
MARZO 2007
Llegó marzo. Pasaron un par de semanas luego de aquel incidente. Quería hablar con mi hermana Olga, pero no podía, no me atrevía a empezar una plática sobre sexo. La evitaba, me evitaba. Ella no me hablaba mucho, yo tampoco. A esto se le sumaba que Víctor (el novio de mi amiga Marcela) y Lalo (primo de Víctor) me estuvieron llamando y mandando mensajes para que saliera con ellos, y claro para coger.
Unos días “me salvó mi cuerpo”. Cuando salí de estos días, pensaba mucho en sexo, en que con Rafa no iba a tener, en que Rafa estaría cogiendo con su prima Andrea, en que si me insistían más Víctor y/o Lalo, sin duda aceptaría.
Al principio me sentía mal por engañar a mi novio. Pero había descubierto como sentirme mejor; si lo engañaba, al siguiente día le hablaría para mamarle la verga y tomarme su lechita. Esto me hacía sentir bien.
Cierto día de marzo, me llegó otro mensaje de Víctor. Sus mensajes siempre fueron claros: Quería coger. Le había respondido algunos mensajes con alguna excusa. No me animaba a coger con otro. Todavia no, hasta que volviera a tener sexo con Rafa. Este mensaje me llamó la atención, decía que se había peleado con mi amiga Marcela y que quizá terminarían para siempre. Que necesitaba a alguien para hablar y que mejor que su amiga, o sea, yo. En la hora de salida hablé con Marcela:
-Marcela, me mandó un mensaje Víctor. –Le dije. –Me dijo que habían terminado.
-Sí. –Me respondió Marcela. -¿A que no sabes que me hizo el muy estúpido?
Mi mente empezó a dar vueltas, mi corazón latió muy de prisa, sentí un vacio en el estómago.
-No. ¿Qué pasó? –Pregunté con miedo.
-Le encontré un calzón de mujer en su cuarto. –Me dijo furiosa. -¿Mujer? ¡Ja! –Soltó una risa sarcástica. –A las mujeres que se meten con los hombres que tienen novia se les llaman putas.
Esas palabras me hirieron totalmente. Bajé la cabeza y pensé: “Yo soy la puta” .
-¿Qué te dijo? –Me preguntó Marcela.
Reaccioné.
-Que quería hablar conmigo, que me iba a explicar y que le ayudara a convencerte de que no es cierto.
-Ve. –Me ordenó Marcela. –Ve. Dile que te diga la verdad, que solo así podrías ayudarlo y me dices. Quiero saber quién es la muy puta, la muy perra. Quiero desquitar mi coraje con ella.
-Sí. –No supe más que decir.
No despedimos.
La plática me hirió totalmente. Era mi calzón el que estaba en el cuarto de Víctor. Yo era la puta que se metía con su novio. Y en caso de que me descubrieran, yo iba a ser golpeada. Me urgía hablar con Víctor. Le envié un mensaje para que pasara por mí en cuanto pudiera. Quedamos en vernos en la plaza.
Nos vimos a las 2pm:
-Hola Vic. –Saludé, casi temblando.
-Hola preciosa. –Me dijo. Se aventó a darme un beso en la boca, que yo esquivé. -¿Qué pasa? –Me preguntó.
-Me dijiste que te sentías mal por lo que pasó con Marcela. –Le reclamé.
-Me siento mal y quiero hablar contigo para que le expliques. –Me dijo. –Pero antes de eso, podemos ir a mi casa y echarnos un palito. –Me tomó de la cintura y se acercó lentamente.
-No Víctor. –Le dije mientras me separaba de él.
-¿A poco no viniste a coger? –Se acercó a mi oído y me susurró. –Yo se que te gusta la verga. Quieres mamármela. Quieres que te la meta.
Me calenté un poco, pero me mantuve serena. No era el momento. Bajé la cabeza:
-No, hay un problema serio. –Le dije y me senté en una banca. –Dijo que quería descubrir con quien te metías para golpearla. –Y lo vi.
Se hizo el silencio. Los dos miramos a ningún lado.
-Entonces si sabe que eres tú, ¿te va a golpear? –Me preguntó.
-Eso dijo. –Le respondí. -¿Cómo le vamos hacer? –Pregunté asustada.
-Primero vamos a coger a mi casa.
-Ya cállate con eso. –Le dije furiosa. –Nunca más vamos a coger. Ya nos arriesgamos mucho. No quiero que me descubran, no quiero que me digan puta, me siento muy mal. Yo no soy así. –Le dije con lagrimas en los ojos.
No dijo nada. Luego de un rato habló:
-De ahora en adelante vas hacer lo que yo diga. –Me dijo.
Volteé a verlo.
-Y ¿Por qué haría algo así? –Le dije. La respuesta me cayó de inmediato.
“Me está chantajeando” , pensé.
-Si no lo haces, le diré todo de ti. Y a todos los que conozcas. Incluido a tu novio. –Me dijo.
Me dio un coraje enorme, sentía que me desmayaba. Todo esto yo lo había provocado. Pensaba en todo y en nada. Me odiaba, ¿Cómo podía estar pasando esto? Yo, una niña de familia, de buenas calificaciones, con un buen novio, que amaba, que me amaba, que me respetaba. Me sentí peor por mi novio. No se merecía esto. Menos mi familia, eché a la basura todos los valores que me dieron.
Cuando regresé a la realidad, estaba tirada en la cama de Victor, boca arriba, sin mi playera de la escuela y sin brassier. Víctor me estaba chupando mis pechos. En segundos me calenté. Lo tomé de la cabeza y lo jalé hacia mí. Nos besamos.
-Si cogemos, ¿nadie sabrá de esto? –Le pregunté.
-Nadie. –Me dijo. Nos volvimos a besar.
Me gustaba mucho el sexo, la sensación que me daba mi calentura. Y si cogiendo, podía mantener este secreto, podía hacer que Rafa siguiera amándome, que mi familia siguiera pensando que era niña buena, casta y pura, iba a disfrutar entonces.
Le rodeé la cintura con mis piernas. Mi falda estaba levantada, quedó mi sexo a la altura de su verga, ya erecta.
Me moví y se movió, fingiendo que me penetraba. Fue rápido, fuerte, brusco. Gritamos los dos. Me mojé.
-Acuéstate. –Le dije. –Quiero mamártela.
Se acostó. Le quité el pantalón y su ropa interior y saltó su verga. Rápidamente me apoderé de ella con mi boca. Empecé a pasar mi lengua por todo su palo. Luego un mete y saca rápido.
-Saca el condón. –Le dije.
Se levantó y fue hacia uno de sus cajones, sacó un paquete y me aventó uno. Se volvió a acostar.
Abrí el condón con la boca. Se lo puse. Con la mano y con la boca, se lo empecé a acomodar.
Me levanté y me quité mi ropa interior sin quitarme la falda. Me subí a la cama, y me puse encima de él. Vi que agarró su verga y la acomodó en la entrada de mi panochita. Estaba muy mojada. De una me la clavé completamente. Entró fácil. Solté un grito/gemido por la llegada del orgasmo.
Empecé a brincar, despacio, mirando al techo. En mi mente ya no había nada más que sexo. Me imaginaba a las actrices cogiendo en los videos porno, como les entraba y les salía la verga de la panocha. Me imaginaba la misma escena con mi panocha y la verga de Víctor.
Mi excitación, mi calentura, iba en aumento. Volteé a ver a Víctor y me miraba con lujuria. Vi mis pechos, grandes, redondos, firmes y mis pezones parados. No dejaba de clavarme la verga. Seguía brincando. Tomé con mis manos, mis pechos y los empecé a masajear. Sentí algo riquísimo.
Luego de unos 3 minutos me llegó un segundo orgasmo. Estaba agotada, pero Víctor no se miraba para cuando.
Me incliné un poco hacia atrás y con una de mis manos alcancé las bolas de Víctor. Se las empecé a masajear suavemente mientras me seguía moviendo.
-Que rico. –Gimió Víctor. –Riquísimo. Sigue, sigue. Me vengo.
Se puso duro y sentí como su verga se hinchaba dentro mi panocha. Me bajé y me puse a un lado de él. Estaba agitada, cansada, sudada. El novio de mi amiga igual.
No pronunciamos palabras. Luego de unos 15 minutos me levanté y le dije:
-Entonces, mientras sigamos cogiendo nadie va a enterar. –Le dije, y pregunté.
-No sé porque llegamos a esto del chantaje. Te encanta la verga, no hay necesidad de que lo hagas a fuerza. Disfruta lo que te gusta. –Me dijo. No lo escuché.
-Nadie se debe enterar. –Le dije. Me levanté y busqué mi ropa. Me aseguré de ponerme toda la ropa que traía. -¿Qué le vas a decir a Marcela? –Pregunté.
-Le voy a decir que el calzón es de la novia de Lalo. Se metieron a coger aquí, y se lo quedó. –Me dijo.
-Y ¿Crees que se la crea? –Pregunté. Tenía mis dudas.
-Lalo le va a decir que se lo quedó como por colección. Que era su primera vez. Vamos a traer a una de las amigas de Lalo que es bien puta para que se vea más real. Nos va ayudar. –Dijo. –Tú no te preocupes, tú no saldrás para nada en la plática. Si no me cree, ya tengo con quien consolarme. –Y me vio. No dije nada. –Tú mientras ayúdame a convencerla.
Se levantó, desnudo de abajo, su verga estaba flácida. Se puso a lado de mí y nos besamos.
-Por cierto. –Dijo. –Lalo va ayudar, así que también hay que pagarle, ¿está bien? –Me dijo.
Sabía a lo que se refería. Quería también coger conmigo.
-Mientras nadie sepa de esto, aquí estaré. –Le volví a decir.
-Se nota que te gusta la verga. No sé por qué haces ver que lo haces a la fuerza. –Insistió.
No dije nada. Nos vestimos y salimos rumbo a la casa a las 3:00pm Hablamos de cosas sin sentido durante el camino. Llegamos. Abrí la puerta del auto y nos despedimos con un beso en la boca.
-¿Quién dijo que esto lo hacía a la fuerza? –Le dije y le guiñé el ojo. Me bajé y me dirigí a la casa sin darle oportunidad de que me dijera algo.
Entré y lo primero que hice fue agarrar mi celular y enviarle un mensaje a mi amiga Marcela.
“Hablé con Víctor. Se miraba muy arrepentido. Me explicó que lo que encontraste era de la novia de Lalo” , y se lo envié.
A los 5 minutos me respondió:
“Que se lo crea su abuela. Yo no le creo.”
“Ni yo le creí. Estuvo llorando todo el rato. Al final terminó por hablarle a Lalo y le dijo que nos veríamos en su casa con su novia para que me explicaran.” , le escribí y se lo envié.
Me respondió:
“Y ¿Si la llevó? ¿Se vieron? ¿Qué te dijeron?”
Le respondí:
“Nos vimos y me dijeron lo mismo. Pobre de la muchachita, estaba bien roja.”
Respondió:
“Imagino jaja. Pero tú, que estuviste ahí, ¿cómo viste todo? ¿Se miraba arrepentido? ¿Será cierto?”
Le dije:
“Yo no quiero meterme mucho en eso, no quiero que pienses que lo estoy ayudando. Pero si te soy sincera, sentí que hablaban con la verdad. Los tres.”
Respondió:
“Te entiendo. No te preocupes. Confió totalmente en ti. Gracias por la ayuda. Hablaré con él.”
Ya no le respondí. Le envié un mensaje a Víctor:
“Hablé con Marce. Dijo que iba hablar contigo. Le dije lo que hablamos tu y yo.”
Respondió:
“Gracias por la ayuda. Ya me mandó un mensaje. Quiere que nos veamos ahorita.”
No le respondí.
Me puse a analizar lo que estaba pasando. Todas las mentiras, infidelidades, sexo. Yo no era así y nunca me imaginé estar metida en algo así.
Sin embargo, ya estaba ahí y quería mantener mi imagen frente a todos los que me conocían. Y la única forma era cogiendo. Y al final ya no sabía si lo hacía por mantener mi imagen limpia o por gusto. Me gustaba mucho mamar verga y coger. Y aun sabiendo eso, mis sentimientos hacia mi novio, Rafa, eran sinceros. Lo amaba.
Escribí:
“Te amo mucho mi amor. No quisiera perderte nunca. Eres lo mejor de mi vida. No me arrepiento de nada que he hecho contigo. Todos son bonitos recuerdos. Agradezco que me los dieras. Eres el mejor hombre del mundo.”
Se lo envié a Rafa.