De Puta. (1)

No hablé en todo el camino. Por un lado estaba feliz de que me quitaran las ganas. Por otro infeliz, porque me trataban como una puta.

Desperté al día siguiente y me preparé para ir a la escuela. Mientras me arreglaba, me sentía bien conmigo misma y por todo lo que pasó el día anterior. No estaba para nada arrepentida.

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Llegué a la escuela y todo transcurrió normal. Mi amiga Marcela ni siquiera sabía lo que había pasado conmigo y con su novio. Eso me tenía un poco preocupada, pero me tranquilicé cuando la vi y no me dijo nada.

Casi a la hora de salida me llegó un mensaje de Eduardo, el primo de Víctor.

“¿Vamos a comer ahorita que salgas de clases?”

Le respondí:

“Sí, claro.”

Amaba mucho a Rafa por su confianza, siempre me dijo que tuviera amigos y que no dudara en salir con ellos. Cuando Lalo me invitó a salir, no dudé en aceptar su invitación. A la hora de la salida, me estaba esperando fuera de la preparatoria en su auto. Caminé directo hacia donde estaba:

-Hola. –Lo saludé con una sonrisa.

-Hola Julia. ¿Nos vamos? –Me preguntó.

-¿A dónde vamos a ir? –Pregunté.

-¿Tienes algo que hacer? –Me dijo.

-No mucho. Iba a ir a mi casa, hacer tareas y todo eso.

-Vamos a mi casa, compré pizza y vemos una película. ¿Te parece?

-Está bien. Vamos. –Acepté.

Platicamos en el camino de muchas cosas y de nada a la vez. Llegamos a su casa. Pasamos y fuimos a la sala. Trajo la pizza y puso una película. Destino final, no recuerdo cual de todas.

Me explicaba la película. Tenía escenas un poco fuertes.

En algunas partes que me sobresaltaba, él aprovechaba para abrazarme y/o poner su mano en mis piernas. Al principio no lo notaba, pero poco a poco se fue descarando. Sus caricias eran algo torpes.

Mi mente empezó a trabajar “Me llevó a su casa, ¿solo para cogerme? No, que ni lo piense.” , pensé.

Ya no miré la película, estaba más atenta a lo que hacía, a lo que me hacía. Casi al final de la película, me abrazó y me dio un beso en la mejilla. No dije nada. Un beso en la mejilla es solo eso.

Se terminó la película.

-¿Qué te pareció? –Me preguntó. Todavía me tenía abrazada.

-Está buena. –Le dije.

-Como tú comprenderás.

Solo reí. Se hizo el silencio. Tenía la cabeza agachada. Sabía que de un momento a otro, Lalo intentaría meterme mano. Quizá me tomaría a la fuerza, o me empezaría a agarrar las piernas.

Aprendí a conocerme. A conocer mi cuerpo. Sabía que si me calentaba, iba a ceder. Pero ahorita que todavía estaba fría, debía hacer algo.

Quité su mano que tenía encima de mí y me levanté.

-¿Me llevas a mi casa? –Le pedí.

-Claro. –Dijo.

Caminamos a la puerta. Estábamos a solo unos pasos de la salida cuando sentí sus manos en mi cintura y un beso en mi cuello. Sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo. Cerré mis ojos. Sus manos recorrieron mi cintura, mi estomago y llegaron hasta mis pechos.

-No, Lalo. No. –Le dije sin mucha convicción.

-Yo sé que quieres. Eres bien puta. –Y pegó su cuerpo al mío. Sentí su verga, erecta, en mis nalgas.

Empezó a moverse, como si me estuviera penetrando, mientras sus manos me acariciaban mis pechos.

“Muévete, quítate” , eso decía mi mente. Pero mi cuerpo no respondía. Me llegó un calorcito. Bajó sus manos por todo mi cuerpo y llegaron hasta mi falda, la levantó y me acaricio las nalgas.

-Te gusta, ¿Verdad? –Me preguntó.

-Me encanta. –Ya no controlaba mi cuerpo, estaba muy caliente.

No me moví, dejé que Lalo disfrutara de mi cuerpo así como estábamos. Estuvo un rato acariciándome toda. Me volteó y nos besamos. Puse mis manos alrededor de su cuello, y él las puso en mi cintura.

-Vamos al cuarto –Me dijo.

Asentí con la cabeza. Me agarró de la mano y me llevó. Escuché el timbre de mi celular. Lo ignoré, nadie me iba a interrumpir.

Entramos al cuarto de Víctor. Me puso en la cama, me acosté. Me abrió las piernas y se puso encima de mí. De nuevo nos besamos. Yo ya estaba caliente, iba a coger.

Recordé que un día anterior, ahí mismo se la mamé y no tardó en venirse. No me hizo disfrutar para nada. Pero esta vez no iba a ocurrir lo mismo. Le dejé de besar y lo vi a los ojos. Con mucha pena y muy excitada le pregunté:

-¿Has mamado una panocha? –Tartamudeé un poco.

Me vio con cara de desconcierto.

-No. –Me respondió.

-Entonces, mete tu lengua en la mía. –Le dije.

Se quedó un rato viéndome. Luego se levantó de encima de mí y me quitó la ropa interior. Mientras lo hacía, pensaba que iba hacer la primera de él, me emocionó y me excitó aun más. Solté un chorro de líquidos.

“Me preparé para ti, Lalo. Pruébame con mucho gusto.” , pensé en cuanto sentí salir mis líquidos.

Vi, que con duda, Lalo se metió en mi entrepierna. Sentí su lengua. Arqueé mi espalda. Me llegó un orgasmo.

Sentí su lengua por alrededor de 10 segundos. Luego ya no la sentí.

-¡Mas! –Le dije. –Síguele. –No escuché respuesta alguna. Se me hizo extraño.

Levanté la vista y lo vi parado. Desnudo completamente. Con su verga apuntando al techo.

-Sabe raro, no me gustó. –Me dijo, mirando hacia mi entrepierna.

“Y ¿Qué tiene? Se trata de darnos placer los dos.” , pensé.

-Ven, mámamela. A ti si te gusta. –Me dijo.

“Con gusto te la mamo, Lalo. Pero quiero que también metas tu lengua en mi.” , pensé. Lo veía fijamente, ninguno de los dos decía nada.

Al parecer, hoy tampoco disfrutaría mucho. Fui hasta donde estaba su verga.

-Pásame el condón. –Le pedí. Cuando se la mamé, el día anterior, me demostró que no le importaba venirse rápido y en mi cara. No quería eso.

Sacó uno y me lo dio. Lo abrí con los dientes y se lo puse. Lo masturbé para acomodárselo. Gimió un poco. Me metí su verga a la boca. No me gustaba sentir el condón pero no iba a arriesgarme. Lo hice lento, despacio. Sin lengua. Sin manos. Solo me movía para dentro y para fuera. No quería que se viniera. Quería disfrutar de su verga.

Sus gemidos se hicieron más intensos. “Ya se va a venir” , dejé de mamársela.

Me acosté y abrí un poco las piernas.

-Métemela. –Le dije.

Se puso encima de mí. Despacio y torpe, sentí su verga golpear en mis piernas. Vi que se levantó y me levantó la falda. Luego agarró su verga y la puso en la entrada de mi panochita. Se puso de nuevo encima de mí y me la clavó de un golpe. Soltó un gemido y no se movía.

Me empecé a mover como podía pero Lalo no se movía. Solo estaba agitado.

Me detuve. Estuvo dentro de mí como 20 segundos. Luego se salió.

Me puse sobre mis codos y lo vi.

-¿Qué pasó? –Le pregunté.

-Que rico cogimos. –Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Vi que se llevó las manos a su verga. Su condón estaba lleno de semen. “¿Termi…namos?” , me pregunté en mi mente. Se quitó el condón. Se limpió con una servilleta y se empezó a vestir. Yo seguía sin poder creer lo que estaba pasando. Aunque, en realidad, no había pasado nada.

-Ponte tu calzón para irnos. –Me dijo.

Reaccioné. Me levanté y me puse la ropa interior. Me vi en el espejo y me arreglé un poco. Vi mi cuerpo. Podía ver mi calentura salir. Seguía muy caliente.

-Vámonos. –Me dijo. Salió y lo seguí.

Estando en la puerta de la casa, recordé que sonó mi celular. No traía el teléfono, se me había quedado en el cuarto.

-Espera. Se me olvidó mi celular en el cuarto. –Le dije a Lalo.

-Ve por él, mientras enciendo el auto. –Me dijo.

Me dirigí al cuarto, pasé por la entrada de la sala y vi que ahí estaba Víctor, el novio de mi amiga Marcela.

-Hola. –Lo saludé ni detenerme.

Subí las escaleras. La casa era grande. Eran una familia de dinero. Entré al cuarto y vi mi celular tirado en el piso. Lo agarré y vi que tenía un mensaje de Rafa:

“Amor, paso por ti en unos 10 minutos. No importa si aun andas con el uniforme de la escuela, así salimos. Te amo”

El mensaje era de hace casi 30 minutos. Le respondí.

“Disculpa amor, salí con unos amigos. Estoy regresando. ¿Aun estas en la casa? Te amo.”

“Espero que aun esté en la casa, podría quitarme esta calentura.” , pensé.

Salí del cuarto y bajé las escaleras casi corriendo. En la puerta de la sala estaba parado Víctor.

-Hola. –Me saludó.

Le di la mano y lo saludé de beso en la mejilla. Fue rápido. Quise salir rápido pero me agarró de la mano y me jaló hacia la sala.

Me tomó de la cintura, fuerte.

-¿A dónde vas tan rápido, preciosa? –Me preguntó

Me encendí muy rápido como un papel con gasolina. Pero quería ir con Rafa.

Me besó el cuello. Yo lo abracé y disfrutaba de sus besos.

-Me tengo que ir, Víctor. –Le dije. Pero en mi voz se escuchaba que no quería irme.

-Un rapidin, ¿Si? –Me dijo. No me dejó responder, me llevó a uno de los sillones de la sala.

“Bueno, un rapidin, sirve que me quita un poco las ganas” , cedí.

Se sentó y yo me agaché a quitarle su pantalón y su ropa interior. Saltó su verga.

Me la metí rápido a la boca. Empecé a mamársela y a ensalivársela rápido, para terminar rápido. Como al minuto y medio, escuché que sonó el celular. Me detuve y lo vi.

“¿Por dónde vienes? Es que ya me tengo que ir.”

-¿Qué pasa? –Me preguntó Víctor.

-Nada. –Le respondí. Tomé su verga con una de mis manos y lo masturbé. Con la otra le respondí a Rafa.

“Venimos algo lejos, pero ya le dije que acelerara” , enviar.

De nuevo me metí la verga del novio de mi amiga, a la boca. Tenía que apurarme. A los 20 segundos, sonó el teléfono.

“Te espero unos 10 minutos, no más. Lo siento pero llevo prisa.” , decía el mensaje.

“¿Entonces solo nos vamos a ver para saludarnos? ¿No vamos a coger?” , pensé. “Lo siento Rafa, pero aquí tengo verga.”

“Ojala que lleguemos a tiempo. Si no quieres esperar, y si llevas prisa. Vete. Luego nos vemos y te compenso.”

Y ya sin prisa, me dediqué a disfrutar de la verga de Víctor. A los 10 segundos me respondió Rafa. Ignoré el mensaje. Estuve 5 minutos mamándole la verga a Víctor.

De nuevo escuché que mi celular timbró. De nuevo lo ignoré. Me levanté para quitarme la ropa interior y vi que Víctor se puso el condón.

-Ven, clávate sola puta. –Me dijo.

Me puse encima de él y me dejé caer, despacio. Puse mis manos en sus hombros y empecé a brincar. Víctor no se movía ni me agarraba nada. Estaba quieto y con los ojos cerrados. Al minuto tuve un orgasmo y me detuve.

Sentí las manos de Víctor en mis nalgas. Me levantó y me dejó caer.

-Sigue moviéndote.

Lo obedecí. Seguí clavándome su verga.

A los 2 minutos, tuve otro orgasmo. Pero ya no me detuve.

-Más rápido. –Me dijo. –Más rápido.

Me moví lo más rápido que pude y a los 30 segundos gritó:

-¡Me vengo! –Gimió.

Me detuve. Un embiste de Víctor. Segundo embiste. Tercero. Se detuvo. Nos besamos.

Me quedé un rato clavada. Estábamos agitados.

-Que rico coges. –Me dijo.

Solo me reí.

-Es hora de que te vayas. Lalo te ha de estar esperando.

-Que se aguante. –Dije. –No me hizo nada.

-Es bien precoz. Se la pasa jalándosela. –Me dijo. –Le he dicho que no lo haga y que te coja. Aflojas con él, ¿verdad?

Miré hacia abajo y no dije nada. Me estaba ganando una fama con estas dos personas.

Me levanté y me puse la ropa interior. Salí sin decir nada. Lalo me estaba esperando en el auto.

-¿Por qué te tardaste? –Me preguntó.

-No encontraba el teléfono. –Le dije a secas.

-Está bien. Vámonos. –Arrancó y nos fuimos.

No hablé en todo el camino. Por un lado estaba feliz de que me quitaran las ganas. Por otro infeliz, porque me trataban como una puta.

Llegué a la casa y me bajé sin despedirme. Entré y ahí estaban mi tía y mi hermana. Me dijeron que Rafa estuvo con ellos un rato; comieron y vieron una película mientras me esperaba. Les expliqué que fui a comer con unos amigos. No dijeron nada más.

Me fui a mi cuarto. Vi mi celular y tenía dos mensajes.

Te amo, te voy a esperar unos minutos. Si dices que ya no tardas es porque es eso.” , decía en un mensaje.

“Me tengo que ir. Ya es muy tarde. Lo siento amor. Nos vemos mañana. Te amo mucho” , decía en el otro.

Escribí un mensaje lleno de “Te amo”.

Me respondió rápido:

“Muy hermoso el mensaje. Yo también te amo mucho. No quiero perderte, nunca.”

Le respondí:

“Mañana aquí te espero a mediodía. Tengo una sorpresa para ti. Te vas a sorprender”

Me respondió:

“¿De qué se tratará? ¿No me das un adelanto?”

Respondí:

“Es sobre sexo. Haremos algo que nunca hemos hecho pero no te diré que cosa. Tendrás que venir a averiguarlo.”

Respondió:

“Que rico. Ahí estaré desde muy temprano. Te amo.”

Me sentía muy mal por estar engañándolo y quería compensarlo. No tenía ni idea de que iba hacer, no conocía mucho sobre sexo. Me puse a investigar…