De pinta con el profesor

Se supone que tenia que ir a la escuela... termine yendo a la escuela

Se supone que tenía que ir a la escuela el Lunes pasado, pero en lugar de eso me fui con mi profesor favorito para divertirme un rato con él.

Empecé ese día levantándome y dándome un buen baño, me limpie meticulosamente cada rincón de mi cuerpo para estar limpiecita y preparada para ese medio día que me esperaba, después de bañarme, me fui con una bata a la cocina donde una empleada ya me tenía preparado el desayuno; huevos estrellados con un par de tosimos, leche, jugo de naranja. Después de darme un banquetazo con tremendo desayuno, lo siguiente era ponerme mi uniforme escolar, que consta de una diadema blanca en la cabeza, una blusa blanca, una corbata de color azul marino oscuro, un suéter de color azul marino oscuro, una falda tableada tipo escocesa pero en lugar de esos colores rojos es de color azul marino oscuro, la altura de la falda es tres dedos arriba de la rodilla, unas calcetas blancas, y zapatos escolares de color negro.

Le pedí a la empleada que me pidiera un taxi, el cual llegó unos 5 minutos después, tomé mi mochila de portafolio y me fui. No me despedí de mi padrastro porque todavía seguía dormido y no quería molestarlo ya que estuvo trabajando hasta tarde y necesitaba descansar otro poco, también no quería que me quitara tiempo ya que tenía los minutos contados para llegar al punto de reunión donde quedamos mi profesor y yo. Curiosamente me toco el taxista de siempre, ya parece mi chofer personal jajaja...

-Buenos días señorita.

-Buenos días señor –me quedé pensativa un momento porque no me sabia su nombre.

-Jorge, mi  nombre es Jorge.

-Buenos días señor Jorge.

-Solo Jorge, eso de señor me hace sentirme viejo. ¿a dónde la llevo?

-En la esquina de Zaragoza Oriente y Juárez Sur por favor. Pero también solo dime Rachel, ¿Si Jorge?

Esta pregunta lo dije con un tono de niña picara, me di cuenta inmediatamente que el taxista, no, mejor dicho, Jorge, quería intentar hacer amistad conmigo, ya que es obvio que no tendrá más que eso de mí.

-¿Primer día de escuela?

-Si, ya estoy ansiosa de comenzar el día, este día, al parecer será muy divertido.

-Al parecer te gusta mucho ir a la escuela, sus profesores han de estar encantados contigo.

-jajaja si, y sobre todo uno de ellos.

Jorge el taxista, no dejaba de verme por el retrovisor, por algunos segundos lo miraba a los ojos para coquetearle un poco jugando con mi cabello sobre mi hombro, un par de veces lo cache mirándome y pasándose su lengua por los labios, como saboreando el manjar que nunca tendrá. Cuando me di cuenta que estábamos a un par de cuadras para llegar a mi destino se me ocurrió algo de último momento, que le gustaría al taxista; de manera rápida y disimuladamente, me acaricie mi seno derecho chupándome los labios, aunque no estaba mirándolo, se muy bien que el taxista sí lo hizo ya que puede escuchar una exclamación de asombro.

-Hemos llegado Maite.

-Gracias, ¿Cuánto es?

-Para ti solo una sonrisa. -La ocurrencia del taxista me hizo sonreír al retrovisor – eso sí también prométeme que me llamarás a mí para que te lleve a donde tu quieras, no te cobraria, solo me a conformo con mirar ese hermoso rostro de princesa que tienes.

-Gracias Jorge, lo recordaré.

Al bajar, y estar parada en la banqueta, me le quedé mirando y le guiñe un ojo, él sonrió y después se fue. Yo crucé la calle y me fui al parque Juárez donde. En el parque me fui directamente a la esquina sur, enfrente de un hotel que está en este parque desde hace muchos, pero muchos años; en la esquina me recargue en un poste metálico verde, que en la punta tiene un reloj que por cierto no funciona, me gusta mucho este parque, en frente de mi, al otro lado de la calle, está una iglesia, y ahora que lo recuerdo creo que han sido unas cuatro veces que he entrado en una.

Después de un par de minutos, mi profesor llegó en su auto eclipse negro último modelo, se detuvo enfrente de mí, bajo la ventana del lado del copiloto y se estiró un poco para mirarme, yo me agache recargando mis codos en la ventana, por obvias razones de la posición se me paro el culito.

-Y ¿ese uniforme?

-Me lo tuve que poner para salir de casa y que no sospecharan que me iba a otro lado. ¿le molesta?

-No, solo preguntaba, súbete, para que nos vayamos de aquí.

Abrí la puerta, pase mi mochila de portafolio al asiento de atrás y me acomode en el asiento del copiloto, cuando cerré la puerta él subió el vidrio y nada más hecho esto me tomó de mis cabellos y me jalo hacia él para meterme su lengua dentro de mi boca, por supuesto mi lengua la recibió gustosa, el me apretaba hacia su boca con su mano que tenía en mi nuca, con ese simple beso fuerte, rúdo, inesperado; mi vagina empezó a cosquillear, a calentarse, podía sentir ese excitante hormigueo dentro de ella e inmediatamente como empezaba a humedecerme.

-No puedo esperar para divertirme contigo.

-ya vámonos.

Me dio otro beso y se apartó para conducir. Pasábamos por toda la calle Hidalgo, el cuando no cambiaba las velocidades del auto, me tenia agarrada de mi pierna, la cual la tenía cruzada con la otra, en el camino podía ver a compañeros de la escuela subiendo hacia el colegio, alumnas de semestres inferiores y superiores, algunos compañeros de mi propio salón; me sentía tranquila de que no me vieran en el auto porque los vidrios son oscuros y de afuera hacia dentro no se puede ver nada.

No se podía evitar pasar por enfrente de mi colegio, para llegar a su departamento teníamos que pasar enfrente de él. Al llegar al frente de la entrada principal, se tuvo que detener porque el semáforo estaba en rojo, eso mi profesor lo aprovechó para darme un beso y estrujarme un seno, después, siguió avanzando hasta llegar a la puerta de su departamento.

Entramos por la cochera, cuando bajo el portón automático, yo baje del auto, mi profesor hizo lo mismo, me dirigí hacia dentro de la casa, pase por la sala; como sabía que él iba detrás de mí, yo contoneaba las caderas para que se me viera mejor el culito al caminar. Cuando empecé a subir las escaleras él empezó a sobarme el culito  con un dedo, como si quisiera meterme su dedo por el culo a través de la ropa. Cuando sentí que intentaba hacer eso, me dio un escalofrío que empezó desde su dedo hasta  atravesar la columna vertebral hasta llegar a mi cabeza, me dio un pequeño temblor, todo eso me provoco una sonrisa hasta que empecé a correr esta llega a la cama de su cuarto.

Cuando el entró, y cerró la puerta detrás de él, me encontró a mí todavía con la ropa puesta sentada en medio de la cama con las piernas flexionadas, como niña buena, tenía abrazando una almohada como si fuera un escudo que me protegiera de todo lo que mi profesor quisiera hacerme, a él se le dibujó una sonrisa en la boca.

-Que hermosa te vez Rachel, no sabes cuantas noche e soñado con cogerte otra vez –decía todo esto mientras se acercaba y se quitaba la ropa- hasta me duelen los huevos de tanta excitación- ya desnudo se empezó a subir a la cama, no puedo negar que empecé a temblar, no sé si de excitación o de miedo, pero esa sensación me gusto- ven, acércate putita, ven para que te quite esa ropa de niña buena.

Me jalo de la mano y aventó la almohada al suelo, sin dejar de besarme, empezó a desnudarme, primero con el suéter, después la falda, la corbata, después me quitó los zapatos, las calcetas, la falda, después me quito la camisa y mi ropa interior.

-Pero mírate, que rica estas, mamita- me recostaba empujándome de un seno y abriéndome las piernas con la otra mano- deja te lubrico un poco mas con mi saliva.

Pasó su lengua por mis labios vaginales, un escalofrío me invadió, dio otro más y otro más.

-HHHAAAAaaaaaa

Seguía pasando su lengua de abajo para arriba hasta llegar a mi clítoris, cada vez más metía su lengua entre mis labios vaginales, podía sentir su humedad recorriéndome, el calor subiendo de intensidad, hasta que por puro instinto tome su cabeza entre mis manos y la empuje hacia mi vagina, él metió más su lengua, penetrándola con ella, y sin pasar más tiempo me deje llevar por un gran orgasmo, mi cuerpo se convulsionó, apreté su cabeza contra mi vagina, empecé a gemir fuertemente, mi respiración era entrecortada, hasta que lo único que puede decir fue.

-Que rico profe, que rico.

-Ya, ahora me toca a mi disfrutar.

El tomo su verga con una mano y se empezó a acostar encima de mí, sentí su verga entre mis labios vaginales, todavía no me recuperaba de mi orgasmo cuando el empujo su verga para metérmela.

-haaauuuu… despacio profe que soy estrecha.

-Por eso me gustas, aprietas riquísimo.

El empujaba con fuerza, pero por la estreches de mis orificios, su verga entraba muy lentamente.

-Despacio profe. Que duele haaayyy…

Sentía como mis labios se estiran para que entrara ese invasor, el dolor era fuerte, pero comenzaba a gustarme tenerla adentro. Mi profesor retrocedió para después empujar, y así estuvo repitiendo la misma acción varias veces, hasta que ya mi vagina se acostumbro y la dejaba entrar más fácil y más adentro. Me mordia uno de mis senos mientras con la otra mano me acariciaba el otro seno.

-Que rico, que rico.

-Si bien que te gusta putita.

-Si profe, me encanta.

Me estuvo cogiendo en esa posición varios minutos, me saco la verga, y la reemplazó con su dedo medio de uno de sus manos, lo metía y lo sacaba, mientras su lengua estaba dentro de mi boca, mi cuerpo se retorcía, lo abrazaba muy fuerte.

Sacó su dedo de mi vagina y con la humedad que tenía su dedo, me empezó a acariciar mi ano por encimita, yo di un pequeño temblor por saber lo que me esperaba.

-Tranquila puta, que esta vez tu culo es mío.

Una vez más metió su dedo dentro de mi vagina, jugó ahí, y después regreso a mi ano, esta vez presionando su dedo para meterlo. Me produjo un poco de dolor y placer, a lo que respondí arqueando mi espalda hacia él, y dando un ligero gemido, saco su dedo, y lo metió en mi vagina, y después lo metió en mi ano, estaba haciendo eso varias veces hasta que por fin su dedo entraba con facilidad en toda su magnitud.

-Ahora si puta, ponte como lo que eres, como la perra que eres.

-Pero me dolerá- suplique porque se muy bien que las primeras arremetidas por mi culito son el infierno, y más si está caliente el que me la meterá.

-Anda perra, obedece.

Me tomo de mi cintura y me levanto dándome vuelta para ponerme en posición, me dio una nalgada que me hiso dar un gritito, -haay- se acomodo detrás de mí, tomo con una de sus manos una de mis nalgas redondas y paradas, y con la otra mano, tenía su verga apuntando ya directo en mi culito. Todo lo demás fue eterno, sentía como presionaba su verga contra de mi culito para perforarlo, yo estaba en cuatro patas, cuando empecé a sentir su fuerza me agache un poco recargándome en mis codos, el seguía empujando, el dolor aumentaba, sentía su glande entrar por mi culito.

-Despacio, con cariño.

-Afloja perra

Me dio una nalgada, sentía como mis ojos empezaron a aguarse cuando su glande entro en mi culito.

-¡HAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY!

-Eso es perra ya entro mi cabeza, aguanta que voy por todo.

-¡¡ME DUELE, ME DUELE!!

-Aguantate porque para eso estás aquí, pinche puta.

-¡POR FAVOR SACALA!

-Eso nunca perra.

El seguía empujando, su verga entraba cada vez mas y mas hasta que sentí su huevos rozando mi vagina que por sorpresa, estaba más húmeda que al principio.

-Ya está todo dentro Rachel. Ahora va lo mejor.

-Despacio profesor, despacio.

-Lo haré como yo quiera.

Él retrocedió hasta solo dejar el glande dentro de mí, y después lentamente volvió a metérmela hasta el tope. Podía sentir cada centímetro de esa vergota, ya mis lagrimas estaban escurriendo por mis mejillas. Mi profesor con sus dos manos me agarro mis senos, estaba prácticamente encima de mí, porque se recostó en mi espalda mientras me taladraba, su lengua jugaba con mi oreja, mi cuello o mis hombros, sus manos apretujaban mis senos a placer, mientras su cadera se movía de adelante hacia atrás, dándome verga sin compasión. Y sin saber como un nuevo orgasmo enviado mi cuerpo, apreté los dientes, mejor, apreté todo mi cuerpo, mi profesor se empezó a reír.

-¿No habías dicho que te duele? ¿otro orgasmo? Siento tu orgasmo en mi verga, tus espasmos que ricos espasmos tiene tu culo -Mi orgasmo se prolongo, el no dejo de meter y sacar su verga- Que rica estas mamita, como me encanta tu cuerpo, estas sabrosa, eres la mejor nenita que me e cogido, la más hermosa, la mas puta de todas.

El se alzo un poco solo para tomarme con las dos manos por mi cadera y empezó a darme verga mas rápido y fuerte. Lo único que puede hacer fue  poner mi cara en la cama.

-Eso es puta, me gusta que hagas eso, ofrecerme tu culo.

-haaaaaaa aaaaaaaa haaaaaaaaaa haaaaaaaa aaaaaaa.

Me dio un par de nalgadas, y sentí como se hinchaba su verga dentro de mí, él dio un alarido, y su verga explotó llenándome mi culito con su semen. Empecé a acostarme poco a poco, el siguió mi movimiento para no sacar su verga de mi culito, se acostó encima de mi. Sin decir nada, solo descansar.

Después de un par de minutos, se levantó y me la saco, yo di un suspiro de alivio por tenerla afuera, me dio una nalgada.

-Ya vístete puta, voy a dejarte a una cuadra del instituto.

-Pensé que nos quedamos hasta la una.

-Déjeme descansar un minuto más -Él me tomó de un brazo jalandome a la orilla de la cama para que me sentara. Tomo mi ropa que estaba en el suelo y me la aventó.

-No, tengo tengo cosas que hacer y a demás no me gusta perder el tiempo conversando con putas, mejor las uso y ya.

Yo me vestí, al buscar mis bragas él ya las tenía en la mano. Y me dijo que se quedaría con ellas como las otras que tiene de mi, siempre se queda con mi ropa intima. No me preocupe de ponerme la corbata. Camine muy despacio hasta llegar a su auto, el ya esta arriba con el motor encendido.

-Apúrate zorrita, ya te deberías de haber acostumbrado a comer verga por el culo. No mejor no porque así me gusta que esté así de apretado, pero pon tu suéter en el asiento porque me lo dejaras todo manchado de leche, mira como se te escurre.

Yo mire hacia mis rodillas y había un hilo de semen, me quite el suéter y lo puse en el asiento, y después me senté yo. Manejo sin decirme nada, hasta llegar a una cuadra del instituto donde me bajo, yo espere a que se fuera y comencé a caminar, lo hacía lento, muy lento porque me dolía mi culito.

Me sentí usada a placer de un macho que me dejó toda adolorida, pero me gusto al tal grado que cuando estaba recordando todo lo que me usó, mi vagina se empezó a humedecer otra vez, y todavía faltaban algunos metros para llegar al instituto.